En la serie de temas que aparecen por orden alfabético en la Guía para el Estudio de las Escrituras se definen ciertas doctrinas, principios, personas y lugares que se mencionan en la Santa Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. También se proporcionan referencias importantes de las Escrituras sobre dichos temas para el estudio individual. Esta Guía servirá al lector de fuente de consulta en el estudio individual y familiar de las Escrituras, así como para responder a preguntas acerca del Evangelio, estudiar determinados temas en las Escrituras, preparar discursos y lecciones, y aumentar su conocimiento y testimonio del Evangelio.
A continuación figura una muestra del texto de esta Guía con explicaciones acerca de su presentación:
Tierra
El planeta sobre el cual vivimos, creado por Dios por medio de Jesucristo para el uso del hombre durante su probación mortal. El destino final de la tierra es ser glorificada y exaltada (DyC 77:1–2; 130:7–9). La tierra se convertirá en la herencia eterna de los que sean dignos de heredar una gloria celestial (DyC 88:14–26), donde disfrutarán también de la presencia del Padre y del Hijo (DyC 76:62).
Se creó para el hombre
Tinieblas de afuera
Tribus perdidas
Los temas están escritos en negrilla.
Se da una breve definición de cada tema.
Algunos temas tienen subtítulos, los cuales figuran en letra cursiva.
Las referencias que se dan entre paréntesis tienen relación con el pasaje citado.
Algunos temas de la lista alfabética no presentan definiciones ni referencias, pero la palabra en cursiva Véase indica al lector otros temas donde puede encontrar información pertinente.
A veces, otros temas de la guía contienen información relacionada con el tema que se está estudiando. Las palabras en cursiva Véase también indican los temas correlacionados.
En este párrafo, las referencias que aparecen entre paréntesis sirven al lector para comprender mejor la definición.
Antes de cada referencia de las Escrituras, aparece una breve cita del pasaje o un resumen de este.
Cuando se hace referencia a un subtítulo en los temas correlacionados después de Véase o Véase también, siempre se cita en combinación con el tema principal. Por ejemplo: Véase Israel — Las diez tribus perdidas de Israel.
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En el Antiguo Testamento, hijo de Amram y Jocabed, de la tribu de Leví (Éx. 6:16–20); hermano mayor de Moisés (Éx. 7:7).
En el Libro de Mormón, uno de los hijos del rey Mosíah. Aarón sirvió de misionero, y sus esfuerzos diligentes dieron como resultado la conversión de muchas almas a Cristo.
Profeta de la época del Antiguo Testamento que predijo el fin de Edom. Posiblemente haya profetizado durante el reinado de Joram (848–844 a.C.) o durante la invasión babilónica en 586 a.C.
Libro del Antiguo Testamento que contiene un solo capítulo, en el cual Abdías escribió sobre la caída de Edom y profetizó que subirían salvadores al monte de Sion.
En el Antiguo Testamento, Sadrac, Mesac y Abed-nego eran tres jóvenes israelitas que, junto con Daniel, fueron llevados al palacio de Nabucodonosor, rey de Babilonia. El nombre hebreo de Abed-nego era Azarías. Los cuatro jóvenes rehusaron contaminarse participando de la carne y el vino del rey (Dan. 1). Por orden del rey, Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron arrojados a un horno de fuego ardiente, mas fueron preservados milagrosamente (Dan. 3).
En el Antiguo Testamento, hijo de Adán y Eva.
Profeta nefita del Libro de Mormón.
Jesucristo es nuestro abogado para con el Padre (Moro. 7:28) y aboga por nuestra causa ante Él.
En las Escrituras, algo que provoca repugnancia u odio en los rectos y puros.
Hijo de Taré, nació en Ur de los caldeos (Gén. 11:26, 31; 17:5). Profeta del Señor con quien nuestro Señor hizo convenios eternos, por medio de los cuales son bendecidas todas las naciones de la tierra. El nombre original de Abraham era Abram.
Provino de registros antiguos escritos por Abraham, los cuales llegaron a manos de la Iglesia en 1835. Antonio Lebolo descubrió los registros y algunas momias en unas catacumbas egipcias, y al morir se los dejó a Michael Chandler, quien los exhibió en los Estados Unidos en 1835. Unos amigos de José Smith los compraron a Chandler y los entregaron al Profeta, que tradujo los escritos. Algunos de esos registros se encuentran actualmente en la Perla de Gran Precio.
En el capítulo 1 se relatan las experiencias de Abraham en Ur de los caldeos, en donde los sacerdotes inicuos trataron de ofrecerlo como sacrificio. En el capítulo 2, Abraham relata su viaje a Canaán. El Señor se le apareció e hizo convenios con él. En el capítulo 3, Abraham relata que vio el universo y percibió la relación que existe entre los cuerpos celestes. Los capítulos 4 y 5 contienen otro relato de la Creación.
Son las personas que, por su obediencia a las leyes y las ordenanzas del evangelio de Jesucristo, reciben las promesas y los convenios que Dios hizo con Abraham. Hombres y mujeres pueden recibir estas bendiciones si son del linaje de Abraham o si son adoptados en su familia al aceptar el Evangelio y ser bautizados (Gál. 3:26–29; 4:1–7; DyC 84:33–34; 103:17; 132:30–32; Abr. 2:9–11). Los descendientes literales de Abraham pueden perder sus bendiciones por la desobediencia (Rom. 4:13; 9:6–8).
Abraham recibió el Evangelio y fue ordenado al sacerdocio mayor (DyC 84:14; Abr. 2:11), y entró en el convenio del matrimonio celestial, el cual es el convenio de la exaltación (DyC 131:1–4; 132:19, 29). Abraham recibió la promesa de que todas las bendiciones de estos convenios se ofrecerían a su posteridad terrenal (DyC 132:29–31; Abr. 2:6–11). A esos convenios y promesas, en conjunto, se les da el nombre de convenio de Abraham. La restauración de ese convenio se efectuó con la restauración del Evangelio en los últimos días, ya que por medio de él son bendecidas todas las naciones de la tierra (Gál. 3:8–9, 29; DyC 110:12; 124:58; Abr. 2:10–11).
En el Antiguo Testamento, uno de los reyes más inicuos y más poderosos de Israel, el reino del norte. Se casó con Jezabel, princesa de Sidón, mediante cuya influencia se estableció en Israel la adoración a Baal y a Astoret (1 Rey. 11:33; 1 Rey. 16:29–33; 2 Rey. 3:2), y procuró exterminar a los profetas y acabar con la adoración a Jehová (1 Rey. 18:13).
Gratitud por las bendiciones que se reciben de Dios. A Dios le agrada la expresión de gratitud, y la verdadera adoración supone el darle gracias. Debemos dar gracias al Señor por todas las cosas.
Cuando en las Escrituras se hace mención del aceite, usualmente se refiere al aceite de oliva. Desde los tiempos del Antiguo Testamento, se ha usado el aceite de oliva para los ritos del templo y del tabernáculo, así como para las unciones, en las lámparas y como alimento. En algunas ocasiones aparece también como símbolo de pureza y del Espíritu Santo y su influencia (1 Sam. 10:1, 6; 16:13; Isa. 61:1–3).
En las Escrituras se utiliza este vocablo también en el sentido de instruir.
El primer hombre creado sobre la tierra.
Adán es el padre y patriarca de la raza humana en la tierra. Su transgresión en el Jardín de Edén (Gén. 3; DyC 29:40–42; Moisés 4) hizo que cayera y se volviera mortal, un paso necesario para que la humanidad progresara sobre esta tierra (2 Ne. 2:14–29; Alma 12:21–26). Por consiguiente, se debe honrar a Adán y a Eva por la función que desempeñaron, lo cual hizo posible nuestro progreso eterno. Adán es el Anciano de Días del que habló Daniel y también se le conoce como Miguel (Dan. 7; DyC 27:11; 107:53–54; 116; 138:38). Él es el arcángel (DyC 107:54) que vendrá nuevamente a la tierra como el patriarca de la familia humana (DyC 116).
El lugar donde Adán, tres años antes de morir, bendijo a los de su posteridad que eran justos (DyC 107:53–56) y adonde vendrá antes de la Segunda Venida (DyC 116).
En las Escrituras se mencionan dos tipos de adopción:
(1) La persona que no es de linaje israelita llega a ser miembro de la familia de Abraham y de la casa de Israel por medio de la fe en Jesucristo, del arrepentimiento, del bautismo por inmersión y de la recepción del Espíritu Santo (2 Ne. 31:17–18; DyC 84:73–74; Abr. 2:6, 10–11).
(2) Todos los que hayan recibido las ordenanzas salvadoras del Evangelio llegan a ser hijos e hijas de Jesucristo mediante la continua obediencia a Sus mandamientos (Rom. 8:15–17; Gál. 3:24–29; 4:5–7; Mos. 5:7–8).
Es amar y reverenciar a Dios y rendirle servicio y devoción (DyC 20:19). La adoración comprende la oración, el ayuno, el servicio en la Iglesia, la participación en las ordenanzas del Evangelio y las demás prácticas que pongan de manifiesto devoción y amor a Dios.
La relación sexual ilícita entre el hombre y la mujer. Aunque generalmente se refiere a la relación sexual entre una persona casada y otra que no es su cónyuge, en las Escrituras también puede referirse a los que no tienen cónyuge.
En algunas ocasiones se emplea el adulterio como símbolo para ilustrar la apostasía de una nación o de todo un pueblo que se aparta de las vías del Señor (Núm. 25:1–3; Jer. 3:6–10; Ezeq. 16:15–59; Oseas 4).
Por medio de la adversidad, las tribulaciones, los problemas y la angustia, el hombre tendrá muchas experiencias que le conducirán al desarrollo espiritual y al progreso eterno si se vuelve al Señor.
En el Antiguo Testamento, sierva egipcia de Sara. Fue esposa de Abraham y la madre de Ismael (Gén. 16; 25:12; DyC 132:34, 65). El Señor le prometió que la descendencia de su hijo se convertiría en una gran nación (Gén. 21:9–21).
Herodes Agripa Ⅱ, en el Nuevo Testamento, hijo de Herodes Agripa Ⅰ y hermano de Berenice y Drusila. Fue rey de Calcis, región del monte Líbano. Escuchó al apóstol Pablo y dijo que este casi le había persuadido a ser cristiano (Hech. 25–26; JS—H 1:24).
Símbolo del Señor Jesucristo y de Sus enseñanzas. Así como el agua es esencial para sostener la vida terrenal, el Salvador y Sus enseñanzas (aguas vivas) son esenciales para la vida eterna.
Expresión de gratitud y veneración a Dios. Reconocimiento de su poder y su grandeza. Las alabanzas son parte de la adoración al Señor.
La facultad y el privilegio que Dios da a las personas de escoger y actuar por sí mismas.
En las Escrituras se habla de las almas en tres sentidos: (1) refiriéndose a los seres espirituales, tanto antes de nacer como después de morir (Alma 40:11–14; Abr. 3:23), (2) hablando del espíritu y el cuerpo mortal, unidos en la vida terrenal (DyC 88:15; Abr. 5:7) y (3) cuando se trata de un ser inmortal y resucitado cuyo espíritu y cuerpo se han unido inseparablemente (2 Ne. 9:13; DyC 88:15–16).
Todos los seres humanos son hijos espirituales de Dios, quien se interesa en cada uno de ellos y considera importante a cada uno. Por ser Sus hijos, tienen el potencial de llegar a ser como Él. Por consiguiente, grande es el valor de ellos.
En el Libro de Mormón, el primer juez superior y profeta de la nación nefita. En su juventud procuró destruir la Iglesia (Mos. 27:8–10). No obstante, se le apareció un ángel y se convirtió al Evangelio (Mos. 27:8–24; Alma 36:6–27). Posteriormente, renunció al puesto de juez superior para dedicarse a enseñar al pueblo (Alma 4:11–20).
Uno de los libros que se encuentran en el Libro de Mormón, el cual consta de un compendio de los registros de los profetas Alma hijo de Alma, y su hijo Helamán. Los acontecimientos que se describen en el libro tuvieron lugar aproximadamente entre los años 91 y 52 a.C. El libro contiene 63 capítulos; en los primeros cuatro se describe la rebelión de los seguidores de Nehor y Amlici contra los nefitas. Las resultantes guerras fueron de las más destructivas de la historia nefita hasta esa época. Los capítulos del 5 al 16 contienen el relato de los primeros viajes misionales de Alma, incluso el sermón sobre el Buen Pastor (Alma 5) y su predicación con Amulek en la ciudad de Ammoníah. Los capítulos del 17 al 27 contienen el relato sobre los hijos de Mosíah y su ministerio entre los lamanitas. Los capítulos del 28 al 44 contienen algunos de los sermones más importantes de Alma. En el capítulo 32, Alma compara la palabra a una semilla; en el 36, se encuentra el relato que hizo a su hijo Helamán de la historia de su propia conversión. En los capítulos del 39 al 42, se encuentran los consejos de Alma a su hijo Coriantón, que había faltado a la moral; en este importante sermón, explica la justicia, la misericordia, la Resurrección y la Expiación. En los capítulos del 45 al 63 se describen las guerras nefitas de aquellos tiempos y las migraciones bajo la dirección de Hagot. Grandes líderes como el capitán Moroni, Teáncum y Lehi ayudaron a preservar a los nefitas con sus actos valerosos y oportunos.
Profeta nefita del Libro de Mormón que organizó la Iglesia en los tiempos del inicuo rey Noé.
Lugar donde el obispo recibe y mantiene en depósito las ofrendas consagradas de los Santos de los Últimos Días y de donde las reparte a los pobres. Este almacén puede ser grande o pequeño según lo que dicten las circunstancias. Los santos fieles contribuyen con sus talentos, habilidades, materiales y medios económicos, que ponen a disposición del obispo para atender a los pobres en los momentos de necesidad. Por lo tanto, entre lo que contenga un almacén puede haber una lista de servicios disponibles, dinero, alimentos y otros artículos. El obispo es el agente del almacén y reparte los bienes y los servicios de acuerdo con las necesidades y según las indicaciones del Espíritu del Señor (DyC 42:29–36; 82:14–19).
Un retablo que se usaba para hacer sacrificios, ofrendas, y también para la adoración.
En el Antiguo Testamento, tribu árabe que vivía en el desierto de Parán entre el Arabá y el Mediterráneo. Los amalecitas estuvieron constantemente en guerra con los hebreos desde los días de Moisés (Éx. 17:8) hasta los tiempos de Saúl y David (1 Sam. 15; 27:8; 30; 2 Sam. 8:11–12).
En el Libro de Mormón, grupo de apóstatas nefitas que dirigió a los lamanitas en guerra contra los nefitas (Alma 21–24; 43).
En el Libro de Mormón, traidor nefita que ascendió al poder entre los lamanitas y los dirigió en guerra contra los nefitas (Alma 46–51).
Significa “que así sea” o “así es”. El vocablo amén se usa para expresar una aceptación y un acuerdo sinceros o solemnes (Deut. 27:14–26) o para afirmar la verdad (1 Rey. 1:36). En la actualidad, al final de las oraciones, los testimonios y los discursos, los que escuchan la oración o el mensaje pronuncian un amén audible para indicar su acuerdo y aceptación de lo dicho.
En los tiempos del Antiguo Testamento, amén era la respuesta correcta de la persona a quien se proponía un juramento (1 Cró. 16:7, 35–36; Neh. 5:12–13; 8:2–6). Se le llama a Cristo “el Amén, el testigo fiel y verdadero” (Apoc. 3:14). En la escuela de los profetas, amén también servía de señal de convenio (DyC 88:133–135).
En el Libro de Mormón, un hombre que dirigió a un grupo de nefitas que deseaba tener rey durante el reinado de los jueces. Esos nefitas, llamados amlicitas, se rebelaron abiertamente contra Dios, por lo que fueron maldecidos (Alma 2–3).
En el Libro de Mormón, hombre fuerte y poderoso que dirigió una expedición desde Zarahemla hasta la tierra de Lehi-Nefi (Mos. 7:1–16). Le mostraron unos registros antiguos, y Ammón explicó lo que es un vidente (Mos. 8:5–18). Posteriormente ayudó a rescatar al rey Limhi y a su pueblo de los lamanitas y a llevarlos de regreso a Zarahemla (Mos. 22).
En el Libro de Mormón, hijo del rey Mosíah. Ammón fue un misionero cuyos esfuerzos diligentes dieron como resultado la conversión de muchas almas a Cristo.
Advertir o prevenir. Los profetas, los líderes y los padres amonestan y enseñan a otras personas a ser obedientes al Señor y a Sus enseñanzas.
Profunda devoción y afecto. El amor a Dios comprende devoción, adoración, reverencia, ternura, misericordia, perdón, compasión, gracia, servicio, gratitud y bondad. El máximo ejemplo del amor de Dios hacia Sus hijos se encuentra en la expiación infinita de Jesucristo.
Profeta del Antiguo Testamento que profetizó desde aproximadamente 792 hasta 740 a.C., en los días de Uzías, rey de Judá, y Jeroboam, rey de Israel.
Libro del Antiguo Testamento. Muchas de las profecías de Amós amonestan a Israel y a las naciones circunvecinas a volver a la rectitud.
En los capítulos del 1 al 5, se llama al arrepentimiento a Israel y a las naciones circunvecinas. En el capítulo 3, se explica que el Señor revela Sus secretos a los profetas y se advierte a Israel que, por causa de su transgresión, será destruido por un adversario. En los capítulos del 6 al 8, se profetiza la caída de Israel, muchos años antes de la invasión asiria. En el capítulo 9, se profetiza que Israel sería restaurado en su propia tierra.
En el Libro de Mormón, compañero misional de Alma, hijo.
Madre de Samuel, profeta del Antiguo Testamento e hijo que el Señor dio a Ana en respuesta a sus oraciones (1 Sam. 1:11, 20–28). Ana dedicó su hijo Samuel al Señor. Su cántico de gratitud se puede comparar con el de María, la madre de Jesús (1 Sam. 2:1–10; Lucas 1:46–55).
En el Nuevo Testamento, profetisa de la tribu de Aser. En la época del nacimiento de nuestro Señor, era una viuda de edad avanzada. Vio al niño Jesús cuando lo presentaron en el templo y lo reconoció como el Redentor (Lucas 2:36–38).
Discípulo cristiano de Damasco que bautizó a Pablo (Hechos 9:10–18; 22:12).
En el Nuevo Testamento, se relata que él y su esposa Safira mintieron al Señor, reteniendo una porción del dinero que debían consagrar al Señor. Cuando Pedro los confrontó, ambos cayeron al suelo y murieron (Hechos 5:1–11).
En el Nuevo Testamento, hombre de gran influencia en el Sanedrín. Cuando se aprehendió a Jesús, se le llevó primero ante él (Juan 18:13); también desempeñó un papel importante en el juicio de los Apóstoles (Hech. 4:3–6).
Estar en armonía con las enseñanzas de Dios y vivir como Dios desea que viva Su pueblo; ser receptivo y obediente a la inspiración del Espíritu Santo.
En el Nuevo Testamento, hermano de Simón Pedro y uno de los Doce Apóstoles llamados por Jesús durante Su ministerio terrenal (Mateo 4:18–19; Mar. 1:16–18, 29).
Hay dos clases de seres celestiales llamados ángeles: los que son solamente espíritus y los que tienen un cuerpo de carne y huesos. Los ángeles que son solo espíritus son aquellos seres que todavía no han obtenido un cuerpo de carne y huesos, o los que una vez lo tuvieron pero han muerto y esperan la resurrección. Los ángeles que poseen un cuerpo de carne y huesos son los que han resucitado de entre los muertos o han sido trasladados.
En las Escrituras hay muchas referencias en cuanto a la obra de los ángeles. En algunos pasajes los ángeles hablan con voz de trueno al comunicar los mensajes de Dios (Mos. 27:11–16). También se puede llamar ángeles a hombres mortales justos (TJS, Gén. 19:15 [Apéndice — Biblia]). Algunos ángeles prestan servicio alrededor del trono de Dios en los cielos (Alma 36:22).
En las Escrituras se habla también de los ángeles del demonio. Estos son los espíritus que siguieron a Lucifer en la batalla de los cielos y fueron lanzados fuera de la presencia de Dios en la vida preterrenal y arrojados a la tierra (Apoc. 12:1–9; 2 Ne. 9:9, 16; DyC 29:36–37).
Toda persona o todo aquello que sea una representación falsa del verdadero plan de salvación del Evangelio, y que manifiesta o secretamente se oponga a Cristo. Juan el Revelador describió al anticristo diciendo que es un mentiroso (1 Juan 2:18–22; 4:3–6; 2 Juan 1:7). El mayor anticristo es Lucifer, pero tiene muchos colaboradores, tanto entre los seres mortales como entre los espíritus.
Escritos de profetas antiguos que actuaron bajo la influencia del Espíritu Santo y que, en el transcurso de muchos siglos, testificaron de Cristo y de Su futuro ministerio. También contiene un registro de la historia de Abraham y sus descendientes, partiendo de Abraham y el convenio, o testamento, que hizo el Señor con él y su posteridad.
Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento fueron escritos por Moisés y son: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. En Génesis se refiere el origen de la tierra, del género humano, de los idiomas y las razas, y del comienzo de la casa de Israel.
Los libros históricos relatan los acontecimientos que ocurrieron a Israel. Estos libros son: Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester.
Los libros poéticos contienen algo de la sabiduría y la aptitud literaria de los profetas. Estos son: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares de Salomón y Lamentaciones.
Los profetas amonestaron a Israel tocante a sus pecados y testificaron de las bendiciones que se reciben mediante la obediencia. Profetizaron de la venida de Cristo, quien expiaría los pecados de los que se arrepintieran, recibieran las ordenanzas y vivieran el Evangelio. Los libros de los profetas son: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
La mayor parte de los libros del Antiguo Testamento se escribieron en hebreo, aunque unos pocos contienen escritos en arameo, otro idioma semítico de la época.
En el Libro de Mormón, nombre que tomaron los lamanitas convertidos por los hijos de Mosíah. Después de su conversión, los de este pueblo, llamado también el pueblo de Ammón, fueron fieles hasta el fin de sus vidas. (Alma 23:4–7, 16–17; 27:20–27).
Ser elegido y consagrado para fines santos. Este nombramiento se da para prestar un servicio específico dentro de la organización de la Iglesia mediante la imposición de manos de uno que tenga la debida autoridad. Solamente los que presiden los cuórums del sacerdocio reciben llaves al ser apartados. Las personas a las que se aparta para cualquier cargo que no sea el de presidente de un cuórum pueden recibir una bendición del sacerdocio, pero con dicha bendición no se les confieren llaves del sacerdocio.
El título del último libro del Nuevo Testamento; también puede significar cualquier revelación extraordinaria. Deriva de una palabra griega que significa “revelación”. El libro se compone de una revelación que recibió el apóstol Juan, en la cual se le permitió ver la historia del mundo, en especial los últimos días (Apoc. 1:1–2; 1 Ne. 14:18–27; DyC 77).
Juan recibió esta revelación en el día del Señor mientras se encontraba en la isla de Patmos (Apoc. 1:9–10), cerca de la costa de Asia, no muy lejos de Éfeso. Se desconoce la fecha exacta de la revelación.
El pasaje de 1 Nefi 14:18–27 y la sección 77 de Doctrina y Convenios (Éter 4:15–16) son claves para comprender el libro.
Los capítulos del 1 al 3 constituyen una introducción al libro y cartas a las siete iglesias de Asia, las cuales escribió Juan para ayudar a los santos a resolver ciertos problemas. En los capítulos 4 y 5, se registran visiones que Juan recibió y que muestran la majestuosidad y el poder justo de Dios y de Cristo. En los capítulos del 6 al 9 y el 11, Juan habla de haber visto un libro sellado con siete sellos, cada uno de los cuales representaba mil años de la historia temporal de la tierra. Estos capítulos tienen que ver principalmente con los acontecimientos encerrados en el séptimo sello (véase Apoc. 8–9; 11:1–15). En el capítulo 10, se describe un libro que Juan comió, el cual representa una misión futura que el Apóstol cumpliría. En el capítulo 12, se relata la visión del mal que comenzó en el cielo cuando Satanás se rebeló y fue expulsado. La guerra que comenzó allí continúa sobre la tierra. En los capítulos 13 y del 17 al 19, Juan describe los inicuos reinos terrenales controlados por Satanás y menciona el destino de esos reinos, incluso la destrucción final del mal. En los capítulos del 14 al 16, se habla de los santos justos en medio del mal poco antes de la segunda venida de Cristo. En los capítulos del 20 al 22, se describen el Milenio, la hermosa ciudad de la Nueva Jerusalén y los acontecimientos finales de la historia de la tierra.
Libros sagrados del pueblo judío que no fueron incluidos en la Biblia hebrea pero que se han conservado en las de algunas iglesias cristianas. A menudo son útiles para emplear como eslabón que une los dos Testamentos (Antiguo y Nuevo); en la Iglesia se les considera lectura provechosa.
El hecho de que las personas, la Iglesia o naciones enteras se aparten de la verdad.
En griego, el vocablo apóstol significa “el que es enviado”. Fue el título que Jesús dio a los Doce a quienes eligió y ordenó para ser los discípulos y ayudantes más allegados a Él durante Su ministerio en la tierra (Lucas 6:13; Juan 15:16). Los mandó para que lo representaran y ministraran por Él después de Su Ascensión a los cielos. Tanto en la antigüedad como actualmente, en el Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia restaurada, un apóstol es un testigo especial de Jesucristo en todo el mundo para dar testimonio de Su divinidad y Su resurrección de entre los muertos (Hech. 1:22; DyC 107:23).
Los apóstoles son escogidos por el Señor (Juan 6:70; 15:16).
Árbol en el Jardín de Edén y en el paraíso de Dios (Gén. 2:9; Apoc. 2:7). En el sueño de Lehi, el árbol de la vida representa el amor de Dios, al que se refiere como el más grande de todos los dones de Dios (1 Ne. 8; 11:21–22, 25; 15:36).
En el Antiguo Testamento, navío que construyó Noé para preservar la vida durante el Diluvio.
Conocida también como el arca de Jehová, arca del testimonio, de la alianza o del pacto, el arca del convenio era un cofre o caja oblonga de madera recubierta de oro. Era el más antiguo y más sagrado de los símbolos religiosos de los israelitas. El propiciatorio colocado encima del arca se consideraba la morada terrenal de Jehová (Éx. 25:22). Al terminarse la construcción del templo, el arca se colocó en el Lugar Santísimo, el lugar más sagrado del santuario (1 Rey. 8:1–8).
Miguel, o Adán, es el arcángel, o ángel mayor.
Señal visible del convenio de Dios con Noé (Gén. 9:11–17). En TJS, Génesis 9:21–25 (Apéndice — Biblia), se explica que el convenio abarcaba además de la promesa de que la tierra nunca más sería cubierta por las aguas, que la Sion de Enoc volverá y que el Señor volverá a morar en la tierra.
Especie de traje que se llevaba puesto para proteger el cuerpo de golpes y de estocadas de armas. El término también se usa para representar los atributos espirituales que nos protegen de la tentación y del mal.
El nombre Armagedón deriva de la expresión hebrea Har Megiddon, que significa “montaña de Meguido”. El valle de Meguido se encuentra en la parte occidental de la llanura de Esdraelón, a 80 kilómetros al norte de Jerusalén, y es el lugar de varias batallas decisivas en los tiempos del Antiguo Testamento. El gran conflicto final que se efectuará poco antes de la segunda venida del Señor lleva el nombre de batalla de Armagedón, porque la lucha comenzará en el sitio que lleva ese nombre. (Véase Ezeq. 39:11; Zac. 12–14, particularmente 12:11; Apoc. 16:14–21).
Un cambio que se efectúa en el corazón y en el modo de pensar, lo cual significa adoptar una nueva actitud en cuanto a Dios, en cuanto a uno mismo y en cuanto a la vida en general. El arrepentimiento implica que la persona se aleje del pecado y entregue su corazón y su voluntad a Dios, sometiéndose a los mandamientos y deseos del Padre y abandonando el pecado. El verdadero arrepentimiento nace del amor por el Señor y del deseo sincero de obedecer Sus mandamientos. Toda persona responsable de sus actos ha pecado en alguna forma y debe arrepentirse a fin de progresar hacia la salvación. Nuestro arrepentimiento se hace efectivo y es aceptado por Dios solamente mediante la expiación de Jesucristo.
Trece puntos básicos de creencia a los cuales se adhieren los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
José Smith los escribió originalmente en una carta dirigida a John Wentworth, editor del periódico Chicago Democrat, en respuesta al deseo que este expresó de saber lo que creían los miembros de la Iglesia. Ese documento llegó a conocerse como la Carta a Wentworth, y se publicó por primera vez en el periódico de la Iglesia Times and Seasons, en marzo de 1842. El 10 de octubre de 1880, por el voto de los miembros de la Iglesia, los Artículos de Fe se aceptaron formalmente como Escritura y pasaron a formar parte de la Perla de Gran Precio.
En el Antiguo Testamento, tercer rey de Judá. En las Escrituras se nos dice que “el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida” (1 Rey. 15:14). Durante su reinado elevó la calidad del ejército aumentando su eficiencia, se deshizo del yugo egipcio, eliminó los falsos ídolos y mandó al pueblo que hiciera convenio de seguir a Jehová (1 Rey. 15–16; 2 Cró. 14–16). No obstante, cuando enfermó de los pies, no solicitó la ayuda del Señor, y murió (1 Rey. 15:23–24; 2 Cró. 16:12–13).
Momento en el cual el Salvador partió formalmente de la tierra cuarenta días después de Su resurrección. La Ascensión ocurrió en el monte de los Olivos, en presencia de los discípulos (Mar. 16:19; Lucas 24:51). En esa ocasión, dos ángeles del cielo testificaron que en el futuro, el Señor volvería, tal “como le habéis visto ir al cielo” (Hech. 1:9–12).
En el Antiguo Testamento, hijo de Jacob y Zilpa, sierva de Lea (Gén. 30:12–13).
Jacob bendijo a Aser (Gén. 49:20), y Moisés bendijo a los descendientes de Aser (Deut. 33:1, 24–29). A estos descendientes se les llamó “escogidos, esforzados” (1 Cró. 7:40).
El acto deliberado e injustificado de quitar la vida a un ser humano. El asesinato es un pecado que se ha condenado desde el principio (Gén. 4:1–12; Moisés 5:18–41).
Antiguo imperio que, así como su rival, Babilonia, gobernó gran parte de los antiguos reinos y pueblos de Siria y Palestina durante la mayor parte de los tiempos del Antiguo Testamento. Aunque los asirios fueron una gran potencia desde mediados del siglo 12 a.C. hasta fines del siglo 7 a.C., nunca pudieron formar una estructura política estable. Gobernaron mediante el terror, aplastando a sus enemigos con el fuego y la espada o debilitándolos al deportar grandes porciones de la población a otras partes del imperio. Los pueblos sometidos al dominio asirio lucharon constantemente contra el imperio (véase 2 Rey. 18–19; 2 Cró. 32; Isa. 7:17–20; 10; 19; 37).
Persona que vela, vigila y obedece, y que está lista y preparada. En el sentido religioso, los atalayas son líderes llamados por los representantes del Señor para encargarse específicamente del bienestar de otros. Los que son llamados a ser líderes también tienen la responsabilidad especial de ser atalayas para el resto del mundo.
Abstenerse voluntariamente de ingerir alimentos y bebidas con el fin de acercarse al Señor e invocar Sus bendiciones. Cuando se ayuna, ya sea individualmente o en grupo, también se debe orar para comprender la voluntad de Dios y para desarrollar mayor fortaleza espiritual. Los verdaderos creyentes siempre han practicado el ayuno.
Actualmente, en la Iglesia se designa un domingo del mes con el fin de ayunar. En ese día, los miembros de la Iglesia se abstienen de ingerir alimentos y bebidas durante un período y donan a la Iglesia el dinero que habrían gastado en dichos alimentos. A esa donación se le llama ofrenda de ayuno. La Iglesia utiliza las ofrendas para ayudar a los pobres y a los necesitados.
El dios Sol que adoraban principalmente los sidonios en Fenicia (1 Rey. 16:31); también lo adoraban en formas diferentes en otros lugares: los moabitas lo adoraban como Baal-peor (Núm. 25:1–3); en Siquem era adorado como Baal-berit (Jue. 8:33; 9:4); en Ecrón, como Baal-zebub (2 Rey. 1:2). Es posible que Baal, Bel de Babilonia y Zeus de Grecia sean el mismo dios. El vocablo Baal expresa la relación que existe entre el señor y su esclavo. El símbolo que usualmente se utilizaba para representar a Baal era el toro. Astoret era la diosa que generalmente se adoraba junto con Baal.
En ocasiones se combinaba el vocablo Baal con otro nombre o palabra para indicar la conexión que tenía con el dios, tal como un lugar donde se le adoraba o una persona con atributos similares a los de Baal. Posteriormente, como el nombre se relacionaba con significados sumamente inicuos, se le reemplazó con el vocablo Boset en dichos nombres compuestos. Boset significa “vergüenza”.
Capital del Imperio de Babilonia.
Babel fue fundada por Nimrod y era una de las ciudades más antiguas de la tierra de Mesopotamia, o Sinar (Gén. 10:8–10). El Señor confundió el lenguaje de la gente en los tiempos en que el pueblo edificaba la Torre de Babel (Gén. 11:1–9; Éter 1:3–5, 33–35). Posteriormente, Babilonia fue la capital y sede del reino de Nabucodonosor, quien edificó una enorme ciudad de la cual todavía existen las ruinas. Babilonia llegó a ser una ciudad sumamente inicua, por lo que ha llegado a simbolizar la iniquidad del mundo.
Profeta del Antiguo Testamento a quien se le instó a maldecir a Israel a cambio de dinero, pero el Señor le mandó no hacerlo (Núm. 22–24).
Resina o especia aromática usada para sanar heridas (Gén. 43:11; Jer. 8:22; 46:11; 51:8). El arbusto que producía la resina con la cual se preparaba el bálsamo crecía tan abundantemente en Galaad en la época del Antiguo Testamento que llegó a conocerse como “bálsamo de Galaad” (Gén. 37:25; Ezeq. 27:17).
Nombre del preso que soltaron en lugar de Jesús el día de la Crucifixión. Era un insurrecto, asesino y ladrón (Mateo 27:16–26; Mar. 15:6–15; Lucas 23:18–25; Juan 18:40).
En el Nuevo Testamento, uno de los Doce Apóstoles originales de Jesucristo (Mateo 10:2–4).
La palabra usada en el texto griego original significa “meter en un líquido” o “sumergir”. El bautismo por inmersión en el agua, efectuado por alguien que tenga la debida autoridad, es la ordenanza introductoria del Evangelio y es necesario para ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo preceden la fe en Jesucristo y el arrepentimiento, y después del bautismo se debe recibir el don del Espíritu Santo a fin de que aquel sea completo (2 Ne. 31:13–14). Recibir el bautismo de agua y del Espíritu es un requisito para entrar en el reino celestial. Adán fue la primera persona que se bautizó (Moisés 6:64–65). Jesús se bautizó también para cumplir toda justicia y para mostrar el camino a todo el género humano (Mateo 3:13–17; 2 Ne. 31:5–12).
Debido a que no todas las personas tienen la oportunidad de aceptar el Evangelio durante su vida terrenal, el Señor ha autorizado para que se efectúen, por medio de representantes, bautismos por los muertos. Por tanto, las personas que acepten el Evangelio en el mundo de los espíritus pueden llenar los requisitos para entrar en el reino de Dios.
La práctica innecesaria de bautizar a los bebés y a los niños pequeños antes de que lleguen a la edad de responsabilidad, o sea, los ocho años. El Señor condena el bautismo de los niños pequeños (Moro. 8:10–21). Al nacer, los niños son inocentes y libres de pecado, y Satanás no tiene poder para tentarlos hasta que comiencen a ser responsables (DyC 29:46–47), por lo que no tienen necesidad del arrepentimiento ni del bautismo. Se les debe bautizar a la edad de ocho años (DyC 68:25–27).
Pequeña ciudad situada a unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén. En hebreo, Belén significa “casa de pan”; también se le llama Efrata, lo cual significa “fructífera”. Jesucristo nació en Belén (Miq. 5:2; Mateo 2:1–8). Raquel fue sepultada en Belén (Gén. 35:19; 48:7).
En el Antiguo Testamento, último rey de Babilonia, que gobernó antes de la conquista de Babilonia efectuada por Ciro; hijo y sucesor de Nabucodonosor (Dan. 5:1–2).
Conferir sobre una persona un favor divino. Todo lo que contribuya a la verdadera felicidad, al bienestar o a la prosperidad es una bendición.
Todas las bendiciones se basan en leyes eternas (DyC 130:20–21). Dios desea que Sus hijos encuentren gozo en la vida (2 Ne. 2:25), por lo que les da bendiciones como resultado de la obediencia de estos a Sus mandamientos (DyC 82:10), como respuesta a una oración u ordenanza del sacerdocio (DyC 19:38; 107:65–67), o por la gracia de Él (2 Ne. 25:23).
Una serie bien conocida de afirmaciones referente al tema de las bendiciones se conoce como las Bienaventuranzas (Mateo 5:1–12; 3 Ne. 12:1–12).
Bendición que dan a los enfermos hombres que poseen el Sacerdocio de Melquisedec, valiéndose del aceite consagrado.
Bendiciones que dan los patriarcas ordenados a los miembros dignos de la Iglesia. La bendición patriarcal es el consejo del Señor a la persona que la reciba y en ella se declara el linaje de esta dentro de la casa de Israel. Los padres de familia también pueden dar bendiciones especiales, en calidad de patriarcas de su familia, pero dichas bendiciones no las registra ni conserva la Iglesia.
En el Antiguo Testamento, segundo hijo de Jacob y Raquel (Gén. 35:16–20).
Jacob bendijo a Benjamín (Gén. 49:27). Los descendientes de Benjamín eran un pueblo inclinado a la guerra. Saúl, el primer rey de Israel (1 Sam. 9:1–2), y Pablo, el Apóstol del Nuevo Testamento (Rom. 11:1), eran benjamitas.
Profeta y rey del Libro de Mormón (Mos. 1–6).
Nombre que se dio a José, un levita natural de Chipre que vendió sus posesiones y dio a los Apóstoles el dinero procedente de la venta de su heredad (Hech. 4:36–37). No era uno de los Doce Apóstoles originales, pero fue apóstol en la época de Pablo (Hech. 14:4, 14) y salió en varios viajes misionales (Hech. 11:22–30; 12:25; 13–15; 1 Cor. 9:6; Gál. 2:1, 9; Col. 4:10).
Aldea donde se quedó nuestro Señor durante la última semana de Su vida mortal (Mateo 21:17; Mar. 11:11). Se encuentra sobre la ladera sudeste del monte de los Olivos y era el lugar de residencia de Lázaro, María y Marta (Juan 11:1–46; 12:1).
En hebreo significa “casa de Dios”, y es uno de los lugares más sagrados de Israel. Se encuentra a unos dieciséis kilómetros al norte de Jerusalén. Allí fue donde erigió Abraham su altar cuando por primera vez llegó a Canaán (Gén. 12:8; 13:3). Allí Jacob vio en visión una escalera cuyo extremo tocaba el cielo (Gén. 28:10–19). También era un santuario en los días de Samuel (1 Sam. 7:16; 10:3).
Esposa de Urías; posteriormente esposa de David y madre de Salomón. El rey David cometió adulterio con ella y mandó matar a su esposo en la batalla (2 Sam. 11), pecado que tuvo consecuencias eternas para David (DyC 132:39).
Colección de escritos hebreos y cristianos que contienen revelaciones divinas. El vocablo Biblia significa “los libros”. La Biblia es obra de muchos profetas y escritores inspirados que obraron bajo la influencia del Espíritu Santo (2 Pe. 1:21).
La Biblia cristiana contiene dos partes, conocidas familiarmente como el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento se compone del canon de Escrituras de uso corriente entre los judíos de Palestina en la época del ministerio terrenal del Señor. El Nuevo Testamento contiene escritos correspondientes a la época apostólica, y se considera tan sagrado como las Escrituras judaicas y con la misma autoridad. Los libros del Antiguo Testamento se han tomado de una literatura nacional que cubre varios siglos. Esos libros se escribieron casi enteramente en hebreo, mientras que los libros del Nuevo Testamento son la obra de una sola generación y se escribieron mayormente en griego.
En el Antiguo Testamento, el vocablo testamento representa una palabra hebrea que significa “convenio”. El Antiguo Convenio es la ley que se le dio a Moisés cuando Israel rechazó la plenitud del Evangelio que el pueblo de Dios había conocido desde el comienzo de la vida terrenal. El Nuevo Convenio es el Evangelio según lo enseñó Jesucristo.
En la Biblia hebrea (el Antiguo Testamento), los libros estaban divididos en tres grupos: la Ley, los Profetas y los Escritos. En la Biblia que usa el mundo cristiano, los libros están ordenados de acuerdo con el tema que contienen; por ejemplo, históricos, poéticos y proféticos.
Los libros del Nuevo Testamento generalmente se encuentran en el siguiente orden: los cuatro Evangelios y Hechos; las Epístolas de Pablo; las Epístolas generales de Santiago, Pedro, Juan y Judas; y el Apocalipsis o Revelación de Juan.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días venera y respeta la Biblia, afirmando a la vez que el Señor continúa dando revelación adicional en los últimos días por medio de Sus profetas, la cual sostiene, apoya y verifica el relato bíblico de los hechos de Dios para con la humanidad.
Serie de enseñanzas que dio Jesús en el Sermón del Monte y que describen los atributos de un carácter refinado y espiritual (Mateo 5:3–12; Lucas 6:20–23). Las Bienaventuranzas están ordenadas de tal manera que cada una de ellas se basa en la anterior. En 3 Nefi 12, se encuentran en forma más precisa y amplia.
El proceso y el medio por los cuales se atiende a las necesidades espirituales y temporales de las personas.
Hablar en forma irrespetuosa o irreverente de Dios o de lo que es sagrado.
En varias ocasiones, los judíos acusaron a nuestro Señor de proferir blasfemias por decir que tenía potestad para perdonar pecados (Mateo 9:2–3; Lucas 5:20–21), porque afirmaba ser el Hijo de Dios (Juan 10:22–36; 19:7), y porque decía que lo verían “sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mateo 26:64–65). Estas acusaciones habrían sido válidas si en realidad Él no hubiera sido todo lo que afirmaba ser. La acusación presentada contra Él por los testigos falsos en el juicio ante el concilio (Mateo 26:59–61) fue de haber blasfemado contra el templo de Dios. La blasfemia contra el Espíritu Santo, que consiste en negar deliberadamente a Cristo después de haber recibido un conocimiento perfecto de Él por medio del Espíritu, constituye el pecado imperdonable (Mateo 12:31–32; Mar. 3:28–29; DyC 132:27).
Esposo de Rut (Rut 4:9–10); bisabuelo de David, el rey de Israel (Rut 4:13–17); y progenitor de Cristo, el Rey de reyes (Lucas 3:32).
Jesucristo es el Buen Pastor. En sentido simbólico, Sus seguidores son como ovejas que Él apacienta.
El proceso mediante el cual el hombre se volvió mortal sobre esta tierra. Cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, sus cuerpos se hicieron mortales, esto es, sujetos al pecado y a la muerte. Adán fue la “primera carne” sobre la tierra (Moisés 3:7). Las revelaciones de los últimos días aclaran que la Caída es una bendición para la humanidad y que se debe honrar a Adán y a Eva como los primeros padres de todo el género humano.
La Caída era un paso necesario en el progreso del hombre. Dios, sabiendo que ocurriría la Caída, ya en la vida preterrenal había dispuesto lo necesario para que hubiera un Salvador. Jesucristo vino en el meridiano de los tiempos para expiar la Caída de Adán y también los pecados individuales del hombre, con la condición de que este se arrepienta.
En el Nuevo Testamento, sumo sacerdote y yerno de Anás. Caifás tomó parte activa en el ataque lanzado contra Jesús y Sus discípulos (Mateo 26:3–4; Juan 11:47–51; 18:13–14).
Hijo de Adán y Eva que mató a su hermano menor Abel (Gén. 4:1–16).
Uno de los enviados por Moisés a reconocer la tierra de Canaán en el segundo año después del Éxodo. Él y Josué fueron los únicos que dieron un informe verídico (Núm. 13:6, 30; 14:6–38). Entre todos los que salieron de Egipto, ellos fueron los únicos que sobrevivieron a los cuarenta años en el desierto (Núm. 26:65; 32:12; Deut. 1:36) y entraron en Canaán (Josué 14:6–14; 15:13–19).
Decir algo incorrecto, dañino o inicuo. En las Escrituras, a menudo se refiere a personas que hablan de otras con la intención específica de causarles dolor.
En el Antiguo Testamento, el tercer hijo de Noé (Gén. 5:32; 6:10; Moisés 8:12, 27).
El sendero (la vía) o la dirección que sigue una persona. Jesús dijo que Él era el camino (Juan 14:4–6).
En las Escrituras, a menudo simboliza el mundo y sus habitantes.
En la época del Antiguo Testamento, el cuarto hijo de Cam (Gén. 9:22; 10:1, 6) y nieto de Noé. El término cananeo se refiere a las personas oriundas de la tierra donde originalmente vivió Canaán y también a sus descendientes. Cananeo también era el nombre del pueblo que habitaba las tierras bajas por la costa de Palestina sobre el Mediterráneo. Este nombre se ha usado en algunas ocasiones para referirse a todos los habitantes del territorio occidental del río Jordán que no eran israelitas, a quienes los griegos llamaban fenicios.
Colección de libros declarados auténticos y reconocidos como sagrados. En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les llama a estos los libros canónicos y son: el Antiguo y el Nuevo Testamento, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio.
Adorar y alabar a Dios con cantos.
Libro del Antiguo Testamento. El profeta José Smith enseñó que el Cantar de los Cantares de Salomón no es un escrito inspirado.
Pequeña cárcel en la que el profeta José Smith y varios hermanos más estuvieron prisioneros injustamente desde noviembre de 1838 hasta abril de 1839. Mientras se encontraba en esa situación tan difícil, José recibió ciertas revelaciones, profetizó y se sintió inspirado para escribir una importante carta a los santos, selecciones de la cual se encuentran actualmente en las secciones 121 a 123 de Doctrina y Convenios.
Es el amor puro de Cristo (Moro. 7:47), el amor que tiene Cristo por los hijos de los hombres y que estos deben tener entre sí (2 Ne. 26:30; 33:7–9; Éter 12:33–34). Es el amor más fuerte, más noble y más elevado, y no tan solo un sentimiento de afecto. En algunas versiones de la Biblia, se ha substituido la palabra caridad por la palabra amor.
Lo que no es espiritual; más específicamente, se puede usar la palabra con el significado de físico y temporal (DyC 67:10) o con el de mundano, lujurioso y sensual (Mos. 16:10–12).
El vocablo carne tiene varios significados: (1) el tejido blando que compone parte del cuerpo del género humano y de las bestias, las aves y los peces; (2) la condición de mortal; o (3) la naturaleza física, o sea, la naturaleza carnal del hombre.
José Smith y su hermano Hyrum fueron asesinados por una muchedumbre el 27 de junio de 1844 en la cárcel de Carthage, Illinois, Estados Unidos de América (DyC 135).
La pureza sexual del hombre y de la mujer.
Corrección o disciplina, individual o colectiva, que tiene el objeto de ayudar a las personas a mejorar o a fortalecerse.
En las Escrituras, se refiere tanto al cautiverio físico como al espiritual.
En las Escrituras, el vocablo celoso se utiliza con dos significados diferentes: (1) Albergar sentimientos fervientes y profundos acerca de alguien o de algo, y (2) Sentir envidia de alguien o desconfianza de que otra persona le gane ventaja.
Oficial del ejército romano al mando de una compañía que tenía entre cincuenta y cien hombres, la cual formaba la sexagésima parte de una legión romana. (Véase Mateo 8:5; Lucas 23:47; Hech. 10:1–8).
En el Nuevo Testamento, título por el cual se conocía a algunos de los emperadores romanos. En las Escrituras se utiliza esta palabra como símbolo de gobierno o poder mundanos.
Contar a alguien hechos o información personales acerca de otra persona sin la aprobación de esta.
En las Escrituras, este vocablo tiene dos significados principales: (1) El lugar donde mora Dios y el futuro hogar eterno de los santos (Gén. 28:12; Sal. 11:4; Mateo 6:9); (2) la expansión que rodea a la tierra (Gén. 1:1, 17; Éx. 24:10). No hay duda de que el cielo no es el paraíso, el cual es la morada temporaria de los espíritus de las personas fieles que han vivido y muerto en esta tierra. Jesús visitó el paraíso después de Su muerte en la cruz, pero al tercer día le dijo a María que aún no había ascendido al Padre (Lucas 23:39–44; Juan 20:17; DyC 138:11–37).
Señal del convenio abrahámico que observaban los varones israelitas durante las dispensaciones del Antiguo Testamento (Gén. 17:10–11, 23–27; TJS, Gén. 17:11 [Apéndice — Biblia]). Para realizar la circuncisión, se cortaba la carne del prepucio de los varones, tanto los infantes como los adultos. Aquellos que la recibían gozaban de los privilegios del convenio y tomaban sobre sí las responsabilidades de este. La circuncisión como señal del convenio fue abrogada por la misión de Cristo (Moro. 8:8; DyC 74:3–7).
En el Antiguo Testamento, el rey de Persia con el que se cumplió la profecía de Isaías (2 Cró. 36:22–23; Isa. 44:28; 45:1) al permitir el regreso de los judíos a Jerusalén para reedificar el templo, dando así un fin parcial al cautiverio en Babilonia. La profecía de Isaías se hizo aproximadamente 180 años antes del edicto del rey Ciro.
Planta venenosa cuya apariencia es muy similar a la del trigo. Es difícil de extirpar y no se puede distinguir del trigo hasta que ha madurado (Mateo 13:24–30; DyC 86:1–7).
El uso de este término en las Escrituras se refiere a envidiar a alguien o tener un deseo desmedido de poseer algo.
Unidad común de medida de longitud entre los hebreos; originalmente era la distancia desde el codo hasta la punta de los dedos.
Libro del Nuevo Testamento. Originalmente fue una carta que el apóstol Pablo escribió a los colosenses después de una visita de Epafras, el evangelista de la Iglesia en Colosas (Col. 1:7–8), que le comunicó a Pablo que los colosenses estaban cayendo en grave error: pensaban que eran mejores que otras personas debido a que observaban concienzudamente ciertas ordenanzas externas (Col. 2:16), se negaban ciertos deseos físicos y adoraban a los ángeles (Col. 2:18). Dichas prácticas llevaron a los colosenses a pensar que se estaban santificando y también que comprendían los misterios del universo mejor que otros miembros de la Iglesia. En su carta, Pablo los corrigió, enseñándoles que la redención solamente se puede lograr por medio de Cristo y que debemos ser sabios y servirle a Él.
El capítulo 1 comprende la salutación de Pablo a los santos colosenses. Los capítulos 2 y 3 son doctrinales y en ellos se testifica que Cristo es el Redentor, se advierte del peligro de la falsa adoración y se afirma la importancia de la Resurrección. En el capítulo 4, se enseña a los santos que deben ser sabios en todas las cosas.
Organizaciones de personas unidas por juramentos con el fin de llevar a cabo los propósitos inicuos del grupo.
En las Escrituras, el vocablo compasión significa, literalmente, “sufrir con otro”. También significa mostrar comprensión, piedad y misericordia por otra persona.
El principio por el cual los miembros de la Iglesia sostienen a los que son llamados a servir en la Iglesia y apoyan otras decisiones de la Iglesia que requieran su sostenimiento. Por lo general se indica alzando la mano derecha.
Jesucristo está a la cabeza de Su Iglesia. Por medio de la inspiración del Espíritu Santo, dirige a los líderes de esta en sus hechos y decisiones importantes. Sin embargo, todos los miembros de la Iglesia tienen el derecho y el privilegio de sostener o no sostener los hechos y las decisiones de sus líderes.
El sentido interior del bien y del mal, que proviene de la luz de Cristo que se da a todo ser humano (Moro. 7:16). Nacemos con la facultad natural de distinguir entre el bien y el mal debido a la luz de Cristo que se da a toda persona (DyC 84:46), la cual llamamos conciencia. El poseerla nos hace seres responsables. Como otras facultades, nuestra conciencia puede adormecerse con el pecado o el mal uso que hagamos de ella.
La ocasión en la vida preterrenal en que el Padre presentó Su plan a Sus hijos espirituales que vendrían a esta tierra.
El deseo desmedido e incorrecto de bienes o placeres materiales.
Juzgar a otros o ser juzgados por Dios, ser hallados culpables o ser reprobados. En el estado inmortal, la condenación es una referencia a la limitación del progreso individual y a la imposibilidad de tener acceso a la presencia de Dios y a Su gloria. La condenación existe en distintos grados. Todos los que no alcancen la plenitud de la exaltación celestial se verán limitados hasta cierto punto en su progreso y privilegios, y en ese sentido serán condenados.
En las Escrituras se emplea esta palabra con por lo menos dos de los sentidos que tiene. Uno es el de manifestar o declarar la fe en algo, tal como confesar que Jesús es el Cristo (Mateo 10:32; Rom. 10:9; 1 Juan 4:1–3; DyC 88:104).
El segundo uso del vocablo es el de admitir culpabilidad, tal como en la confesión de los pecados. Toda persona tiene el deber de confesar sus pecados al Señor para obtener Su perdón (DyC 58:42–43). Cuando sea necesario, también deben confesarse a la persona (o personas) a quien el pecado haya perjudicado. Los pecados graves se deben confesar a un oficial de la Iglesia (al obispo, en la mayoría de los casos).
Tener una certeza, creencia, seguridad o fe en algo, sobre todo en Dios y en Jesucristo. Esperanza firme o seguridad que se tiene en una persona o cosa. En el sentido espiritual, confiar significa también depender absolutamente de Dios y de Su Espíritu.
Entendimiento y comprensión, particularmente de la verdad, según la enseña o confirma el Espíritu.
Dedicar(se), santificar(se), alcanzar la rectitud. La ley de consagración es un principio divino por el cual hombres y mujeres dedican voluntariamente su tiempo, su talento o habilidades y sus bienes materiales al establecimiento y la edificación del reino de Dios.
Amonestaciones, advertencias, exhortación e instrucción del Señor y de Sus líderes ordenados.
Las Escrituras mencionan dos Consoladores. El primero es el Espíritu Santo (Juan 14:26–27; Moro. 8:26; DyC 21:9; 42:17; 90:11). El Segundo Consolador es el Señor Jesucristo (Juan 14:18, 21, 23). Cuando una persona recibe al Segundo Consolador, de cuando en cuando se le aparecerá Jesucristo, quien le revelará al Padre y le enseñará cara a cara (DyC 130:3).
En Doctrina y Convenios, “la Constitución” se refiere a la de los Estados Unidos de América, la cual fue divinamente inspirada con el fin de preparar el camino para la restauración del Evangelio.
Instar en forma apremiante a hacer o a no hacer algo, sobre todo por la influencia y el poder del Espíritu Santo.
Peleas, disputas y conflictos. La contención no agrada al Señor, particularmente entre los miembros de la Iglesia del Señor o entre los integrantes de una familia.
Limitar o prevenir la concepción con el fin de planear el número de hijos que nazcan a una pareja.
Un acuerdo entre Dios y el hombre, aunque las dos partes no se encuentran al mismo nivel. Dios fija las condiciones del convenio, y el hombre acuerda hacer lo que Él pida. A cambio, Dios promete ciertas bendiciones basadas en esa obediencia.
Los principios y las ordenanzas se reciben mediante convenios. Los miembros de la Iglesia que hacen estos convenios prometen honrarlos. Por ejemplo, en el bautismo los miembros hacen convenio con el Señor y renuevan ese convenio al participar de la Santa Cena. En el templo se hacen convenios adicionales. El pueblo del Señor es el pueblo del convenio y recibe grandes bendiciones al guardar sus convenios con el Señor.
Cambiar las creencias, los sentimientos y la vida para aceptar la voluntad de Dios y hacerla (Hech. 3:19).
La conversión implica la decisión consciente de renunciar a la forma de ser anterior y de cambiar para llegar a ser discípulo de Cristo. El arrepentimiento, el bautismo para la remisión de pecados, la recepción del Espíritu Santo mediante la imposición de manos y la fe continua en el Señor Jesucristo hacen completa la conversión. El hombre natural cambiará y se convertirá en una persona nueva, santificada y pura, nacida de nuevo en Jesucristo (véase 2 Cor. 5:17; Mos. 3:19).
Parte frontal de la ropa protectora o armadura del soldado. En sentido simbólico, los santos deben estar vestidos de una coraza de justicia para protegerse contra el mal (Isa. 59:17; Efe. 6:14).
Símbolo de la disposición y la voluntad del hombre y, en sentido figurado, la fuente de toda emoción y todo sentimiento.
Tener un corazón quebrantado significa ser humilde, contrito, manso y arrepentirse; esto es, ser receptivo a la voluntad de Dios.
Uno de los nombres que se da al Salvador y que se refiere a la ofrenda de sí mismo como sacrificio por nosotros.
En el Libro de Mormón, hijo de Alma, el hijo de Alma el mayor.
En el Libro de Mormón, uno de los reyes jareditas y último sobreviviente de la nación jaredita.
Dos libros del Nuevo Testamento. Originalmente, fueron cartas que Pablo escribió a los santos de Corinto para corregir cierto desorden que había entre ellos. Los corintios vivían en una sociedad moralmente inicua.
El capítulo 1 contiene la salutación de Pablo y su exhortación a que los santos sean unidos. En los capítulos del 2 al 6, Pablo corrige a los santos de Corinto por sus errores. Los capítulos del 7 al 12 contienen la respuesta de Pablo a ciertas preguntas de ellos. En los capítulos del 13 al 15, se habla de la caridad, los dones espirituales y la Resurrección. En el capítulo 16, Pablo aconseja a los miembros que permanezcan firmes en la fe.
El capítulo 1 contiene la salutación de Pablo y un mensaje de consuelo. En el capítulo 2, Pablo da consejos personales a Tito. En los capítulos del 3 al 7, se habla del poder del Evangelio en las vidas de los santos. En los capítulos 8 y 9, Pablo aconseja a los santos que den a los pobres con buena voluntad y alegría. En los capítulos del 10 al 12, Pablo afirma su posición como Apóstol. En el capítulo 13, los amonesta a perfeccionarse.
Un centurión que vivía en Cesarea; fue bautizado por Pedro (Hech. 10). Probablemente haya sido el primer gentil que ingresó en la Iglesia sin haber sido antes convertido al judaísmo. El bautismo de Cornelio y de su familia abrió el camino para predicar el Evangelio a los gentiles. Pedro, el Apóstol principal, que en aquella época tenía las llaves del reino de Dios en la tierra, dirigió esta predicación.
Ornamento circular que llevan en la cabeza los gobernantes. Se emplea la palabra como símbolo de poder y dominio celestial y de la Deidad. Los que guarden todos los mandamientos de Dios y perseveren hasta el fin recibirán una corona de vida eterna. (Véase DyC 20:14; Moisés 7:56; JS—M 1:1).
El segundo élder de la Iglesia restaurada y uno de los Tres Testigos del origen divino y de la veracidad del Libro de Mormón. Sirvió como escriba mientras José Smith traducía el Libro de Mormón de las planchas de oro (JS—H 1:66–68).
Organizar. Dios, obrando mediante Su Hijo Jesucristo, organizó los elementos de la naturaleza para formar los cielos y la tierra. Nuestro Padre Celestial y Jesús crearon al hombre a Su propia imagen (Moisés 2:26–27).
El Señor creó espiritualmente todas las cosas antes de crearlas físicamente (Moisés 3:5).
Tener fe en alguien o aceptar que algo es verdad. Para salvarse en el reino de Dios, las personas deben arrepentirse y creer en Jesucristo (DyC 20:29).
Nombre que se da a los que creen en Jesucristo. Aunque este término se utiliza comúnmente en todo el mundo, el Señor ha designado con el nombre de santos a los verdaderos seguidores de Cristo (Hech. 9:13, 32, 41; 1 Cor. 1:2; DyC 115:4).
Dos libros del Antiguo Testamento. En ellos se relatan en forma breve los acontecimientos desde la Creación hasta la proclamación de Ciro que permitió el regreso de los judíos a Jerusalén.
Los capítulos del 1 al 9 contienen genealogías desde Adán hasta Saúl. En el capítulo 10, se relata la muerte de Saúl. En los capítulos del 11 al 22, se describen los acontecimientos relacionados con el reinado de David. En los capítulos del 23 al 27, se explican los deberes que se asignaron a los levitas y se menciona que Salomón fue coronado rey. En el capítulo 28, se refiere que David mandó a Salomón edificar un templo. En el capítulo 29, se registra la muerte de David.
En los capítulos del 1 al 9, se relatan los acontecimientos relacionados con el reinado de Salomón. En los capítulos del 10 al 12, se habla del reinado de Roboam hijo de Salomón, durante el cual el reino unido de Israel se dividió, formando el reino del norte y el del sur. En los capítulos del 13 al 36, se describen los reinados de varios reyes hasta la época en que Nabucodonosor capturó el reino de Judá. El libro termina con el decreto de Ciro que permitió a los hijos cautivos de Judá regresar a Jerusalén.
Véase Cronología en el Apéndice.
Forma de ejecución romana, común en los tiempos del Nuevo Testamento, en que se ataban o clavaban las manos y los pies de la persona en una cruz para darle muerte. Por regla general, se imponía solo a los esclavos y a los peores criminales. A menudo se azotaba al sentenciado antes de la crucifixión (Mar. 15:15). Se obligaba al reo a cargar su cruz hasta el sitio de la ejecución (Juan 19:16–17). Los soldados que ejecutaban la sentencia normalmente recibían la ropa del reo (Mateo 27:35). La cruz se clavaba en la tierra, de manera que los pies del prisionero quedaran a una distancia de treinta a sesenta centímetros de la superficie del suelo. Los soldados vigilaban la cruz hasta que ocurriera la muerte, la cual a veces no tenía lugar sino hasta el tercer día (Juan 19:31–37).
Jesucristo fue crucificado porque un grupo de incrédulos lo acusaron falsamente de sedición contra el César y de blasfemia por afirmar que era el Hijo de Dios. Se le sometió a muchas injurias, entre ellas, el manto de púrpura (Juan 19:2), la corona de espinas y otras similares (Mateo 26:67; Mar. 14:65).
Los maderos sobre los cuales fue crucificado Jesucristo (Mar. 15:20–26). En el mundo actual, hay muchas personas que consideran la cruz como un símbolo de la Crucifixión y del sacrificio expiatorio de Cristo; no obstante, el Señor mismo ha establecido los símbolos de Su Crucifixión y sacrificio: el pan y el agua de la Santa Cena (Mateo 26:26–28; DyC 20:40, 75–79). En las Escrituras leemos que los que toman su cruz son los que aman tanto a Jesucristo que se niegan a sí mismos toda impiedad y lujuria mundana y guardan Sus mandamientos (TJS, Mateo 16:25–26 [Apéndice — Biblia]).
La estructura mortal y física de carne y huesos que se creó a imagen de Dios y que se combina con un espíritu para formar a una persona viviente. El cuerpo físico de toda persona se reunirá eternamente con su espíritu en la Resurrección. En las Escrituras, en algunas ocasiones se hace referencia al alma como cuerpo y espíritu unidos (Gén. 2:7; DyC 88:15; Moisés 3:7, 9, 19; Abr. 5:7).
El vocablo cuórum puede usarse de dos maneras: (1) Grupo específico de hombres que poseen el mismo oficio del sacerdocio. (2) Una mayoría, o sea, el número mínimo de miembros de un grupo del sacerdocio que debe estar presente en una reunión para tomar decisiones con respecto a asuntos de la Iglesia (DyC 107:28).
La condición de haber hecho mal o los sentimientos de pesar y remordimiento que deben acompañar al pecado.
Pequeño cerro ubicado en la zona occidental del estado de Nueva York, Estados Unidos de América. Fue allí donde un profeta antiguo llamado Moroni escondió las planchas de oro que contenían algunos de los registros de las naciones nefita y jaredita. En 1827 el ángel Moroni, un ser resucitado, indicó a José Smith que fuera a ese cerro y sacara esas planchas y tradujera una porción de ellas. A la traducción se le conoce con el nombre del Libro de Mormón.
Mujer filistea del Antiguo Testamento que engañó y traicionó a Sansón (Jue. 16).
Antigua ciudad de Siria.
Damasco se halla sobre una fértil llanura a orillas del desierto, bien irrigada por el río Barada. Se le menciona con frecuencia en las Escrituras (la primera vez en Gén. 14:15). Pablo iba encaminado a Damasco cuando se le apareció el Señor resucitado (Hech. 9:1–27; 22:5–16; 26:12–20).
En el Antiguo Testamento, hijo de Jacob y de Bilha, sierva de Raquel (Gén. 30:5–6).
En Gén. 49:16–18 se encuentra la bendición que Jacob dio a Dan. En Deut. 33:22 se encuentra la bendición que dio Moisés a la tribu de Dan. Después de establecerse en Canaán, la tribu de Dan recibió una parte pequeña de tierra sumamente fértil (Josué 19:40–48). Tuvieron mucha dificultad para protegerlo de los amorreos (Jue. 1:34) y de los filisteos (Jue. 13:2, 25; 18:1). Por consiguiente, los danitas salieron de allí y establecieron una colonia al norte de Palestina (Jue. 18), en Lais, ciudad a la que dieron el nuevo nombre de Dan. Esta ciudad se conoce como el límite norte de Palestina, que se extendía “desde Dan hasta Beerseba”.
Personaje principal del libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento; profeta de Dios y hombre de gran fe.
Nada se sabe de sus progenitores, aunque parece haber sido de linaje real (Dan. 1:3); fue llevado cautivo a Babilonia, donde le dieron el nombre de Beltsasar (Dan. 1:6–7). Daniel y otros tres jóvenes cautivos se negaron a comer de la comida del rey por motivos religiosos (Dan. 1:8–16).
Daniel se granjeó el favor de Nabucodonosor y de Darío gracias a su poder de interpretar sueños (Dan. 2; 4; 6). También leyó e interpretó la escritura que apareció en la pared (Dan. 5). Como consecuencia de una conspiración de parte de sus enemigos, fue arrojado en un foso de leones, pero el Señor le preservó la vida (Dan. 6).
El libro consta de dos partes: los capítulos del 1 al 6 son narraciones concernientes a Daniel y sus tres compañeros; los capítulos del 7 al 12 son visiones proféticas que tuvo Daniel. En el libro de Daniel, se enseña la importancia de ser fiel a Dios y se señalan las bendiciones que el Señor derrama sobre los fieles.
Una de las aportaciones principales que el libro ofrece es la interpretación del sueño del rey Nabucodonosor, en el cual se representa el reino de Dios en los últimos días como una piedra cortada del monte que rodará hasta llenar toda la tierra (Dan. 2; véase también DyC 65:2).
En el Antiguo Testamento, rey de los medos que reinó en Babilonia después de la muerte de Belsasar (Dan. 5:31; 6:9, 25–28; 9:1; 11:1).
En el Antiguo Testamento, fue rey de Israel.
David era hijo de Isaí, de la tribu de Judá. Fue un joven valiente que mató un león, un oso y al gigante filisteo Goliat (1 Sam. 17). David fue escogido y ungido para ser el rey de Israel. Igual que Saúl, siendo adulto fue culpable de graves delitos; pero a diferencia de este, fue capaz de sentir verdadera contrición y, por lo tanto, logró el perdón de sus pecados, excepto en el caso del asesinato de Urías (DyC 132:39). Su vida se divide en cuatro etapas: (1) en Belén, donde era pastor (1 Sam. 16–17); (2) en la corte del rey Saúl (1 Sam. 18:1–19:18); (3) la de fugitivo (1 Sam. 19:18–31:13; 2 Sam. 1); (4) como rey de Judá en Hebrón (2 Sam. 2–4), y posteriormente rey de todo Israel (2 Sam. 5–24; 1 Rey. 1:1–2:11).
El pecado de adulterio que David cometió con Betsabé llevó sobre él una serie de desgracias que menoscabaron los últimos veinte años de su vida. La nación en general prosperó durante su reinado, pero David sufrió las consecuencias de sus pecados. Tuvo continuos problemas familiares que, en el caso de sus hijos Absalón y Adonías, terminaron en completa rebelión. Estos acontecimientos fueron el cumplimiento de la declaración del profeta Natán a David, por causa de su pecado (2 Sam. 12:7–13).
A pesar de estos desastres, el reinado de David fue el más sobresaliente de la historia israelita, pues (1) unió a las tribus en una sola nación, (2) adquirió posesión absoluta del país, (3) se basó en la religión verdadera para gobernar al pueblo, por lo que la voluntad de Dios era la ley de Israel. Por estas razones, en épocas posteriores al reinado de David se le consideró la edad de oro de la nación y el símbolo de la época más gloriosa que el pueblo esperaba: la de la venida del Mesías (Isa. 16:5; Jer. 23:5; Ezeq. 37:24–28).
La vida de David ilustra la necesidad de que todas las personas perseveren en la rectitud hasta el fin. Cuando era joven, David se caracterizó por ser un hombre “conforme al corazón” de Jehová (1 Sam. 13:14); siendo ya un hombre, habló por el Espíritu y recibió muchas revelaciones. Pero pagó un alto precio por su desobediencia a los mandamientos de Dios (DyC 132:39).
En las Escrituras, este término se refiere a una tarea, asignación o responsabilidad, dadas a menudo por el Señor o por Sus siervos.
La condición de ser mortal y la falta de aptitud, fuerza o destreza. La debilidad es una característica propia del ser humano. Todas las personas son débiles, y únicamente por la gracia de Dios reciben el poder para obrar con rectitud (Jacob 4:6–7). Esta característica se manifiesta en parte en las flaquezas o imperfecciones individuales de toda persona.
La primera parte de la Declaración Oficial 1, que también se conoce como el Manifiesto, se encuentra en las páginas finales de Doctrina y Convenios. Fue comunicada por el presidente Wilford Woodruff y presentada ante los miembros de la Iglesia en la Conferencia General del 6 de octubre de 1890. Diversas leyes promulgadas en un período de 25 años, comenzando en 1862, convirtieron en ilegal la práctica del matrimonio plural en los Estados Unidos. El Señor le mostró a Wilford Woodruff, mediante visión y revelación, lo que sucedería si los santos no cesaban de practicarlo. En el Manifiesto se anunció oficialmente que los matrimonios plurales ya no se llevaban a cabo.
Declaración doctrinal que ahora se encuentra en las páginas finales de Doctrina y Convenios y que indica quiénes pueden poseer el sacerdocio de Dios. A principios de junio de 1978, el Señor le reveló al presidente Spencer W. Kimball que se debía dar el sacerdocio a todo varón que fuera miembro digno de la Iglesia. Con ello se pusieron al alcance de todo varón digno las bendiciones del sacerdocio, y las bendiciones del templo al alcance de todo miembro digno, sean cuales sean su raza y su color. El 30 de septiembre de 1978, esta declaración se presentó a los miembros en la conferencia general de la Iglesia y se aceptó con unanimidad.
Disfrutar de paz y de la ausencia de preocupaciones y conflictos. El Señor ha prometido ese descanso a Sus seguidores fieles durante esta vida y también ha preparado un lugar de descanso para ellos en la vida venidera.
En el Libro de Mormón, vocablo jaredita que significa “abeja obrera” (Éter 2:3).
Satanás es el destructor.
En el contexto de las Escrituras, el dinero o la propiedad que se debía a otro hacía que el deudor estuviera bajo cierto tipo de servidumbre. En otro sentido, Jesús enseñó que debemos pedirle al Padre que nos perdone nuestras deudas, o sea, que nos libre de pagar el precio de nuestros pecados —por medio de la expiación de Jesucristo— después que nosotros hayamos perdonado las ofensas de los demás (Mateo 6:12; 3 Ne. 13:11).
Es el quinto libro del Antiguo Testamento.
El libro contiene los tres últimos discursos de Moisés, los que pronunció en las llanuras de Moab poco antes de su traslación. El primer discurso se encuentra en los capítulos del 1 al 4, y es una introducción. El segundo discurso (caps. del 5 al 26) se compone de dos partes: (1) del 5 al 11, los Diez Mandamientos y una exposición práctica de estos; y (2) del 12 al 26, un código de leyes que constituye el núcleo de todo el libro. El tercer discurso (caps. del 27 al 30) contiene una renovación solemne del convenio entre Dios y el pueblo de Israel y un anuncio de las bendiciones que acarrea la obediencia y de las maldiciones que se reciben por la desobediencia. En los capítulos del 31 al 34 se describe el relato de la entrega de la ley a los levitas, el cántico de Moisés y la última bendición y la partida de este profeta.
Día santo que se ha señalado en la semana para el descanso y la adoración. Después que Dios creó todas las cosas, descansó el día séptimo y mandó que se apartara un día de la semana como día de reposo para que las personas se acuerden de Él (Éx. 20:8–11).
Antes de la resurrección de Cristo, los miembros de la Iglesia, al igual que los judíos, observaban como día de reposo el último día de la semana. Después de la Resurrección, los miembros de la Iglesia, ya fueran judíos o gentiles, guardaron el primer día de la semana (el día del Señor) para recordar la resurrección del Señor. En la actualidad, en la Iglesia se sigue observando un día santo de reposo todas las semanas, en el que se adora a Dios y se descansa de las labores del mundo.
El día de reposo nos recuerda que tenemos la necesidad de nutrirnos espiritualmente y el deber de obedecer a Dios. Cuando una nación se descuida en su observancia del día de reposo, todos los aspectos de la vida se ven afectados y se deteriora la vida religiosa (Neh. 13:15–18; Jer. 17:21–27).
Satanás. El diablo es enemigo de la rectitud y de todos los que procuren hacer la voluntad de Dios. Él es literalmente un hijo de Dios en el espíritu, y en un tiempo fue un ángel con autoridad en la presencia de Dios (Isa. 14:12; 2 Ne. 2:17). Sin embargo, se rebeló en la vida preterrenal y persuadió a una tercera parte de los hijos del Padre a rebelarse junto con él (DyC 29:36; Moisés 4:1–4; Abr. 3:27–28). Estos espíritus fueron expulsados de los cielos y se les negó la experiencia de poseer un cuerpo terrenal y de conocer la vida terrenal, quedando condenados por toda la eternidad. Desde que fue expulsado del cielo, el diablo constantemente ha intentado engañar a todo el género humano y desviarlo de la obra de Dios, para que todos sean tan miserables como él (Apoc. 12:9; 2 Ne. 2:27; 9:8–9).
Toda organización inicua y mundana sobre la tierra que pervierte el Evangelio puro y perfecto y lucha contra el Cordero de Dios.
Un llamamiento al servicio en la Iglesia durante la época del apóstol Pablo (Filip. 1:1; 1 Tim. 3:8–13) y un oficio en el Sacerdocio Aarónico (DyC 20:38, 57–59; 84:30, 111; 107:85).
Diez leyes que dio Dios, por medio del profeta Moisés, con el fin de regir el comportamiento moral.
La designación hebrea de estos mandamientos es las “Diez Palabras”, y también se les llama el Convenio (Deut. 9:9) o el Testimonio (Éx. 25:21; 32:15). La forma en que Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, y por medio de este a Israel, se describe en Éx. 19:9–20:23; 32:15–19; 34:1. Estaban grabados en dos tablas de piedra que se depositaron en el Arca, por lo que a este se le dio el nombre del arca del convenio (Núm. 10:33). Nuestro Señor, citando los pasajes de Deut. 6:4–5 y Lev. 19:18, resumió los Diez Mandamientos en “dos grandes mandamientos” (Mateo 22:37–39).
Los Diez Mandamientos se han reiterado en la revelación de los últimos días (TJS, Éx. 34:1–2, 14 [Apéndice — Biblia]; Mos. 12:32–37; 13:12–24; DyC 42:18–28; 59:5–13).
La décima parte de los ingresos anuales de una persona, la cual se entrega al Señor por medio de la Iglesia. El fondo de los diezmos se utiliza para construir centros de reuniones y templos, para sostener la obra misional y para edificar el reino de Dios sobre la tierra.
Tener rectitud una persona y contar con la aprobación de Dios y de los líderes que Él ha nombrado.
Un esfuerzo constante y valiente, particularmente en el servicio del Señor y en la obediencia a Su palabra.
En los tiempos de Noé, la tierra fue totalmente cubierta por las aguas; esto fue el bautismo de la tierra y simbolizó su purificación (1 Pe. 3:20–21).
Monedas, papel, certificados, etc., utilizados como pago de artículos o servicios. A veces se usa como símbolo del materialismo.
La facultad de comprender o saber algo por el poder del Espíritu. Es uno de los dones del Espíritu y comprende la habilidad de percibir el verdadero carácter de las personas y el origen y significado de las manifestaciones espirituales.
Seguidor de Jesucristo que vive de acuerdo con Sus enseñanzas (DyC 41:5). El vocablo discípulo se utiliza para designar a los Doce Apóstoles llamados por Cristo durante Su ministerio terrenal (Mateo 10:1–4). También se usa para describir a los Doce escogidos por Jesús para dirigir Su Iglesia entre los nefitas y los lamanitas (3 Ne. 19:4).
En el Libro de Mormón, tres de los discípulos nefitas escogidos por Cristo.
El Señor les concedió la misma bendición que había otorgado a Juan el Amado, o sea, que permanecieran sobre la tierra para llevar almas a Cristo hasta la segunda venida del Salvador. Fueron trasladados de manera que no sintieran dolor ni murieran (3 Ne. 28).
Una dispensación del Evangelio es un período de tiempo durante el cual el Señor tiene en la tierra por lo menos un siervo autorizado que posee el santo sacerdocio.
Adán, Enoc, Noé, Abraham, Moisés, Jesucristo, José Smith y otros han dado comienzo a nuevas dispensaciones del Evangelio. Cuando el Señor organiza una dispensación, revela el Evangelio nuevamente, de manera que la gente de esa dispensación no tenga que depender de las anteriores para conocer el plan de salvación. La dispensación que se inició con José Smith se conoce como la “dispensación del cumplimiento de los tiempos”.
La finalización del matrimonio por medio del poder civil o la ley eclesiástica. Según el Nuevo Testamento, Dios permitió el divorcio bajo ciertas condiciones por causa de la dureza del corazón de la gente, pero según lo explicó Jesús, “al principio no fue así” (Mateo 19:3–12). En general, en las Escrituras se recomienda que no se recurra al divorcio, y se aconseja al marido y su mujer que se amen con rectitud (1 Cor. 7:10–12; DyC 42:22).
Los principios y enseñanzas del evangelio de Jesucristo.
Recopilación de revelaciones divinas y declaraciones inspiradas de los últimos días. El Señor las dio a José Smith y a otros profetas que lo sucedieron para establecer y regular el reino de Dios sobre la tierra en los últimos días. Doctrina y Convenios, junto con la Biblia, el Libro de Mormón y la Perla de Gran Precio, es uno de los libros canónicos de Escrituras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Pero lo que da a este libro su carácter exclusivo es que no se trata de una traducción de documentos antiguos, sino que el Señor dio estas revelaciones a Sus profetas escogidos en estos tiempos modernos con el fin de restaurar Su reino. En esas revelaciones se puede percibir la voz tierna pero firme del Señor Jesucristo (DyC 18:35–36).
En la historia de José Smith se afirma que Doctrina y Convenios es el fundamento de la Iglesia en los últimos días y un beneficio para el mundo (DyC 70: Encabezamiento). Las revelaciones que contiene dan inicio a la obra de preparar la vía para la segunda venida del Señor, en cumplimiento de todas las palabras pronunciadas por los profetas desde la creación del mundo.
Dios otorga al hombre muchas bendiciones y dones.
Todo miembro de la Iglesia, bautizado y digno, tiene el derecho de tener consigo la influencia constante del Espíritu Santo. Después de bautizarse una persona en la verdadera Iglesia de Jesucristo, recibe el don del Espíritu Santo mediante la imposición de manos de otra persona que tenga la debida autoridad (Hech. 8:12–25; Moro. 2; DyC 39:23). A menudo se menciona este don como el bautismo de fuego (Mateo 3:11; DyC 19:31).
Bendiciones espirituales especiales que el Señor da a las personas dignas para su propio beneficio y para que los empleen con el fin de llevar bendiciones a la vida de otros. En DyC 46:11–33, 1 Cor. 12:1–12 y Moro. 10:8–18 se encuentra una descripción de los dones del Espíritu.
Estado de reposo en el que se suspende la actividad consciente. El Señor ha aconsejado a Sus santos no dormir más de lo necesario (DyC 88:124). El vocablo dormir también se utiliza como símbolo de la muerte espiritual (1 Cor. 11:30; 2 Ne. 1:13) o de la muerte física (Morm. 9:13).
Libro del Antiguo Testamento que contiene reflexiones sobre algunos de los problemas más profundos de la vida.
El Predicador, autor del libro, escribe gran parte de este con el punto de vista de los que no cuentan con la comprensión del Evangelio. Escribe conforme a la manera de pensar de los habitantes del mundo, de los que están “debajo del sol” (Ecle. 1:9). Gran parte del libro parece ser negativo y pesimista (Ecle. 9:5, 10); esta no es la forma en que Dios desea que percibamos la vida, sino que es la percepción que el Predicador ha observado en los hombres de la tierra, faltos de luz. La parte más espiritual del libro se encuentra en los capítulos 11 y 12, donde el autor concluye que lo único que tiene valor duradero es la obediencia a los mandamientos de Dios.
Lugar donde vivieron nuestros primeros padres Adán y Eva (Gén. 2:8–3:24; 4:16; 2 Ne. 2:19–25; Moisés 3–4; Abr. 5), designado como un huerto o jardín hacia el oriente en Edén. Adán y Eva fueron expulsados de Edén después de comer del fruto prohibido y convertirse en seres mortales (Moisés 4:29). La revelación moderna confirma el relato bíblico del Jardín de Edén y añade la importante información de que estaba situado en lo que hoy día es Norteamérica.
En el Nuevo Testamento, epístola escrita por el apóstol Pablo a los santos de Éfeso. Es sumamente importante porque contiene las enseñanzas de Pablo acerca de la Iglesia de Cristo.
En el capítulo 1, se encuentra la salutación acostumbrada. En los capítulos 2 y 3, se explica el cambio que ocurre en las personas cuando se convierten en miembros de la Iglesia: se vuelven conciudadanos de los santos, quedando gentiles y judíos unidos en una sola Iglesia. En los capítulos del 4 al 6, se explican las funciones de los apóstoles y profetas, la necesidad de ser unidos y la importancia de vestirse de toda la armadura de Dios.
En el Antiguo Testamento, segundo hijo de José y Asenat (Gén. 41:50–52; 46:20). Al contrario de lo que se hacía por tradición, Efraín recibió la bendición de la primogenitura en lugar de Manasés, el hijo mayor (Gén. 48:17–20). Efraín fue el padre de la tribu que lleva su nombre.
Efraín recibió la primogenitura de Israel (1 Cró. 5:1–2; Jer. 31:9), y en los últimos días esta tribu ha tenido el privilegio y la responsabilidad de poseer el sacerdocio, llevar el mensaje de la restauración del Evangelio al mundo, y levantar un estandarte para congregar al Israel disperso (Isa. 11:12–13; 2 Ne. 21:12–13). Los hijos de Efraín coronarán de gloria a los que en los últimos días regresen de los países del norte (DyC 133:26–34).
Registro de un grupo de la tribu de Efraín que fue guiado desde Jerusalén hasta América alrededor del año 600 a.C. A dicho registro, que es el Libro de Mormón, se le llama el palo de Efraín o el palo de José. Al unirse al palo de Judá (la Biblia), ambos registros constituyen un testimonio unido del Señor Jesucristo, de Su resurrección de la tumba y de Su obra divina realizada entre estas dos ramas de la casa de Israel.
País ubicado en el noreste de África. Gran parte del país es árido y desolado, por lo que la mayoría de los habitantes viven en el valle del Nilo, cuya extensión es de poco más de 885 kilómetros.
El Egipto de la antigüedad era rico y próspero, y en él se realizaron importantes obras públicas, entre ellas, canales de irrigación, ciudades fuertes con fines defensivos y monumentos reales, especialmente tumbas y templos que todavía se cuentan entre las maravillas del mundo. Durante algún tiempo, el sistema de gobierno egipcio imitaba el orden patriarcal del sacerdocio (Abr. 1:21–27).
Nombre de la esposa y también de una hija de Cam hijo de Noé. En caldeo, el nombre significa “Egipto”, o “aquello que está prohibido” (Abr. 1:23–25).
La palabra anciano se emplea de distintas maneras en la Biblia. En muchos casos del Antiguo Testamento se refiere a los hombres de mayor edad de una tribu, a quienes por lo general se confiaban los asuntos gubernamentales (Gén. 50:7; Josué 20:4; Rut 4:2; Mateo 15:2). Su edad y experiencia eran motivo de que a menudo se buscara su consejo. Esta designación no se refería necesariamente a su oficio en el sacerdocio.
En la época del Antiguo Testamento también había ancianos ordenados como tales en el Sacerdocio de Melquisedec (Éx. 24:9–11). En el Nuevo Testamento se hace referencia a los ancianos como oficio del sacerdocio en la Iglesia (Stg. 5:14–15). Entre los nefitas también había ancianos (élderes) ordenados en el sacerdocio (Alma 4:7, 16; Moro. 3:1). En esta dispensación, José Smith y Oliver Cowdery fueron los primeros en ser ordenados élderes (ancianos) (DyC 20:2–3).
Para evitar la interpretación incorrecta que pudiera darse al título “anciano”, la Iglesia ha optado por usar el término “élder” (que es el equivalente de “anciano” en inglés) como título apropiado para todos los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. A los misioneros también se les llama élderes. Un Apóstol también es un élder en este sentido, y es propio aplicar este título a los miembros del Cuórum de los Doce y de los Cuórums de los Setenta (DyC 20:38; 1 Pe. 5:1). En la revelación moderna se han delineado los deberes de los que han sido ordenados élderes de la Iglesia en la actualidad (DyC 20:38–45; 42:44; 46:2; 107:12).
Basándose en la dignidad personal en la vida preterrenal, Dios eligió a los que serían la descendencia de Abraham y la casa de Israel y que llegarían a ser el pueblo del convenio (Deut. 32:7–9; Abr. 2:9–11). A dichas personas se les dan bendiciones y deberes especiales para que bendigan a todas las naciones del mundo (Rom. 11:5–7; 1 Pe. 1:2; Alma 13:1–5; DyC 84:99). No obstante, si desean alcanzar la salvación, aun los electos deben ser llamados y elegidos en esta vida.
Los elegidos (escogidos) son aquellos que aman a Dios con todo el corazón y viven de una manera que a Él le complace. Los que viven como discípulos de Él serán seleccionados un día por el Señor para ser contados entre Sus hijos escogidos.
Sumo sacerdote y juez del Antiguo Testamento en la época en que el Señor llamó a Samuel para ser profeta (1 Sam. 3). El Señor lo reprendió por tolerar la iniquidad de sus hijos (1 Sam. 2:22–36; 3:13).
En las Escrituras este nombre o título se emplea de varias maneras:
En Mateo 17:3–4; Lucas 4:25–26 y Santiago 5:17 se hace referencia al antiguo profeta Elías, cuyo ministerio se relata en los libros 1 y 2 de los Reyes.
Elías es también un título que se da a aquel que es precursor; por ejemplo, Juan el Bautista fue un Elías porque fue enviado a preparar el camino para Jesús (Mateo 17:12–13).
El título Elías también se ha aplicado a muchas otras personas por motivo de las misiones particulares que habrían de cumplir; por ejemplo, a Juan el Revelador (DyC 77:14) y a Gabriel (Lucas 1:11–20; DyC 27:6–7; 110:12).
Un profeta llamado Elías o Esaías que aparentemente vivió en la época de Abraham (DyC 84:11–13; 110:12).
Profeta del Antiguo Testamento que regresó en los postreros días para conferir a José Smith y a Oliver Cowdery las llaves del poder de sellar. En su época, Elías el Profeta efectuó su obra en Israel, el reino del norte (1 Rey. 17–22; 2 Rey. 1–2). Tenía gran fe en el Señor y se destaca por los muchos milagros que efectuó. Por petición suya, Dios interrumpió las lluvias durante tres años y medio; levantó a un niño de entre los muertos e hizo caer fuego de los cielos (1 Rey. 17–18). El pueblo judío aún espera el regreso de Elías, tal como lo profetizó Malaquías (Mal. 4:5), y lo invitan como huésped durante sus Festividades de Pascua, dejando la puerta abierta y un lugar reservado en la mesa.
El profeta José Smith dijo que Elías el Profeta poseía el poder para sellar, poder que corresponde al Sacerdocio de Melquisedec, y que fue el último profeta que lo tuvo antes de la época de Jesucristo. Elías apareció en el monte de la Transfiguración, acompañado de Moisés, y confirió las llaves del sacerdocio a Pedro, Santiago (Jacobo) y Juan (Mateo 17:3). Apareció nuevamente, en compañía de Moisés y de otros, el 3 de abril de 1836, en el Templo de Kirtland, Ohio (EE. UU.), y confirió las mismas llaves a José Smith y a Oliver Cowdery (DyC 110:13–16). Todo esto se hizo como preparación para la segunda venida del Señor, de lo cual se habla en Mal. 4:5–6.
El poder de Elías el Profeta es el poder de sellar que corresponde al sacerdocio, poder mediante el cual todo lo que se ate o se desate en la tierra se atará o se desatará también en los cielos (DyC 128:8–18). En la actualidad, contamos con siervos escogidos del Señor que poseen este poder de sellar y que llevan a cabo las ordenanzas salvadoras del Evangelio a favor de los vivos y de los muertos (DyC 128:8).
En el Nuevo Testamento, esposa de Zacarías, madre de Juan el Bautista y parienta de María (Lucas 1:5–60).
En el Antiguo Testamento, profeta de Israel, el reino del norte, y consejero de confianza de varios reyes de ese país.
Eliseo era de carácter afable y afectuoso, y no tenía ese celo vehemente por el cual se había distinguido su maestro, Elías el Profeta. Sus notables milagros (2 Rey. 2–5; 8) testifican que verdaderamente recibió el poder del profeta Elías cuando lo sucedió como profeta (2 Rey. 2:9–12). Por ejemplo, sanó la fuente de aguas malas, dividió las aguas del Jordán, multiplicó el aceite de la viuda, devolvió la vida a un niño muerto, curó de lepra a un hombre, hizo flotar en el agua un hacha de hierro e hirió a los sirios con ceguera (2 Rey. 2–6). Su ministerio duró más de 50 años, durante los reinados de Joram, Jehú, Joacaz y Joás.
Uno de los nombres de Jesucristo. Se deriva de vocablos hebreos que significan “Dios con nosotros”.
Emanuel es un nombre y título que se da como señal de la liberación que proviene de Dios (Isa. 7:14). Mateo reconoció específicamente la referencia que Isaías hace de Emanuel como profecía del nacimiento de Jesús en el mundo (Mateo 1:18–25). El nombre también aparece en las Escrituras de los últimos días (2 Ne. 17:14; 18:8; DyC 128:22).
En las Escrituras, significa antagonismo, hostilidad y odio.
En las Escrituras, a veces la enfermedad física se emplea como símbolo de malestar espiritual (Isa. 1:4–7; 33:24).
Hacer creer a alguien algo que no es verdad. Defraudar.
Nacer. Engendrar es dar nacimiento o procrear. En las Escrituras, estas palabras se utilizan a menudo con el significado de nacer de Dios. Aunque Jesucristo es el único engendrado por el Padre en la carne (Unigénito), todos pueden ser engendrados espiritualmente por Cristo al aceptarlo, obedecer Sus mandamientos y llegar a ser personas nuevas mediante el poder del Espíritu Santo.
Profeta que guio al pueblo de la ciudad de Sion. Se habla de su ministerio en el Antiguo Testamento y también en la Perla de Gran Precio. Fue el séptimo patriarca después de Adán; era hijo de Jared y padre de Matusalén (Gén. 5:18–24; Lucas 3:37).
Enoc era una gran persona y su ministerio fue mucho más importante de lo que indica la breve mención que de él hace la Biblia. El relato bíblico nos dice que fue traspuesto (trasladado) (Heb. 11:5), pero no da detalles de su ministerio. En Judas 1:14 se cita una de sus profecías. Por medio de la revelación de los últimos días, aprendemos mucho más acerca de Enoc; específicamente de su predicación, de su ciudad llamada Sion y de sus visiones y profecías (DyC 107:48–57; Moisés 6–7). Sion fue llevada al cielo debido a la rectitud de sus habitantes (Moisés 7:69).
El enojo es un sentimiento de ira o de molestia contra alguien o algo. El Señor advirtió a Sus santos que dominaran su enojo (Mateo 5:22). Ni los padres ni los hijos deben injuriar o maltratar a los demás miembros de la familia. En las Escrituras, el enojo se relaciona muchas veces, en sentido figurado, con el fuego (2 Ne. 15:25; DyC 1:13).
Profeta nefita e historiador del Libro de Mormón que, después de orar pidiendo perdón, recibió la remisión de sus pecados mediante su fe en Cristo (Enós 1:1–8). El Señor estableció un convenio con Enós de sacar a luz el Libro de Mormón para los lamanitas (Enós 1:15–17).
Libro del Libro de Mormón que relata la historia de la oración de Enós al Señor pidiendo perdón para sí mismo y rogando por su pueblo y por los demás. El Señor le prometió que el Libro de Mormón se preservaría y que estaría disponible para los lamanitas en un día futuro. Aunque el libro de Enós solo cuenta con un capítulo, relata la potente historia de un hombre que buscó a su Dios por medio de la oración, obedeció los mandamientos del Señor toda la vida y, antes de su muerte, se regocijó por el conocimiento que tenía del Redentor.
Impartir conocimiento a los demás. En las Escrituras, se refiere especialmente a enseñar a las personas verdades del Evangelio, y guiarlas hacia la rectitud. Los que enseñan el Evangelio deben recibir la guía del Espíritu. Todos los padres son maestros dentro de su propia familia. Los santos deben procurar las enseñanzas del Señor y de Sus líderes y estar dispuestos a aceptarlas.
Obtener conocimiento o percibir el significado de alguna verdad, incluso su aplicación a la vida.
Según las Escrituras, es malo desear poseer algo que pertenece a otra persona.
El nombre de un antiguo profeta que vivió en los días de Abraham (DyC 76:100; 84:13).
En el Antiguo Testamento, hijo mayor de Isaac y Rebeca y hermano gemelo de Jacob. Los dos hermanos fueron rivales desde su nacimiento (Gén. 25:19–26). Los edomitas, descendientes de Esaú, y los israelitas, descendientes de Jacob, llegaron a ser naciones rivales (Gén. 25:23).
Cuando el Señor selecciona o escoge a una o a varias personas, normalmente también las llama a servir en Su obra.
Las personas seleccionadas por Dios para cumplir ciertas responsabilidades especiales.
El vocablo se utiliza en sentido ligeramente distinto en el Antiguo y en el Nuevo Testamento: (1) En el Antiguo Testamento, la responsabilidad primordial del escriba era copiar las Escrituras (Jer. 8:8). (2) En el Nuevo Testamento se menciona con frecuencia a los escribas, llamándolos a veces intérpretes de la ley. Ellos fueron quienes desarrollaron los detalles de la ley y la aplicaban a las circunstancias de su época (Mateo 13:52; Mar. 2:16–17; 11:17–18; Lucas 11:44–53; 20:46–47).
Las palabras expresadas, tanto por escrito como oralmente, por los hombres santos de Dios cuando hablan por la influencia del Espíritu Santo. Las Escrituras canónicas oficiales de la Iglesia en la actualidad son la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Jesús y los escritores del Nuevo Testamento consideraban como Escrituras los libros del Antiguo Testamento (Mateo 22:29; Juan 5:39; 2 Tim. 3:15; 2 Pe. 1:20–21). Véase también Cronología en el Apéndice.
En las Escrituras se mencionan muchos escritos sagrados con los cuales no contamos hoy día. Entre ellos se cuentan los siguientes libros y autores: el libro del convenio (Éx. 24:7); el libro de las batallas de Jehová (Núm. 21:14); Jaser (Josué 10:13; 2 Sam. 1:18); los hechos de Salomón (1 Rey. 11:41); las crónicas de Samuel vidente (1 Cró. 29:29); el profeta Natán (2 Cró. 9:29); el profeta Semaías (2 Cró. 12:15); el profeta Iddo (2 Cró. 13:22); las palabras de Jehú (2 Cró. 20:34); las palabras de los videntes (2 Cró. 33:19); Enoc (Judas 1:14); las palabras de Zenoc, Neum y Zenós (1 Ne. 19:10); Zenós (Jacob 5:1), Zenoc y Ezías (Hel. 8:20); un libro de memorias (Moisés 6:5); y epístolas a los corintios (1 Cor. 5:9), a los efesios (Efe. 3:3), la de Laodicea (Col. 4:16) y de Judas (Judas 1:3, versión del rey Santiago, en inglés).
Oír la voz y las enseñanzas del Señor, prestando atención y obedeciendo.
En Kirtland, Ohio (EE. UU.), durante el invierno de 1832–1833, el Señor mandó a José Smith organizar una escuela con el fin de capacitar a los hermanos en todo lo pertinente al Evangelio y al reino de Dios. De esa escuela salieron muchos de los primeros líderes de la Iglesia. Otra escuela de los profetas, o de los élderes, la dirigió Parley P. Pratt en el condado de Jackson, Misuri (DyC 97:1–6). Se organizaron otras escuelas similares poco después de la migración de los santos al oeste; no obstante, estas se discontinuaron al poco tiempo. En la actualidad, la enseñanza del Evangelio se lleva a cabo en el hogar, en los cuórums del sacerdocio y en las diversas organizaciones auxiliares, así como en las escuelas de la Iglesia y en las clases de seminario e instituto.
Sacerdote y escriba del Antiguo Testamento que condujo a una parte de los judíos de regreso a Jerusalén después de su cautiverio en Babilonia (Esdras 7–10; Neh. 8; 12). En el año 458 a.C. recibió permiso de Artajerjes, rey de Persia, para llevar a Jerusalén a cualquier judío exiliado que quisiera ir (Esdras 7:12–26).
Antes de la época de Esdras, la lectura de las Escrituras llamadas “la ley” había sido casi totalmente controlada por los sacerdotes. Esdras ayudó a poner las Escrituras al alcance de todos los judíos. La lectura pública del “libro de la ley” llegó a ser, con el tiempo, el centro mismo de la vida judía. La más grande enseñanza de Esdras quizás derive de su propio ejemplo al preparar su corazón para inquirir la ley del Señor y cumplirla, y para enseñarla a otros (Esdras 7:10).
En los capítulos del 1 al 6, se describen los acontecimientos que ocurrieron unos 60 a 80 años antes de la llegada de Esdras a Jerusalén, es decir, el decreto de Ciro en el año 537 a.C. y el regreso de los judíos bajo la dirección de Zorobabel. En los capítulos del 7 al 10 se describe cómo fue Esdras a Jerusalén. Él y su compañía ayunaron y oraron pidiendo protección. En Jerusalén encontraron a muchos judíos que habían regresado allí anteriormente bajo el reinado de Zorobabel y se habían casado con mujeres extranjeras, por lo que se habían contaminado. Esdras oró por sus compatriotas y ellos hicieron convenio con Dios de que se apartarían de esas esposas. La historia de los años posteriores de Esdras se encuentra en el libro de Nehemías.
La expectativa confiada y el anhelo de recibir las bendiciones que se han prometido a los justos. En las Escrituras se habla con frecuencia de la esperanza como la espera anhelosa de la vida eterna por medio de la fe en Jesucristo.
La parte del ser viviente que existe desde antes del nacimiento del cuerpo mortal, que mora dentro de ese cuerpo durante la vida terrenal y que después de la muerte existe como un ser separado hasta la Resurrección. Todos los seres vivientes —el hombre, los animales y la vegetación— fueron creados espiritualmente antes que existiese físicamente sobre la tierra forma alguna de vida (Gén. 2:4–5; Moisés 3:4–7). El cuerpo de espíritu es a semejanza del cuerpo físico (1 Ne. 11:11; Éter 3:15–16; DyC 77:2; 129). Todo espíritu es materia, solo que más refinada y pura que los elementos o la materia terrenales (DyC 131:7).
Toda persona es literalmente hijo o hija de Dios, habiendo nacido como espíritu, de Padres Celestiales, antes de nacer de padres terrenales en la carne (Heb. 12:9). Toda persona que viva o haya vivido sobre la tierra tiene un cuerpo espiritual inmortal, además de su cuerpo de carne y huesos. Según lo definen a veces las Escrituras, el espíritu y el cuerpo unidos constituyen el alma (Gén. 2:7; DyC 88:15; Moisés 3:7, 9, 19; Abr. 5:7). El espíritu puede vivir independiente del cuerpo, pero el cuerpo no puede vivir sin el espíritu (Stg. 2:26). La muerte física es la separación del espíritu y el cuerpo. En la Resurreción, el espíritu se reúne con el mismo cuerpo de carne y huesos que habitó siendo un ser mortal, con dos diferencias importantes: nunca volverán a separarse, y el cuerpo físico será inmortal y perfecto (Alma 11:45; DyC 138:16–17).
El tercer miembro de la Trinidad (1 Juan 5:7; DyC 20:28); personaje de espíritu que no posee un cuerpo de carne y huesos (DyC 130:22). Con frecuencia se hace referencia al Espíritu Santo llamándolo el Espíritu, o el Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo desempeña varias funciones vitales en el plan de salvación: (1) Da testimonio del Padre y del Hijo (1 Cor. 12:3; 3 Ne. 28:11; Éter 12:41); (2) Revela la verdad de todas las cosas (Juan 14:26; 16:13; Moro. 10:5; DyC 39:6); (3) Santifica a los que se arrepienten y se bautizan (Juan 3:5; 3 Ne. 27:20; Moisés 6:64–68); (4) Es el Santo Espíritu de la promesa (DyC 76:50–53; 132:7, 18–19, 26).
El poder del Espíritu Santo puede descender sobre una persona antes del bautismo y dar testimonio de que el Evangelio es verdadero, pero el derecho de tener, cuando se es digno, la compañía constante del Espíritu Santo es un don que se puede recibir solamente mediante la imposición de manos de un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec y después de haber recibido el bautismo autorizado en la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Jesús enseñó que es posible recibir el perdón de todos los pecados con la excepción de la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mateo 12:31–32; Mar. 3:28–29; Lucas 12:10; Heb. 6:4–8; DyC 76:34–35).
En las Escrituras se simboliza a Jesucristo como al Esposo; y a la Iglesia, como a Su esposa.
Una de las unidades administrativas de la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La estaca por regla general se compone de varios barrios y en algunos casos de barrios y ramas. Generalmente tiene límites geográficos y concuerda con la imagen de una tienda que se describe en Isaías 54:2: “Alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas”. Toda estaca de Sion apoya la Iglesia y ayuda a sostenerla de la misma manera que una tienda o tabernáculo es sostenido por sus estacas. La estaca es el lugar de recogimiento de los remanentes del Israel disperso (DyC 82:13–14; 101:17–21).
En las Escrituras, una bandera o enseña alrededor de la cual se juntaban los del pueblo unidos por un mismo fin. En los tiempos antiguos, el estandarte servía como punto de reagrupación para los soldados en la batalla. En sentido simbólico, el Libro de Mormón y la Iglesia de Jesucristo son estandartes a todas las naciones de la tierra.
En el Libro de Mormón, un estandarte que levantó Moroni, capitán en jefe de los ejércitos nefitas. Lo hizo con el fin de inspirar al pueblo nefita a defender su religión, su libertad, su paz y sus familias.
Mujer de gran fe y el personaje principal del libro de Ester.
Libro del Antiguo Testamento que contiene la historia del gran valor que demostró la reina Ester cuando salvó a su pueblo de la destrucción.
En los capítulos 1 y 2, se relata que Ester, mujer judía e hija adoptiva del judío Mardoqueo, fue escogida para ser reina de Persia por motivo de su belleza. En el capítulo 3, se explica que Amán, que ocupaba un alto puesto en la corte del rey, odiaba a Mardoqueo y obtuvo un decreto para que se diera muerte a todos los judíos. En los capítulos del 4 al 10, se relata que Ester, exponiéndose a un grave riesgo personal, reveló al rey su propia nacionalidad y obtuvo la anulación del decreto.
Apreciar el valor de una persona o de un objeto; en la Iglesia se emplea especialmente con relación al Evangelio.
El último profeta jaredita del Libro de Mormón (Éter 12:1–2).
Libro del Libro de Mormón que contiene porciones de los registros de los jareditas, un pueblo que habitó el hemisferio occidental muchos siglos antes de la llegada del pueblo de Lehi. El libro de Éter se tomó de veinticuatro planchas que encontró el pueblo de Limhi (Mosíah 8:8–9).
En los capítulos 1 y 2, se relata que los jareditas dejaron su tierra durante la época de la Torre de Babel y emprendieron viaje hacia lo que ahora conocemos como el continente americano. En los capítulos del 3 al 6, se explica que el hermano de Jared vio al Salvador antes de que este naciera en el mundo; también se describe el viaje de los jareditas en ocho embarcaciones. Los capítulos del 7 al 11 son una continuación de los relatos de la maldad que predominó durante gran parte de la historia jaredita. En los capítulos 12 y 13, Moroni, que recopiló el registro de Éter, escribe acerca de los milagros que se obraron por la fe, así como de Cristo y de una Nueva Jerusalén que vendrían en un día futuro. En los capítulos 14 y 15, se relata que los jareditas llegaron a ser una nación poderosa, pero que fueron destruidos por la guerra civil como consecuencia de su iniquidad.
La primera mujer que vivió sobre esta tierra (Gén. 2:21–25; 3:20); esposa de Adán. En hebreo su nombre significa “vida”. Fue llamada así por cuanto ella fue la “madre de todos los vivientes” (Moisés 4:26). Ella y Adán, el primer hombre, compartirán la gloria eterna por la función que desempeñaron al hacer posible el progreso eterno de todo el género humano.
El plan de Dios para la salvación del hombre, hecho posible mediante la expiación de Jesucristo. El Evangelio abarca las eternas verdades, o sea, las leyes, los convenios y las ordenanzas que son necesarios para que el género humano regrese a la presencia de Dios. Él restauró la plenitud del Evangelio a la tierra en el siglo diecinueve por medio del profeta José Smith.
Los cuatro registros o testimonios de la vida terrenal de Jesús y de los acontecimientos relativos a Su ministerio, los cuales comprenden los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento. Los escribieron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y son testimonios escritos de la vida de Cristo. En muchos aspectos, el libro de 3 Nefi en el Libro de Mormón es muy similar a estos cuatro Evangelios del Nuevo Testamento.
Los libros del Nuevo Testamento se escribieron originalmente en griego, y en ese idioma el vocablo evangelio significa “buenas nuevas”. Las buenas nuevas son que Jesucristo ha efectuado una expiación que redimirá a toda la humanidad de la muerte y que recompensará a toda persona de acuerdo con sus propias obras (Juan 3:16; Rom. 5:10–11; 2 Ne. 9:26; Alma 34:9; DyC 76:69).
Véase también la Concordancia entre los Evangelios en el Apéndice.
El que proclama o testifica de las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo. José Smith enseñó que un evangelista es un patriarca. El patriarca es llamado y ordenado bajo la dirección de los Doce Apóstoles para dar bendiciones especiales que se llaman bendiciones patriarcales.
El máximo estado de felicidad y gloria dentro del reino celestial.
La excomunión es la medida disciplinaria más severa de la Iglesia. Una persona que ha sido excomulgada deja de ser miembro de la Iglesia. Las autoridades de la Iglesia excomulgan a una persona solamente cuando esta ha decidido vivir de manera contraria a los mandamientos del Señor y, por lo tanto, se descalifica a sí misma para seguir siendo miembro de la Iglesia.
Libro del Antiguo Testamento, escrito por Moisés, en el que se describe la partida de los israelitas de Egipto. La historia de los primeros tiempos de Israel, según se encuentra registrada en Éxodo, se puede dividir en tres partes: (1) La esclavitud del pueblo en Egipto, (2) su partida de Egipto bajo la dirección de Moisés y (3) su dedicación al servicio de Dios en la vida religiosa y política.
La primera parte comprende Éxodo 1:1–15:21. En ella se relata la opresión de Israel en Egipto; las primeras etapas de la historia y el llamamiento de Moisés; los varios acontecimientos que llevaron finalmente a la liberación; el éxodo del pueblo y la institución de la Pascua; el viaje hasta el mar Rojo, la destrucción del ejército de Faraón y el cántico de victoria de Moisés.
La segunda parte comprende Éxodo 15:22–18:27. En ella se habla de la redención de Israel y los acontecimientos del viaje desde el mar Rojo hasta Sinaí; las aguas amargas de Mara, el milagro de las codornices y el maná, la observancia del día de reposo, la milagrosa aparición de agua de la roca cuando estaban en Refidim, y la batalla que se sostuvo allí contra los amalecitas; la llegada de Jetro al campamento y su consejo en cuanto al gobierno civil del pueblo.
La tercera parte comprende los capítulos del 19 al 40 y tiene que ver con la consagración de Israel al servicio de Dios durante los solemnes acontecimientos que ocurrieron en Sinaí. El Señor apartó al pueblo para ser un reino de sacerdotes y una nación santa; le dio los Diez Mandamientos y otras leyes; le dio instrucciones respecto al tabernáculo, su mobiliario y la forma de emplearlo en la adoración. Luego, se refiere el pecado del pueblo al adorar el becerro de oro y, finalmente, la construcción del tabernáculo y las estipulaciones para los servicios que se llevarían a cabo.
La reconciliación del hombre con Dios.
En el contexto de las Escrituras, expiar significa padecer el castigo del pecado, eliminando así los efectos del pecado del pecador arrepentido y permitiéndole reconciliarse con Dios. Jesucristo fue el único ser capaz de llevar a cabo la Expiación perfecta por todo el género humano. Él pudo hacerlo debido a Su elección y preordenación en el Gran Concilio que tuvo lugar antes que el mundo fuese formado (Éter 3:14; Moisés 4:1–2; Abr. 3:27), por Su calidad de Hijo de Dios y Su vida sin pecado. La Expiación consistió en Su sufrimiento por los pecados de la humanidad, el derramamiento de Su sangre, y Su muerte y resurrección del sepulcro (Isa. 53:3–12; Lucas 22:44; Mos. 3:5–11; Alma 7:10–13; DyC 19:16–19). Por motivo de la Expiación, todos los muertos se levantarán de la tumba con un cuerpo inmortal (1 Cor. 15:22). La Expiación también provee el medio por el cual el ser humano puede recibir el perdón de sus pecados y vivir para siempre con Dios; pero la persona que haya alcanzado la edad de responsabilidad y haya recibido la ley solamente obtendrá estas bendiciones si tiene fe en Jesucristo, se arrepiente de sus pecados, recibe las ordenanzas de salvación y obedece los mandamientos de Dios. Los que no lleguen a la edad de responsabilidad y los que no conozcan la ley son redimidos por medio de la Expiación (Mosíah 15:24–25; Moro. 8:22). Las Escrituras nos enseñan claramente que si Cristo no hubiera efectuado la Expiación por nuestros pecados, ninguna ley ni ninguna ordenanza ni sacrificio cumpliría las demandas de la justicia, y el hombre nunca podría regresar a la presencia de Dios (2 Ne. 2; 9).
Rey justo de la nación de Judá en los tiempos del Antiguo Testamento. Reinó 29 años, durante la época en que Isaías era profeta en Judá (2 Rey. 18–20; 2 Cró. 29–32; Isa. 36–39). En sus reformas, tanto eclesiásticas como estatales, contó con la ayuda de Isaías. Suprimió la idolatría y restableció los servicios del templo. La vida de Ezequías se extendió quince años más por medio de la oración y la fe (2 Rey. 20:1–7). La primera parte de su reinado fue próspera, pero su rebelión contra el rey de Asiria (2 Rey. 18:7) dio como resultado dos invasiones asirias: la primera se describe en Isa. 10:24–32 y la segunda en 2 Rey. 18:13–19:7. Durante la segunda invasión, Jerusalén fue salvada por un ángel del Señor (2 Rey. 19:35).
Profeta que escribió el libro de Ezequiel, del Antiguo Testamento. Fue sacerdote de la familia de Sadoc y uno de los cautivos judíos a quienes prendió Nabucodonosor. Se estableció en Babilonia junto con los exiliados judíos y profetizó durante un período de 22 años, desde 592 hasta 570 a.C.
El libro de Ezequiel tiene cuatro partes principales. En los capítulos del 1 al 3, se habla de una visión que tuvo de Dios y del llamamiento de Ezequiel a servir; en los capítulos del 4 al 24, se relatan los juicios sobre Jerusalén y el motivo por el que se dieron; en los capítulos del 25 al 32, se proclaman juicios sobre las naciones; y en los capítulos del 33 al 48, se encuentra el relato de las visiones que él tuvo del Israel de los postreros días.
En las Escrituras, el término familia se refiere al marido, la mujer y los hijos, y a veces a otros familiares que vivan en la misma casa o bajo la dirección del cabeza de familia. Una familia también puede componerse de uno solo de los padres y sus hijos, de marido y mujer sin hijos, o incluso de una persona que viva sola.
En Doctrina y Convenios se explica la naturaleza eterna de la relación matrimonial y de la familia. El matrimonio celestial y la continuación de la unidad familiar permite que marido y mujer lleguen a ser dioses (DyC 132:15–20).
En el Nuevo Testamento, nombre de una secta religiosa de los judíos, cuyo significado indica que eran separatistas. Se jactaban de su estricta observancia de la ley de Moisés y del cuidado con que evitaban todo contacto con los gentiles. Creían en la vida después de la muerte, en la Resurrección y en la existencia de ángeles y espíritus. Sostenían la autoridad de la ley y la tradición oral como de igual valor que la ley escrita. La intención de sus enseñanzas era reducir la religión a la observancia de reglas y fomentar el orgullo espiritual. Ellos fueron la causa de que muchos judíos dudaran de Cristo y de Su Evangelio. En Mateo 23, Marcos 7:1–23 y Lucas 11:37–44 se encuentran las expresiones con que el Señor denunció a los fariseos y sus obras.
El sitio de la granja propiedad de Peter Whitmer, padre, en donde el profeta José Smith recibió muchas revelaciones. En ese lugar, el 6 de abril de 1830, se organizó la Iglesia y se escuchó la voz del Señor (DyC 128:20).
Tener confianza en algo o en alguien. En el sentido en que por lo general se emplea en las Escrituras, la fe es la confianza de una persona en Jesucristo que la lleva a obedecerle. Para conducir a la salvación, la fe debe centrarse en Jesucristo. Además, los Santos de los Últimos Días tienen fe en Dios el Padre, en el Espíritu Santo, en el poder del sacerdocio y en otros aspectos importantes del Evangelio restaurado.
La fe es tener esperanza en lo que no se ve pero que es verdadero (Heb. 11:1; Alma 32:21; Éter 12:6). La fe de una persona surge cuando esta escucha el Evangelio de labios de los ministros autorizados y enviados por Dios (Rom. 10:14–17). Los milagros no la producen, sino que la fe fuerte se desarrolla mediante la obediencia al evangelio de Jesucristo. En otras palabras, la fe es resultado de la rectitud (Alma 32:40–43; Éter 12:4, 6, 12; DyC 63:9–12).
La fe verdadera hace que ocurran milagros, visiones, sueños, sanidades y todos los dones que Dios da a Sus santos. Por medio de la fe se obtiene la remisión de los pecados y, con el tiempo, la posibilidad de morar en la presencia de Dios. La falta de fe conduce a la desesperación, que es el resultado de la iniquidad (Moro. 10:22).
En el Nuevo Testamento, Felipe de Betsaida fue uno de los Doce Apóstoles originales del Salvador (Mateo 10:2–4; Juan 1:43–45).
Otro Felipe fue uno de los siete escogidos para ayudar a los Doce Apóstoles (Hech. 6:2–6); este predicó en Samaria y enseñó el Evangelio al eunuco etíope (Hech. 8).
Hombre cristiano del Nuevo Testamento, dueño del esclavo Onésimo que huyó y se unió a Pablo. El Apóstol lo envió de regreso con una carta dirigida a su amo pidiéndole que perdonara al esclavo.
Libro del Nuevo Testamento, tomado de una carta escrita por Pablo. La carta de Pablo a Filemón es personal y se refiere a Onésimo, un esclavo que había robado a su amo, Filemón, y huido a Roma. Pablo lo envió de regreso a su amo en Colosas, junto con Tíquico, portador de la epístola a los colosenses. En su carta, Pablo pide a Filemón que perdone a Onésimo y lo reciba como un hermano cristiano. El Apóstol escribió esta carta mientras se hallaba prisionero en Roma por primera vez.
Carta que Pablo escribió a los santos de Filipos mientras estaba encarcelado en Roma por primera vez. Ahora es el libro de Filipenses, en el Nuevo Testamento.
El capítulo 1 contiene la salutación de Pablo y sus instrucciones sobre la unidad, la humildad y la perseverancia. En el capítulo 2, recalca que todos se inclinarán ante Cristo y que toda persona debe labrar su propia salvación. En el capítulo 3, Pablo explica que lo había sacrificado todo por Cristo. En el capítulo 4, Pablo expresa su gratitud a los santos filipenses por su ayuda.
En el Antiguo Testamento, tribu que originalmente procedía de Caftor (Amós 9:7), y que, antes de la época de Abraham (Gén. 21:32), ocupó las fértiles tierras bajas de la costa mediterránea, desde Jope hasta el desierto egipcio. Durante muchos años hubo conflictos militares entre los filisteos y los israelitas. Con el tiempo, Palestina, el nombre del territorio filisteo, llegó a ser el bien conocido nombre de toda la Tierra Santa.
Relaciones sexuales ilícitas entre dos personas que no son casadas una con la otra. En las Escrituras, también se emplea a veces como símbolo de apostasía.
Tratar con ligereza lo sagrado (DyC 84:54).
Símbolo de purificación o santificación. También simboliza la presencia de Dios.
Ángel enviado a Daniel (Dan. 8:16; 9:21), a Zacarías (Lucas 1:11–19; DyC 27:7), a María (Lucas 1:26–38) y a otras personas (DyC 128:21). El profeta José Smith indicó que Gabriel es el mismo profeta Noé del Antiguo Testamento.
En el Antiguo Testamento, profeta, fiel amigo y asesor de David (1 Sam. 22:5; 2 Sam. 24:11–19). Escribió un libro de los hechos de David, que se encuentra entre las Escrituras que se han perdido (1 Cró. 29:29).
En el Antiguo Testamento, hijo de Jacob y de Zilpa (Gén. 30:10–11). Sus descendientes llegaron a ser una de las tribus de Israel.
La bendición de Jacob a su hijo Gad se encuentra en Gén. 49:19, y la de Moisés para la tribu de Gad se encuentra en Deut. 33:20–21. Según estas bendiciones, los descendientes de Gad serían una raza belicosa. Las tierras que se les otorgaron en Canaán estaban al oriente del río Jordán, y tenían buenas pasturas y agua en abundancia.
En el Libro de Mormón, banda de ladrones fundada por un nefita inicuo llamado Gadiantón. Su organización se basaba en combinaciones secretas y en juramentos satánicos.
Libro del Nuevo Testamento. Originalmente fue una carta que el apóstol Pablo escribió a los santos que vivían en Galacia, y su tema es que la verdadera libertad solamente se puede obtener al vivir de acuerdo con el evangelio de Jesucristo. Si los santos adoptaban las enseñanzas de los cristianos judíos que insistían en observar la ley mosaica, limitarían o destruirían la libertad que habían encontrado en Cristo. En la Epístola, Pablo ratifica su propia posición como Apóstol, enuncia el principio de la rectitud por la fe y afirma el valor de la religión espiritual.
En los capítulos 1 y 2, Pablo expresa pesar por la noticia que había recibido de la apostasía que había surgido entre los gálatas y aclara su posición entre los Apóstoles. En los capítulos 3 y 4, analiza los principios de la fe y las obras. Los capítulos 5 y 6 contienen un sermón sobre los resultados prácticos del principio de la fe.
En tiempos antiguos y modernos, la región más septentrional de Israel, al occidente del río Jordán y del mar de Galilea. Galilea mide unos 97 kilómetros de largo por 48 de ancho y, en los tiempos antiguos, comprendía parte de las mejores tierras y de las ciudades más industriosas de Israel. Pasaban por allí importantes caminos que conducían a Damasco, a Egipto y a la Palestina oriental. Su clima excelente y su tierra fértil producían aceitunas, trigo, cebada y uvas en abundancia. A orillas del mar de Galilea, la pesca constituía una importante fuente de riqueza y proporcionaba un gran comercio de exportación. El Salvador pasó gran parte de Su tiempo en Galilea.
Ubicado en el norte de Israel, también se le conocía en el Antiguo Testamento como el mar de Cineret; y en el Nuevo Testamento, como el lago de Genesaret o Tiberias. Allí enseñó Jesús varios de sus sermones (Mateo 13:2). El mar tiene forma de pera y mide unos 20 kilómetros de largo por unos 12 kilómetros de ancho en su punto de mayor anchura. Se halla a unos 207 metros bajo el nivel del mar, lo cual con frecuencia hace que el clima sea sumamente caluroso. El choque del aire frío que sopla de las colinas con el aire caliente arriba del agua produce a menudo tormentas repentinas en el mar (Lucas 8:22–24).
Fariseo muy conocido en la época del Nuevo Testamento que conocía y enseñaba la ley judaica. El apóstol Pablo fue uno de sus discípulos (Hech. 22:3). Ejercía mucha influencia en el sanedrín (Hech. 5:34–40).
Líder que libró a Israel de la opresión de los madianitas (Jue. 6:11–40; 7–8).
Fiel líder nefita.
Registro en el que se detallan los ascendientes de una familia. En las Escrituras, en los casos en que los oficios del sacerdocio o ciertas bendiciones se limitaban a familias particulares, la genealogía cobraba mucha importancia (Gén. 5; 10; 25; 46; 1 Cró. 1–9; Esdras 2:61–62; Neh. 7:63–64; Mateo 1:1–17; Lucas 3:23–38; 1 Ne. 3:1–4; 5:14–19; Jarom 1:1–2). En la actualidad, en la Iglesia restaurada, los miembros de la Iglesia siguen investigando sus líneas de ascendencia familiar, en parte para identificar correctamente a sus antepasados muertos con el fin de realizar por ellos las ordenanzas de salvación. Estas ordenanzas son válidas para aquellos muertos que acepten el evangelio de Jesucristo en el mundo de los espíritus (DyC 127–128).
Es el primer libro del Antiguo Testamento y lo escribió el profeta Moisés. Relata el comienzo de muchas etapas, tales como la creación de la tierra; la colocación de animales y del hombre sobre ella; la Caída de Adán y Eva; la revelación del Evangelio a Adán; el comienzo de tribus y razas; el origen de diversos idiomas en la torre de Babel; y el principio de la familia de Abraham, que condujo al establecimiento de la casa de Israel. También se hace hincapié en la función que José desempeñó para preservar a Israel.
La revelación de los últimos días verifica y aclara la historia que se relata en Génesis (1 Ne. 5; Éter 1; Moisés 1–8; Abr. 1–5).
En el libro de Génesis, los capítulos del 1 al 4 contienen el relato de la creación del mundo y la formación de la familia de Adán. En los capítulos del 5 al 10, se encuentra la historia de Noé. En los capítulos del 11 al 20, se habla de Abraham y de su familia hasta los tiempos de Isaac. En los capítulos del 21 al 35, se sigue la relación de la familia de Isaac. En el capítulo 36, se habla de Esaú y de su familia. En los capítulos del 37 al 50, se relata la historia de la familia de Jacob y se narra la vida de José, vendido para Egipto, y el papel que desempeñó al salvar a la casa de Israel.
En las Escrituras, el vocablo gentiles tiene varios significados. A veces se usa para designar a gentes que no son de linaje israelita; y otras veces, para referirse a los que no son de linaje judío. También se usa para indicar a las naciones que no tienen el Evangelio, aunque en ellas haya algunos que sean de sangre israelita. El empleo del término en este último caso es particularmente característico de la forma en que se usa en el Libro de Mormón y en Doctrina y Convenios.
En el Nuevo Testamento, huerto situado cerca del monte de los Olivos. En arameo, el vocablo significa “lagar de olivos”. Jesús se dirigió a este huerto la noche en que fue traicionado por Judas, y allí oró y sufrió por los pecados de todo el género humano (Mateo 26:36, 39; Mar. 14:32; Juan 18:1; Alma 21:9; DyC 19:15–19).
En las Escrituras, a menudo este vocablo se refiere a la luz y la verdad de Dios. También puede referirse a la adoración y al honor, a cierta condición de vida eterna o a la gloria de Dios.
El más alto de los tres grados de gloria que pueda obtener una persona después de esta vida. Allí morarán los justos en la presencia de Dios el Padre y de Su Hijo Jesucristo.
El más bajo de los tres grados de gloria que una persona puede heredar después del Juicio Final.
El segundo de los tres grados de gloria que una persona puede heredar después del Juicio Final.
Cuando regrese Jesucristo, establecerá un gobierno de rectitud.
Rey de Magog. Ezequiel profetizó que Gog invadiría Israel en la época de la segunda venida del Señor (Ezeq. 38–39). Otra lucha, llamada la batalla de Gog y Magog, acontecerá al final del Milenio (Apoc. 20:7–9; DyC 88:111–116).
En arameo, el vocablo significa “calavera”. Es el nombre del lugar donde Cristo fue crucificado (Mateo 27:33; Mar. 15:22; Juan 19:17). El nombre latino del mismo lugar es Calvario (Lucas 23:33).
En el Antiguo Testamento, gigante filisteo que desafió a los ejércitos israelitas. David aceptó su reto y lo mató con la ayuda del Señor (1 Sam. 17).
En el Antiguo Testamento, ciudad inicua destruida por el Señor (Gén. 19:12–29).
Condición de gran felicidad, que es el resultado de vivir con rectitud. La finalidad de la vida terrenal es que todos tengan gozo (2 Ne. 2:22–25), y el gozo pleno se recibe solamente por medio de Jesucristo (Juan 15:11; DyC 93:33–34; 101:36).
El poder de Dios que hace posible que los seres humanos reciban bendiciones en esta vida y obtengan la vida eterna y la exaltación después de ejercer la fe, arrepentirse y hacer lo posible por guardar los mandamientos. Esta ayuda o fortaleza divina proviene de la misericordia y el amor de Dios. Toda persona mortal necesita de esa gracia divina, como consecuencia de la Caída de Adán, y también a causa de las debilidades del hombre.
Distintos reinos que hay en el cielo. En el Juicio Final, toda persona, con excepción de los hijos de perdición, heredará una morada eterna en uno de los reinos de gloria.
Batalla o conflicto armado; lucha con armas. El Señor no aprueba la guerra a menos que se trate del único medio a disposición de los santos para defender a su familia, su propiedad, sus derechos y privilegios, y su libertad (Alma 43:9, 45–47).
El conflicto que tuvo lugar entre los hijos espirituales de Dios en la vida preterrenal.
En el Antiguo Testamento, profeta de Judá que habló de la iniquidad del pueblo, posiblemente durante el reinado de Joaquín (alrededor del año 600 a.C.).
El capítulo 1 registra una conversación entre el Señor y Su profeta, similar a las registradas en Jeremías 12 y Doctrina y Convenios 121. Habacuc expresó su preocupación porque le parecía que los inicuos prosperaban. En el capítulo 2, el Señor le aconseja que sea paciente, y le dice que los justos deben aprender a vivir por la fe. El capítulo 3 contiene la oración de Habacuc, en la cual reconoce la justicia de Dios.
Profeta del Antiguo Testamento que profetizó en Jerusalén, aproximadamente en el año 520 a.C., poco después del regreso del pueblo judío de su exilio en Babilonia (Esdras 5:1; 6:14). Habló de la reedificación del templo de Jerusalén y amonestó al pueblo por no haberlo terminado. También escribió sobre el templo milenario y el reinado del Salvador.
En el capítulo 1, el Señor amonesta al pueblo por vivir en casas terminadas mientras el templo permanecía sin terminar. El capítulo 2 contiene la profecía de Hageo de que el Señor daría paz en Su templo.
En el Libro de Mormón, nefita constructor de barcos (Alma 63:5–7).
Uno de los Tres Testigos del origen divino y de la veracidad del Libro de Mormón. Martin Harris brindó ayuda económica a José Smith y a la Iglesia. El Señor le pidió que vendiera su propiedad y donara los fondos para financiar la publicación del Libro de Mormón (DyC 19:26–27, 34–35), también le aconsejó que diera un ejemplo a la Iglesia (DyC 58:35) y le dijo que ayudara a financiar el ministerio (DyC 104:26).
Martin Harris fue excomulgado de la Iglesia, pero posteriormente volvió a ser miembro. Hasta el fin de sus días dio testimonio de que había visto al ángel Moroni y las planchas de oro de las que José Smith había traducido el Libro de Mormón.
Idioma semítico que hablaba el pueblo de Israel hasta su regreso del cautiverio en Babilonia; después, el arameo llegó a ser el idioma de la conversación diaria. Durante los tiempos de Jesús, el hebreo era el idioma de los eruditos, de la ley y de la literatura religiosa.
Libro del Nuevo Testamento. Pablo escribió esta carta a los miembros de la Iglesia de origen judío, a fin de convencerlos de que los aspectos significativos de la ley de Moisés se habían cumplido en Cristo, y que la había reemplazado la ley mayor del evangelio de Jesucristo. Cuando Pablo regresó a Jerusalén, al final de su tercera misión (aproximadamente en el año 60 d.C.), encontró que muchos miles de miembros judíos de la Iglesia todavía eran “celosos por la ley” de Moisés (Hech. 21:20). Esto sucedió por lo menos diez años después que en una conferencia de la Iglesia, realizada en Jerusalén, se había determinado que ciertas ordenanzas de la ley de Moisés no eran necesarias para la salvación de los cristianos gentiles. Aparentemente poco después, Pablo escribió la epístola a los hebreos para enseñarles, mediante las propias Escrituras de ellos y el sano razonamiento, por qué no debían observar más la ley de Moisés.
En los capítulos 1 y 2, se habla de que Jesús es superior a los ángeles. En los capítulos del 3 al 7, se compara a Jesús con Moisés y con la ley de Moisés, y se testifica que Él es superior; también se enseña que el Sacerdocio de Melquisedec es mayor que el Aarónico. En los capítulos 8 y 9, se describe la forma en que las ordenanzas mosaicas prepararon al pueblo para el ministerio de Cristo y se explica que Cristo es el mediador del nuevo convenio (Alma 37:38–45; DyC 84:21–24). En el capítulo 10, hay una exhortación a la diligencia y la fidelidad. En el capítulo 11, hay un discurso sobre la fe; y en el capítulo 12, amonestaciones y salutaciones. En el capítulo 13, se habla de la naturaleza honorable del matrimonio y de la importancia de la obediencia.
Antigua ciudad de Judá, a unos 32 kilómetros al sur de Jerusalén; el lugar de sepultura de Abraham y su familia (Gén. 49:29–32), y la capital de David durante la primera parte de su reinado (2 Sam. 5:3–5).
Este libro es el segundo de una obra de dos partes que escribió Lucas a Teófilo. La primera parte la conocemos como el Evangelio de Lucas. En los capítulos del 1 al 12 de Hechos, se registran algunas de las principales actividades misionales de los Doce Apóstoles bajo la dirección de Pedro, en la época inmediata a la muerte y la resurrección del Salvador. En los capítulos del 13 al 28, se relatan algunos de los viajes y la obra misional del apóstol Pablo.
En el Libro de Mormón, el hijo mayor de Alma hijo de Alma (Alma 31:7); profeta y líder militar.
Profeta e historiador del Libro de Mormón que enseñó al pueblo nefita. Era nieto de Alma, hijo, y padre de Nefi, el que recibió poder sobre todos los elementos. Junto con su hijo Nefi, Helamán escribió el libro de Helamán.
En los capítulos 1 y 2, se describe una época de grandes disturbios políticos. En los capítulos 3 y 4, se relata que Helamán y Moroníah, capitán en jefe de los ejércitos nefitas, finalmente pudieron lograr la paz por un tiempo. Sin embargo, a pesar del liderazgo de estos buenos hombres, la iniquidad del pueblo aumentó. En los Helamán 5:1–6:14, Nefi renuncia al asiento judicial para enseñar al pueblo, tal como lo había hecho su abuelo Alma. Durante una época el pueblo se arrepintió. Sin embargo, en Helamán 6:15–12:26, se relata que la nación nefita se volvió inicua. En los capítulos finales, del 13 al 16, se encuentra la historia extraordinaria del profeta llamado Samuel el Lamanita, quien predijo el nacimiento y la Crucifixión del Salvador y las señales que anunciarían esos acontecimientos.
En el Libro de Mormón, uno de los tres hijos del rey Benjamín (Mosíah 1:2–8).
En el Libro de Mormón, hijos de los lamanitas conversos conocidos como ammonitas que tomaron las armas para pelear al mando de Helamán (Alma 53:16–22).
Persona con derecho a heredar bienes materiales o dones espirituales. En las Escrituras, se promete a los justos que serán herederos de todo lo que Dios tiene.
Para los Santos de los Últimos Días, la hermandad significa ofrecer compañerismo amistoso y servir, elevar y fortalecer a los demás.
Puesto que todos somos hijos de nuestro Padre Celestial, también todos somos hermanos espirituales. En la Iglesia, los miembros a menudo usan los términos “hermano” y “hermana” para dirigirse unos a otros y para los amigos que frecuentan las reuniones.
Familia de gobernantes que hubo en Judea en los tiempos de Jesucristo. Se destacaron en muchos de los acontecimientos del Nuevo Testamento. El primero de la dinastía fue Herodes el Grande, quien se atemorizó por el nacimiento del Salvador (Mateo 2:3) y dio orden de matar a todos los niños menores de dos años en Belén. Sus hijos fueron: Aristóbulo, Herodes Felipe (Mateo 14:3; Mar. 6:17); Herodes Antipas, el tetrarca (Mateo 14:1; Lucas 9:7; también conocido como rey Herodes, Mar. 6:14); Arquelao (Mateo 2:22) y Felipe, tetrarca de Iturea (Lucas 3:1). Herodes Agripa Ⅰ (Hech. 12:1–23) y su hermana Herodías (Mateo 14:3; Mar. 6:17) eran hijos de Aristóbulo. Herodes Agripa Ⅰ tuvo a su vez varios hijos que se mencionan en el Nuevo Testamento, como son Herodes Agripa Ⅱ (Hech. 25:13), Berenice (Hech. 25:13) y Drusila, esposa de Félix (Hech. 24:24).
En el Nuevo Testamento, hermana de Herodes Agripa. Se casó con su tío, Herodes Felipe, con quien tuvo una hija, Salomé. Madre e hija conspiraron para hacer que Juan el Bautista fuese decapitado (Mateo 14:3–11).
Título que usó Jesucristo al referirse a sí mismo (Lucas 9:22; 21:36) y que significa Hijo del Hombre de Santidad, uno de los nombres de Dios el Padre. Al llamarse a sí mismo el Hijo del Hombre, Jesús hizo una declaración abierta de Su parentesco divino con el Padre. Este título se encuentra muchas veces en los Evangelios. La revelación de los últimos días confirma el significado especial y la naturaleza sagrada de este nombre del Salvador (DyC 45:39; 49:6, 22; 58:65; Moisés 6:57).
Los padres han de enseñar a sus hijos a obedecer la voluntad de Dios.
Los que han aceptado el evangelio de Jesucristo.
Los seguidores de Satanás que sufrirán junto con él en la eternidad. Entre los hijos de perdición se cuentan: (1) los que siguieron a Satanás y fueron expulsados del cielo por rebelión durante la vida preterrenal y (2) aquellos a los que se ha permitido nacer en este mundo con un cuerpo físico pero que después han servido a Satanás y se han vuelto totalmente en contra de Dios. Los del segundo grupo resucitarán de los muertos, pero no serán redimidos de la segunda muerte (espiritual) y no podrán morar en un reino de gloria (DyC 88:32, 35).
En las Escrituras, esta frase se emplea con dos sentidos: (1) todos somos literalmente hijos en espíritu de nuestro Padre Celestial; (2) los hijos e hijas de Dios son las personas que han nacido de nuevo mediante la expiación de Cristo.
En el Libro de Mormón, hijo del rey Mosíah. Himni acompañó a sus hermanos a predicar a los lamanitas (Mos. 27:8–11, 34–37; 28:1–9).
Un canto de alabanza a Dios.
El hogar debe ser el centro de las actividades familiares y del Evangelio.
Uno de los nombres de Dios el Padre (Moisés 6:57).
La persona que se deja influir por las pasiones, los deseos, apetitos y sentidos de la carne en lugar de escuchar la inspiración del Santo Espíritu. Ese tipo de persona comprende lo físico, pero no puede percibir lo espiritual. Todo ser humano es carnal, o sea, mortal, debido a la Caída de Adán y Eva, y debe volver a nacer por medio de la expiación de Jesucristo para dejar de ser un hombre natural.
Esta palabra se refiere a todo el género humano, tanto mujeres como hombres. Todos los hombres y las mujeres son literalmente progenie espiritual del Padre Celestial. Cuando nacen en esta vida, reciben un cuerpo físico y mortal, creado a la imagen de Dios (Gén. 1:26–27). Todo hombre y toda mujer que con fidelidad reciban las ordenanzas necesarias, guarden sus convenios y obedezcan los mandamientos de Dios entrarán en su exaltación y llegarán a ser como Dios.
Relación sexual entre personas del mismo sexo. Dios prohíbe este tipo de actividad sexual.
Tener honestidad es ser sincero, verídico y sin engaño.
En las Escrituras, por regla general, se emplean estos términos con el objeto de indicar respeto y reverencia hacia alguien o algo.
Palabra derivada del hebreo, que significa “sálvanos” y que se usa en la alabanza y la súplica.
En la Fiesta de los Tabernáculos, en la que se celebraba la liberación de Israel por la mano del Señor y su entrada en la tierra prometida, el pueblo entonaba las palabras del Salmo 118 y mecía ramas de palma. Durante la entrada triunfal del Señor en Jerusalén, las multitudes clamaron “Hosanna” y tendieron ramas de palma a sus pies, demostrando así que comprendían que Jesús era el mismo Jehová que había liberado a Israel en la antigüedad (Sal. 118:25–26; Mateo 21:9, 15; Mar. 11:9–10; Juan 12:13). Esas personas reconocieron que el Cristo era el tan largamente esperado Mesías. La palabra Hosanna ha llegado a ser una celebración del Mesías en todos los tiempos (1 Ne. 11:6; 3 Ne. 11:14–17). El grito de hosanna se incluyó en la dedicación del Templo de Kirtland (EE. UU.) y ahora forma parte de la dedicación de todos los templos modernos (DyC 109:79).
La condición de ser manso y moldeable, o hacer que alguien lo sea. La humildad lleva implícito el reconocimiento de que dependemos de Dios y el deseo de someternos a Su voluntad. En el Antiguo Testamento, el vocablo “afligir” a veces tiene el mismo significado que “humillar”.
Miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles a principios de esta dispensación (DyC 68:1–3; 75:13; 102:3; 124:128–129). Llevó a cabo muchas misiones para la Iglesia; una de ellas, en 1841, fue la dedicación de la Tierra Santa para el regreso del pueblo judío.
La adoración de ídolos; también una devoción o apego desmedido a cualquier cosa.
Un grupo organizado de creyentes que han tomado sobre sí el nombre de Jesucristo mediante el bautismo y la confirmación. Para ser la Iglesia verdadera, debe ser la del Señor; debe tener Su autoridad, Sus enseñanzas, Sus leyes, Sus ordenanzas y llevar Su nombre; y debe ser gobernada por Él mediante representantes de Su elección.
Nombre que se ha dado a la Iglesia de Cristo en los últimos días para distinguirla de la de otras dispensaciones (DyC 115:3–4).
En el Libro de Mormón, se relata que cuando Jesucristo visitó a los nefitas justos, poco después de Su resurrección, les dijo que la Iglesia debía llevar Su nombre (3 Ne. 27:3–8). En los tiempos modernos, el Señor ha revelado que el nombre de Su Iglesia debe ser: “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (DyC 115:4).
La doctrina y las obras de una iglesia, que demuestran que es aprobada por Dios y que es el medio que ha establecido el Señor para que Sus hijos reciban la plenitud de bendiciones que Él tiene para ellos. Algunas de las señales de la Iglesia verdadera son:
El imperio de la antigua Roma. En la época apostólica, el Imperio romano era la mayor y única potencia del mundo. Abarcaba todo lo comprendido entre el Eufrates, el Danubio, el Rin, el Atlántico y el desierto de Sahara. Palestina pasó a ser un estado vasallo en el año 63 a.C., cuando Pompeyo se apoderó de Jerusalén. Aunque los romanos concedieron a los judíos muchos privilegios, estos odiaban la opresión romana y constantemente estaban en rebelión.
Pablo era ciudadano romano, pero empleaba el idioma griego, el más común del imperio, para predicar el Evangelio en todo el imperio.
Algo o alguien que no concuerda con la voluntad o los mandamientos de Dios; lo inicuo e impuro.
La acción de colocar las manos sobre la cabeza de una persona como parte de una ordenanza del sacerdocio. Muchas de las ordenanzas del sacerdocio se llevan a cabo mediante la imposición de manos, por ejemplo, las ordenaciones, las bendiciones, la bendición de los enfermos, la confirmación como miembro de la Iglesia y el conferimiento del Espíritu Santo.
La falta de fe en Dios y en Su Evangelio.
Traducción del vocablo hebreo Seol y de la voz griega Hades. En la revelación de los postreros días se habla del infierno por lo menos en dos sentidos:
(1) La morada temporaria en el mundo de los espíritus de quienes fueron desobedientes en esta vida mortal. En este sentido, el infierno tiene fin. A esos espíritus se les enseñará el Evangelio y, en algún momento después de su arrepentimiento, resucitarán e irán al grado de gloria del que sean dignos. Los que no se arrepientan y no sean hijos de perdición permanecerán en el infierno durante el Milenio y, después de mil años de tormento, resucitarán e irán a la gloria telestial (DyC 76:81–86; 88:100–101).
(2) La morada permanente de aquellos que no son redimidos por la expiación de Jesucristo. En este sentido, el infierno es permanente. Es para todo el que sea hallado “sucio aún” (DyC 88:35, 102). Y es la morada eterna de Satanás, de sus ángeles y de los hijos de perdición, o sea, los que hayan negado al Hijo después que el Padre lo ha revelado (DyC 76:43–46).
En las Escrituras, a menudo se hace referencia al infierno como a las tinieblas de afuera.
Malo, maldad; ser desobediente a los mandamientos de Dios.
Inicuos, injustos, personas a las que les falta la rectitud; personas que no aman a Dios ni las cosas de Dios y que no apoyan Su causa.
Participar deliberadamente en el adulterio, la fornicación, el comportamiento homosexual o lesbiano, el incesto o cualquier otra actividad sexual que sea impura, inmunda o contra naturaleza.
La condición de vivir para siempre con un cuerpo resucitado que no está sujeto a la muerte física.
Impureza espiritual por la desobediencia intencional a Dios.
Sin culpa, sin pecado.
La guía divina que el hombre recibe de Dios. A menudo, la inspiración proviene del Espíritu en diversas formas, penetrando en la mente o el corazón de la persona.
Rectitud, honradez y sinceridad.
El término tiene varios significados, tres de los cuales son los siguientes: (1) La luz de la verdad que da luz y vida a todas las cosas del universo, la cual siempre ha existido. (2) El vocablo inteligencias también puede referirse a los hijos espirituales de Dios. (3) En las Escrituras también se menciona la inteligencia como el elemento espiritual que existía antes de que fuéramos engendrados como hijos espirituales.
En un sentido general, es un don de poder que proviene de Dios. Los miembros dignos de la Iglesia pueden recibirlo por medio de las ordenanzas del templo, que les proveen la instrucción y los convenios del Santo Sacerdocio que se requieren para obtener la exaltación. La investidura incluye instrucción sobre el plan de salvación.
Patriarca del Antiguo Testamento. Su nacimiento fue un milagro en la vejez de Abraham y Sara (Gén. 15:4–6; 17:15–21; 21:1–8). La voluntad de Abraham de ofrecer a Isaac fue una similitud de Dios y Su Hijo Unigénito (Jacob 4:5). Isaac fue el heredero de las promesas del convenio de Abraham (Gén. 21:9–12; 1 Ne. 17:40; DyC 27:10).
En el Antiguo Testamento, hijo de Jacob y de Lea (Gén. 30:17–18; 35:23; 46:13). Sus descendientes formaron una de las doce tribus de Israel.
La bendición que Jacob dio a Isacar se encuentra en Gén. 49:14–15. Después de establecerse en Canaán, la tribu recibió algunas de las tierras más fértiles de Palestina, entre ellas, la llanura de Esdraelón. Dentro de esas tierras se hallaban varios lugares de importancia en la historia judía, como por ejemplo, Carmelo, Meguido, Dotán, Gilboa, Jezreel, Tabor y Nazaret (Josué 19:17–23).
En el Antiguo Testamento, el padre de David y, por consiguiente, antepasado de Cristo y de todos los reyes de Judá.
Profeta del Antiguo Testamento que profetizó desde 740 hasta 701 a.C. Ejerció una gran influencia religiosa y política durante el reinado de Ezequías, de quien fue el consejero principal.
Jesús citó a Isaías con mayor frecuencia que a cualquier otro profeta. En el Nuevo Testamento, también lo citan con frecuencia Pedro, Juan y Pablo. En el Libro de Mormón y en Doctrina y Convenios se citan más las palabras de Isaías que las de cualquier otro profeta y brindan mucha ayuda para interpretar sus pasajes. Nefi empleó sus escritos para enseñar a su pueblo (2 Ne. 12–24; Isa. 2–14). El Señor dijo a los nefitas que “grandes son las palabras de Isaías”, y que todas las cosas que este habló se cumplirían (3 Ne. 23:1–3).
Libro del Antiguo Testamento. Muchas de las profecías de Isaías hablan de la venida del Redentor, tanto en lo que concierne a Su ministerio terrenal (Isa. 9:6) como a Su venida como Gran Rey en el día final (Isa. 63). También profetizó mucho acerca del futuro de Israel.
El capítulo 1 sirve de prólogo al resto del libro. En Isaías 7:14; 9:6–7; 11:1–5; 53 y 61:1–3, se predice la misión del Salvador. En los capítulos 2, 11, 12 y 35, se habla de acontecimientos de los últimos días, de la época en que el Evangelio sería restaurado, de que Israel sería congregado y de que el yermo florecería como la rosa. En el capítulo 29, hay una profecía sobre la publicación del Libro de Mormón (2 Ne. 27). En los capítulos del 40 al 46, se proclama la superioridad de Jehová como el verdadero Dios sobre los ídolos de los adoradores paganos. En los capítulos restantes, del 47 al 66, se relatan los acontecimientos de la restauración final de Israel y el establecimiento de Sion, cuando el Señor morará entre Su pueblo.
En el Antiguo Testamento, hijo de Abraham y de Agar, la sierva egipcia de Sara (Gén. 16:11–16). El Señor les prometió tanto a Abraham como a Agar que Ismael llegaría a ser el padre de una gran nación (Gén. 21:8–21).
En el Libro de Mormón, un hombre que, junto con su familia, acompañó a la de Lehi en su viaje a la tierra prometida.
En el Antiguo Testamento, el Señor dio este nombre a Jacob, el hijo de Isaac y nieto de Abraham (Gén. 32:28; 35:10). El nombre puede referirse a Jacob mismo, a sus descendientes, o al reino que una vez poseyeron esos descendientes en los tiempos del Antiguo Testamento (2 Sam. 1:24; 23:3). Después que Moisés sacó al pueblo de Israel del cautiverio en Egipto (Éx. 3–14), este fue gobernado por jueces durante más de trescientos años. Comenzando con el rey Saúl, Israel unido fue gobernado por reyes hasta la muerte de Salomón, época en que las diez tribus se rebelaron contra Roboam para formar una nación independiente. Después de la división del reino de Israel, las tribus del norte, que era el grupo mayor, retuvieron el nombre de Israel, en tanto que el reino del sur se llamó Judá. La tierra de Canaán también se llama Israel actualmente. En otro sentido, Israel significa “verdadero creyente en Cristo” (Rom. 10:1; 11:7; Gál. 6:16; Efe. 2:12).
Jacob, el nieto de Abraham cuyo nombre fue cambiado a Israel, tuvo doce hijos. Sus descendientes se han llegado a conocer como las doce tribus de Israel o el pueblo de Israel. Las doce tribus son: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón (hijos de Jacob y Lea); Dan y Neftalí (hijos de Jacob y Bilha); Gad y Aser (hijos de Jacob y Zilpa); José y Benjamín (hijos de Jacob y Raquel) (Gén. 29:32–30:24; 35:16–18).
Antes de morir, Jacob dio una bendición a cada uno de los líderes de las tribus (Gén. 49:1–28). Para una información más detallada, véase en esta Guía el nombre de cada uno de los hijos de Jacob.
Rubén, el primogénito de Lea, la primera esposa de Jacob, perdió su primogenitura y una doble porción de la herencia como consecuencia de su inmoralidad (Gén. 49:3–4); por ese motivo, se dio la primogenitura a José, el primogénito de Raquel, segunda esposa de Jacob (1 Cró. 5:1–2). Leví, cuya tribu fue escogida por el Señor para servir como Sus ministros en el sacerdocio, no recibió una herencia debido a su llamamiento especial de ministrar entre todas las tribus. Ello permitió que la doble porción de José se repartiera entre Efraín y Manasés, hijos de José (1 Cró. 5:1; Jer. 31:9), quienes fueron contados como tribus de Israel (TJS, Gén. 48:5–6 [Apéndice — Biblia]).
Los miembros de la tribu de Judá debían ser los gobernantes hasta la llegada del Mesías (Gén. 49:10; TJS, Gén. 50:24 [Apéndice — Biblia]). En los últimos días, la tribu de Efraín tiene el privilegio de llevar el mensaje de la restauración del Evangelio al mundo y de congregar al Israel disperso (Deut. 33:13–17). Llegará el momento en que, por medio del evangelio de Jesucristo, Efraín desempeñará la función de dirigir la unificación de todas las tribus de Israel (Isa. 11:12–13; DyC 133:26–34).
El Señor esparció e hizo padecer a las doce tribus de Israel debido a su iniquidad y rebelión; no obstante, también se valió del esparcimiento de Su pueblo escogido entre las naciones del mundo para bendecir a esas naciones.
La casa de Israel será congregada en los últimos días antes de la venida de Cristo (AdeF 1:10). El Señor congrega a los de Su pueblo Israel cuando estos lo aceptan y guardan Sus mandamientos.
Las diez tribus de Israel componían el reino del norte (Israel) y, en el año 721 a.C., fueron llevadas cautivas a Asiria. En esa época fueron a los “países del norte” y se perdieron, en lo que concierne al conocimiento que tenemos de ellas. Regresarán en los últimos días.
Patriarca y profeta del Antiguo Testamento; el menor de los hijos gemelos de Isaac y Rebeca (Gén. 25:19–26). Jacob obtuvo la primogenitura en lugar de su hermano Esaú debido a su rectitud y porque se casó dentro del convenio, mientras que Esaú menospreció su primogenitura y se casó fuera del convenio (Gén. 25:30–34; 26:34–35; 27; 28:6–9; Heb. 12:16).
Profeta del Libro de Mormón y autor de varios sermones que se encuentran en los libros de 2 Nefi y de Jacob (2 Ne. 6–11; Jacob 1–7).
El tercer libro del Libro de Mormón. En el capítulo 1, se relata que Nefi le entregó los anales a Jacob y después los consagró a él y a su hermano José para ser sacerdotes y maestros entre el pueblo. Los capítulos del 2 al 4 contienen sermones en los que se amonesta al pueblo a ser moralmente limpio. Jacob también enseñó acerca de la venida del Mesías, el Redentor, y explicó por qué algunos de Israel no lo aceptarían en Su venida. Los capítulos 5 y 6 contienen el testimonio de Jacob y una alegoría profética sobre la historia y la misión del pueblo de Israel. El capítulo 7 contiene el relato de un hombre instruido y rebelde llamado Sherem que fue herido por el testimonio divino de Jacob.
En el Nuevo Testamento, hermano del Señor (Gál. 1:19) y de José, Simón, Judas y algunas hermanas (Mateo 13:55–56; Mar. 6:3; Judas 1:1). Se le conoció como Jacobo el Justo. Ocupó un puesto importante en la Iglesia en Jerusalén (Hech. 12:17; 15:13; 1 Cor. 15:7; Gál. 2:9–12). Se cree que fue el autor de la Epístola de Santiago.
Libro del Nuevo Testamento. Originalmente fue una epístola dirigida a las doce tribus esparcidas, y es muy probable que se haya escrito desde Jerusalén. En ella se encuentran algunos puntos claramente expresados acerca de la religión práctica, incluso el importante consejo que se da en el capítulo 1, que dice que si alguien tiene falta de sabiduría, debe pedirla a Dios (Stg. 1:5–6; JS—H 1:9–20). En el capítulo 2, se trata el tema de la fe y las obras. En los capítulos 3 y 4, se habla de la necesidad de domar la lengua indócil. En el capítulo 5, se exhorta a los santos a tener paciencia y a llamar a los ancianos (élderes) para bendecir a los enfermos; también se enseña acerca de las bendiciones que se reciben cuando se es un instrumento en la conversión de otros.
Uno de los Doce Apóstoles escogidos por Jesús durante Su ministerio terrenal (Mateo 10:3; Mar. 3:18; Lucas 6:15; Hech. 1:13).
Llamado Santiago en la revelación de los últimos días, fue uno de los Doce Apóstoles escogidos por Jesús durante Su ministerio terrenal; hermano de Juan. Fue uno de los tres escogidos para estar con nuestro Señor en ciertas ocasiones especiales: cuando la hija de Jairo fue levantada de los muertos (Mar. 5:37), en el monte de la Transfiguración (Mateo 17:1; Mar. 9:2; Lucas 9:28) y en Getsemaní (Mateo 26:37; Mar. 14:33). Jacobo, junto con Pedro y Juan, ordenó a José Smith y a Oliver Cowdery, restaurando así el Sacerdocio de Melquisedec a la tierra (DyC 27:12; 128:20; JS—H 1:72).
En el Antiguo Testamento, hijo mayor del profeta Noé (Moisés 8:12).
Líder del Libro de Mormón que, junto con su hermano, guio a una colonia desde la Torre de Babel hasta la tierra prometida en el hemisferio occidental (Éter 1:33–2:1).
Profeta del Libro de Mormón. Él y su hermano fundaron la nación jaredita cuando guiaron a una colonia desde la Torre de Babel hasta una tierra prometida en el hemisferio occidental (Éter 1–6). Fue un hombre de fe tan grande que habló cara a cara con el Señor (DyC 17:1). Su historia se encuentra en el libro de Éter.
Pueblo del Libro de Mormón cuyos integrantes eran descendientes de Jared y de su hermano y de los amigos de ellos (Éter 1:33–41). Dios los guio desde la Torre de Babel hasta las Américas, una tierra prometida (Éter 1:42–43; 2–3; 6:1–18). Aunque en una época su pueblo se componía de millones de personas, como resultado de su iniquidad todas hallaron la muerte en una guerra civil (Éter 14–15).
En el Libro de Mormón, hijo de Enós y bisnieto de Lehi. Llevó los anales nefitas durante 60 años, desde el año 420 hasta el 361 a.C. (Enós 1:25; Jarom 1:13). Fue un hombre fiel que decidió no escribir mucho en el registro histórico (Jarom 1:2).
Este libro del Libro de Mormón consta tan solo de 15 versículos. Jarom escribió que los nefitas seguían viviendo la ley de Moisés y esperaban anhelosamente la venida de Cristo. Los gobernaron reyes que fueron hombres de gran fe. Prosperaron al escuchar y obedecer a sus profetas, sacerdotes y maestros.
El nombre del convenio o nombre propio del Dios de Israel. El nombre significa el eterno “Yo Soy” (Éx. 3:14; Juan 8:58). Jehová es el Jesucristo preterrenal y vino a la tierra como hijo de María (Mos. 3:8; 15:1; 3 Ne. 15:1–5). Por lo general, cuando aparece el nombre Señor en el Antiguo Testamento, está refiriéndose a “Jehová”.
Los profetas antiguos conocían a Jehová (Éx. 6:3; Abr. 1:16). El apóstol Pablo enseñó que Cristo era el Jehová del Antiguo Testamento (Éx. 17:6; 1 Cor. 10:1–4). En el Libro de Mormón, el hermano de Jared vio a Cristo antes de haber nacido este, y lo adoró (Éter 3:13–15). Moroni también llamó “Jehová” a Cristo (Moro. 10:34). En el Templo de Kirtland, José Smith y Oliver Cowdery vieron a Jehová resucitado (DyC 110:3–4).
Profeta del Antiguo Testamento que nació en una familia de sacerdotes y profetizó en Judá desde el año 626 hasta el año 586 a.C. Vivió en los días de otros grandes profetas: Lehi, Ezequiel, Oseas y Daniel.
Jeremías fue ordenado en la vida preterrenal para ser profeta (Jer. 1:4–5). Durante los aproximadamente cuarenta años que sirvió como profeta, predicó en contra de la idolatría y la inmoralidad entre el pueblo judío (Jer. 3:1–5; 7:8–10). Tuvo que hacer frente a la constante oposición y a los insultos (Jer. 20:2; 36:18–19; 38:4–6). Después de la caída de Jerusalén, los judíos que se escaparon a Egipto llevaron consigo a Jeremías (Jer. 43:5–6), en donde, según la tradición, lo mataron a pedradas.
En los capítulos del 1 al 6, se encuentran las profecías que se dieron durante el reinado de Josías. En los capítulos del 7 al 20, se encuentran las profecías del reinado de Joacim. En los capítulos del 21 al 38, se habla del reinado de Sedequías. En los capítulos del 39 al 44, se encuentran profecías y se describen los acontecimientos históricos que ocurrieron después de la caída de Jerusalén. En el capítulo 45, hay una promesa a Baruc, su escriba, de que se le preservaría la vida. Finalmente, en los capítulos del 46 al 51, hay profecías contra naciones extranjeras. El capítulo 52 constituye una conclusión histórica. Algunas de las profecías de Jeremías se encontraban entre las planchas de bronce de Labán que obtuvo Nefi (1 Ne. 5:10–13). También se menciona a Jeremías dos veces más en el Libro de Mormón (1 Ne. 7:14; Hel. 8:20).
En el libro de Jeremías también se expone la existencia preterrenal del hombre y la preordenación de Jeremías (Jer. 1:4–5); se da una profecía del regreso de Israel de su condición esparcida, del recogimiento en Sion de uno de cada ciudad y de dos de cada familia, una tierra deseable donde Israel y Judá podrán morar seguros y en paz (Jer. 3:12–19); y una profecía de que el Señor recogerá a Israel de los países del norte por medio de muchos “pescadores” y “cazadores” que Él enviará para encontrarlo (Jer. 16:14–21). Este acontecimiento de los últimos días sobrepujará en proporción a la liberación de Israel del cautiverio egipcio llevada a cabo por medio de Moisés (Jer. 16:13–15; 23:8).
Ciudad amurallada del valle del Jordán, que se encuentra a 245 metros bajo el nivel del mar y está situada cerca del lugar donde los israelitas cruzaron el río cuando por primera vez entraron en la tierra prometida (Josué 2:1–3; 3:16; 6).
Nombre que se dio a Gedeón en el Antiguo Testamento después que destruyó el altar de Baal (Jue. 6:32; 7:1; 9; 1 Sam. 12:11).
En el Antiguo Testamento, el primer rey del reino del norte después de la división de Israel; miembro de la tribu de Efraín. El inicuo Jeroboam encabezó la rebelión contra la casa de Judá y la familia de David.
Ciudad ubicada en el Israel moderno. Es la ciudad más importante de la historia bíblica, y en ella se encuentran algunos de los sitios más sagrados de los cristianos, de los judíos y de los musulmanes, los cuales visitan con regularidad muchos creyentes fieles. A menudo se le llama la ciudad santa.
Una vez conocida como Salem (Gén. 14:18; Sal. 76:2), Jerusalén fue ciudad jebusea hasta que David la tomó (Josué 10:1; 15:8; 2 Sam. 5:6–7) y la convirtió en su capital. Hasta entonces había sido principalmente una fortaleza sobre el monte, situada a unos 800 metros sobre el nivel del mar, rodeada de profundos valles por todos sus lados con excepción del norte.
Durante el reinado de David en Jerusalén, este ocupaba un palacio de madera; no obstante, durante el reinado de Salomón, el pueblo trabajó mucho para embellecer la ciudad, construyendo incluso el templo y el palacio del rey.
Después de la división de los reinos de Israel y Judá, Jerusalén siguió como la capital de Judá. Con frecuencia la atacaban ejércitos invasores (1 Rey. 14:25; 2 Rey. 14:13; 16:5; 18–19; 24:10; 25). Bajo el reinado de Ezequías fue declarada el centro de adoración religiosa, pero fue parcialmente destruida en los años 320, 168 y 65 a.C. Herodes reconstruyó las murallas y el templo, pero en el año 70 d.C. la destruyeron completamente los romanos.
Cristo (vocablo griego) y Mesías (vocablo hebreo) significan “el ungido”. Jesucristo es el Primogénito del Padre en el espíritu (Heb. 1:6; DyC 93:21), y el Unigénito del Padre en la carne (Juan 1:14; 3:16). Es Jehová (DyC 110:3–4) y fue preordenado a Su importante llamamiento antes que el mundo fuese creado. Bajo la dirección del Padre, Jesús creó la tierra y todo lo que en ella hay (Juan 1:3, 14; Moisés 1:31–33). Nació de María en Belén; llevó una vida sin mancha y efectuó la Expiación perfecta en bien de todo el género humano mediante el derramamiento de Su sangre y la muerte sobre la cruz (Mateo 2:1; 1 Ne. 11:13–33; 3 Ne. 27:13–16; DyC 76:40–42). Se levantó de los muertos, asegurando así la resurrección de todo el género humano. Por medio de la expiación y la resurrección de Cristo, todos los que se arrepientan de sus pecados y obedezcan los mandamientos de Dios podrán vivir eternamente con Jesús y con el Padre (2 Ne. 9:10–12; 21–22; DyC 76:50–53, 62).
Jesucristo es el ser supremo de los nacidos en esta tierra. Su vida es el ejemplo perfecto del modo de vida que debe llevar todo el género humano. Toda oración, bendición y ordenanza del sacerdocio debe efectuarse en Su nombre. Es el Señor de señores, el Rey de reyes, el Creador, el Salvador y el Dios de toda la tierra.
Volverá en poder y gloria para reinar sobre la tierra durante el Milenio. En el último día, juzgará a toda la humanidad (Alma 11:40–41; JS—M 1).
En el Antiguo Testamento, príncipe y sacerdote de Madián que dio abrigo a Moisés después que este huyó de Egipto. También se le llamaba Reuel (Éx. 2:18). Posteriormente, Moisés se casó con Séfora, hija de Jetro (Éx. 3:1; 4:18; 18:1–12). Jetro enseñó a Moisés a delegar (Éx. 18:13–27). Moisés recibió el Sacerdocio de Melquisedec de manos de Jetro (DyC 84:6–7).
En el Antiguo Testamento, mujer inicua de la tierra de Fenicia. Fue la esposa de Acab (1 Rey. 16:30–31), rey de Israel que gobernó durante la época en que Elías fue profeta.
El matrimonio de Jezabel y Acab, más que cualquier otro acontecimiento, ocasionó la caída del reino del norte, ya que Jezabel introdujo en Israel las peores formas de adoración fenicia, reemplazando así la adoración a Jehová (1 Rey. 18:13, 19).
En el Antiguo Testamento, un hombre justo que sufrió grandes aflicciones y aun así permaneció fiel a su creencia en Dios. Su historia se relata en el libro de Job.
Aunque en el libro se exponen los padecimientos de Job, no se da contestación en forma completa a la pregunta de por qué él (o cualquier otro ser humano) había de sufrir dolor y la pérdida de sus familiares y bienes. En el libro se aclara que la aflicción no es necesariamente evidencia de que uno haya pecado. El Señor permite que pasemos tribulaciones para que estas nos sirvan de experiencia, disciplina e instrucción, y a veces también de castigo (DyC 122).
El libro puede dividirse en cuatro partes. Los capítulos 1 y 2 constituyen un prólogo de la historia. En los capítulos del 3 al 31, se relata una serie de conversaciones entre Job y sus tres amigos. En los capítulos del 32 al 37, se encuentran los discursos de Eliú, un cuarto amigo, que condena a Job por razones distintas de las de los tres primeros amigos. En los capítulos del 38 al 42 se concluye el libro y en ellos se le asegura a Job que ha llevado una vida buena desde el principio.
En el libro de Job, se enseña que si una persona tiene un conocimiento correcto de Dios y vive de manera aceptable ante Él, podrá soportar mejor las tribulaciones que le sobrevengan. Caracterizan su inquebrantable fe, exclamaciones tales como: “Aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). También se menciona a Job en Ezeq. 14:14; Stg. 5:11; DyC 121:10.
En el Antiguo Testamento, profeta de Judá. Se desconoce la época exacta en la cual vivió; pudo haber sido en el período comprendido entre el reinado de Joás, antes del año 850 a.C., y el regreso de la tribu de Judá de su cautiverio en Babilonia.
Se centra en una profecía que hizo Joel después de que Judá fue asolado con un severo castigo de sequía y una plaga de langostas (Joel 1:4–20). Joel asegura al pueblo que por medio del arrepentimiento nuevamente recibirán las bendiciones de Dios (Joel 2:12–14).
En el capítulo 1, se pide que se convoque una asamblea solemne en la casa del Señor. En el capítulo 2, se habla de la guerra y desolación que precederán al Milenio. En el capítulo 3, se habla de los postreros días y se afirma que todas las naciones estarán en guerra, pero que finalmente el Señor morará en Sion.
Pedro citó la profecía de Joel acerca del derramamiento del Espíritu el día de Pentecostés (Joel 2:28–32; Hech. 2:16–21); el ángel Moroni citó este mismo pasaje a José Smith (JS—H 1:41).
Profeta del Antiguo Testamento llamado por el Señor a predicar el arrepentimiento a la ciudad de Nínive (Jonás 1:1–2).
Libro del Antiguo Testamento en el que se relata un episodio de la vida de Jonás. Es probable que Jonás no haya sido el autor del libro. El concepto principal del libro es que Jehová reina en todas partes y no limita Su amor a una sola nación o pueblo.
En el capítulo 1, el Señor llama a Jonás a predicar al pueblo de Nínive, pero en lugar de hacer lo que el Señor le manda, Jonás huye en barco y es tragado por un gran pez. En el capítulo 2, Jonás ora al Señor, y el pez lo vomita en tierra. En el capítulo 3, se registra que Jonás va a Nínive y profetiza su caída; sin embargo, el pueblo se arrepiente. En el capítulo 4, el Señor reprende a Jonás por haberse enojado porque el Señor salvó al pueblo.
Jesús enseñó que el que Jonás hubiera sido tragado por el pez sirvió de presagio de Su propia muerte y resurrección (Mateo 12:39–40; 16:4; Lucas 11:29–30).
En el Antiguo Testamento, hijo de Saúl, rey de Israel. Jonatán fue íntimo amigo de David (1 Sam. 13–23; 31).
Se extiende desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto. Tiene una longitud de 160 kilómetros y está formado por la unión de varios arroyos que nacen en el monte Hermón. Es el río más importante de Israel.
Dos acontecimientos importantes relacionados con este río son: Cuando el Señor dividió las aguas para que pasaran los hijos de Israel (Josué 3:14–17) y el bautismo de Jesucristo (Mateo 3:13–17; 1 Ne. 10:9).
En el Antiguo Testamento, rey fiel de Judá (1 Rey. 15:24; 22).
Fue miembro del sanedrín, discípulo de Cristo, rico y fiel israelita que no tomó parte alguna en condenar a nuestro Señor. Después de la Crucifixión, José envolvió el cuerpo del Señor en una sábana limpia y lo puso en su propio sepulcro labrado en la peña (Mateo 27:57–60; Mar. 15:43–46; Lucas 23:50–53; Juan 19:38–42).
Esposo de María, la madre de Jesús. José era descendiente de David (Mateo 1:1–16; Lucas 3:23–38) y vivía en Nazaret. Se desposó con María, y poco antes de efectuarse el matrimonio, María recibió la visita del ángel Gabriel, quien le anunció que ella había sido escogida para ser la madre del Salvador (Lucas 1:26–35). José también recibió una revelación sobre este nacimiento divino (Mateo 1:20–25).
María fue la única progenitora terrenal de Jesús, ya que fue engendrado por Dios el Padre. Pero los judíos consideraban a José como el padre de Jesús, y el niño Jesús lo trató como a tal (Lucas 2:48, 51). Al ser advertido por medio de sueños celestiales del peligro que corría el pequeño Jesús, José le salvó la vida huyendo a Egipto (Mateo 2:13–14). Después de la muerte de Herodes, un ángel le dio instrucciones a José de llevar al niño de nuevo a Israel (Mateo 2:19–23).
En el Antiguo Testamento, el primogénito de Jacob y Raquel (Gén. 30:22–24; 37:3).
José obtuvo la primogenitura de Israel porque Rubén, el primogénito de la primera esposa de Jacob, perdió ese privilegio a causa de su transgresión (1 Cró. 5:1–2). José, siendo el primogénito de la segunda esposa de Jacob, y debido a su dignidad, era quien tenía derecho a recibir la bendición. José también recibió una bendición de su padre poco antes de que este muriera (Gén. 49:22–26).
José fue un hombre de gran integridad, “entendido” y “sabio” (Gén. 41:39). El que haya rechazado a la esposa de Potifar es un ejemplo de fe, de castidad y de integridad personal (Gén. 39:7–12). En Egipto, cuando José reveló a sus hermanos su verdadera identidad, les dio las gracias en vez de culparlos por la forma en que lo habían tratado. Él creía que la forma en que habían actuado sus hermanos había hecho posible que se cumpliera la voluntad de Dios (Gén. 45:4–15).
La revelación de los últimos días da a conocer la misión más extensa de la familia de José en los últimos días (TJS, Gén. 50:24–38; [Apéndice — Biblia]; 2 Ne. 3:3–24; 3 Ne. 20:25–27).
Es una revisión o traducción de la versión de la Biblia en inglés conocida como la Versión del rey Santiago, que inició el profeta José Smith en junio de 1830. Dios le mandó hacer la traducción, la cual consideró como parte de su llamamiento como profeta.
Aunque la mayor parte de la obra se había terminado ya para julio de 1833, siguió haciendo modificaciones, mientras preparaba un manuscrito para la imprenta, hasta su muerte en 1844. Aunque partes de la traducción se publicaron mientras aún vivía, es posible que hubiera hecho modificaciones adicionales si hubiese vivido para publicar la obra entera. En 1867, la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días publicó la primera edición de la traducción inspirada de José Smith y, desde entonces, ha publicado varias ediciones más.
La obra de la traducción fue una experiencia instructiva para el Profeta, y varias secciones de Doctrina y Convenios se recibieron como consecuencia directa de la obra (por ejemplo, DyC 76; 77; 91 y 132). Además, el Señor le dio a José Smith instrucciones específicas respecto a la traducción, las cuales se encuentran registradas en Doctrina y Convenios (DyC 37:1; 45:60–61; 76:15–18; 90:13; 91; 94:10; 104:58; 124:89). El libro de Moisés y el libro de José Smith—Mateo, que ahora forman parte de la Perla de Gran Precio, se tomaron directamente de la Traducción de José Smith.
Esta traducción ha restaurado algunas de las cosas claras y preciosas que se han perdido de la Biblia (1 Ne. 13). Aunque no es la Biblia oficial de la Iglesia, gracias a esta traducción, hay muchos conceptos que se ven con más claridad. Además, es de gran valor ya que nos brinda una mayor comprensión de la Biblia. A la vez, es un testimonio del llamamiento y ministerio divinos del profeta José Smith.
Rey justo de Judá desde 641 hasta 610 a.C. (2 Rey. 22–24; 2 Cró. 34–35). Durante su reinado, se encontró el libro de la ley en la casa del Señor (2 Rey. 22:8–13).
Profeta y líder del Antiguo Testamento y sucesor de Moisés. Nació en Egipto antes del Éxodo de los hijos de Israel (Núm. 14:26–31). Él y Caleb fueron dos de los doce espías enviados a Canaán y fueron los únicos que dieron un buen informe de la tierra (Núm. 13:8, 16–33; 14:1–10). Murió a la edad de 110 años (Josué 24:29), habiendo sido un gran ejemplo de lo que es ser guerrero y profeta devoto.
Llamado así no porque Josué haya sido el autor, sino porque es el personaje principal de la narración. En los capítulos del 1 al 12, se describe la conquista de Canaán. En los capítulos del 13 al 24, se habla de la repartición de las tierras entre las tribus de Israel y se dan las exhortaciones finales de Josué.
Dos versículos notables del libro son el mandato del Señor a Josué de meditar en las Escrituras (Josué 1:8) y el llamado que hizo Josué al pueblo de ser fieles al Señor (Josué 24:15).
En el Nuevo Testamento, el hijo de Zacarías y de Elisabet. La misión de Juan fue preparar al pueblo para recibir al Mesías (Juan 1:19–27). Poseía las llaves del Sacerdocio Aarónico y bautizó a Jesucristo.
Uno de los Doce Apóstoles del Nuevo Testamento, hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo (Santiago). En los primeros años de su vida fue pescador (Mar. 1:17–20). Probablemente haya sido el discípulo de Juan el Bautista cuyo nombre no se menciona, y del que se hace referencia en Juan 1:40. Posteriormente recibió el llamamiento de discípulo de Jesucristo (Mateo 4:21–22; Lucas 5:1–11). Escribió el Evangelio según Juan, tres epístolas y el libro de El Apocalipsis. Fue uno de los tres escogidos que estuvieron con el Señor cuando devolvió la vida a la hija de Jairo (Mar. 5:35–42), en el monte de la Transfiguración (Mateo 17:1–9) y en Getsemaní (Mateo 26:36–46). En sus propios escritos se refiere a sí mismo como “el discípulo al cual Jesús amaba” (Juan 13:23; 21:20) y como “el otro discípulo” (Juan 20:2–8). Jesús dio a él y a su hermano Jacobo el apellido de Boanerges, que quiere decir “hijos del trueno” (Mar. 3:17). Hay frecuentes referencias a él en los relatos de la Crucifixión y la Resurrección (Lucas 22:8; Juan 18:15; 19:26–27; 20:2–8; 21:1–2). Después fue desterrado a Patmos, en donde escribió el libro de El Apocalipsis (Apoc. 1:9).
Se menciona con frecuencia a Juan en las revelaciones de los últimos días (1 Ne. 14:18–27; 3 Ne. 28:6; Éter 4:16; DyC 7; 27:12; 61:14; 77; 88:141). Estos pasajes sirven para confirmar la narración bíblica de Juan, y también nos dan una idea más clara en cuanto a su grandeza y la importancia de la obra que el Señor le ha dado en la tierra, no solo en la época del Nuevo Testamento, sino también en los últimos días. Las revelaciones confirman que Juan no murió, sino que se le ha permitido permanecer en la tierra como siervo ministrante hasta el tiempo de la segunda venida del Señor (Juan 21:20–23; 3 Ne. 28:6–7; DyC 7).
Aunque en ninguna de estas tres epístolas se identifica al autor por su nombre, el lenguaje es tan similar al de Juan el Apóstol que se supone que él es el autor de las tres.
En el capítulo 1 de la primera epístola, Juan amonesta a los santos a tener comunión con Dios. En el capítulo 2, recalca que los santos llegan a conocer a Dios mediante la obediencia y los exhorta a no amar al mundo. En el capítulo 3, exhorta a todos a convertirse en hijos de Dios y a amarse mutuamente. En el capítulo 4, explica que Dios es amor y que mora en los que le aman. En el capítulo 5, explica que los santos nacen de Dios por medio de su creencia en Cristo.
La segunda epístola es similar a la primera. En ella Juan se regocija por la fidelidad de los hijos de la “señora elegida”.
En la tercera epístola encomia a Gayo por su fidelidad y por la ayuda que presta a los que aman la verdad.
En este libro del Nuevo Testamento, el apóstol Juan testifica (1) que Jesús es el Cristo, es decir, el Mesías y (2) que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 20:31). Los acontecimientos que él describe de la vida de Jesús se han seleccionado y dispuesto cuidadosamente con tal fin. La historia comienza con una declaración del estado de Cristo en la existencia preterrenal: Jesús era con Dios, era Dios y fue el Creador de todas las cosas. Nació en la carne como el Unigénito del Padre. Juan sigue el curso del ministerio de Jesús, recalcando en gran manera Su divinidad y Su resurrección de entre los muertos. Claramente afirma que Jesús es el Hijo de Dios, atestiguándolo por medio de los milagros, por testigos, por los profetas y por la propia voz de Cristo. Juan enseña mediante contrastes, usando términos tales como luz y tinieblas, verdad y error, bien y mal, Dios y el diablo. Posiblemente en ningún otro registro se encuentre tan claramente declarada la santidad de Jesús y la perfidia de los principales judíos.
Juan escribió principalmente del ministerio de Cristo en Judea, en especial de la última semana de Su ministerio mortal, en tanto que Mateo, Marcos y Lucas escribieron principalmente sobre el ministerio del Señor en Galilea. Varios puntos de este Evangelio se han aclarado mediante las revelaciones de los postreros días (DyC 7 y DyC 88:138–141).
Para ver una lista de los acontecimientos en la vida del Salvador, cual se describen en el Evangelio según Juan, véase la Concordancia entre los Evangelios, en el Apéndice.
En el Antiguo Testamento, el cuarto hijo de Jacob y de Lea (Gén. 29:35; 37:26–27; 43:3, 8; 44:16; 49:8). Jacob dio a Judá una bendición en la que se le dijo que sería un líder natural entre los hijos de Jacob y que Siloh (Jesucristo) sería descendiente suyo (Gén. 49:10).
La tribu de Judá tomó la dirección después de su establecimiento en Canaán, siendo su rival principal la tribu de Efraín. Moisés bendijo a la tribu de Judá (Deut. 33:7). Después del reinado de Salomón, esa tribu llegó a ser el reino de Judá.
Durante el reinado de Roboam, los dominios de Salomón se dividieron en dos reinos, sobre todo como consecuencia de los celos que había entre las tribus de Efraín y de Judá. El reino del sur incluía la tribu de Judá y la mayor parte de la de Benjamín, y su capital era Jerusalén. En general permaneció más fiel en la adoración a Jehová que el reino del norte; se vio menos expuesto a los ataques procedentes del norte y del este, y el poder supremo permaneció en manos de la familia de David hasta el destierro del pueblo, cuando fue llevado cautivo a Babilonia. Por consiguiente, el Reino de Judá, el reino más poblado y poderoso de los dos, pudo existir durante 135 años después de la caída de Israel.
Referencia que se hace a la Biblia como historia de la casa de Judá (Ezeq. 37:15–19). En los últimos días, cuando las distintas ramas de la casa de Israel sean congregadas, sus anales sagrados también serán unidos. Estos sagrados registros se complementan mutuamente y forman un testimonio unificado de que Jesús es el Cristo, el Dios de Israel y el Dios de toda la tierra (TJS, Gén. 50:24–36 [Apéndice — Biblia]; 2 Ne. 3; 29).
En el Nuevo Testamento, uno de los hermanos de Jesús y probablemente el autor de la Epístola de Judas (Mateo 13:55; Judas 1:1).
Este libro consta de una carta de Judas dirigida a ciertos santos cuya fe estaba en peligro de debilitarse debido a la presencia entre ellos de unos que profesaban ser cristianos, pero que practicaban una inmoral adoración pagana y declaraban estar por encima de la ley moral. Judas deseaba despertar en los santos la conciencia del peligro espiritual en que se hallaban y motivarles a permanecer fieles.
Algunos pasajes notables son: el versículo 6, donde se menciona la guerra de los cielos y la expulsión de Lucifer y sus ángeles durante el primer estado o existencia preterrenal (Abr. 3:26–28), y los versículos 14 y 15, en los que se cita una profecía de Enoc.
En el Nuevo Testamento, uno de los Doce Apóstoles originales de Jesucristo (Lucas 6:13–16). Es probable que se le haya conocido también como Lebeo o Tadeo (Mateo 10:2–4).
En el Nuevo Testamento, uno de los Doce Apóstoles de Jesús (Mateo 10:4; Mar. 14:10; Juan 6:71; 12:4). Su apellido significa “hombre de Queriot”. Era de la tribu de Judá y el único Apóstol que no era galileo. Judas traicionó al Señor.
Los judíos pueden ser (1) descendientes de Judá, uno de los doce hijos de Jacob, (2) el pueblo del antiguo reino del sur llamado Judá, o (3) los que practican la religión, el estilo de vida y las tradiciones del judaísmo pero que pueden o no ser judíos de nacimiento. Ha llegado a ser costumbre emplear el término judío para referirse a todos los descendientes de Jacob, pero el hacerlo es incorrecto. Debe limitarse a los del reino de Judá o, más específicamente hoy día, a los de la tribu de Judá.
Libro del Antiguo Testamento que contiene la historia de los israelitas desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel.
Los capítulos del 1 al 3 son un prefacio de todo el libro de Jueces. En ellos se explica que debido a que los israelitas no expulsaron a sus enemigos (Jue. 1:16–35), deben padecer las consecuencias: la pérdida de la fe, los matrimonios con personas que no eran creyentes y la idolatría. En los capítulos del 4 al 5, se relatan las experiencias de Débora y Barac, quienes liberaron a Israel del pueblo de Canaán. En los capítulos del 6 al 8, se relatan las experiencias inspiradoras de Gedeón, a quien bendijo el Señor para liberar a Israel de los madianitas. En los capítulos del 9 al 12, se relata que varios hombres sirvieron como jueces en Israel en una época en que la mayoría de los israelitas se hallaban en la apostasía y estaban sujetos a potestades extranjeras. En los capítulos del 13 al 16, se habla del ascenso y la caída de Sansón, el último juez. Los capítulos finales, del 17 al 21, constituyen un apéndice y en ellos se revela la gravedad de los pecados de Israel.
El Juicio Final que tendrá lugar después de la Resurrección. Por medio de Jesucristo, Dios juzgará a toda persona para determinar la gloria eterna que esta recibirá. Ese juicio se basará en la obediencia personal a los mandamientos de Dios, y en la aceptación del sacrificio expiatorio de Jesucristo.
Evaluar el comportamiento con relación a los principios del Evangelio; decidir; discernir entre el bien y el mal.
En las Escrituras, este vocablo por regla general significa un convenio o promesa sagrados; no obstante, las personas impías, entre ellas, Satanás y sus ángeles, también hacen juramentos para lograr sus fines inicuos. En los tiempos del Antiguo Testamento, los juramentos eran aceptables; sin embargo, Jesucristo enseñó que no debemos jurar en el nombre de Dios ni de ninguna de Sus creaciones (Mateo 5:33–37).
Un juramento es una afirmación solemne de ser fiel a las promesas que se hayan hecho; un convenio es una promesa solemne que se hacen dos personas entre sí. El Sacerdocio Aarónico se recibe solamente por convenio. Los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec reciben el sacerdocio tanto por un juramento tácito como por un convenio. Cuando los poseedores del sacerdocio son fieles y magnifican sus llamamientos según la dirección recibida de Dios, Él los bendice. Los que sean fieles hasta el fin y hagan todo lo que Dios les pida recibirán todo lo que el Padre tiene (DyC 84:33–39).
Esta palabra tiene dos sentidos en las Escrituras: (1) Son las bendiciones que se reciben como consecuencia infalible de los pensamientos y de los hechos rectos, y el castigo que también se recibe como consecuencia invariable de los pecados de los que no se hayan arrepentido. La justicia es una ley eterna que requiere un castigo cada vez que se quebrante una ley de Dios (Alma 42:13–24). Si no se arrepiente, el pecador tiene que pagar las exigencias de la justicia (Mos. 2:38–39; DyC 19:17). Si se arrepiente, el Salvador paga las exigencias de la justicia por medio de Su expiación, invocando la misericordia (Alma 34:16). (2) Es, además, la dignidad, integridad y santidad de una persona.
Recibir el perdón de los pecados y ser declarado sin culpa. El hombre se justifica mediante la gracia del Salvador y la fe que deposita en Él, la cual demuestra por medio de su arrepentimiento y obediencia a las leyes y a las ordenanzas del Evangelio. La expiación de Jesucristo hace posible que el género humano se arrepienta y sea justificado, o sea, que se le perdone el castigo que de otra manera recibiría.
Ser recto, santo, virtuoso, íntegro; obedecer los mandamientos de Dios; evitar el pecado.
El duodécimo Presidente de la Iglesia desde la fundación de esta en 1830. Sirvió en su llamamiento como Presidente desde diciembre de 1973 hasta noviembre de 1985. Nació en 1895 y murió en 1985, a la edad de 90 años.
En el Libro de Mormón, líder de un grupo de hombres inicuos posteriormente conocidos como los ladrones de Gadiantón (Hel. 1:9–12; 2).
La estrella más próxima al trono de Dios (Abr. 3:2–3, 9).
Un anticristo de los tiempos del Libro de Mormón que demandó una señal como prueba del poder de Dios. El Señor hizo que Korihor quedara mudo (Alma 30:6–60).
En el Libro de Mormón, el hombre que tenía en su poder las planchas de bronce en Jerusalén durante la época de la familia de Lehi. Labán robó a Nefi y a sus hermanos y trató de matarlos (1 Ne. 3:1–27). El Espíritu le indicó a Nefi que debía matar a Labán para obtener las planchas (1 Ne. 4:1–26).
En el Libro de Mormón, el hijo mayor de Lehi y Saríah y hermano mayor de Nefi (1 Ne. 2:5). Lamán por lo general escogió el mal en lugar del bien.
Pueblo del Libro de Mormón, muchos de los cuales descendían de Lamán, el hijo mayor de Lehi. Pensaban que Nefi y sus descendientes los habían agraviado y tratado injustamente (Mos. 10:11–17), por lo que se rebelaron contra ellos y rechazaron reiteradamente las enseñanzas del Evangelio. No obstante, poco antes del nacimiento de Jesucristo, los lamanitas aceptaron el Evangelio y fueron más justos que los nefitas (Hel. 6:34–36). Doscientos años después de la visita de Cristo a las Américas, tanto los lamanitas como los nefitas se volvieron inicuos y emprendieron una guerra entre sí. Cerca del año 400 d.C., los lamanitas destruyeron totalmente a la nación nefita.
Libro del Antiguo Testamento escrito por Jeremías. Es una recopilación de poemas o cantos elegíacos o de pesar por la caída de Jerusalén y de la nación israelita. Este libro se escribió después de la caída de la ciudad, alrededor del año 586 a.C.
En el Libro de Mormón, rey lamanita que fue convertido por el Espíritu del Señor y por las obras y enseñanzas inspiradas de Ammón (Alma 17–19).
La purificación física y espiritual. En sentido simbólico, la persona arrepentida puede, por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo, purificarse de una vida llena de pecado y evitar las consecuencias que ese tipo de vida acarrea. Ciertos lavamientos que se llevan a cabo bajo la debida autoridad del sacerdocio son ordenanzas sagradas.
En el Nuevo Testamento, hermano de María y de Marta. Jesús lo levantó de entre los muertos (Juan 11:1–44; 12:1–2, 9–11). No es el mismo Lázaro que el mendigo de una de las parábolas de Jesús (Lucas 16:19–31).
En el Antiguo Testamento, hija mayor de Labán y una de las esposas de Jacob (Gén. 29). Fue madre de seis varones y una mujer (Gén. 29:31–35; 30:17–21).
En el Libro de Mormón, comandante militar nefita (Alma 43:35–53; 49:16–17; 52:27–36; 53:2; 61:15–21).
En el Libro de Mormón, profeta hebreo que guio a su familia y a sus seguidores desde Jerusalén hasta una tierra prometida en el hemisferio occidental, cerca del año 600 a.C. En el Libro de Mormón, fue el primer profeta entre su pueblo.
Lehi huyó de Jerusalén con su familia por mandato del Señor (1 Ne. 2:1–4). Era descendiente de José, el que fue vendido para Egipto (1 Ne. 5:14). El Señor le mostró en una visión el árbol de la vida (1 Ne. 8:2–35). Él y sus hijos construyeron un barco y navegaron hasta el hemisferio occidental (1 Ne. 17–18). Él y sus descendientes se establecieron en una nueva tierra (1 Ne. 18:23–25). Antes de morir, Lehi bendijo a sus hijos y les enseñó acerca de Cristo y de la publicación del Libro de Mormón en los postreros días (2 Ne. 1:1–4:12).
Cuando José Smith inició la traducción del Libro de Mormón, comenzó su obra con el libro de Lehi, el cual era un compendio, hecho por Mormón, de las planchas de Lehi. Después de terminar 116 páginas del manuscrito traducido de este libro, José Smith le entregó el manuscrito a Martin Harris, quien brevemente había servido como su escriba en la traducción, y las páginas se perdieron. José Smith no volvió a traducir el libro de Lehi para reemplazar el manuscrito perdido, sino que comenzó a traducir otros relatos de las planchas de oro que se relacionaban con las que se habían perdido (véase el encabezamiento de las secciones 3 y 10 de Doctrina y Convenios). Estos relatos son los que ahora componen los primeros seis libros del Libro de Mormón.
En el Libro de Mormón, el segundo hijo de Lehi y uno de los hermanos mayores de Nefi. Se unió a Lamán en su oposición a Nefi.
Símbolo del habla. Los santos deben controlar su lengua, o sea, su forma de hablar. Este vocablo también se refiere a los idiomas y a los pueblos. Finalmente, se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua a Dios (Isa. 45:23; Rom. 14:11).
Palabras, ya sean escritas o habladas, unidas en una estructura específica para comunicar información, pensamientos y conceptos. La forma en que empleamos el lenguaje demuestra nuestros sentimientos hacia Dios y hacia los demás. En la segunda venida de Jesucristo, el Señor dará a todo el género humano un lenguaje puro (Sof. 3:8–9).
Un don del Espíritu Santo que permite que las personas inspiradas hablen, comprendan o interpreten lenguas (o idiomas) desconocidas para ellas. Creemos en el don de lenguas (AdeF 1:7).
Una terrible enfermedad de la piel que se menciona tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Muchos personajes destacados de la Biblia fueron afligidos en alguna ocasión con este mal, entre ellos, Moisés (Éx. 4:6–7), su hermana María (Núm. 12:10), Naamán (2 Rey. 5) y el rey Uzías (2 Cró. 26:19–21).
En el Antiguo Testamento, el tercer hijo de Jacob y de Lea (Gén. 29:34; 35:23). Leví fue el padre de una de las tribus de Israel.
Jacob bendijo a Leví y a su posteridad (Gén. 49:5–7, 28). Los descendientes de Leví ministraron en los santuarios de Israel (Núm. 1:47–54). Aarón fue levita, y sus descendientes fueron sacerdotes (Éx. 6:16–20; 28:1–4; 29). Los levitas ayudaban a los sacerdotes, los hijos de Aarón (Núm. 3:5–10; 1 Reyes 8:4), y en ocasiones servían de músicos (1 Cró. 15:16; Neh. 11:22); desollaban los animales destinados a holocaustos (2 Cró. 29:34; Esdras 6:20); y en general ayudaban en el templo (Neh. 11:16). Los levitas estaban dedicados al servicio del Señor para llevar a cabo las ordenanzas a favor de los hijos de Israel. Los levitas mismos fueron ofrecidos como ofrenda en representación de los hijos de Israel (Núm. 8:11–22), por lo que eran una singular propiedad de Dios, dedicados a Él. Él los tomó para Sí en lugar de los primogénitos (Núm. 8:16). Eran consagrados y purificados para desempeñar su oficio (Núm. 8:7–16). No tuvieron heredad en la tierra de Canaán (Núm. 18:23–24), pero recibieron los diezmos (Núm. 18:21), 48 ciudades (Núm. 35:6) y el derecho de recibir la limosna del pueblo (Deut. 12:18–19; 14:27–29).
Libro del Antiguo Testamento que habla de los deberes sacerdotales de Israel. Recalca la santidad de Dios y el código por el cual debe gobernarse Su pueblo para llegar a ser santo. Su finalidad es enseñar los preceptos morales y las verdades religiosas de la ley de Moisés por medio de los ritos. El autor del libro fue Moisés.
En los capítulos del 1 al 7, se explican las ordenanzas relacionadas con los sacrificios. En los capítulos del 8 al 10, se describe el rito que se observaba en la consagración de los sacerdotes. En el capítulo 11, se explica lo que se puede y lo que no se puede comer, lo que es limpio y lo que es inmundo. En el capítulo 12, se habla de la mujer después del parto. En los capítulos del 13 al 15, se exponen las leyes relacionadas con la impureza ceremonial. En el capítulo 16, se habla del rito que debía observarse en el Día de la Expiación. En los capítulos del 17 al 26, se da un código sistemático de leyes que tenían que ver con las observancias religiosas y sociales. En el capítulo 27, se explica que el Señor mandó a Israel consagrar sus cosechas, rebaños y manadas al Señor.
Los mandamientos o reglas de Dios sobre los cuales se basan todas las bendiciones y los castigos, tanto en el cielo como en la tierra. Los que obedecen las leyes de Dios reciben las bendiciones que se han prometido. El profeta José Smith enseñó que el pueblo también debía obedecer, honrar y sostener las leyes del país (AdeF 1:12).
La ley de Moisés fue una ley preparatoria para llevar a los hombres y a las mujeres a Cristo. Era una ley de restricciones, reglas y ordenanzas. En la actualidad la ley de Cristo, la cual cumplió la ley de Moisés, es la plenitud del Evangelio, o sea, “la perfecta ley, la de la libertad” (Stg. 1:25).
Por conducto de Moisés, Dios dio leyes a la casa de Israel para reemplazar la ley mayor que esta no pudo cumplir (Éx. 34; TJS, Éx. 34:1–2; TJS, Deut. 10:2 [Apéndice — Biblia]). La ley de Moisés constaba de muchos principios, reglas, ceremonias, ritos y símbolos, que tenían como fin hacer recordar frecuentemente al pueblo sus deberes y responsabilidades. Incluía una ley de mandamientos y de observancias morales, éticos, religiosos y físicos —que contemplaba sacrificios (Lev. 1–7)— con la finalidad de hacer que el pueblo recordara a Dios y su deber para con Él (Mos. 13:30). La fe, el arrepentimiento, el bautismo en el agua y la remisión de los pecados formaban parte de la ley, así como también los Diez Mandamientos y muchos otros mandamientos de elevado valor ético y moral. Gran parte de la ley ceremonial se cumplió con la muerte y resurrección de Jesucristo, lo que dio fin al sacrificio por derramamiento de sangre (Alma 34:13–14). La ley era administrada bajo el Sacerdocio Aarónico y era el Evangelio preparatorio para llevar a sus seguidores a Cristo.
En el Libro de Mormón, una esfera de bronce con dos agujas que marcaba el camino que debían seguir —como una brújula— y que también daba instrucciones espirituales a Lehi y sus seguidores cuando eran rectos. El Señor proveyó la Liahona y se valió de ella para dar instrucciones.
El poder o facultad para actuar y pensar libremente, sin compulsión. En sentido espiritual, la persona que se arrepiente y obedece la voluntad de Dios queda libre de la esclavitud del pecado (Juan 8:31–36) mediante la expiación de Jesucristo (Mos. 5:8).
Jesucristo es el Libertador de todo el género humano porque rescata a todos de la esclavitud de la muerte y, al arrepentido, de las consecuencias del pecado.
En un sentido, el libro de la vida es la suma total de los pensamientos y de los hechos de una persona: la historia de su vida. En otro sentido, las Escrituras también indican que se lleva un registro celestial de los fieles, en el cual se han inscrito sus nombres y un relato de sus obras justas en la tierra.
En el año de 1833, se editó una colección de algunas de las revelaciones que el profeta José Smith había recibido, con el título de “A Book of Commandments for the Government of the Church of Christ” (Un libro de mandamientos para el gobierno de la Iglesia de Cristo). El Señor continuó comunicándose con Sus siervos y, dos años después, se publicó una recopilación mayor de revelaciones, con el título “Doctrine and Covenants” (Doctrina y Convenios).
Libro que comenzó Adán, en el cual se llevó el registro de las obras de sus descendientes; también cualquier registro similar que los profetas y los miembros fieles hayan llevado desde aquellos tiempos. Adán y sus hijos llevaron un libro de memorias, en el cual escribían por el espíritu de inspiración, y un libro de las generaciones, el cual contenía la genealogía (Moisés 6:5, 8). Puede ser que esos registros cumplan una función importante en la determinación de nuestro juicio final.
Uno de los cuatro tomos de Escrituras aceptados por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es un compendio que hizo el antiguo profeta Mormón de los anales de antiguos habitantes de las Américas. Se escribió para testificar que Jesús es el Cristo. Con respecto a estos anales, el profeta José Smith, que los tradujo mediante el don y el poder de Dios, dijo lo siguiente: “Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la piedra clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” (véase la introducción al principio del Libro de Mormón).
El Libro de Mormón es un registro religioso de tres pueblos que emigraron desde el Viejo Mundo hasta el continente americano. Estos pueblos fueron guiados por profetas, quienes hicieron un registro sobre planchas de metal de su historia religiosa y seglar. El Libro de Mormón contiene el relato de la visita de Jesucristo a habitantes de las Américas, después de Su resurrección. Tras esta visita siguió un período de paz de doscientos años.
Aproximadamente en el año 421 d.C., Moroni, el último profeta e historiador nefita, selló los anales compendiados de estos pueblos y los escondió. En 1823, el mismo Moroni, habiendo resucitado, visitó a José Smith, y posteriormente le entregó estos anales antiguos y sagrados para que los tradujera y los sacara a luz al mundo como otro testamento de Jesucristo.
En el Libro de Mormón, rey justo de los nefitas en la tierra de Nefi; era hijo del rey Noé (Mos. 7:7–9). El rey Limhi hizo convenio de servir a Dios (Mos. 21:32). Libró al pueblo del yugo de los lamanitas y juntos volvieron a Zarahemla (Mos. 22).
Ofrendas para ayudar a los pobres.
En el Antiguo Testamento, el Señor les reveló a Moisés y a los antiguos israelitas que solo ciertos alimentos se consideraban limpios o, en otras palabras, que se podían usar como alimento. La diferencia que los israelitas establecían entre lo limpio y lo inmundo ejercía un gran impacto en toda su vida religiosa y social. Se consideraban limpios y aceptables como alimento ciertos animales, aves y peces, mientras que otros se consideraban inmundos y estaban prohibidos (Lev. 11; Deut. 14:3–20). A algunas personas enfermas también se las consideraba inmundas.
En un sentido espiritual, estar limpio es estar libre de pecado y de deseos pecaminosos. En este sentido, el vocablo se usa para describir a la persona virtuosa y de corazón puro (Sal. 24:4). El pueblo del convenio de Dios siempre ha contado con instrucciones especiales de ser limpio (3 Ne. 20:41; DyC 38:42; 133:5).
El recibir un llamamiento de Dios significa recibir un nombramiento o invitación de Él, o de los líderes debidamente autorizados de Su Iglesia, para servirle de una manera particular.
Las llaves constituyen el derecho de presidencia, o sea, el poder que Dios da al hombre para dirigir, controlar y gobernar el sacerdocio de Dios sobre la tierra. Los poseedores del sacerdocio a quienes se les llama a ocupar cargos de presidencia reciben las llaves de manos de los que tienen autoridad sobre ellos. Los poseedores del sacerdocio solamente ejercen su sacerdocio dentro de los límites designados por los que poseen las llaves. El Presidente de la Iglesia es la única persona en la tierra que posee todas las llaves del sacerdocio y él está autorizado para ejercerlas (DyC 107:65–67, 91–92; 132:7).
En el Antiguo Testamento, hijo de Harán y sobrino de Abraham (Gén. 11:27, 31; Abr. 2:4). Harán murió como consecuencia de la sequía en Ur (Abr. 2:1). Lot partió de Ur con Abraham y Sara y viajó con ellos hasta Canaán (Gén. 12:4–5), después de lo cual eligió vivir en Sodoma. El Señor le envió mensajeros para advertirle que huyera de la ciudad antes que el Señor la destruyera por culpa de la iniquidad del pueblo (Gén. 13:8–13; 19:1, 13, 15); sin embargo, la esposa de Lot miró atrás para ver la destrucción y se convirtió en estatua de sal (Gén. 19:26). En el Nuevo Testamento se habla de él (Lucas 17:29; 2 Pe. 2:6–7). En Gén. 13, 14 y 19 se describe su vida después de separarse de Abraham.
El autor del tercer Evangelio y del libro de los Hechos en el Nuevo Testamento y compañero misional de Pablo. Nació de padres griegos y era médico de profesión (Col. 4:14) y una persona muy culta. En Troas se reunió con Pablo (Hech. 16:10–11), haciendo constar así que era su compañero en la obra. Lucas también estuvo con Pablo en Filipos durante el último viaje de Pablo a Jerusalén (Hech. 20:6), y los dos permanecieron juntos hasta llegar a Roma. Lucas se hallaba con Pablo durante el segundo encarcelamiento romano de este (2 Tim. 4:11). Según la tradición, murió como mártir.
Relato que escribió Lucas sobre Jesucristo y Su ministerio mortal. El libro de los Hechos de los Apóstoles es una continuación del Evangelio según Lucas. Lucas dejó un relato bien escrito sobre el ministerio de Jesús, presentándolo como el Salvador tanto de los judíos como de los gentiles. Escribió mucho acerca de las enseñanzas y los hechos de Jesús, y este es el único Evangelio que relata las visitas del ángel Gabriel a Zacarías y a María, la madre de Jesús (Lucas 1); la visita de los pastores al niño Jesús (Lucas 2:8–18); la de Jesús en el templo a la edad de 12 años (Lucas 2:41–52); acerca de los setenta que el Señor designó y envió (Lucas 10:1–24); que Jesús sudó sangre (Lucas 22:44); la conversación de Jesús con el ladrón que estaba colgado sobre la cruz (Lucas 23:39–43); y que Jesús comió pescado y miel después de Su resurrección (Lucas 24:42–43).
Para ver una lista de los acontecimientos en la vida del Salvador, cual se describen en el Evangelio según Lucas, véase la Concordancia entre los Evangelios, en el Apéndice.
El término literalmente significa: “El Que Brilla” o “Portador de Luz”. También se le conoce como Hijo de la Mañana. Lucifer fue un hijo espiritual del Padre Celestial y dirigió la rebelión en la vida preterrenal. El nombre Lucero, refiriéndose a Lucifer, aparece una sola vez en la Biblia (Isa. 14:12). La revelación de los últimos días proporciona más detalles sobre la caída de Lucifer (DyC 76:25–29).
El salón más sagrado del tabernáculo de Moisés y, posteriormente, del templo. Se le llama también “lugar santo” (Éx. 26:33–34).
Energía, poder o influencia divinos que proceden de Dios por medio de Cristo y que dan vida y luz a todas las cosas. Es la ley por la cual se gobiernan todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra (DyC 88:6–13). También ayuda a las personas a comprender las verdades del Evangelio y sirve para colocarlas sobre el sendero del Evangelio que conduce a la salvación (Juan 3:19–21; 12:46; Alma 26:15; 32:35; DyC 93:28–29, 31–32, 40, 42).
La luz de Cristo no se debe confundir con la persona del Espíritu Santo, pues la luz de Cristo no es un personaje, sino una influencia que procede de Dios y prepara a la persona para recibir el Espíritu Santo. Es una influencia para bien en la vida de todo ser humano (Juan 1:9; DyC 84:46–47).
Una manifestación de la luz de Cristo es la conciencia del hombre, la cual le ayuda a distinguir entre el bien y el mal (Moro. 7:16). Cuanto más aprende una persona acerca del Evangelio, tanto más sensible se vuelve su conciencia (Moro. 7:12–19). A los que siguen la luz de Cristo, se les guía hacia el evangelio de Jesucristo (DyC 84:46–48).
El título sagrado de la mujer que da a luz o adopta hijos. Las madres ayudan a llevar a cabo el plan de Dios al proporcionar cuerpos mortales para los hijos espirituales de Dios.
Oficio en el Sacerdocio Aarónico.
En la Biblia, el nombre de una tierra y de un pueblo cerca del mar Negro. Gog, su rey, dirigirá a los ejércitos de Magog en la última gran batalla antes de la segunda venida de Cristo (Ezeq. 38:2; 39:6). En las Escrituras se habla de otra gran batalla de Gog y Magog al final del Milenio, la cual se entablará entre las fuerzas de Dios y las del mal (Apoc. 20:7–9; DyC 88:111–116).
Profeta del Antiguo Testamento que escribió y profetizó aproximadamente en el año 430 a.C.
El libro, o la profecía, de Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento, y parece cubrir cuatro temas principales: (1) los pecados de Israel: Mal. 1:6–2:17; 3:8–9; (2) los juicios que sobrevendrán a Israel por su desobediencia: Mal. 1:14; 2:2–3, 12; 3:5; (3) las promesas para los obedientes: Mal. 3:10–12, 16–18; 4:2–3; y (4) profecías referentes a Israel: Mal. 3:1–5; 4:1, 5–6 (DyC 2; 128:17; JS—H 1:37–39).
En su profecía, Malaquías escribió acerca de Juan el Bautista (Mal. 3:1; Mateo 11:10), la ley de los diezmos (Mal. 3:7–12), la segunda venida del Señor (Mal. 4:5) y el regreso de Elías el Profeta (Mal. 4:5–6; DyC 2; 128:17; JS—H 1:37–39). El Salvador citó a los nefitas los capítulos 3 y 4 de Malaquías en su totalidad (3 Ne. 24–25).
En las Escrituras, una maldición es la aplicación de la ley divina que autoriza o inflige juicios y sus correspondientes consecuencias sobre una cosa, una persona o un pueblo, principalmente por motivo de la iniquidad. Las maldiciones son una manifestación del amor y la justicia de Dios, y pueden ser invocadas directamente por Dios o pronunciadas por Sus siervos autorizados. A veces, solo Dios sabe la razón exacta de una maldición. Además, las personas o los pueblos que con obstinación desobedecen a Dios llegan a experimentar las consecuencias de un estado de maldición por motivo de que ellos mismos se apartan del Espíritu del Señor.
El Señor puede quitar una maldición por motivo de la fe en Jesucristo que tengan una o varias personas, así como por su obediencia a las leyes y a las ordenanzas del Evangelio (Alma 23:16–18; 3 Ne. 2:14–16; AdeF 1:3).
También es maldecir el usar lenguaje profano, blasfemo o despectivo.
Substancia alimenticia pequeña y redonda, con sabor a hojuelas con miel (Éx. 16:14–31) o aceite nuevo (Núm. 11:7–8). El Señor lo envió para alimentar a los hijos de Israel durante los cuarenta años que pasaron en el desierto (Éx. 16:4–5, 14–30, 35; Josué 5:12; 1 Ne. 17:28).
Los hijos de Israel lo llamaron maná (o man-hu en hebreo), lo cual quería decir “¿Qué es esto?”, porque no sabían lo que era (Éx. 16:15). También se le llamó “pan de nobles” y “pan del cielo” (Sal. 78:24–25; Juan 6:31). Era símbolo de Cristo, quien sería el Pan de Vida (Juan 6:31–35).
En el Antiguo Testamento, el hijo mayor de Asenat y José, el que fue vendido para Egipto (Gén. 41:50–51). Él y su hermano Efraín eran nietos de Jacob (Israel), pero Jacob los adoptó y los bendijo como si fueran sus propios hijos (Gén. 48:1–20).
Los descendientes de Manasés se contaron entre las tribus de Israel (Núm. 1:34–35; Josué 13:29–31). La bendición que Moisés dio a la tribu de José, la que también se dio a Efraín y a Manasés, se encuentra en Deut. 33:13–17. El territorio que se les asignó se encontraba parcialmente al occidente del Jordán y colindaba con el de Efraín; además, tenían colonias al oriente del Jordán, en la fértil tierra de pastos de Basán y Galaad. En los postreros días, la tribu de Manasés ayudará a la de Efraín a recoger al Israel disperso (Deut. 33:13–17). El profeta Lehi, del Libro de Mormón, era descendiente de Manasés (Alma 10:3).
Las leyes y los requisitos que Dios da a todo el género humano, ya sea individual o colectivamente. El guardar los mandamientos traerá a los obedientes las bendiciones del Señor (DyC 130:21).
La declaración oficial que hizo el presidente Wilford Woodruff, en el año 1890, en la que afirmaba claramente que la Iglesia y sus miembros se sometían a la ley del país y que ya no contraían matrimonios plurales (DO 1). El presidente Woodruff dio a conocer el Manifiesto después de recibir una visión y una revelación de Dios.
Temeroso de Dios, recto, humilde, presto para aprender y paciente al sufrir. Los mansos están dispuestos a seguir las enseñanzas del Evangelio.
También conocido como el mar Salado, se encuentra en el extremo sur del valle del Jordán. Su superficie se encuentra aproximadamente a 915 metros debajo del nivel del mar Mediterráneo. Las ciudades de Sodoma, Gomorra y Zoar, o Bela, se encontraban cerca de sus riberas (Gén. 14:2–3).
En cumplimiento de la profecía, y como una de las señales de la segunda venida del Salvador, las aguas del mar Muerto sanarán y allí florecerá la vida (Ezeq. 47:8–9).
Una extensión de agua ubicada entre Egipto y Arabia. Los dos golfos septentrionales del mar forman el litoral de la península de Sinaí. El Señor milagrosamente dividió sus aguas para que los israelitas, bajo la dirección de Moisés, pasaran por un lecho de tierra seca (Éx. 14:13–31; Heb. 11:29). La división de las aguas por medio de Moisés se ha confirmado mediante la revelación de los postreros días (1 Ne. 4:2; Hel. 8:11; DyC 8:3; Moisés 1:25).
En el Nuevo Testamento, Juan Marcos era hijo de María, quien vivía en Jerusalén (Hech. 12:12); es posible que también haya sido primo (o sobrino) de Bernabé (Col. 4:10). Acompañó a Pablo y a Bernabé desde Jerusalén en su primer viaje misional, y se separó en Perga (Hech. 12:25; 13:5, 13). Posteriormente acompañó a Bernabé hasta Chipre (Hech. 15:37–39). Estuvo con Pablo en Roma (Col. 4:10; Filem. 1:24) y con Pedro en Babilonia (probablemente en Roma) (1 Pe. 5:13). Finalmente, estuvo con Timoteo en Efeso (2 Tim. 4:11).
Segundo libro del Nuevo Testamento; es posible que se haya escrito bajo la dirección de Pedro. Su propósito es describir a nuestro Señor como el Hijo de Dios, que vivió y trabajó entre los hombres. Marcos describe, con energía y humildad, la impresión que causaba Jesús en los espectadores. Según la tradición, después de la muerte de Pedro, Marcos visitó Egipto, fundó la Iglesia en Alejandría y murió como mártir.
Para ver una lista de los acontecimientos en la vida del Salvador, cual se describen en el Evangelio según Marcos, véase la Concordancia entre los Evangelios, en el Apéndice.
En el Nuevo Testamento, la hermana de Lázaro y de Marta.
En el Antiguo Testamento, la hermana de Moisés (Núm. 26:59).
En el Nuevo Testamento, la virgen escogida por Dios el Padre para ser la madre de su Hijo en la carne. Después del nacimiento de Jesús, María tuvo otros hijos (Mar. 6:3).
En el Nuevo Testamento, madre de Juan Marcos, quien fue autor del Evangelio según Marcos (Hech. 12:12).
Mujer del Nuevo Testamento que se convirtió en discípula devota de Jesucristo. El nombre Magdalena se refiere a Magdala, el lugar de donde era María, ciudad ubicada en la costa occidental del mar de Galilea.
Primer Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles después de la restauración de la Iglesia en 1830. Poseía las llaves del reino, en lo que concernía a los Doce (DyC 112:16) y, en 1838, se le mandó por revelación que publicara la palabra del Señor (DyC 118:2). La sección 31 de Doctrina y Convenios se dirige a él. Fue excomulgado de la Iglesia en 1839 pero volvió a bautizarse en julio de 1857.
En el Nuevo Testamento, la hermana de Lázaro y de María (Lucas 10:38–42; Juan 11:1–46; 12:2).
Persona que da su vida antes que negar a Cristo, el Evangelio o sus creencias y principios rectos.
Apóstol de Jesucristo y el autor del primer libro del Nuevo Testamento. Mateo era judío y cobrador de impuestos para los romanos en Capernaúm, probablemente al servicio de Herodes Antipas. Antes de su conversión se le conocía como Leví hijo de Alfeo (Mar. 2:14). Poco después de su llamamiento como discípulo de Jesús, hizo un gran banquete en el que estuvo presente el Señor (Mateo 9:9–13; Mar. 2:14–17; Lucas 5:27–32). Es muy probable que Mateo haya poseído un conocimiento amplio de las Escrituras del Antiguo Testamento, por lo que pudo ver en la vida de nuestro Señor el cumplimiento de cada detalle de las profecías. De los últimos años de la vida del Apóstol, es poco lo que se sabe con certeza. Según una tradición, se dice que murió como mártir.
Primer libro del Nuevo Testamento, escrito inicialmente para el uso de los judíos de Palestina; en él se emplean muchas citas del Antiguo Testamento. El objeto principal de Mateo era mostrar que Jesús era el Mesías de quien los profetas del Antiguo Testamento habían hablado. También recalca que Jesús es el Rey y Juez de los hombres.
Para ver una lista de los acontecimientos en la vida del Salvador, cual se describen en el Evangelio según Mateo, véase la Concordancia entre los Evangelios, en el Apéndice.
La persona que se eligió para ocupar el lugar de Judas Iscariote como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles (Hech. 1:15–26); era discípulo durante todo el curso del ministerio mortal de nuestro Señor (Hech. 1:21–22).
Convenio o contrato legal entre un hombre y una mujer que los convierte en marido y mujer. El matrimonio lo decretó Dios (DyC 49:15).
El matrimonio que se contrae bajo la ley del Evangelio y del santo sacerdocio es por la vida terrenal y también por la eternidad. Los hombres y las mujeres dignos que hayan sido sellados como matrimonio en el templo podrán seguir siendo marido y mujer durante toda la eternidad.
El matrimonio entre un hombre y una mujer de distintas creencias y prácticas religiosas.
El matrimonio de un hombre con dos o más esposas vivas. Es legítimo que el hombre tenga una sola esposa, a menos que el Señor mande, por medio de la revelación, otra cosa (Jacob 2:27–30). Mediante revelación y bajo la dirección del profeta que poseía las llaves del sacerdocio, se practicó el matrimonio plural en los tiempos del Antiguo Testamento y en los comienzos de la Iglesia restaurada (DyC 132:34–40, 45); pero en la Iglesia en la actualidad, no se practica (DO 1) ni está de acuerdo con los principios del Evangelio que deben vivir los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En el Antiguo Testamento, hijo de Enoc que vivió 969 años (Gén. 5:21–27; Lucas 3:37; Moisés 8:7). Fue un profeta justo que quedó en la tierra cuando la ciudad de Enoc fue llevada al cielo, a fin de proveer la posteridad de la cual nacería Noé (Moisés 8:3–4).
El que vela por los asuntos o la propiedad de otra persona es un mayordomo, y aquello por lo cual vela es su mayordomía. Todas las cosas de la tierra le pertenecen al Señor, y nosotros somos Sus mayordomos. Somos responsables ante Él, pero podemos dar informe de nuestra mayordomía a los representantes autorizados de Dios. Cuando recibimos del Señor o de Sus siervos autorizados un llamamiento para servir, nuestra mayordomía puede abarcar asuntos tanto espirituales como temporales (DyC 29:34).
Intercesor o intermediario. Jesucristo es el Mediador entre Dios y el hombre; Su expiación hizo posible que el hombre se arrepintiera de sus pecados y se reconciliara con Dios.
Pensar o reflexionar profundamente, a menudo tocante a las Escrituras u otras cosas divinas. Al combinarse con la oración, la meditación sobre las cosas de Dios puede traer consigo la revelación y la comprensión.
En el Antiguo Testamento, un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del Diluvio y durante los tiempos de Abraham. Se le llamó rey de Salem (Jerusalén), Rey de paz, Rey de justicia (el significado del vocablo hebreo Melquisedec) y sacerdote del más alto Dios.
Facultades intelectuales; poderes conscientes del pensamiento.
Cualquier comunicación de una falsedad con el fin de engañar.
En el Antiguo Testamento, Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron los tres jóvenes israelitas que, junto con Daniel, fueron llevados al palacio de Nabucodonosor, rey de Babilonia. El nombre hebreo de Mesac era Misael. Los cuatro jóvenes rehusaron contaminarse participando de la carne y el vino del rey (Dan. 1). Por orden del rey, Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron arrojados a un horno de fuego ardiente, mas fueron preservados milagrosamente (Dan. 3).
Vocablo derivado del arameo y del hebreo que significa “el ungido”. En el Nuevo Testamento, a Jesús se le llama el Cristo, que es el equivalente griego de Mesías, que significa el Profeta, Sacerdote, Rey y Libertador ungido, cuya venida esperaban ansiosamente los judíos.
Muchos judíos esperaban solamente un libertador que los librara del poder romano y que les diera una mayor prosperidad nacional; de manera que cuando vino el Mesías, los líderes y muchos otros más lo rechazaron. Solamente los humildes y fieles pudieron ver en Jesús de Nazaret al verdadero Cristo (Isa. 53; Mateo 16:16; Juan 4:25–26).
El nombre por el cual se le conocía a Adán en la vida preterrenal. También se le llama el Arcángel. En hebreo el nombre significa “Semejante a Dios”.
Acontecimientos extraordinarios causados por el poder de Dios. Representan un elemento importante de la obra de Jesucristo, e incluyen las sanidades, la restauración de la vida a los muertos y la resurrección. Los milagros forman parte del evangelio de Jesucristo. Es necesario tener fe para que estos se manifiesten (Mar. 6:5–6; Morm. 9:10–20; Éter 12:12).
El período de mil años de paz que comenzará cuando Cristo regrese para reinar personalmente sobre la tierra (AdeF 1:10).
Llevar a cabo la obra del Señor sobre la tierra. Es preciso que sea Dios quien llame a Sus siervos escogidos para que ministren en Su obra. Cuando los verdaderos ministros hacen la voluntad del Señor, lo representan a Él en sus deberes oficiales y actúan como agentes Suyos (DyC 64:29), llevando a cabo de esa manera la obra necesaria para la salvación del género humano. El Señor nos ha dado apóstoles, profetas, evangelistas, sumos sacerdotes, setentas, élderes, obispos, presbíteros, maestros, diáconos, ayudas y gobiernos a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio (1 Cor. 12:12–28; Efe. 4:11–16; DyC 20; 107).
Profeta del Antiguo Testamento oriundo de Moreset-gat, de las llanuras de Judá, el cual profetizó durante el reinado de Ezequías (Miq. 1:1–2).
El único libro del Antiguo Testamento que designa a Belén como el lugar del esperado nacimiento del Mesías (Miq. 5:2). En este libro, el Señor aconsejó a Su pueblo y le recordó la bondad que le había mostrado en el pasado; les pide que sean justos, misericordiosos y humildes (Miq. 6:8).
El espíritu de compasión, ternura y perdón. La misericordia es uno de los atributos de Dios. Jesucristo nos ofrece misericordia mediante Su sacrificio expiatorio.
Los misterios de Dios son verdades espirituales que se dan a conocer solamente por medio de la revelación. Dios revela Sus misterios a los que son obedientes al Evangelio. Algunos de los misterios de Dios aún no se han revelado.
Tierra del Antiguo Testamento que quedaba al este del mar Muerto. Los moabitas eran descendientes de Lot, estaban emparentados con los israelitas y hablaban una lengua muy parecida al hebreo; sin embargo, entre las dos naciones había constantes luchas (Jue. 3:12–30; 11:17; 2 Sam. 8:2; 2 Rey. 3:6–27; 2 Cró. 20:1–25; Isa. 15).
Una norma, un ejemplo, etc., que una persona sigue para conseguir ciertos resultados. En las Escrituras, un modelo generalmente significa un ejemplo tanto para vivir de cierta manera como un prototipo o plan para edificar algo.
Comportamiento o apariencia humilde, moderado y decente. La persona modesta evita todo lo que sea superfluo y ostentoso.
Profeta del Antiguo Testamento que sacó a los israelitas del cautiverio egipcio y que les dio una serie de leyes religiosas, sociales y alimentarias que recibió él de Dios por medio de la revelación.
El ministerio de Moisés se extendió más allá de los límites de su existencia terrenal. José Smith enseñó que Moisés, junto con Elías el Profeta, vino al monte de la Transfiguración y allí confirió las llaves del sacerdocio a Pedro, Santiago y Juan (Mateo 17:3–4; Mar. 9:4–9; Lucas 9:30; DyC 63:21).
Moisés se apareció a José Smith y a Oliver Cowdery el 3 de abril de 1836, en el Templo de Kirtland, Ohio (EE. UU.), y les confirió las llaves del recogimiento de Israel (DyC 110:11).
En la revelación de los postreros días se habla mucho concerniente a Moisés. Se le menciona frecuentemente en el Libro de Mormón, y en Doctrina y Convenios aprendemos concerniente a su ministerio (DyC 84:20–26) y que recibió el sacerdocio de manos de su suegro Jetro (DyC 84:6).
También, en la revelación de los postreros días concerniente a Moisés, se confirma el relato bíblico de su ministerio entre los hijos de Israel y se reafirma que fue el autor de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (1 Ne. 5:11; Moisés 1:40–41).
Libro de la Perla de Gran Precio que contiene la traducción inspirada que hizo José Smith de los primeros siete capítulos de Génesis.
El capítulo 1 contiene el registro de una visión en la que Moisés vio a Dios, quien le reveló todo el plan de salvación. Los capítulos del 2 al 5 son un relato de la Creación y de la Caída del hombre. Los capítulos 6 y 7 contienen una visión acerca de Enoc y su ministerio sobre la tierra. El capítulo 8 contiene una visión de Noé y el gran Diluvio.
Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento se conocen como los libros de Moisés, los cuales estaban grabados sobre las planchas de bronce que Nefi le quitó a Labán (1 Ne. 5:11).
El sobrenombre mormón es el término que las personas que no eran miembros de la Iglesia emplearon para referirse a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El nombre se deriva del sagrado libro de Escrituras que recopiló el antiguo profeta Mormón, titulado Libro de Mormón. El nombre que dio el Señor, por el cual se debe conocer a los miembros de la Iglesia, es “santos”. El nombre correcto de la Iglesia es: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En el Libro de Mormón, profeta nefita, general militar e historiador. Mormón vivió aproximadamente entre los años 311 a 385 d.C. (Morm. 1:2, 6; 6:5–6; 8:2–3). Fue líder militar durante la mayor parte de su vida, desde la edad de 15 años (Morm. 2:1–2; 3:8–12; 5:1; 8:2–3). Ammarón le instruyó que se preparara para hacerse cargo de los anales y de llevar los registros (Morm. 1:2–5; 2:17–18). Después de escribir la historia que presenció durante su propia vida, compendió las planchas mayores de Nefi en las planchas de Mormón. Posteriormente le entregó este registro sagrado a su hijo Moroni. Estas planchas formaron parte del registro del cual José Smith tradujo el Libro de Mormón.
Libro breve del Libro de Mormón. Mormón, que compendió todos los anales, hizo esta pequeña inserción entre las últimas palabras de Amalekí, en el libro de Omni, y las primeras palabras del libro de Mosíah. (Véase “Una breve explicación acerca del Libro de Mormón”, en las primeras páginas del comienzo del Libro de Mormón).
Libro que forma parte del volumen de las Escrituras conocido como el Libro de Mormón. En los capítulos 1 y 2, se habla de Ammarón, un profeta de los nefitas, que dio instrucciones a Mormón en cuanto a cómo y dónde obtener las planchas. También se habla del comienzo de las grandes guerras y de los Tres Nefitas, quienes fueron retirados debido a la iniquidad del pueblo. En los capítulos 3 y 4, se relata que Mormón proclamó el arrepentimiento al pueblo, pero estos habían endurecido sus corazones, y jamás había habido tan grande iniquidad en Israel. En los capítulos 5 y 6, se describen las batallas finales entre los nefitas y los lamanitas, durante las cuales Mormón fue muerto junto con la mayor parte de la nación nefita. El capítulo 7 contiene el llamado al arrepentimiento que, antes de morir, hizo Mormón al pueblo tanto de su época como en el futuro. En los capítulos 8 y 9, se relata que al final solo quedó con vida Moroni, el hijo de Mormón. Moroni escribió el relato de las escenas finales de sangre y mortandad, incluso el fin del pueblo nefita, y dejó un mensaje a las futuras generaciones y a los futuros lectores de dicho registro.
En el Libro de Mormón, un justo comandante militar nefita que vivió aproximadamente en el año 100 a.C.
Ultimo profeta nefita del Libro de Mormón (alrededor del año 421 d.C.). Poco antes de su muerte, Mormón le entregó a su hijo Moroni un registro histórico llamado las planchas de Mormón (P. de Morm. 1:1). Moroni terminó de recopilar las planchas de Mormón y agregó los capítulos 8 y 9 al libro de Mormón (Morm. 8:1). Compendió e incluyó el libro de Éter (Éter 1:1–2) y agregó su propio libro llamado el libro de Moroni (Moro. 1). Después selló las planchas y las escondió en el cerro Cumorah (Morm. 8:14; Moro. 10:2). En 1823, siendo un ser resucitado, Moroni fue enviado a José Smith para revelarle el Libro de Mormón (DyC 27:5; JS—H 1:30–42, 45). Desde 1823 hasta 1827, se le apareció al joven profeta todos los años para darle instrucciones (JS—H 1:54), y finalmente, en 1827, le entregó las planchas (JS—H 1:59). Después de finalizar la traducción de los anales, José Smith devolvió las planchas a Moroni.
El último libro del Libro de Mormón, escrito por Moroni, el último profeta nefita. En los capítulos del 1 al 3, se habla de la destrucción final de los nefitas y se dan instrucciones concernientes al conferimiento del Espíritu Santo y del sacerdocio. En los capítulos 4 y 5, se explica la forma exacta de administrar la Santa Cena. En el capítulo 6, se resume la obra de la Iglesia. En los capítulos 7 y 8, se encuentran sermones sobre los primeros principios del Evangelio, que comprenden las enseñanzas de Mormón acerca de la fe, la esperanza, la caridad y la forma de discernir entre el bien y el mal (Moro. 7); también se da la explicación de Mormón de que los niños pequeños viven en Cristo y no necesitan el bautismo (Moro. 8). En el capítulo 9, se describe la depravación de la nación nefita. En el capítulo 10, se encuentra el mensaje final de Moroni, que contiene la manera de conocer la veracidad del Libro de Mormón (Moro. 10:3–5).
En el Libro de Mormón, un justo comandante nefita (alrededor del año 60 a.C.).
El período de tiempo comprendido entre el nacimiento y la muerte física. A este período a veces se le llama el segundo estado.
Justo rey y profeta nefita del Libro de Mormón. Mosíah siguió el buen ejemplo de su padre (Mos. 6:4–7). Tradujo las veinticuatro planchas de oro que contenían los anales del pueblo jaredita (Mos. 28:17).
Se encuentra en el Libro de Mormón. En los capítulos del 1 al 6, se encuentra el potente sermón que el rey Benjamín dirigió a su pueblo. El Espíritu del Señor tocó sus corazones, se convirtieron y no volvieron a tener más disposición a obrar mal. En los capítulos 7 y 8, se habla de un grupo de nefitas que había ido a vivir a la tierra de los lamanitas. Se envió un grupo a buscarlos. Ammón, el líder del grupo, los encontró y se enteró de las pruebas por las que habían pasado bajo la opresión de los lamanitas. En los capítulos del 9 al 24, se describe aquella opresión y la forma en que sus líderes —Zeniff, Noé y Limhi— vivieron bajo el poder de los lamanitas. En ellos también se registra el martirio del profeta Abinadí y que Alma se convirtió durante el juicio de Abinadí. En los capítulos del 25 al 28, se relata la historia de la conversión del hijo de Alma y de los cuatro hijos del rey Mosíah. En el capítulo 29, el rey Mosíah recomienda que se reemplace a los reyes por un sistema de jueces. Alma hijo de Alma, fue elegido para ser el primer juez principal.
En el Libro de Mormón, los cuatro hijos del rey Mosíah que se convirtieron después de recibir la visita de un ángel que los llamó al arrepentimiento. Sus nombres eran Ammón, Aarón, Omner e Himni (Mos. 27:34). Pasaron 14 años predicando con éxito el Evangelio a los lamanitas. En los capítulos del 17 al 26 de Alma, se encuentra el registro de su ministerio entre los lamanitas.
Profeta nefita del Libro de Mormón que fue elegido rey del pueblo de Zarahemla.
Las semillas de la planta de mostaza. Aunque el grano o la semilla es muy pequeño, la planta en sí es muy grande. Jesús comparó el reino de los cielos con un grano de mostaza (Mateo 13:31).
El estar separado de Dios y de Su influencia; morir en cuanto a las cosas que pertenecen a la rectitud. Lucifer y una tercera parte de las huestes del cielo padecieron la muerte espiritual cuando fueron echados del cielo (DyC 29:36–37).
La Caída de Adán introdujo la muerte espiritual en el mundo (Moisés 6:48). Los seres mortales de pensamientos, palabras y obras inicuos están muertos espiritualmente aunque sigan con vida sobre la tierra (1 Tim. 5:6). Por medio de la expiación de Jesucristo y de la obediencia a los principios y ordenanzas del Evangelio, el hombre llega a quedar limpio del pecado y a vencer la muerte espiritual.
La muerte espiritual también existirá como posibilidad después de la muerte del cuerpo físico. Todos seremos juzgados: tanto los seres resucitados como el diablo y sus ángeles. Los que se hayan rebelado conscientemente contra la luz y la verdad del Evangelio padecerán la muerte espiritual. A esta muerte a menudo se le llama la segunda muerte (Alma 12:16; Hel. 14:16–19; DyC 76:36–38).
La separación del cuerpo y el espíritu. Antes de la caída de Adán, ningún ser viviente sobre la tierra podía morir (2 Ne. 2:22; Moisés 6:48). La Caída trajo el estado mortal y la muerte a la tierra. La expiación de Jesucristo venció la muerte, para que todos pudieran resucitar (1 Cor. 15:21–23). La resurrección es un don gratuito que se da a todo ser humano, sin importar si ha hecho bien o mal en esta vida (Alma 11:42–44). Toda persona padece una sola muerte física, ya que una vez que nuestro cuerpo resucite, no puede volver a morir (Alma 11:45).
Persona adulta del sexo femenino; una hija de Dios. Por lo general, el vocablo mujer se utiliza en las Escrituras como título de respeto (Juan 19:26; Alma 19:10).
Hijo del rey Sedequías del Antiguo Testamento (aprox. 589 a.C.). La Biblia nos informa que todos los hijos de Sedequías fueron asesinados (2 Rey. 25:7), pero el Libro de Mormón aclara que Mulek sobrevivió (Hel. 8:21).
Los deseos injustos y el empeño por obtener riquezas temporales y bienes materiales si se abandona lo espiritual.
La tierra; un lugar de probación para los hombres mortales. En sentido figurado, las personas que no obedecen los mandamientos de Dios.
Quejarse contra los propósitos, planes o siervos de Dios.
Melodías y ritmos que se han cantado y tocado desde las primeras épocas bíblicas para expresar gozo, alabanza y adoración (2 Sam. 6:5). La música puede ser una forma de oración. Es posible que los salmos se hayan cantado con melodías sencillas y que se hayan acompañado con instrumentos.
En el Antiguo Testamento, capitán del ejército de un rey sirio que enfermó de lepra. Por la fe de una sierva hebrea, fue a Israel para ver al profeta Eliseo. Se curó de la lepra al humillarse y bañarse siete veces en el río Jordán, tal como el profeta Eliseo le había dicho que hiciera (2 Rey. 5:1–19; Lucas 4:27).
En el Antiguo Testamento, rey de Babilonia (604–561 a.C.) que subyugó a Judá (2 Rey. 24:1–4) y sitió a Jerusalén (2 Rey. 24:10–11). Al profeta Lehi se le mandó huir de Jerusalén aproximadamente en el año 600 a.C. para evitar que se le llevara cautivo a Babilonia (1 Ne. 1:4–13) cuando llevaría cautivos Nabucodonosor al rey Sedequías y al pueblo judío (2 Rey. 25:1, 8–16, 20–22). Daniel interpretó los sueños de Nabucodonosor (Dan. 2; 4).
Ocurre cuando el Espíritu del Señor efectúa un gran cambio en el corazón de una persona, de manera que ya no tiene más deseos de obrar mal, sino de seguir las vías de Dios.
Profeta del Antiguo Testamento oriundo de Galilea, que escribió sus profecías entre los años 642 y 606 a.C.
En el capítulo 1, se habla de la ira vengadora de Dios en la Segunda Venida y de Su misericordia y poder. En el capítulo 2, se describe la destrucción de Nínive, la cual es un presagio de lo que sucederá en los últimos días. En el capítulo 3, sigue la predicción de la terrible destrucción de Nínive.
Profeta del Antiguo Testamento durante la época del rey David. Cuando David ofreció edificar un templo al Señor, el Señor le dio instrucciones a Natán de decirle que no lo hiciera. Natán también reprendió a David por haber ocasionado la muerte de Urías, uno de sus guerreros, y por haber tomado a Betsabé, la esposa de este (2 Sam. 12:1–15; DyC 132:38–39). Sadoc, junto con Natán, ungió rey a Salomón hijo de David (1 Rey. 1:38–39, 45).
En el Nuevo Testamento, apóstol de Cristo y amigo de Felipe (Juan 1:45–51), originario de Caná de Galilea (Juan 21:2). Cristo dijo que Natanael era un verdadero israelita en quien no había engaño (Juan 1:47). Generalmente se piensa que él y Bartolomé eran la misma persona (Mateo 10:3; Mar. 3:18; Lucas 6:14; Juan 1:43–45).
Ciudad del estado de Illinois, en los Estados Unidos de América, fundada en 1839 por los Santos de los Últimos Días. Se encuentra en la ribera del río Misisipí, aproximadamente 320 kilómetros río arriba de Saint Louis, Misuri.
Debido a las persecuciones que habían padecido en el estado de Misuri, los santos se trasladaron unos 320 kilómetros al noreste, del otro lado del río Misisipí, al estado de Illinois, donde encontraron condiciones más favorables. Con el tiempo, los santos compraron terrenos cerca de Commerce, una villa de poco desarrollo. Esos terrenos eran prácticamente pantanos. Había allí apenas unos cuantos edificios sencillos, pero los santos drenaron la tierra y establecieron sus hogares. José Smith mudó a su familia a una pequeña cabaña de troncos. El nombre de la ciudad se cambió de Commerce a Nauvoo, vocablo derivado del hebreo que significa “hermosa”.
En Nauvoo se dictaron varias secciones de Doctrina y Convenios (DyC 124–129; 132; 135). Se mandó a los santos edificar un templo en esa ciudad (DyC 124:26–27), lo cual hicieron. También organizaron estacas de Sion antes de ser expulsados de sus hogares en 1846. Como resultado de esa persecución, los santos abandonaron la zona y emprendieron el camino hacia el oeste.
Pequeño pueblo situado entre cerros al oeste del mar de Galilea. Nazaret fue el lugar donde vivió Jesús durante sus primeros años (Mateo 2:23). Fue en la sinagoga de Nazaret que el Señor enseñó y además declaró que en Él se cumplía la profecía que se encuentra en Isa. 61:1–2. (Mateo 13:54–58; Mar. 6:1–6; Lucas 4:16–30).
En el Libro de Mormón, gran profeta y misionero nefita.
En el Libro de Mormón, hijo justo de Lehi y Saríah (1 Ne. 1:1–4; 2:5). Nefi tenía gran fe en la palabra de Dios (1 Ne. 3:7) y llegó a ser un gran profeta, historiador y líder de su pueblo.
En los capítulos del 1 al 18:8, se habla mayormente del profeta Lehi y su familia: su partida de Jerusalén y su viaje por desiertos inhóspitos hasta llegar al mar. Desde 1 Nefi 18:9 hasta el capítulo 23, inclusive, se registra su viaje a la tierra prometida, guiados por el Señor, a pesar de la rebelión de Lamán y Lemuel. En los capítulos del 19 al 22, se habla de la finalidad de Nefi de llevar los registros (1 Ne. 6; 19:18), que fue la de persuadir a todos a recordar al Señor su Redentor. Citó a Isaías (1 Ne. 20–21) e interpretó sus mensajes con la esperanza de que todos llegaran a conocer a Jesucristo como su Salvador y Redentor (1 Ne. 22:12).
En los capítulos del 1 al 4, se encuentran algunas de las enseñanzas y profecías finales de Lehi antes de su muerte, entre ellas, la bendición a sus hijos y a los descendientes de cada uno de ellos. En el capítulo 5, se explica por qué los nefitas se separaron de los lamanitas. Los nefitas edificaron un templo, enseñaron la ley de Moisés y llevaron registros. En los capítulos del 6 al 10, se encuentran las palabras de Jacob, el hermano menor de Nefi, el cual proporciona una reseña de la historia de Judá y profetiza acerca del Mesías, tomando parte de sus escritos de Isaías. En los capítulos del 11 al 33, Nefi escribe su testimonio de Cristo, el testimonio de Jacob, las profecías sobre los últimos días y varios capítulos del libro de Isaías del Antiguo Testamento.
En el Libro de Mormón, uno de los doce discípulos nefitas escogidos por Jesucristo ya resucitado (3 Ne. 1:2–3; 19:4). Este profeta oró fervorosamente al Señor por el bien de su pueblo. Nefi escuchó la voz del Señor (3 Ne. 1:11–14) y también recibió la visita de ángeles, expulsó demonios, levantó de entre los muertos a su hermano y dio un testimonio convincente (3 Ne. 7:15–19; 19:4). También llevó los anales del pueblo (3 Ne. 1:2–3).
Libro del Libro de Mormón que escribió Nefi, el hijo de Nefi. En los capítulos del 1 al 10, se muestra el cumplimiento de las profecías acerca de la venida del Señor. Se dio la señal del nacimiento de Cristo y el pueblo se arrepintió, pero después volvió a la iniquidad. Finalmente hubo tempestades, terremotos, tormentas violentas y gran destrucción como señales de la muerte de Cristo. Los capítulos del 11 al 28 son un registro de la visita de Cristo a las Américas, que constituye la parte principal del libro de Tercer Nefi. Muchas de las palabras de Cristo son similares a Sus sermones que se encuentran registrados en la Biblia (por ejemplo, Mateo 5 al 7 y 3 Ne. 12–14). Los capítulos 29 y 30 contienen las palabras de Mormón a las naciones de los postreros días.
Este libro consta de solo 49 versículos, todos ellos en un solo capítulo, y sin embargo cubre aproximadamente trescientos años de historia nefita (34–321 d.C.). Varias generaciones de autores, entre ellos, Nefi, contribuyeron al registro. En los versículos del 1 al 19, se dice que después de la visita del Cristo resucitado, todos los nefitas y los lamanitas se convirtieron al Evangelio, y reinaron la paz, el amor y la armonía. Los tres discípulos nefitas, a los que Cristo permitió permanecer sobre la tierra hasta Su segunda venida (3 Ne. 28:4–9), ministraron al pueblo. Nefi dejó el registro en manos de su hijo Amós. Los versículos del 19 al 47 son un registro del ministerio de Amós (84 años) y el de su hijo, también llamado Amós (112 años). En el año 201 d.C., el orgullo comenzó a causar problemas entre los del pueblo, los cuales se dividieron en clases y comenzaron a formar iglesias falsas con el objeto de lucrar (4 Ne. 1:24–34).
En los versículos finales de 4 Nefi, se muestra que el pueblo había vuelto de nuevo a la iniquidad (4 Ne. 1:35–49). En el año 305 d.C., murió Amós, el hijo de Amós, y su hermano Ammarón escondió todos los anales sagrados para salvaguardarlos. Posteriormente, Ammarón le encomendó los anales a Mormón, quien primero agregó muchos acontecimientos que habían ocurrido durante su propia vida y después hizo un compendio de los registros (Morm. 1:2–4).
Pueblo del Libro de Mormón, muchos de los cuales descendían del profeta Nefi hijo de Lehi. Se separaron de los lamanitas y en general fueron más rectos que estos últimos; sin embargo, debido a su iniquidad, con el tiempo fueron destruidos por los lamanitas.
El sexto de los doce hijos de Jacob y el segundo hijo de Bilha, sierva de Raquel (Gén. 30:7–8). Neftalí tuvo cuatro hijos (1 Cró. 7:13).
La bendición que Jacob dio a Neftalí se encuentra registrada en Gén. 49:21. La bendición que Moisés dio a la tribu se encuentra en Deut. 33:23.
En el Antiguo Testamento, un noble israelita de Babilonia (era o levita o miembro de la tribu de Judá) que ocupaba el cargo de copero en la corte de Artajerjes, de quien recibió la comisión real que le autorizaba reconstruir los muros de Jerusalén.
Este libro es una continuación del libro de Esdras. Contiene un relato del progreso y las dificultades de la obra en Jerusalén después del regreso de los judíos de su cautiverio en Babilonia. En los capítulos del 1 al 7, se relata la primera visita de Nehemías a Jerusalén y la reconstrucción de los muros de la ciudad a pesar de la gran oposición que existía. En los capítulos del 8 al 10, se describen las reformas religiosas y sociales que Nehemías trató de implantar. En los capítulos del 11 al 13, se da una lista de nombres de los que eran dignos y se habla de la dedicación de los muros. En los versículos del 4 al 31 del capítulo 13, se relata la segunda visita de Nehemías a Jerusalén después de doce años de ausencia.
Hombre inicuo del Libro de Mormón; fue el primero en practicar las supercherías sacerdotales entre los nefitas. Después de enseñar doctrina falsa y de matar a Gedeón, fue ejecutado por sus crímenes (Alma 1). Los seguidores de Nehor continuaron sus prácticas y enseñanzas inicuas mucho tiempo después de la muerte de este.
En el Nuevo Testamento, un gobernante recto de los judíos (probablemente miembro del concilio o sanedrín) y fariseo (Juan 3:1).
En el Antiguo Testamento, la capital de Asiria, que durante más de 200 años fue un importante centro comercial ubicado sobre el margen oriental del río Tigris. Cayó junto con el Imperio asirio en el año 606 a.C.
Persona de corta edad que aún no llega a la pubertad. Los padres y las madres han de enseñar a sus niños a obedecer la voluntad de Dios. Los niños están sin pecado hasta llegar a la edad de responsabilidad (Moro. 8:22; DyC 68:27).
Rey inicuo del Libro de Mormón que gobernó a un grupo de nefitas en la tierra de Nefi.
En el Antiguo Testamento, hijo de Lamec y décimo patriarca desde Adán (Gén. 5:29–32). Testificó de Cristo y predicó el arrepentimiento a una generación inicua. Cuando el pueblo rechazó su mensaje, Dios le mandó construir un arca para que en ella pudieran sobrevivir su familia y todas las especies de animales cuando Él inundara la tierra para destruir a los inicuos (Gén. 6:13–22; Moisés 8:16–30). El profeta José Smith enseñó que Noé es el ángel Gabriel y que sigue a Adán en poseer las llaves de la salvación.
En el Antiguo Testamento, una mujer recta y la esposa de Elimelec (Rut 1–4). Elimelec y Noemí llevaron a su familia a Moab para escapar del hambre, pero después de morir Elimelec y los dos hijos de ellos, Noemí regresó a Belén con Rut, su nuera.
Lugar donde se reunirán los santos y donde Cristo reinará personalmente entre ellos durante el Milenio. Sion (la Nueva Jerusalén) será edificada sobre el continente americano, y la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca (AdeF 1:10). También se refiere a una ciudad santa que descenderá de los cielos al comenzar el Milenio.
Recolección de escritos inspirados (de textos escritos en griego) acerca de la vida y el ministerio de Jesucristo, de los Apóstoles y de otros seguidores de Jesucristo. Por lo general, el Nuevo Testamento se divide de la siguiente manera: los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las epístolas de Pablo, las epístolas generales y el libro de El Apocalipsis.
En los cuatro Evangelios —los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan— se relata la vida de Cristo. En el libro de Hechos, se registra la historia de la Iglesia y de los Apóstoles, en especial los viajes misionales de Pablo, después de la muerte de Cristo. En las cartas o epístolas de Pablo, se da instrucción a los líderes y a los miembros de la Iglesia. Las demás epístolas las escribieron otros Apóstoles y en ellas dan consejos adicionales a los santos de aquellos tiempos. En el libro de El Apocalipsis, escrito por el apóstol Juan, se encuentran mayormente profecías relacionadas con los últimos días.
Es la plenitud del evangelio de Jesucristo (DyC 66:2). Se considera nuevo cada vez que se revela nuevamente después de un período de apostasía; es sempiterno en el sentido de que es el convenio de Dios y se ha disfrutado de él en todas las dispensaciones del Evangelio en que el pueblo ha estado dispuesto a recibirlo. Por medio del profeta José Smith, Jesucristo reveló otra vez sobre la tierra el nuevo y sempiterno convenio a los hombres. Este convenio contiene ordenanzas sagradas que se administran por medio de la autoridad del sacerdocio —tales como el bautismo y el matrimonio eterno, que se lleva a cabo en el templo— y que hacen posible la salvación, la inmortalidad y la vida eterna del hombre. Cuando las personas aceptan el Evangelio y prometen guardar los mandamientos de Dios, Él, a su vez, promete darles las bendiciones de Su nuevo y sempiterno convenio.
Cuarto libro del Antiguo Testamento, cuyo autor fue Moisés. En el libro de Números, se relata la historia del viaje de Israel desde el monte de Sinaí hasta los llanos de Moab junto a la frontera con Canaán. Una de las lecciones importantes que se enseña es que el pueblo de Dios debe andar por medio de la fe y confiar en Sus promesas si ha de seguir prosperando. También se describe el castigo que impuso Dios sobre Israel por motivo de su desobediencia y se brinda información acerca de las leyes israelitas. El nombre del libro deriva del hecho de que en él se destacan los datos del censo o empadronamiento del pueblo (Núm. 1–2; 26).
En los capítulos del 1 al 10, se habla de los preparativos de Israel para partir de Sinaí. En los capítulos del 11 al 14, se describen la marcha en sí, el envío de espías a Canaán y la obstinación de Israel de no entrar en la tierra prometida. En los capítulos del 15 al 19, se registran varias leyes y acontecimientos históricos. En los capítulos del 20 al 36, se encuentra la historia del último año que pasó el pueblo en el desierto.
En el Antiguo Testamento, el hijo de Booz y Rut y el padre de Isaí, quien llegó a ser el padre del rey David (Rut 4:13–17, 21–22).
En el sentido espiritual, obedecer significa hacer la voluntad de Dios.
Significa “guardián”, e indica un oficio o puesto de responsabilidad. El oficio de obispo pertenece al Sacerdocio Aarónico y se recibe por ordenación (DyC 20:67; 107:87–88). El obispo es juez común en Israel (DyC 107:72, 74).
Autoridad General de la Iglesia. Tiene la responsabilidad general sobre el bienestar temporal de la Iglesia (DyC 107:68). El Obispo Presidente y sus consejeros, quienes también son Autoridades Generales, presiden el Sacerdocio Aarónico de la Iglesia (DyC 68:16–17; 107:76, 87–88).
Dar a conocer el evangelio de Jesucristo mediante la palabra y el ejemplo.
Los hechos y acciones de una persona, sean buenos o malos. Toda persona será juzgada por sus propias obras.
Inactividad; el no tomar parte en las obras de rectitud.
El odio es una intensa antipatía y aversión hacia alguna cosa o persona.
Quebrantar una ley divina, pecar o causar incomodidad o daño; también molestar o desagradar a alguien.
Cargo de autoridad o responsabilidad en una organización. En las Escrituras, a menudo se emplea este vocablo para representar un cargo de autoridad en el sacerdocio; también puede significar los deberes que son parte del cargo o referirse a la persona que lo ocupe.
Una dádiva al Señor. En el Antiguo Testamento, a menudo se usa este vocablo para referirse a los sacrificios u holocaustos. En la actualidad, la Iglesia utiliza las ofrendas de ayuno y otras contribuciones voluntarias (entre ellas, la donación de tiempo, de habilidades y talentos, y de bienes) para ayudar a los pobres y también para otras causas dignas.
En las Escrituras, al oído a menudo se le representa como el símbolo de la facultad que la persona tiene para escuchar y comprender las cosas de Dios.
En las Escrituras, al ojo a menudo se le representa como el símbolo de la facultad que la persona tiene para recibir la luz de Dios. En sentido simbólico, el ojo de la persona también demuestra la condición de su espíritu y la comprensión que tiene de las cosas de Dios.
Árbol común en Israel e importante recurso agrícola de las tierras bíblicas. Se cultiva por su madera, su fruto y su aceite. En las Escrituras, se hace alusión al olivo con frecuencia para simbolizar la casa de Israel.
Cerro situado al este de Jerusalén, y separado de esta ciudad por el valle del Cedrón. En su falda occidental, cerca del pie del monte, se hallaba el Jardín de Getsemaní; y en la parte superior de la falda del este, Betfagé y Betania. Este monte no solamente fue el escenario en el cual ocurrieron muchos hechos en los tiempos bíblicos (Mateo 24:3), sino que también será un lugar muy importante en los acontecimientos de los últimos días (Zac. 14:3–5; DyC 45:48–54; 133:20).
En el Libro de Mormón, uno de los hijos del rey Mosíah. Omner acompañó a sus hermanos a predicar a los lamanitas (Mos. 27:8–11, 34–37; 28:1–9).
Historiador nefita del Libro de Mormón que escribió en los anales aproximadamente en el año 361 a.C. (Jarom 1:15; Omni 1:1–3).
Libro del Libro de Mormón que se tradujo de las planchas menores de Nefi. Este libro contiene un solo capítulo, en el cual se relatan las guerras entre los nefitas y los lamanitas. Omni solamente escribió los primeros tres versículos del libro, después de lo cual los anales pasaron sucesivamente a Amarón, a Quémis, a Abinadom y finalmente a Amalekí, quien se las entregó al rey Benjamín, el rey de Zarahemla.
La característica divina de poseer todo poder (Gén. 18:14; Alma 26:35; DyC 19:1–3).
La capacidad de Dios de estar presente en todas partes por medio de Su Espíritu (Sal. 139:7–12; DyC 88:7–13, 41).
La característica divina de poseer todo conocimiento (Mateo 6:8; 2 Ne. 2:24).
Comunicación reverente con Dios durante la cual la persona da gracias y pide bendiciones. La oración se dirige a nuestro Padre Celestial en el nombre de Jesucristo y puede hacerse en voz alta o en silencio. Los pensamientos también pueden ser una oración si se dirigen a Dios. La canción de los justos puede ser una oración a Dios (DyC 25:12).
La finalidad de la oración no es cambiar la voluntad de Dios, sino obtener para nosotros y para otras personas las bendiciones que Dios esté dispuesto a otorgarnos, pero que debemos solicitar a fin de recibirlas.
Oramos al Padre en el nombre de Cristo (Juan 14:13–14; 16:23–24). Podemos realmente orar en el nombre de Cristo cuando nuestros deseos también son los de Él (Juan 15:7; DyC 46:30). Al orar así, pedimos lo que es correcto y hacemos posible que Dios nos lo otorgue (3 Ne. 18:20). Algunas oraciones permanecen sin contestar porque no representan en forma alguna el deseo de Cristo, sino que nacen del egoísmo del hombre (Stg. 4:3; DyC 46:9). De hecho, si le pedimos a Dios algo incorrecto, ello se tornará para nuestra condenación (DyC 88:65).
La oración que el Salvador ofreció como ejemplo para Sus discípulos y que sirve de modelo para toda oración (Mateo 6:9–13; 3 Ne. 13:9–13).
Nombrar o conferir autoridad u oficio. En la Iglesia del Señor, para que alguien ejerza autoridad, debe ser llamado por Dios, por profecía, y debe haberla recibido por la imposición de manos, de aquellos que poseen la autoridad para hacerlo (AdeF 1:5). Aunque la persona reciba la autoridad mediante la ordenación, la ejerce bajo la dirección de los que poseen las llaves pertinentes a esa autoridad.
Ceremonias y ritos sagrados. Las ordenanzas consisten en ciertos actos que tienen significado espiritual; también pueden ser las leyes y los estatutos de Dios.
En la Iglesia, las ordenanzas incluyen la bendición de los enfermos (Stg. 5:14–15), la bendición de la Santa Cena (DyC 20:77, 79), el bautismo por inmersión (Mateo 3:16; DyC 20:72–74), la bendición de los niños (DyC 20:70), el conferimiento del Espíritu Santo (DyC 20:68; 33:15), el conferimiento del sacerdocio (DyC 84:6–16; 107:41–52), las ordenanzas del templo (DyC 124:39) y el matrimonio en el nuevo y sempiterno convenio (DyC 132:19–20).
Ordenanza religiosa que una persona viviente lleva a cabo a favor de una persona muerta. Estas ordenanzas se realizan en la actualidad dentro de los templos, pero son valederas solo si las personas por las que se lleven a cabo las aceptan, si guardan los convenios relacionados con ellas y si son selladas por el Santo Espíritu de la promesa.
Falta de humildad o de mansedumbre. El orgullo hace que la gente esté en contra de Dios y de los demás. La persona orgullosa se cree superior a los que le rodean y hace su propia voluntad en lugar de la de Dios. La vanidad, la envidia, la dureza de corazón y la altanería son también características típicas de la persona orgullosa.
Profeta del Antiguo Testamento que profetizó en el reino del norte de Israel durante la última parte del reinado de Jeroboam Ⅱ. Vivió durante un período de decadencia y ruina nacional, lo que fue el resultado de la iniquidad de Israel.
El tema fundamental del libro es el amor de Dios por Su pueblo. Todos los castigos los imponía con amor, y la restauración de Israel también será debido a Su amor (Oseas 2:19; 14:4). En contraste, Oseas describe la traición y la infidelidad de Israel. A pesar de ello, Dios puede ver en lo futuro la redención final de Israel (Oseas 11:12–14:9).
Apóstol del Nuevo Testamento. Su nombre en hebreo era Saulo, nombre por el cual se le conoció hasta el comienzo de su misión a los gentiles. Anteriormente había perseguido a la Iglesia pero se convirtió a la verdad después de ver una visión de Jesucristo. Pablo emprendió tres importantes viajes misionales y escribió muchas cartas a los santos, catorce de las cuales forman parte del Nuevo Testamento en la actualidad. Finalmente fue llevado prisionero a Roma en donde se le ejecutó, probablemente en la primavera del año 65 d.C.
Catorce libros del Nuevo Testamento que originalmente fueron cartas que el apóstol Pablo escribió a miembros de la Iglesia. Se pueden dividir en los siguientes grupos:
Pablo escribió las epístolas a los tesalonicenses desde Corinto durante su segundo viaje misional. Su obra en Tesalónica se narra en el capítulo 17 de Hechos. Era su deseo regresar a Tesalónica, pero no pudo hacerlo (1 Tes. 2:18); por lo tanto, envió a Timoteo para animar a los conversos y para que regresara con noticias de ellos. La primera epístola es el resultado del agradecimiento que sintió por el regreso de Timoteo; la segunda se escribió poco tiempo después.
Durante su tercer viaje misional, Pablo escribió las epístolas a los corintios con objeto de contestar preguntas y poner fin al desorden que había entre los santos de Corinto.
La epístola a los gálatas posiblemente se haya dirigido a muchas unidades de la Iglesia en toda Galacia. Algunos miembros abandonaban el Evangelio para seguir la ley judía. En su carta, Pablo explica el propósito de la ley de Moisés y afirma la importancia de una religión espiritual.
Pablo escribió la epístola a los romanos desde Corinto, en parte para preparar a los santos romanos para la visita que esperaba hacerles. En esta carta también reafirma las doctrinas que refutaban algunos de los judíos que se habían convertido al cristianismo.
Pablo escribió estas epístolas estando preso por primera vez en Roma.
Escribió la epístola a los filipenses principalmente para expresarles su agradecimiento y su afecto, y para animarlos en el desaliento que sentían debido al largo encarcelamiento de él.
Pablo escribió la epístola a los colosenses debido a las noticias que había recibido de que estos estaban cayendo en grave error, pues creían que la perfección se lograba mediante la atenta observancia de las ordenanzas externas, en lugar de hacerlo buscando adquirir un carácter semejante al de Cristo.
La epístola a los efesios es de suma importancia, pues contiene las enseñanzas de Pablo acerca de la Iglesia de Cristo.
La epístola a Filemón es una carta personal referente a Onésimo, un esclavo que había robado a su amo Filemón, y había huido a Roma. Pablo lo envió de vuelta a su amo con la carta pidiendo que le perdonara.
Pablo dirigió la epístola a los hebreos a los miembros de la Iglesia de origen judío, a fin de convencerlos de que la ley de Moisés se había cumplido en Cristo y que, por consiguiente, la había reemplazado la ley del evangelio de Cristo.
Pablo escribió estas epístolas después de haber obtenido su libertad de su primer encarcelamiento en Roma.
Pablo viajó a Éfeso, donde dejó a Timoteo para que pusiera fin a ciertas especulaciones doctrinales, con la intención de regresar más tarde. Escribió la primera epístola a Timoteo, posiblemente desde Macedonia, para darle consejos y ánimo en el cumplimiento de su deber.
Escribió la epístola a Tito durante una época en la cual se encontraba en libertad de la prisión. Posiblemente haya visitado Creta, donde servía Tito. El tema principal de la carta es la importancia de vivir una vida recta y la disciplina dentro de la Iglesia.
Pablo escribió la segunda epístola a Timoteo durante su segundo encarcelamiento, poco antes de su martirio. Contiene las últimas palabras del Apóstol y muestra el maravilloso valor y confianza con que hizo frente a la muerte.
Calma para sufrir; la capacidad de soportar la aflicción, los insultos o los agravios sin quejarse ni buscar venganza.
Persona que promueve o establece la paz (Mateo 5:9; 3 Ne. 12:9). Un pacificador también puede ser aquel que proclama el Evangelio (Mos. 15:11–18).
El Padre de los espíritus de todo el género humano (Sal. 82:6; Mateo 5:48; Juan 10:34; Rom. 8:16–17; Gál. 4:7; 1 Juan 3:2). Jesús es Su Hijo Unigénito en la carne. Al hombre se le ha mandado obedecer y reverenciar al Padre y orar a Él en el nombre de Jesús.
Título sagrado que se da al hombre que ha engendrado o que legalmente ha adoptado a un hijo.
Padres y madres. El marido y la mujer dignos, cuyo matrimonio se ha sellado debidamente en el templo de Dios, pueden desempeñar su función de padres durante toda la eternidad. Los padres tienen el deber sagrado de criar a sus hijos con amor y rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, y de enseñarles a amarse y a servirse el uno al otro, a observar los mandamientos de Dios y a ser ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 129).
Tercer juez superior nefita del Libro de Mormón (Alma 50:39–40; 51:1–7; 59–62).
Instrucciones, mandamientos o un mensaje de Dios. Los hijos de Dios pueden recibir Su palabra en forma directa, por revelación, mediante el Espíritu o por medio de Sus siervos escogidos (DyC 1:38).
Ley de salud revelada por el Señor para el bienestar físico y espiritual de los santos (DyC 89), conocida comúnmente como la Palabra de Sabiduría. El Señor siempre ha enseñado principios de salud a Sus seguidores. Le reveló a José Smith qué clase de alimentos se debían tomar y cuáles se debían evitar, al igual que la promesa de recibir bendiciones temporales y espirituales mediante la obediencia a la Palabra de Sabiduría.
Medio dispuesto de antemano por el cual Juan el Bautista reconocería al Mesías (Juan 1:32–34). José Smith enseñó que esta señal se instituyó desde antes de la creación del mundo como testimonio o testigo del Espíritu Santo; por lo tanto, el diablo no puede presentarse en la señal de la paloma.
Jesucristo es el Pan de Vida. El pan de la Santa Cena representa simbólicamente el cuerpo de Cristo.
Un relato sencillo que se emplea para ilustrar y enseñar una verdad o un principio espiritual. En la parábola, se compara un objeto o acontecimiento común con una verdad, y el significado o mensaje implícito a menudo está escondido para los oyentes que no estén preparados espiritualmente para recibirlo (Mateo 13:10–17).
Jesús enseñó con frecuencia por medio de parábolas; una lista de Sus parábolas principales se encuentra bajo el título Concordancia entre los Evangelios, en el Apéndice.
Esa parte del mundo de los espíritus donde los espíritus de los justos que han partido de esta vida esperan la resurrección del cuerpo. Es un estado de felicidad y paz.
El término paraíso también se emplea en las Escrituras para referirse al mundo de los espíritus (Lucas 23:43), al reino celestial (2 Cor. 12:4) y a la condición glorificada que tendrá la tierra durante el Milenio (AdeF 1:10).
La Fiesta de la Pascua se instituyó como recordatorio a los israelitas del pasar de largo del heridor sobre las casas de los hijos de Israel, librándolos de los egipcios (Éx. 12:21–28; 13:14–15). Los corderos (o cabritos) sin mancha, cuya sangre se usó como señal para librar a Israel en la antigüedad, se usaron como símbolos de Jesucristo, el Cordero de Dios, cuyo sacrificio redimió a todo el género humano.
En sentido simbólico, persona que vela por los hijos del Señor.
En las Escrituras se mencionan dos clases de patriarcas: (1) oficio del Sacerdocio de Melquisedec que se recibe por medio de la debida ordenación, a veces llamado evangelista; (2) padres de familia. Los patriarcas ordenados dan bendiciones especiales a los miembros dignos de la Iglesia.
Miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles a principios de la dispensación de los últimos días. David Patten fue el primer mártir de la Iglesia restaurada, habiendo muerto en la batalla de Crooked River, en Misuri, en el año de 1838.
En las Escrituras, la paz puede representar tanto la ausencia de conflicto y disensión como la calma y la tranquilidad interior que nacen del Espíritu que Dios da a Sus santos fieles.
Desobediencia intencional a los mandamientos de Dios.
El pecado de negar al Espíritu Santo, pecado que no tiene perdón.
Bajo la ley de Moisés, prenda de vestir que utilizaba el sumo sacerdote (Éx. 28:13–30; 39:8–21), hecha de lino y adornada con doce piedras preciosas. En ocasiones se le menciona en conexión con el Urim y Tumim (DyC 17:1; JS—H 1:35, 42, 52).
Indagar, preguntar o pedirle a Dios un favor especial.
En el Nuevo Testamento, a Pedro originalmente se le conocía como Simón (2 Pe. 1:1), un pescador de Betsaida que vivía en Capernaúm con su esposa. Jesús sanó a la suegra de Pedro (Mar. 1:29–31). Jesús lo llamó a él y a su hermano Andrés, para que fueran Sus discípulos (Mateo 4:18–22; Mar. 1:16–18; Lucas 5:1–11). El Señor le dio el nombre de Cefas, que, en arameo significa “vidente” o “piedra” (Juan 1:40–42; TJS, Juan 1:42 [Apéndice — Biblia]). Aun cuando en el Nuevo Testamento se mencionan algunas de las debilidades humanas de Pedro, también se nos dice que las venció y que fue fortificado mediante su fe en Jesucristo.
Pedro declaró que Jesús era el Cristo y el Hijo de Dios (Juan 6:68–69), y el Señor lo escogió para poseer las llaves del reino sobre la tierra (Mateo 16:13–19). En el monte de la Transfiguración, Pedro vio al Salvador transfigurado, así como a Moisés y al profeta Elías (Mateo 17:1–9).
Pedro fue el principal de los Apóstoles de su época; y después de la muerte, resurrección y ascensión del Salvador, fue él quien convocó a la Iglesia y dirigió el llamamiento de un Apóstol para reemplazar a Judas Iscariote (Hech. 1:15–26). Pedro y Juan sanaron a un hombre cojo de nacimiento (Hech. 3:1–16) y fueron milagrosamente librados de la prisión (Hech. 5:11–29; 12:1–19). Fue mediante el ministerio de Pedro que el Evangelio se llevó por vez primera a los gentiles (Hech. 10–11). En estos postreros días, Pedro, junto con Santiago y Juan, descendió del cielo y confirió el Sacerdocio de Melquisedec y las llaves correspondientes a José Smith y a Oliver Cowdery (DyC 27:12–13; 128:20).
La primera epístola la escribió desde “Babilonia” (probablemente Roma), poco después que Nerón había empezado a perseguir a los cristianos, y la dirigió a los cristianos de la región que hoy día se denomina Asia Menor.
En el capítulo 1, Pedro habla de la función preordenada de Cristo como Redentor. En los capítulos 2 y 3, explica que Cristo es la principal piedra del ángulo de la Iglesia, que los santos tienen un real sacerdocio y que Cristo predicó a los espíritus encarcelados. En los capítulos 4 y 5, explica por qué se predica el Evangelio a los muertos y por qué los ancianos (élderes) deben apacentar la grey.
En el capítulo 1, el Apóstol exhorta a los santos a hacer firme su vocación y elección. En el capítulo 2, advierte contra los falsos maestros. En el capítulo 3, habla de los últimos días y de la segunda venida de Cristo.
En el Antiguo Testamento, el hijo de Eber y tataranieto de Sem. En sus días fue repartida (dividida) la tierra (Gén. 10:22–25).
El castigo con la muerte por un crimen cometido, sobre todo el de asesinato.
Ideas, conceptos e imágenes que se conciben en la mente de una persona. La facultad de pensar es un don de Dios, y tenemos la libertad de escoger cómo usaremos dicho poder. Nuestra manera de pensar afecta profundamente nuestra actitud y nuestro comportamiento, así como también nuestro estado o situación después de esta vida. Los pensamientos rectos conducen a la salvación, así como los inicuos a la condenación.
Nombre de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los judíos llaman a estos libros la Tora, o la ley de Israel. Moisés es el autor de estos libros (1 Ne. 5:10–11).
Como parte de la ley de Moisés, la Fiesta de Pentecostés o de las Primicias se observaba cincuenta días después de la Fiesta de la Pascua (Lev. 23:16). Dicha fiesta celebraba la cosecha, y en el Antiguo Testamento se le llama la Fiesta de la Cosecha o la Fiesta de las Semanas. Esta fue la fiesta que se conmemoraba en Jerusalén cuando los Apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y hablaron en lenguas (Hech. 2; DyC 109:36–37).
Por lo general, en las Escrituras, el término perdonar tiene dos significados: (1) Cuando Dios perdona a los hombres, suprime o deja a un lado el castigo que se requiere por el pecado. Mediante la expiación de Cristo, el perdón de los pecados está al alcance de todos los que se arrepientan, excepto los culpables de asesinato o del pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. (2) Cuando las personas se perdonan entre sí, se tratan con amor cristiano y no tienen malos sentimientos hacia los que las hayan ofendido (Mateo 5:43–45; 6:12–15; Lucas 17:3–4; 1 Ne. 7:19–21).
Completo, íntegro y plenamente desarrollado; de una rectitud total. Ser perfecto también puede significar ser sin pecado ni maldad. Solamente Cristo fue totalmente perfecto, pero los verdaderos discípulos de Él pueden llegar a serlo mediante Su gracia y expiación.
El reino de Dios sobre la tierra es semejante a una “perla de gran precio” (Mateo 13:45–46).
La Perla de Gran Precio también es el nombre que se ha dado a uno de los cuatro tomos de las Escrituras llamados los “libros canónicos” de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La primera edición de este tomo [en inglés] se publicó en 1851 y contenía algo de la materia que ahora forma parte de Doctrina y Convenios. Las ediciones que se han publicado desde 1902 contienen (1) extractos de la traducción de José Smith del libro de Génesis, llamado el libro de Moisés, y del capítulo 24 de Mateo, titulado: José Smith—Mateo; (2) La traducción de José Smith de algunos papiros egipcios que él obtuvo en 1835, llamada el libro de Abraham; (3) Un extracto de la historia de la Iglesia escrita por José Smith en 1838, denominado: José Smith—Historia; y (4) los Artículos de Fe, trece declaraciones de la creencia y doctrina de la Iglesia.
Causar angustia o dolor a otras personas por motivo de sus creencias o nivel social; hostigar u oprimir.
Permanecer firme en el compromiso de ser fiel a los mandamientos de Dios a pesar de la tentación, la oposición o la adversidad.
La piedra principal que forma la esquina de los cimientos de un edificio. A Jesucristo se le llama la principal piedra del ángulo (Efe. 2:20).
Gobernador romano de Judea, 26–36 a.C. (Lucas 3:1). Odiaba al pueblo judío y su religión, y mandó matar a varios galileos (Lucas 13:1). Jesús fue acusado y condenado a la crucifixión ante Pilato (Mateo 27:2, 11–26, 58–66; Mar. 15; Lucas 23; Juan 18:28–19:38).
En la antigüedad, en algunas culturas se escribía la historia del pueblo y sus registros en planchas de metal, tal como fue el caso del Libro de Mormón. Para mayor información, véase “Una breve explicación acerca del Libro de Mormón”, que se encuentra en las páginas introductorias del Libro de Mormón.
El registro (anales) de los judíos desde el principio hasta el año 600 a.C., el cual contenía muchos escritos de los profetas (1 Ne. 5:10–16). Labán, uno de los ancianos de Jerusalén, tenía estos anales bajo su cuidado. Lehi, estando él y su familia en el desierto, envió a sus hijos de regreso a Jerusalén para conseguir las planchas (1 Ne. 3–4). (Para mayor información, véase “Una breve explicación acerca del Libro de Mormón”, que se encuentra al principio del Libro de Mormón).
Registro escrito sobre planchas de oro que relata la historia de dos grandes civilizaciones que existieron en el continente americano. José Smith tradujo y publicó una parte de esas planchas, y esa traducción se titula el Libro de Mormón. (Para mayor información, véase la “Introducción” y “El Testimonio del profeta José Smith”, que se encuentran en el Libro de Mormón).
La plenitud del evangelio de Jesucristo, cuyo propósito es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. Incluye la Creación, la Caída y la Expiación, junto con todas las leyes, ordenanzas y doctrinas que Dios nos ha dado. Este plan hace posible que todas las personas logren la exaltación y vivan para siempre con Dios (2 Ne. 2; 9). Las Escrituras también se refieren a este plan como el plan de salvación, el plan de felicidad y el plan de misericordia.
En las Escrituras, el vocablo pobre puede referirse a (1) las personas que carecen de bienes materiales, tales como alimento, ropa y albergue, o (2) a personas humildes y sin orgullo.
La capacidad para hacer algo. El tener poder sobre algo o sobre alguien es tener la capacidad para controlarlo o mandarlo. En las Escrituras, el poder a menudo está ligado al poder de Dios o de los cielos. Con frecuencia se relaciona estrechamente con la autoridad del sacerdocio, la cual constituye el permiso o el derecho de actuar por Dios.
Uno de los primeros hermanos que fue llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles después de la restauración de la Iglesia en la época actual (DyC 124:128–129). Hacía tan solo seis semanas que era miembro de la Iglesia cuando el Señor le dio una revelación por medio del profeta José Smith (DyC 34). Sirvió también como misionero de la Iglesia (DyC 52:26; 75:14) y durante varios años como historiador de esta.
Hermano mayor de Orson Pratt y uno de los primeros hermanos que fue llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles después de la restauración de la Iglesia en la época actual (DyC 124:128–129). En octubre de 1830, el Señor le dio a Parley Pratt una revelación por conducto de José Smith, llamándolo a servir en la primera de varias labores misionales (DyC 32; 50:37).
Dar o proclamar un mensaje que nos haga comprender mejor un principio o doctrina del Evangelio.
La ordenación preterrenal de Dios a Sus hijos en espíritu que fueron valientes, para que cumplieran ciertas misiones durante su vida terrenal.
Oficio del Sacerdocio Aarónico. En los tiempos antiguos, era el oficio más alto del Sacerdocio Levítico, el cual poseían solamente Aarón y sus descendientes. Cuando Cristo cumplió la ley de Moisés, esa restricción quedó sin efecto.
Título del oficial que preside una organización. El Presidente de la Iglesia es profeta, vidente y revelador (DyC 21:1; 107:91–92), y los miembros de la Iglesia han de dirigirse al profeta de la Iglesia con el título “Presidente” (DyC 107:65). Él es la única persona sobre la tierra que tiene la autoridad para hacer uso del ejercicio de todas las llaves del sacerdocio.
Los líderes de algunos cuórums del sacerdocio y de algunas de las demás organizaciones de la Iglesia también pueden llevar el título de presidente.
El Presidente de la Iglesia y sus consejeros. Ellos forman un cuórum de tres sumos sacerdotes y presiden toda la Iglesia. La Primera Presidencia posee todas las llaves del sacerdocio.
La aparición de Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo al profeta José Smith en una arboleda.
En la primavera de 1820, José Smith, hijo, tenía catorce años de edad y vivía con su familia en el poblado de Palmyra, Nueva York, EE. UU. A poca distancia de su casa, hacia el oeste, se encontraba una arboleda compuesta de grandes árboles. Fue allí a donde se dirigió José para orar a Dios con el fin de averiguar cuál iglesia era la verdadera. Al leer la Biblia, había sentido que, para recibir respuesta a su pregunta, debía pedírsela a Dios (Stg. 1:5–6). En contestación a su oración, se le aparecieron el Padre y el Hijo, quienes le dijeron que no se uniera a ninguna de las iglesias que estaban sobre la tierra, porque todas estaban en error (JS—H 1:15–20). Esa sagrada experiencia dio comienzo a una serie de acontecimientos que culminarían con la restauración del Evangelio y de la Iglesia verdadera de Cristo.
Los frutos de la primera cosecha de la temporada. En los tiempos del Antiguo Testamento, estos se ofrecían a Dios (Lev. 23:9–20). Jesucristo es las primicias para con Dios, puesto que Él fue el primero en resucitar (1 Cor. 15:20, 23; 2 Ne. 2:9). Los que aceptan el Evangelio y perseveran hasta el fin, con fidelidad, son, en sentido simbólico, las primicias, porque pertenecen a Dios.
En los tiempos de los antiguos patriarcas, el hijo primogénito recibía la primogenitura (Gén. 43:33); por lo tanto, como herencia le correspondía ser el jefe de la familia al morir el padre. El primogénito tenía que ser digno de recibir esa responsabilidad (1 Cró. 5:1–2) y por iniquidad podía perderla.
Bajo la ley de Moisés, se consideraba que el hijo primogénito pertenecía a Dios. El hijo mayor recibía una porción doble de las posesiones de su padre (Deut. 21:17), y después de la muerte de este, era responsable del cuidado de la madre y de las hermanas.
El macho primogénito de los animales también pertenecía a Dios. Para los sacrificios se usaban los animales limpios, mientras que los inmundos o impuros se podían redimir, vender o matar (Éx. 13:2, 11–13; 34:19–20; Lev. 27:11–13, 26–27).
El primogénito simbolizaba a Jesucristo y Su ministerio terrenal, recordando al pueblo que vendría el gran Mesías (Moisés 5:4–8; 6:63).
Jesús es el primogénito de los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial, el Unigénito del Padre en la carne y el primero en levantarse de entre los muertos en la Resurrección (Col. 1:13–18). Los santos fieles llegarán a ser miembros de la Iglesia del Primogénito en la eternidad (DyC 93:21–22).
El derecho de herencia que pertenece al primogénito varón. En un sentido amplio, la primogenitura abarca cualquiera o todos los derechos o herencia transmitidos a una persona al nacer dentro de cierta familia o cultura.
Esta palabra tiene dos sentidos en las Escrituras: (1) Doctrina, verdad o ley básica. Los primeros principios del Evangelio son la fe en el Señor Jesucristo y el arrepentimiento (AdeF 1:4). (2) En términos generales, se refiere al período de tiempo antes de esta vida terrenal, o sea, la vida preterrenal. En ocasiones a Jesucristo se le menciona como el principio.
Despreciar o tratar lo sagrado sin el debido respeto; en especial, la falta de reverencia por el nombre de Dios.
Una profecía consta de palabras o escritos divinamente inspirados, los cuales se reciben mediante la revelación del Espíritu Santo. El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía (Apoc. 19:10). Una profecía puede pertenecer al pasado, al presente o al futuro. Cuando una persona profetiza, habla o escribe aquello que Dios desea que sepa, ya sea para su propio bien o para bien de los demás. Las personas pueden recibir profecía o revelación personal relacionadas con su propia vida.
Persona llamada por Dios para que hable en Su nombre. En calidad de mensajero de Dios, el profeta recibe mandamientos, profecías y revelaciones de Él. La responsabilidad del profeta consiste en hacer conocer a la humanidad la voluntad y la verdadera naturaleza de Dios, y demostrar el significado que tienen Sus tratos con ellos. El profeta denuncia el pecado y predice sus consecuencias; es predicador de rectitud. En algunas ocasiones, puede recibir inspiración para predecir el futuro en beneficio del ser humano; no obstante, su responsabilidad primordial es la de dar testimonio de Cristo. El Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el profeta de Dios sobre la tierra en la actualidad. A los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles se les sostiene como profetas, videntes y reveladores.
Mujer que ha recibido un testimonio de Jesucristo y que disfruta del espíritu de revelación. Una profetisa no posee ni el sacerdocio ni sus llaves. Aunque en las Escrituras se les llama profetisas solo a unas cuantas mujeres, fueron muchas las que profetizaron; por ejemplo, Rebeca, Ana, Elisabet y María.
Dicho breve, máxima o consejo moral.
Libro del Antiguo Testamento que contiene muchas parábolas, máximas y poemas, algunos de los cuales fueron escritos por Salomón. Este libro se cita con frecuencia en el Nuevo Testamento.
En los capítulos del 1 al 9, se encuentra una exposición de lo que es la verdadera sabiduría. En los capítulos del 10 al 24, hay una colección de proverbios y máximas sobre las formas correctas e incorrectas de vivir. En los capítulos del 25 al 29, se encuentran los proverbios de Salomón que registraron los hombres de Ezequías, el rey de Judá. En los capítulos 30 y 31, se describe a la mujer virtuosa.
En la antigua Roma, recolector de impuestos por parte del gobierno, a los cuales en general aborrecían los judíos. Algunos publicanos aceptaron el Evangelio sin demora (Mateo 9:9–10; Lucas 19:2–8).
Estar libre de pecado y de culpa. La persona llega a ser pura cuando sus pensamientos y acciones son limpios en todo sentido. La persona que ha cometido un pecado puede llegar a ser pura mediante la fe en Jesucristo, el arrepentimiento y la recepción de las ordenanzas del Evangelio.
Figuras que representan seres celestiales, cuya forma exacta se desconoce. Se ha llamado a querubines para custodiar los lugares sagrados.
Ángel del Señor que participó en la restauración de todas las cosas (DyC 128:21).
En el Libro de Mormón, una alta plataforma en la que oraban los zoramitas, los cuales eran nefitas apóstatas (Alma 31:8–14, 21).
En el Antiguo Testamento, una de las esposas de Jacob (Gén. 29–31; 35). También fue la madre de José y de Benjamín.
En el Libro de Mormón, un grupo de personas que deseaba derrocar el gobierno de los nefitas (Alma 51:1–8).
Esposa de Isaac, patriarca del Antiguo Testamento (Gén. 24–27). Rebeca fue la madre de Esaú y Jacob (Gén. 25:23–26).
Desobedecer al Señor u oponerse a Él, incluso rehusar seguir a Sus líderes escogidos y desobedecer intencionalmente Sus mandamientos.
Ser justo, santo, virtuoso, íntegro; obedecer los mandamientos de Dios; evitar el pecado.
Liberar, comprar o rescatar, por ejemplo, liberar a una persona de la esclavitud mediante un pago. La Redención se refiere a la expiación de Jesucristo y al hecho de que nos liberó del pecado. La expiación de Jesucristo redime a todo el género humano de la muerte física, y, por medio de la expiación, los que tengan fe en Él y se arrepientan son también redimidos de la muerte espiritual.
Jesucristo es el gran Redentor de la humanidad porque, mediante Su expiación, pagó el precio por los pecados del hombre e hizo posible la resurrección de todo el género humano.
El reino de Dios sobre la tierra es La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (DyC 65). La finalidad de la Iglesia es preparar a sus miembros para vivir eternamente en el reino celestial, o reino de los cielos. No obstante, en las Escrituras a veces se hace referencia a la Iglesia como al reino de los cielos, o sea, que la Iglesia es el reino de los cielos sobre la tierra.
Aunque La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de Dios sobre la tierra, en la actualidad está limitado a un reino eclesiástico. Durante el Milenio, el reino de Dios gobernará tanto eclesiástica como políticamente.
El perdón de las malas acciones después de cumplir con la condición de que primero haya arrepentimiento. La remisión de los pecados se hace posible por medio de la expiación de Jesucristo. El hombre puede obtener la remisión de sus pecados si tiene fe en Cristo, si se arrepiente de sus pecados, si recibe las ordenanzas del bautismo y la imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo, y si obedece los mandamientos de Dios (AdeF 1:3–4).
El Señor ha dicho que todas las personas son responsables de sus propias ideas y resoluciones, así como de sus actitudes, deseos y actos.
La edad de responsabilidad es aquella en la que se considera que los niños son responsables de sus actos y son capaces de cometer pecados y de arrepentirse.
El restablecimiento sobre la tierra, por parte de Dios, de las verdades y las ordenanzas de Su Evangelio. El evangelio de Jesucristo fue retirado de la tierra como consecuencia de la apostasía que tuvo lugar después del ministerio terrenal de los Apóstoles de Cristo. Esa apostasía hizo necesario que se restaurara el Evangelio. Mediante visiones, la ministración de ángeles y revelaciones a los hombres sobre la tierra, Dios restauró el Evangelio. La Restauración comenzó con el profeta José Smith (JS—H 1; DyC 128:20–21) y ha continuado hasta el presente mediante la obra de los profetas vivientes del Señor.
El restablecimiento de una cosa o de una condición que ha estado perdida o ausente.
La reunión del cuerpo espiritual y el cuerpo físico de carne y huesos después de la muerte. Después de la resurrección, el espíritu y el cuerpo nunca más volverán a separarse, y la persona será inmortal. Toda persona que nace en la tierra resucitará porque Jesucristo venció la muerte (1 Cor. 15:20–22).
Jesucristo fue el primero en resucitar sobre esta tierra (Hech. 26:23; Col. 1:18; Apoc. 1:5). El Nuevo Testamento aporta amplia evidencia de que Jesús se levantó de la tumba con un cuerpo físico: el sepulcro quedó vacío, comió pescado y miel, tenía un cuerpo de carne y huesos, la gente lo tocó y los ángeles dijeron que había resucitado (Mar. 16:1–6; Lucas 24:1–12, 36–43; Juan 20:1–18). La revelación de los postreros días confirma la realidad de la resurrección de Cristo y de todo el género humano (Alma 11:40–45; 40; 3 Ne. 11:1–17; DyC 76; Moisés 7:62).
No todos resucitarán para recibir la misma gloria (1 Cor. 15:39–42; DyC 76:89–98), ni todos se levantarán al mismo tiempo (1 Cor. 15:22–23; Alma 40:8; DyC 76:64–65, 85; 88:96–102). Muchos santos resucitaron después de la resurrección de Cristo (Mateo 27:52). Los justos precederán a los malvados y saldrán en la primera resurrección (1 Tes. 4:16), en tanto que los pecadores impenitentes saldrán en la última resurrección (Apoc. 20:5–13; DyC 76:85).
Comunicación de Dios con Sus hijos sobre la tierra. La revelación se recibe mediante la Luz de Cristo y el Espíritu Santo, y también por medio de inspiración, visiones, sueños o mediante la visita de ángeles. La revelación brinda la guía que puede conducir a los fieles a la salvación eterna en el reino celestial.
El Señor revela Su obra a Sus profetas y confirma a los creyentes que son verdaderas las revelaciones que estos reciben (Amós 3:7). Por medio de la revelación, el Señor guía individualmente a todo aquel que la busque y que tenga fe, se arrepienta y sea obediente al evangelio de Jesucristo. “El Espíritu Santo es un revelador”, dijo José Smith, “y ningún hombre puede recibir el Espíritu Santo sin recibir revelaciones”.
En la Iglesia del Señor, los integrantes de la Primera Presidencia y del Consejo de los Doce son profetas, videntes y reveladores para la Iglesia y para el mundo. El Presidente de la Iglesia es la única persona, entre todos ellos, autorizada por el Señor para recibir revelaciones para toda la Iglesia (DyC 28:2–7); sin embargo, toda persona puede recibir revelación personal para su propio beneficio.
Profundo respeto por las cosas sagradas; veneración.
Dos libros del Antiguo Testamento que narran la historia de Israel desde la rebelión de Adonías, el cuarto hijo del rey David (aproximadamente en el año 1015 a.C.), hasta el cautiverio final de Judá (aproximadamente en el año 586 a.C.). Comprenden la historia completa del reino del norte (las diez tribus de Israel), desde la separación de Israel en dos reinos hasta que los asirios lo llevaron cautivo a los países del norte. Véase también Cronología, en el Apéndice.
En el capítulo 1, se describen los días finales de la vida del rey David. En los capítulos del 2 al 11, se relata la vida de Salomón. En los capítulos del 12 al 16, se habla de los sucesores inmediatos de Salomón: Roboam y Jeroboam. Este último causó la división del reino de Israel. También se hace mención de otros reyes. En los capítulos del 17 al 21, se relatan partes del ministerio de Elías el Profeta cuando amonestó a Acab, rey de Israel. En el capítulo 22, se relata una guerra contra Siria en la que unieron sus fuerzas Acab y Josafat, rey de Judá. El profeta Micaías profetiza contra los reyes.
En 2 Rey. 1:1–2:11, sigue el relato de la vida de Elías el Profeta, incluso su subida al cielo en un carro de fuego. En los capítulos del 2 al 9, se habla del ministerio de fe y del gran poder de Eliseo. En el capítulo 10, se habla del rey Jehú y de la forma en que destruyó la casa de Acab y los sacerdotes de Baal. En los capítulos del 11 al 13, se describe el reinado justo de Joás y la muerte de Eliseo. En los capítulos del 14 al 17, se hace mención de varios reyes que reinaron en Israel y en Judá, con frecuencia en iniquidad. En el capítulo 15, se registra la captura de las diez tribus de Israel por parte de los asirios. En los capítulos del 18 al 20, se relata la vida recta de Ezequías, rey de Judá, y del profeta Isaías. En los capítulos del 21 al 23, se habla de los reyes Manasés y Josías, siendo el primero, según la tradición, el responsable del martirio de Isaías, y el segundo, un rey justo que restableció la ley entre los judíos. En los capítulos 24 y 25, se describe el cautiverio en Babilonia.
Uno de los primeros conversos y líderes de la Iglesia restaurada durante la década de 1830 y en los primeros años de la de 1840. Sidney Rigdon sirvió un tiempo como Primer Consejero del profeta José Smith en la Primera Presidencia de la Iglesia (DyC 35; 58:50, 57; 63:55–56; 76:11–12, 19–23; 90:6; 93:44; 100:9–11; 124:126). Posteriormente se apartó de la Iglesia y fue excomulgado en septiembre de 1844.
Abundancia de bienes. El Señor aconseja a los santos no buscar las riquezas del mundo excepto para hacer el bien. Los santos no deben dar más importancia a la búsqueda de las riquezas del mundo que a la búsqueda del reino de Dios, el cual tiene las riquezas de la eternidad (Jacob 2:18–19).
Hurtar, tomar en forma deshonesta o ilegal algo que pertenece a otra persona. El Señor siempre ha mandado a Sus hijos a no robar (Éx. 20:15; Mateo 19:18; 2 Ne. 26:32; Mos. 13:22; DyC 59:6).
En el Antiguo Testamento, hijo del rey Salomón y sucesor de su padre. Reinó durante diecisiete años en Jerusalén (1 Rey. 11:43; 14:21, 31). Durante su reinado se efectuó la división entre el reino de Israel en el norte y el reino de Judá en el sur (1 Rey. 11:31–36; 12:19–20). Roboam quedó como rey de Judá.
En sentido figurado, es Jesucristo y Su Evangelio, los cuales son un fuerte fundamento y apoyo (DyC 11:24; 33:12–13). El término roca también se emplea para referirse a la revelación, por medio de la cual Dios da a conocer al hombre Su Evangelio (Mateo 16:15–18).
En el Nuevo Testamento, la capital del Imperio romano, ubicada en Italia a orillas del río Tíber (Hech. 18:2; 19:21; 23:11). Pablo enseñó el Evangelio en Roma mientras se encontraba prisionero del gobierno romano (Hech. 28:14–31; Rom. 1:7, 15–16).
En el Nuevo Testamento, una carta que Pablo escribió a los santos de Roma. Estaba contemplando la posibilidad de visitar Jerusalén, lo cual ciertamente era peligroso, y si escapaba con vida, esperaba visitar Roma más adelante. La carta tenía por objeto, en parte, preparar a los miembros de la Iglesia del lugar para que lo recibieran cuando llegara. También la epístola se puede considerar como una declaración en cuanto a ciertos principios acerca de los cuales había habido polémica, y los que Pablo consideraba que por fin se habían establecido.
En el capítulo 1, se encuentra la salutación de Pablo a los romanos. En los capítulos del 2 al 11, hay varias declaraciones sobre la doctrina de la fe, las obras y la gracia. En los capítulos del 12 al 16, se describen enseñanzas prácticas sobre el amor, el deber y la santidad.
La apariencia general del semblante, la cual a menudo refleja la actitud y el estado de mente espiritual de la persona.
En el Antiguo Testamento, el hijo mayor de Jacob y Lea (Gén. 29:32; 37:21–22, 29; 42:22, 37). Aunque fue el hijo primogénito, perdió su primogenitura por causa de su transgresión (Gén. 35:22; 49:3–4).
La bendición que Jacob dio a Rubén se encuentra en Génesis 49:3 y en Deuteronomio 33:6. El total de integrantes de la tribu fue disminuyendo paulatinamente, y aunque no dejó de existir como tal, perdió su importancia política. La primogenitura de Rubén recayó sobre José y sus hijos, debido a que José era el hijo primogénito de Raquel, la segunda esposa de Jacob (1 Cró. 5:1–2).
Satanás esparce rumores y contiendas, basados a veces parcialmente en la verdad, con el fin de hacer que las personas se vuelvan contra Dios y contra lo que es bueno (Hel. 16:22; JS—H 1:1). Una de las señales de la segunda venida de Jesucristo es que la gente oirá de guerras y rumores de guerras (Mateo 24:6; DyC 45:26; JS—M 1:23).
En el Antiguo Testamento, la nuera moabita de Noemí y Elimelec, que eran israelitas. Después de fallecer su marido, Rut se casó con Booz, un pariente de Noemí. Su hijo Obed fue antepasado de David y de Cristo. La historia de Rut ilustra en forma hermosa la conversión al rebaño de Israel de una mujer que no era israelita, y la forma en que ella abandonó sus creencias, su dios y su forma de vida anteriores para unirse a la casa de fe y servir al Dios de Israel (Rut 1:16).
En el capítulo 1, se describe la vida de Elimelec y su familia en Moab. Después de la muerte de sus respectivos maridos, Noemí y Rut fueron a Belén. En el capítulo 2, se explica que Rut trabajó en la siega recogiendo espigas en el campo de Booz. En el capítulo 3, se relata que Noemí dio instrucciones a Rut de ir a acostarse a los pies de Booz en la era. En el capítulo 4, se relata la historia del casamiento de Rut y Booz, quienes tuvieron un hijo, Obed, mediante cuyo linaje nacieron David y Cristo.
La capacidad o el don de Dios de saber juzgar correctamente. La sabiduría se obtiene mediante la experiencia y el estudio y al seguir los consejos de Dios. Si el hombre no cuenta con la ayuda de Dios, no tiene la verdadera sabiduría (2 Ne. 9:28; 27:26).
La autoridad y el poder que Dios da al hombre para actuar en todas las cosas relacionadas con su salvación (DyC 50:26–27). Los miembros varones de la Iglesia que poseen el sacerdocio se organizan en cuórums y tienen la autorización para efectuar las ordenanzas y llevar a cabo ciertas funciones administrativas de la Iglesia.
El sacerdocio menor (Heb. 7:11–12; DyC 107:13–14). Sus oficios son: obispo, presbítero, maestro y diácono (DyC 84:30; 107:10, 14–15, 87–88). Antiguamente, bajo la ley de Moisés, había sumos sacerdotes, sacerdotes y levitas. Debido a que los antiguos israelitas se rebelaron contra Dios, Moisés y el santo sacerdocio fueron tomados de entre ellos y continuó el sacerdocio menor. Ellos habían rehusado ser santificados y recibir el Sacerdocio de Melquisedec, junto con sus ordenanzas. (Véase DyC 84:23–26). El Sacerdocio Aarónico se encarga de las ordenanzas temporales y exteriores de la ley y del Evangelio (1 Cró. 23:27–32; DyC 84:26–27; 107:20); posee las llaves del ministerio de ángeles, del Evangelio de arrepentimiento y del bautismo (DyC 13). El Sacerdocio Aarónico se restauró a la tierra en esta dispensación el 15 de mayo de 1829, cuando Juan el Bautista se lo confirió a José Smith y a Oliver Cowdery cerca de Harmony, Pensilvania, en los Estados Unidos de América (DyC 13; JS—H 1:68–73).
El Sacerdocio de Melquisedec es el sacerdocio mayor, mientras que el Sacerdocio Aarónico es el sacerdocio menor. En el Sacerdocio de Melquisedec están comprendidas las llaves de las bendiciones espirituales de la Iglesia. Por medio de las ordenanzas del sacerdocio mayor, se manifiesta a los hombres el poder de la divinidad (DyC 84:18–25; 107:18–21).
Fue Adán el primero a quien Dios le reveló el Sacerdocio de Melquisedec, y los patriarcas y profetas de cada dispensación han tenido esta autoridad (DyC 84:6–17). Primeramente se le llamó el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, pero después se le conoció como el Sacerdocio de Melquisedec (DyC 107:2–4).
Cuando los hijos de Israel no pudieron cumplir con los privilegios y convenios del Sacerdocio de Melquisedec, el Señor retiró ese sacerdocio mayor y les dejó un sacerdocio y una ley menores (DyC 84:23–26), llamados el Sacerdocio Aarónico y la ley de Moisés. Cuando Jesús vino a la tierra, restauró el Sacerdocio de Melquisedec a los judíos y comenzó a establecer la Iglesia entre ellos; sin embargo, ese sacerdocio y la Iglesia volvieron a perderse por causa de la apostasía, siendo posteriormente restaurados mediante José Smith, hijo, (DyC 27:12–13; 128:20; JS—H 1:73).
El Sacerdocio de Melquisedec comprende los oficios de élder, sumo sacerdote, patriarca, Setenta y Apóstol (DyC 107), y siempre formará parte del reino de Dios sobre la tierra.
El Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es presidente del sumo sacerdocio o Sacerdocio de Melquisedec y posee todas las llaves que corresponden al reino de Dios sobre la tierra. Este llamamiento de Presidente lo desempeña solamente un hombre a la vez, y él es la única persona sobre la tierra que tiene la autoridad de ejercer todas las llaves del sacerdocio (DyC 107:64–67; 132:7).
Persona que efectúa ceremonias religiosas a favor de otros y que se dirigen a Dios. En las Escrituras, los sacerdotes con frecuencia son en realidad sumos sacerdotes según el orden de Melquisedec (Alma 13:2). Los que reciben una plenitud de la gloria de Dios después de la Resurrección serán sacerdotes y reyes en el mundo celestial.
En la antigüedad, el término sacrificio significaba santificar algo o a alguien. Actualmente ha cobrado un significado diferente, que es el de renunciar a algo o sufrir la pérdida de lo mundano por el Señor y Su reino. Los miembros de la Iglesia de Jesucristo deben estar dispuestos a sacrificar todo por el Señor. José Smith enseñó que “una religión que no requiere el sacrificio de todas las cosas, nunca tiene el poder suficiente con el cual producir la fe necesaria para llevarnos a vida y salvación”. Viéndolo desde una perspectiva eterna, las bendiciones que se obtienen por medio del sacrificio son mucho más grandes que cualquier cosa a la que se renuncie.
Después de la expulsión de Adán y Eva del Jardín de Edén, el Señor les dio la ley de sacrificio. Esta ley consistía en la ofrenda de las primicias de sus rebaños, a semejanza del sacrificio futuro del Unigénito de Dios (Moisés 5:4–8). Esta práctica continuó hasta la muerte de Jesucristo, la cual puso fin al derramamiento de sangre como ordenanza del Evangelio (Alma 34:13–14). En la actualidad, los miembros de la Iglesia participan del sacramento del pan y del agua (Santa Cena) en memoria de la ofrenda de Jesucristo. También se les pide a los miembros de la Iglesia de nuestros días que ofrezcan el sacrificio de un corazón quebrantado y un espíritu contrito (3 Ne. 9:19–22), lo cual significa que deben ser humildes, tener el espíritu de arrepentimiento y estar dispuestos a obedecer los mandamientos de Dios.
En el Antiguo Testamento, Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron los tres jóvenes israelitas que, junto con Daniel, fueron llevados al palacio de Nabucodonosor, rey de Babilonia. El nombre hebreo de Sadrac era Ananías. Los cuatro jóvenes rehusaron contaminarse participando de la carne y el vino del rey (Dan. 1). Por orden del rey, Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron arrojados a un horno de fuego ardiente, mas fueron preservados milagrosamente (Dan. 3).
Un grupo entre los judíos que, aunque pequeño, era poderoso políticamente. A los saduceos se les conocía por su creencia en obedecer rígidamente la letra de la ley mosaica y por rechazar la realidad de los espíritus y ángeles y también las doctrinas de la Resurrección y la vida eterna (Mar. 12:18–27; Hech. 4:1–3; 23:7–8).
En el mundo antiguo se usaba como un importante agente conservativo de alimentos; se consideraba esencial para mantener la vida.
Ciudad del Antiguo Testamento donde gobernó Melquisedec. Es posible que haya estado localizada en el lugar en que ahora se encuentra la ciudad de Jerusalén. El vocablo Salem es muy similar a la palabra judía que significa “paz”.
Poema o himno inspirado.
Libro del Antiguo Testamento que contiene una colección de salmos, la mayoría de los cuales son acerca de Cristo. El libro de Salmos se cita repetidamente en el Nuevo Testamento.
David fue el autor de muchos de los salmos, los cuales se escribieron para alabar a Dios. Muchos de ellos contaban con acompañamiento musical.
En el Antiguo Testamento, hijo de David y de Betsabé (2 Sam. 12:24). Salomón fue por cierto tiempo rey de Israel.
Ser salvos, tanto de la muerte física como de la muerte espiritual. Todos se salvarán de la muerte física por la gracia de Dios y mediante la muerte y resurrección de Jesucristo. Toda persona también puede salvarse de la muerte espiritual por la gracia de Dios, mediante la fe en Jesucristo, la cual se manifiesta llevando una vida de obediencia a las leyes y a las ordenanzas del Evangelio, y de servicio a Cristo.
La oportunidad que tienen los que hayan muerto sin haber recibido las ordenanzas salvadoras del Evangelio de que miembros dignos de la Iglesia efectúen esas ordenanzas por ellos en los templos. En el mundo de los espíritus se predica el Evangelio a los muertos, y estos pueden aceptar las ordenanzas que se lleven a cabo por ellos aquí en la tierra.
Los miembros fieles de la Iglesia hacen investigación y preparan su historia familiar para determinar el nombre y la fecha de nacimiento de sus antepasados a fin de que se puedan efectuar por ellos las ordenanzas de salvación.
El que salva. Jesucristo, mediante Su expiación, ofreció a todo el género humano la redención y la salvación. El término “Salvador” es uno de los nombres y títulos de Jesucristo.
En el Libro de Mormón, el tercer hijo de Lehi (1 Ne. 2:5). Fue un hombre justo y santo que escogió seguir al Señor (1 Ne. 2:17; 2 Ne. 5:5–6; Alma 3:6).
En el Antiguo Testamento, la capital del reino norteño de Israel (1 Rey. 16:23–24). Debido a que ocupaba una posición estratégica sobre un monte, los asirios no pudieron tomarla sino hasta después de haberla sitiado durante tres años (2 Rey. 17:5–6). Herodes la reconstruyó y la llamó Sebaste. En la época del Nuevo Testamento, Samaria era el nombre de todo el distrito central de Palestina al oeste del Jordán.
Pueblo bíblico que habitó Samaria después que los asirios llevaron cautivo al reino del norte. Los samaritanos tenían sangre israelita y sangre gentil, y su religión era una mezcla de creencias y prácticas judías y paganas. En la parábola del Buen Samaritano, que se encuentra en Lucas 10:25–37, se percibe el odio que los judíos habían llegado a sentir hacia los samaritanos porque estos habían apostatado de la religión israelita. El Señor mandó a Sus Apóstoles enseñar el Evangelio a los samaritanos (Hech. 1:6–8). Felipe tuvo un gran éxito misional al predicar el evangelio de Cristo al pueblo de Samaria e hizo muchos milagros entre ellos (Hech. 8:5–39).
Profeta lamanita del Libro de Mormón que el Señor envió para enseñar y amonestar a los nefitas, poco antes del nacimiento del Salvador. Samuel profetizó de las señales relacionadas con el nacimiento y la muerte de Jesucristo y de la destrucción de los nefitas (Hel. 13–16).
Hijo de Elcana y de Ana, Samuel nació en respuesta a las oraciones de su madre (1 Sam. 1). Desde niño quedó bajo el cuidado de Elí, sumo sacerdote del tabernáculo de Silo (1 Sam. 2:11; 3:1). Todavía siendo niño, el Señor llamó a Samuel como profeta (1 Sam. 3). Después de la muerte de Elí, llegó a ser el gran profeta y juez de Israel, quien restauró la ley, el orden y la adoración religiosa en la tierra (1 Sam. 4:15–18; 7:3–17).
En 1 Sam. 28:5–20 se encuentra un relato en el que se cuenta de una aparición posmortal de Samuel por medio de la adivina de Endor, a solicitud de Saúl. Sin embargo, no pudo haber sido una visión de Dios, porque ninguna adivina, ni ningún otro médium, puede hacer que aparezca un profeta a petición suya.
En algunas biblias, los libros de Primer y Segundo Samuel constituyen uno solo; y en otras, son dos. Los dos libros cubren un período de aproximadamente 130 años, desde el nacimiento de Samuel hasta poco antes de la muerte del rey David.
En los capítulos del 1 al 3, se relata que Jehová maldijo y castigó a la familia de Elí y en cambio llamó a Samuel como sumo sacerdote y juez. En los capítulos del 4 al 6, se relata la forma en que el arca del convenio cayó en manos de los filisteos. En los capítulos 7 y 8, se encuentran las amonestaciones de Samuel en cuanto a tener dioses falsos y un rey inicuo. En los capítulos del 9 al 15, se describen la coronación y el reinado de Saúl. En los capítulos del 16 al 31, se relata la historia de David y cómo obtuvo el poder: Samuel ungió a David, que había matado a Goliat. Saúl odiaba a David, pero David rehusó matar a Saúl aunque tuvo la oportunidad de hacerlo.
Este libro contiene un relato detallado del reinado de David como rey de Judá y finalmente de todo Israel. En los capítulos del 1 al 4, se habla de la larga lucha entre los seguidores de David, después que fue coronado por Judá, y los seguidores de Saúl. En los capítulos del 5 al 10, se hace saber que David llegó a ser poderoso sobre muchas tierras. En los capítulos del 11 al 21, se relata que la fuerza espiritual de David disminuía debido a sus pecados y a la rebelión dentro de su propia familia. En los capítulos del 22 al 24, se describen los esfuerzos de David por reconciliarse con el Señor.
Hacer que una persona sane, tanto física como espiritualmente. En las Escrituras encontramos muchos ejemplos de sanidades milagrosas que efectuaron el Señor y Sus siervos.
El senado judío y la corte superior de la nación, un consejo que se encargaba tanto de los asuntos eclesiásticos como de los civiles. El sanedrín estaba integrado por 71 miembros llamados de entre los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos. En las Escrituras por lo general se le llama concilio (Mateo 26:59; Mar. 14:55; Hech. 5:34).
Tanto los antiguos israelitas como muchas culturas de la actualidad la consideran la fuente de la vida o la energía vital de toda carne. En la época del Antiguo Testamento, Jehová le prohibió a Israel consumir sangre como alimento (Lev. 3:17; 7:26–27; 17:10–14).
El poder expiatorio del sacrificio se hallaba en la sangre, ya que se consideraba esencial para la vida. El sacrificio de animales en el Antiguo Testamento era un símbolo del gran sacrificio que haría Jesucristo (Lev. 17:11; Moisés 5:5–7). La sangre expiatoria de Jesucristo purifica al que se arrepiente de sus pecados (1 Juan 1:7).
En el Antiguo Testamento, el duodécimo “juez” de Israel. Se le conoció por su gran fuerza física, pero no demostró sabiduría en algunos de sus hechos y decisiones morales (Jue. 13:24–16:31).
Para los Santos de los Últimos Días, la Santa Cena es el sacramento y la ordenanza de tomar el pan y el agua en memoria del sacrificio expiatorio de Cristo. El pan partido representa Su cuerpo quebrantado; el agua representa la sangre que derramó al expiar nuestros pecados (1 Cor. 11:23–25; DyC 27:2). Cuando los miembros dignos de la Iglesia toman la Santa Cena, prometen tomar sobre sí el nombre de Cristo, recordarle siempre y guardar Sus mandamientos. Es mediante esta ordenanza que los miembros de la Iglesia renuevan sus convenios bautismales.
En la Última Cena, al comer con los Doce Apóstoles, Jesús explicó la ordenanza del sacramento de la Santa Cena (Mateo 26:17–28; Lucas 22:1–20).
La perfección espiritual y moral. La santidad indica pureza de corazón y de propósito.
El proceso por el cual la persona se libra del pecado y se vuelve pura, limpia y santa mediante la expiación de Jesucristo (Moisés 6:59–60).
Sagrado, de carácter divino, o puro moral y espiritualmente. Lo contrario a lo santo es lo común o profano.
Un miembro fiel de la Iglesia de Jesucristo.
El Espíritu Santo es el Santo Espíritu de la promesa (Hech. 2:33), y confirma, como aceptables ante Dios, los actos, las ordenanzas y los convenios rectos de los hombres. El Santo Espíritu de la promesa testifica al Padre que las ordenanzas salvadoras se han efectuado debidamente y que se han guardado los convenios relacionados con ellas.
En el Antiguo Testamento, la primera esposa de Abraham. En su vejez dio a luz a Isaac (Gén. 18:9–15; 21:2).
En el Libro de Mormón, la esposa de Lehi (1 Ne. 5:1–8; 8:14–16; 18:19) y madre de Lamán, Lemuel, Sam, Nefi, Jacob y José, así como también de algunas hijas (1 Ne. 2:5; 2 Ne. 5:6).
En el Antiguo Testamento, el primer rey de Israel antes de su división. Aunque al principio de su reinado era justo, con el tiempo se llenó de orgullo y fue desobediente a Dios (1 Sam. 9–31).
En el Antiguo Testamento, el último rey de Judá (2 Rey. 24:17–20; 25:2–7). Sedequías envió a prisión al profeta Jeremías (Jer. 32:1–5), quien profetizó el cautiverio de Sedequías (Jer. 34:2–8, 21). Lehi y su familia vivían en Jerusalén durante el primer año del reinado de Sedequías (1 Ne. 1:4). Todos los hijos de Sedequías fueron muertos, con la excepción de uno de ellos, su hijo Mulek, que logró escapar hacia el Hemisferio Occidental (Jer. 52:10; Omni 1:15; Hel. 8:21).
Al principio de la Era Milenaria, Cristo regresará a la tierra. Este acontecimiento dará fin a la probación mortal sobre esta tierra. Los inicuos serán quitados de la faz de la tierra y los justos serán arrebatados en una nube mientras ella se purifica. Aunque ningún hombre sabe exactamente cuándo vendrá Cristo por segunda vez, Él nos ha dado señales que indican que el tiempo se acerca (Mateo 24; JS—M 1).
Hacer válidas en el cielo las ordenanzas que se efectúan por la autoridad del sacerdocio en la tierra. Las ordenanzas quedan selladas cuando reciben la aprobación del Santo Espíritu de la promesa, o sea, el Espíritu Santo.
En el Antiguo Testamento, hijo justo de Noé y el progenitor de las razas semitas, entre ellas, los árabes, hebreos, babilonios, sirios, fenicios y asirios (Gén. 5:29–32; 6:10; 7:13; 9:26; 10:21–32; Moisés 8:12). En la revelación de los últimos días se hace referencia a Sem como el “gran sumo sacerdote” (DyC 138:41).
Propensión o afición a los injustos placeres físicos, en especial a la inmoralidad sexual.
Percibir las indicaciones del Espíritu.
Acontecimiento o experiencia que se entiende como evidencia o prueba de algo. Por lo general, una señal es una manifestación milagrosa de Dios. Satanás también tiene poder para mostrar señales bajo ciertas condiciones. Los santos deben buscar los dones del Espíritu pero no deben buscar señales para satisfacer su curiosidad ni para apoyar su fe, sino que el Señor dará señales cuando lo crea oportuno para los que creen (DyC 58:64).
Acontecimientos o experiencias que Dios da a las personas para mostrarles que ha sucedido o que pronto sucederá algo importante relacionado con Su obra. Se ha profetizado que en los postreros días habrá muchas señales de la segunda venida del Salvador. Esas señales permiten que los fieles reconozcan el plan de Dios, sean advertidos y se preparen.
Los acontecimientos que acompañaron el nacimiento y la muerte de Jesucristo.
Título de profundo respeto y honra hacia Dios el Padre y hacia Jesucristo, nuestro Salvador. El título se refiere a Su posición de señores supremos y amorosos sobre Sus creaciones.
Lugar de sepultura del cuerpo mortal. Gracias a la Expiación, todos resucitarán del sepulcro.
Personas que experimentan un cambio de manera que no padecen el dolor ni la muerte hasta el momento de su resurrección a la inmortalidad.
Discurso del Señor a Sus discípulos poco antes de enviarlos a proclamar el Evangelio (Mateo 5–7; Lucas 6:20–49), y poco después del llamamiento de los Doce.
Aclaran este sermón la Traducción de José Smith de la Biblia y también otro sermón similar que se encuentra en 3 Nefi 12 al 14, los cuales demuestran que se han perdido del relato de Mateo partes importantes del sermón.
Serpiente de bronce que hizo Moisés por mandato de Dios para que por ella se sanaran los israelitas que habían recibido mordeduras de serpientes ardientes (venenosas) en el desierto (Núm. 21:8–9). El símbolo de la serpiente se colocó en un palo y se levantó “en el desierto, para que quien mirara a él, viviera; y muchos miraron y vivieron” (Alma 33:19–22). El Señor se refirió a la serpiente levantada en el desierto como a un símbolo de que Él mismo sería levantado sobre la cruz (Juan 3:14–15). La revelación de los postreros días confirma el relato de las serpientes ardientes y de cómo se sanó la gente (1 Ne. 17:41; 2 Ne. 25:20; Hel. 8:14–15).
Obras que efectuamos y atenciones que brindamos a favor de Dios y de nuestro prójimo. Al servir a los demás, también servimos a Dios.
En el Antiguo Testamento, hijo justo de Adán y Eva.
Oficio del Sacerdocio de Melquisedec al cual se ordena a los varones. En la actualidad, son miembros de los cuórums de los Setenta las Autoridades Generales y los Setentas de Área. Los Setenta sirven en el nombre del Señor bajo la dirección de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles (véase DyC 107:34). Ellos dedican todo su tiempo al ministerio.
Hombre del Libro de Mormón que negó a Cristo y demandó una señal (Jacob 7:1–20).
En el Libro de Mormón, hijo de Alma, hijo. Shiblón enseñó el Evangelio a los zoramitas y fue perseguido por su rectitud. El Señor lo libró de la persecución debido a su fidelidad y paciencia (Alma 38). Durante una temporada, Shiblón se hizo cargo de los anales nefitas (Alma 63:1–2, 11–13).
En el Libro de Mormón, dirigente militar jaredita. Murió al finalizar una gran batalla que destruyó enteramente a la nación jaredita (Éter 14:17–15:31).
En las Escrituras, a veces se utiliza el vocablo siega en sentido figurado para referirse a la obra misional de traer almas a la Iglesia, la cual es el reino de Dios sobre la tierra; también puede referirse a un tiempo de juicio, tal como la segunda venida de Jesucristo.
El usar algo como semejanza o representación de otra cosa. En las Escrituras, el simbolismo se vale de un objeto, una circunstancia o un acontecimiento conocido para representar un principio o enseñanza del Evangelio. Por ejemplo, el profeta Alma, del Libro de Mormón, usó el ejemplo de una semilla para representar la palabra de Dios (Alma 32).
En todas las Escrituras, los profetas han utilizado el simbolismo para enseñar acerca de Jesucristo. Algunos de estos símbolos son las ceremonias y ordenanzas (Moisés 6:63), los sacrificios (Heb. 9:11–15; Moisés 5:7–8), la Santa Cena (TJS, Mar. 14:20–24 [Apéndice — Biblia]; Lucas 22:13–20) y el bautismo (Rom. 6:1–6; DyC 128:12–13). Muchos nombres bíblicos son simbólicos. En el Antiguo Testamento, la ceremonia del tabernáculo y la ley de Moisés simbolizaban verdades eternas (Heb. 8–10; Mos. 13:29–32; Alma 25:15; Hel. 8:14–15). Como ejemplo de otros temas simbólicos, véase Mateo 5:13–16; Juan 3:14–15; Jacob 4:5; Alma 37:38–45.
En el Antiguo Testamento, el segundo hijo de Jacob y de su esposa Lea (Gén. 29:33; 35:23; Éx. 1:2). Se unió a Leví en la matanza de los siquemitas (Gén. 34:25–31). La profecía de Jacob concerniente a Simeón se encuentra en Génesis 49:5–7.
Los descendientes de Simeón moraron a menudo con la tribu de Judá y dentro de los límites de ese reino (Josué 19:1–9; 1 Cró. 4:24–33). La tribu de Simeón se unió a Judá en la batalla contra los cananeos (Jue. 1:3, 17). Posteriormente se unieron también a los ejércitos de David (1 Cró. 12:25).
En el Nuevo Testamento, uno de los Doce Apóstoles originales de Jesucristo (Mateo 10:2–4).
Uno de los nombres de Dios que refleja Su naturaleza eterna (DyC 19:10–12; Moisés 1:3; 7:35).
Centro de reunión para fines religiosos. En la época del Nuevo Testamento, el mobiliario generalmente era sencillo y constaba de un arca que contenía los rollos de la ley y otros escritos sagrados, un escritorio de lectura y asientos para los feligreses.
Los asuntos de cada sinagoga en particular los dirigía el concilio local de los ancianos, quienes decidían a quién se debía admitir y a quién se debía excluir (Juan 9:22; 12:42). El oficial más importante era el principal de la sinagoga (Mar. 5:22; Lucas 13:14), el cual generalmente era escriba; tenía a su cargo el edificio y supervisaba los distintos servicios. También había un ayudante que desempeñaba tareas menores (Lucas 4:20).
Había sinagogas en todo pueblo en el que había judíos, tanto en Palestina como en otras partes. Eso probó ser una gran ayuda para la expansión del evangelio de Jesucristo, pues por lo general los primeros misioneros cristianos podían hablar allí y proclamar la palabra de Dios (Hech. 13:5, 14; 14:1; 17:1, 10; 18:4). Esta misma práctica existió entre los misioneros en la época del Libro de Mormón (Alma 16:13; 21:4–5; 32:1), así como también entre muchos misioneros en los comienzos de la Iglesia en esta dispensación (DyC 66:7; 68:1).
Monte de la península del Sinaí, cerca del cual Moisés y los israelitas acamparon tres meses después de su éxodo de Egipto; también se le llama el monte Horeb (Éx. 3:1). Allí fue donde Dios dio Su ley a Moisés para la casa de Israel, y donde se construyó el tabernáculo (Éx. 19:2; 20:18; 24:12; 32:15).
Los puros de corazón (DyC 97:21); también significa el lugar donde estos viven. La ciudad que edificaron Enoc y su pueblo y que posteriormente fue llevada al cielo debido a la rectitud de sus habitantes, se llamó Sion (DyC 38:4; Moisés 7:18–21, 69). En los postreros días se edificará una ciudad llamada Sion cerca del condado de Jackson, estado de Misuri (EE. UU.), en donde se congregarán las tribus de Israel (DyC 103:11–22; 133:18). Se aconseja a los santos edificar Sion dondequiera que vivan en el mundo.
Esposa del profeta José Smith. El Señor le mandó hacer una selección de himnos para la Iglesia. Ella también sirvió como la primera presidenta de la Sociedad de Socorro.
El profeta escogido para restaurar en la tierra la verdadera Iglesia de Jesucristo. José Smith nació en el estado de Vermont en los Estados Unidos de América y vivió desde 1805 hasta 1844.
En 1820, Dios el Padre y Jesucristo se le aparecieron y le informaron que ninguna de las iglesias existentes sobre la tierra era verdadera (JS—H 1:1–20). Posteriormente le visitó el ángel Moroni, quien le reveló el lugar donde estaban escondidas las planchas de oro que contenían los anales de los antiguos pueblos del continente americano (JS—H 1:29–54).
José Smith tradujo esas planchas de oro y en 1830 publicó la traducción con el título de El Libro de Mormón (JS—H 1:66–67, 75). En 1829, recibió la autoridad del sacerdocio de manos de Juan el Bautista y de Pedro, Santiago y Juan (DyC 13; 27:12; 128:20; JS—H 1:68–70).
El 6 de abril de 1830, bajo la dirección y el mandato de Dios, José Smith y varias personas más organizaron la Iglesia restaurada de Jesucristo (DyC 20:1–4). Bajo la dirección de José Smith, la Iglesia creció en Canadá, en Inglaterra, y en la zona este de los Estados Unidos, sobre todo en los estados de Ohio, Misuri e Illinois. Dondequiera que se establecían José Smith y los santos, eran duramente perseguidos. El 27 de junio de 1844, José Smith y su hermano Hyrum murieron como mártires en Carthage, Illinois, en los Estados Unidos de América.
José Smith tradujo partes de las planchas de oro que le entregó el ángel Moroni, y esa traducción se publicó en 1830 como el Libro de Mormón. También recibió muchas revelaciones del Señor en las que se establecían las doctrinas y la organización básicas de la Iglesia. Muchas de esas revelaciones se recopilaron para formar lo que ahora se conoce como Doctrina y Convenios. También se debe a él el haber sacado a luz el libro la Perla de Gran Precio, el cual contiene traducciones inspiradas de algunos de los escritos de Moisés, Abraham y Mateo; extractos de su historia y testimonio personal; y trece afirmaciones de la doctrina y las creencias de la Iglesia.
Hermano mayor y fiel compañero de José Smith. Hyrum nació el 9 de febrero de 1800. Sirvió como ayudante de José Smith en la presidencia de la Iglesia, y también como segundo Patriarca de esta. El 27 de junio de 1844, murió como mártir al lado de José Smith en la cárcel de Carthage.
Sexto Presidente de la Iglesia; el único hijo de Hyrum Smith y su esposa Mary Fielding. Nació el 13 de noviembre de 1838 y murió el 19 de noviembre de 1918.
Madre del profeta José Smith y esposa de Joseph Smith, padre (JS—H 1:4, 7, 20). Nació el 8 de julio de 1776 y murió el 5 de mayo de 1856.
Padre del profeta José Smith. Nació el 12 de julio de 1771. Se casó con Lucy Mack, con quien tuvo nueve hijos (JS—H 1:4). Fue creyente fiel en la Restauración de los últimos días y fue el primer Patriarca de la Iglesia. Murió el 14 de septiembre de 1840.
En el Antiguo Testamento, ciudad inicua que destruyó el Señor (Gén. 19:12–29).
Profeta del Antiguo Testamento que vivió durante el reinado de Josías (639 al 608 a.C.)
En el capítulo 1, se habla de un día venidero que estará lleno de ira y asolamiento. En el capítulo 2, se amonesta al pueblo de Israel instándolo a buscar la rectitud y la mansedumbre. En el capítulo 3, se habla de la Segunda Venida, cuando todas las naciones se reunirán para entablar la guerra; no obstante, el Señor reinará en medio de ellas.
Prometer prestar apoyo a los que sirven en puestos de liderazgo tanto a nivel general como local de la Iglesia.
Uno de los medios por los cuales Dios revela Su voluntad a los hombres y a las mujeres sobre la tierra; no obstante, no todos los sueños son revelaciones. Los sueños inspirados son fruto de la fe.
Manera de hacer una elección o de eliminar varias posibilidades, lo cual a menudo se hace mediante la selección de un pedazo de papel o de un palito entre varios. A esto se le llama echar suertes.
Consejo de doce sumos sacerdotes.
En los comienzos de la Iglesia restaurada, el término sumo consejo se refería a dos grupos distintos que gobernaban la Iglesia: (1) el Cuórum de los Doce Apóstoles (DyC 107:33, 38) y (2) el sumo consejo que servía dentro de cada una de las estacas (DyC 102; 107:36).
Oficio en el sacerdocio. En las Escrituras se habla del “sumo sacerdote” con dos significados: (1) un oficio en el Sacerdocio de Melquisedec, y (2) el oficial presidente del Sacerdocio Aarónico, bajo la ley de Moisés.
El primer significado se aplica a Jesucristo como el gran Sumo Sacerdote. Adán y todos los patriarcas también fueron sumos sacerdotes. En la actualidad, tres sumos sacerdotes presidentes integran la Presidencia de la Iglesia y presiden a todos los demás poseedores del sacerdocio y miembros de la Iglesia. Hoy día, se ordena a varones dignos como sumos sacerdotes adicionales, según estos se necesiten, en toda la Iglesia. A los sumos sacerdotes se les puede llamar, apartar y ordenar como obispos (DyC 68:19; 107:69–71).
En el segundo significado, bajo la ley de Moisés se llamaba sumo sacerdote al oficial presidente del Sacerdocio Aarónico. Ese oficio era hereditario y lo recibían los primogénitos de la familia de Aarón. Aarón mismo fue el primer sumo sacerdote del orden Aarónico (Éx. 28–29; Lev. 8; DyC 84:18).
El que los hombres prediquen y se constituyan a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y la alabanza del mundo, sin buscar, en ningún sentido, el bien de Sion (2 Ne. 26:29).
Una casa del Señor; centro de adoración de Israel durante el Éxodo de Egipto. En realidad, el tabernáculo era un templo portátil que podía desarmarse y volverse a armar. Los hijos de Israel utilizaron un tabernáculo hasta que se terminó la construcción del templo de Salomón (DyC 124:38).
Dios le reveló a Moisés la forma en que debían hacer el tabernáculo (Éx. 26–27), y los hijos de Israel lo construyeron siguiendo esas instrucciones (Éx. 35–40). Cuando se terminó la construcción, una nube cubrió la tienda de reunión y la gloria de Jehová llenaba el tabernáculo (Éx. 40:33–34). La nube, que era señal de la Presencia Divina, tenía el aspecto de fuego durante la noche; si la nube permanecía sobre la tienda, los hijos de Israel acampaban, pero cuando se alzaba, la seguían (Éx. 40:36–38; Núm. 9:17–18). Los hijos de Israel llevaron el tabernáculo consigo durante su peregrinaje por el desierto y durante la conquista de la tierra de Canaán. Terminada la conquista, se asentó el tabernáculo en Silo, lugar que el Señor había elegido (Josué 18:1). Después que los hijos de Israel terminaron de construir el templo de Salomón, el tabernáculo no volvió a mencionarse jamás.
Al hablar del día de la Segunda Venida, el Señor e Isaías usaron el tabernáculo como símbolo de las ciudades de Sion y de Jerusalén. (Isa. 33:20; Moisés 7:62).
Antigua medida de peso o suma elevada de dinero. Se utilizó también como símbolo de algo de gran valor, como por ejemplo el evangelio de Jesucristo (Mateo 25:14–29; Éter 12:35; DyC 60:2, 13).
Tercer Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Gran dirigente militar nefita del Libro de Mormón (Alma 50:35; 51–52; 61–62).
El vocablo temor puede tener dos significados: (1) el sentir temor a Dios es sentir reverencia y admiración por Él y obedecer Sus mandamientos; (2) el sentir temor a los hombres, a los peligros mortales, al dolor y al mal es tenerles miedo y pavor.
Literalmente, la Casa del Señor. Él siempre ha mandado a Su pueblo edificar templos, santuarios sagrados en los cuales los miembros dignos de la Iglesia efectúan las ordenanzas y ceremonias sagradas del Evangelio por ellos mismos y también a favor de los muertos. Debido a que el Señor visita Sus templos, estos son más sagrados que cualquiera de los centros de adoración de la tierra.
El tabernáculo que erigieron Moisés y los hijos de Israel en realidad era un templo portátil que los israelitas utilizaron durante su éxodo de Egipto.
El templo más conocido de los que se mencionan en el Antiguo Testamento es el que se construyó en Jerusalén en la época de Salomón (2 Cró. 2–5). Los babilonios lo destruyeron casi en su totalidad en el año 587 a.C., y Zorobabel lo restauró unos setenta años después (Esdras 1–6). Este edificio fue incendiado parcialmente en el año 37 a.C., pero más adelante Herodes el Grande lo volvió a reconstruir. Los romanos lo destruyeron en el año 70 de nuestra era.
En el Libro de Mormón los seguidores justos de Dios construyeron templos y adoraron en ellos (2 Ne. 5:16; Mos. 1:18; 3 Ne. 11:1). La construcción y el uso correcto de los templos son, en cualquier dispensación, señales de la Iglesia verdadera, incluso la Iglesia restaurada de nuestros tiempos. El Templo de Kirtland fue el primero que se edificó y se dedicó al Señor en esta dispensación. Desde esa época, se han dedicado templos en muchas partes del mundo.
El primer templo que edificó la Iglesia en esta dispensación de los últimos días, el cual construyeron los santos en Kirtland, siguiendo el mandato del Señor (DyC 94:3–9). Uno de los propósitos fue proporcionar un lugar donde los miembros dignos de la Iglesia pudieran recibir poder, autoridad e iluminación espiritual (DyC 109–110). Se dedicó el 27 de marzo de 1836; la oración dedicatoria la recibió el profeta José Smith por revelación (DyC 109). El Señor dio varias revelaciones importantes y restauró las llaves esenciales del sacerdocio en ese templo (DyC 110; 137). El templo no se usó para llevar a cabo la plenitud de las ordenanzas que se realizan en los templos de la actualidad.
Prueba de la capacidad de una persona para escoger el bien en lugar de escoger el mal. Incitación a pecar y a seguir a Satanás en lugar de seguir a Dios.
Dos libros del Nuevo Testamento. Originalmente fueron cartas que escribió Pablo a los tesalonicenses durante su estancia en Corinto, en su primera visita a Europa; esto fue aproximadamente en el año 50 d.C. En el capítulo 17 de Hechos se describe su obra en Tesalónica. Pablo deseaba regresar a ese lugar pero no podía hacerlo (1 Tes. 2:18), por lo que envió a Timoteo a dar ánimo a los conversos y regresar con noticias suyas. La primera carta resultó del agradecimiento que Pablo sintió por el regreso de Timoteo.
En los capítulos 1 y 2, se encuentra la salutación de Pablo y su oración en beneficio de los santos; en los capítulos del 3 al 5, se dan instrucciones relacionadas con el crecimiento espiritual, el amor, la castidad, la diligencia y la segunda venida de Jesucristo.
En el capítulo 1, hay una oración a favor de los santos. En el capítulo 2, se habla de la apostasía venidera. En el capítulo 3, se encuentra la oración de Pablo por el triunfo de la causa del Evangelio.
Dar testimonio por el poder del Espíritu Santo; hacer una declaración solemne de la verdad basada en el conocimiento o la creencia personal.
Alguien que afirma una cosa o la atestigua basándose en su conocimiento personal, o sea, alguien que da testimonio.
Conocimiento y confirmación espiritual que da el Espíritu Santo. Un testimonio también puede ser una declaración oficial o legal de lo que una persona percibe que es verdad (DyC 102:26).
El planeta sobre el cual vivimos, creado por Dios por medio de Jesucristo para el uso del hombre durante su probación mortal. El destino final de la tierra es ser glorificada y exaltada (DyC 77:1–2; 130:7–9). La tierra se convertirá en la herencia eterna de los que sean dignos de heredar una gloria celestial (DyC 88:14–26), donde disfrutarán también de la presencia del Padre y del Hijo (DyC 76:62).
Tierras que el Señor promete como heredad a Sus seguidores fieles, y a menudo también a los descendientes de ellos. Hay muchas tierras prometidas; la que se menciona a menudo en el Libro de Mormón es el continente americano.
En el Nuevo Testamento, joven compañero misional de Pablo durante el ministerio de este último (Hech. 16:1–3; 2 Tim. 1:1–5); era hijo de padre griego y madre judía; él y sus padres vivían en Listra.
Pablo llamó a Timoteo su propio “hijo en la fe” (1 Tim. 1:2, 18; 2 Tim. 1:2). Timoteo tal vez fue el ayudante más capaz y digno de la mayor confianza de Pablo (Filip. 2:19–23).
Dos libros del Nuevo Testamento. Ambos fueron originalmente cartas que Pablo escribió y dirigió a Timoteo.
Pablo escribió la primera epístola después de su primer encarcelamiento. Había dejado a Timoteo en Éfeso con la intención de regresar (1 Tim. 3:14); sin embargo, presintiendo que tardaría en hacerlo, le escribió a Timoteo, posiblemente desde Macedonia (1 Tim. 1:3), para darle consejos y ánimo en el cumplimiento de su deber.
En el capítulo 1, se encuentra la salutación de Pablo y también sus instrucciones en cuanto a vanas especulaciones que habían comenzado a infiltrarse en la Iglesia. En los capítulos 2 y 3, se dan instrucciones acerca de la adoración pública y en cuanto al carácter y la conducta de los ministros. En los capítulos 4 y 5, se describe la apostasía de los postreros días y se dan consejos a Timoteo respecto a la manera de ministrar a su rebaño. En el capítulo 6, se le exhorta a seguir fiel y a evitar las riquezas mundanales.
Pablo escribió la segunda epístola durante su segundo encarcelamiento, poco antes de su martirio. Contiene las últimas palabras del Apóstol y muestra el maravilloso valor y la confianza con que hizo frente a la muerte.
En el capítulo 1, se encuentra la salutación de Pablo y una encomienda a Timoteo en cuanto a sus responsabilidades y deberes. En los capítulos 2 y 3, se dan varias amonestaciones e instrucciones y la exhortación de persistir al enfrentar los peligros futuros. En el capítulo 4, hay un mensaje a los amigos de Pablo y consejos sobre la manera de tratar a los apóstatas.
Iniquidad o ignorancia en cuanto a lo espiritual.
En el Nuevo Testamento, converso griego que viajó con Pablo a Jerusalén y que posteriormente prestó servicio como misionero (Gál. 2:1–4; 2 Tim. 4:10). Tito entregó la primera epístola de Pablo a los santos de Corinto (2 Cor. 7:5–8, 13–15).
Mientras Pablo se encontraba provisionalmente libre de su encarcelamiento romano, escribió la epístola a Tito, quien se encontraba en Creta. La carta habla de la disciplina interna y la organización de la Iglesia.
En el capítulo 1, se encuentra la salutación de Pablo, así como instrucciones y requisitos generales para los obispos. En los capítulos 2 y 3, se encuentran enseñanzas generales y mensajes personales a Tito respecto a la forma apropiada de tratar a los distintos grupos de la Iglesia en Creta. Pablo insta a los santos a vencer la perversidad, a ser sobrios y fieles y a seguir adelante con sus buenas obras.
En el Nuevo Testamento, uno de los Doce Apóstoles originales que escogió el Salvador durante Su ministerio terrenal (Mateo 10:2–3; Juan 14:5). En griego el nombre es Dídimo (Juan 20:24–29; 21:2). Aunque Tomás dudó de la resurrección de Jesús hasta que pudo ver personalmente al Salvador, por su fuerza de carácter estuvo dispuesto a hacer frente a la persecución y a la muerte (Juan 11:16; 20:19–25).
Creencias y prácticas que se transmiten de una generación a otra (2 Tes. 2:15). En las Escrituras, el Señor constantemente amonesta a los justos a evitar las tradiciones inicuas de los hombres (Lev. 18:30; Mar. 7:6–8; Mos. 1:5; DyC 93:39–40).
Expresar el significado de un concepto que se da en un idioma en términos equivalentes en otro idioma (Mos. 8:8–13; AdeF 1:8). En las Escrituras a menudo se hace referencia a la traducción como un don de Dios (Alma 9:21; DyC 8; 9:7–9). También puede significar mejorar o corregir una traducción existente en un idioma o restaurar un texto perdido (DyC 45:60–61). A José Smith se le mandó emprender la tarea de hacer una traducción inspirada de la Versión del rey Santiago de la Biblia, en inglés (DyC 42:56; 76:15).
El estado de las personas cuya apariencia y naturaleza cambian temporariamente —o sea, que son elevadas a un nivel espiritual más alto— a fin de que puedan soportar la presencia y la gloria de seres celestiales.
Pedro, Santiago y Juan vieron al Señor en un estado glorificado y transfigurado. Anteriormente, el Salvador le había prometido a Pedro que recibiría las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:13–19; 17:1–9; Mar. 9:2–10; Lucas 9:28–36; 2 Pe. 1:16–18). En este acontecimiento tan importante, el Salvador, Moisés y Elías el Profeta entregaron las llaves prometidas del sacerdocio a Pedro, Santiago (Jacobo) y Juan. Con estas llaves, recibieron el poder para llevar adelante la obra del reino en la tierra después de la Ascensión de Jesús.
José Smith enseñó que en el monte de la Transfiguración, Pedro, Santiago (Jacobo) y Juan también fueron transfigurados. Tuvieron una visión de la tierra tal como aparecerá en su futura condición glorificada (DyC 63:20–21); vieron a Moisés y a Elías el Profeta, dos seres trasladados, y oyeron la voz del Padre decir: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo 17:5).
Integran la Trinidad tres personajes distintos: Dios el Eterno Padre, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. Creemos en cada uno de Ellos (AdeF 1:1). Según la revelación de los últimos días, aprendemos que el Padre y el Hijo tienen cuerpos tangibles de carne y huesos, mientras que el Espíritu Santo es un personaje de espíritu sin carne ni huesos (DyC 130:22–23). Estos tres personajes son uno en perfecta unidad y armonía de propósito y doctrina (Juan 17:21–23; 2 Ne. 31:21; 3 Ne. 11:27, 36).
Por lo general, es al Padre, o sea, a Elohim, a quien se hace referencia con el título de Dios. Se le llama Padre porque es el padre de nuestros espíritus (Núm. 16:22; 27:16; Mal. 2:10; Mateo 6:9; Efe. 4:6; Heb. 12:9). Dios el Padre es el gobernante supremo del universo; es omnipotente (Gén. 18:14; Alma 26:35; DyC 19:1–3), omnisciente (Mateo 6:8; 2 Ne. 2:24) y omnipresente por medio de Su Espíritu (Sal. 139:7–12; DyC 88:7–13, 41). El hombre guarda una relación especial con Dios que lo distingue de todas las demás criaturas creadas: los hombres y las mujeres son hijos espirituales de Dios (Sal. 82:6; 1 Juan 3:1–3; DyC 20:17–18).
Tenemos registro de pocas ocasiones en que Dios el Padre se haya aparecido al hombre o haya hablado con él. En las Escrituras se nos dice que Él habló con Adán y Eva (Moisés 4:14–31) y que en varias ocasiones presentó a Jesucristo (Mateo 3:17; 17:5; Juan 12:28–29; 3 Ne. 11:3–7). Se apareció a Esteban (Hech. 7:55–56), a José Smith (JS—H 1:17) y posteriormente a José Smith y a Sidney Rigdon (DyC 76:20, 23). A los que aman a Dios y se purifican ante Él, Dios les concede a veces el privilegio de verlo y saber por sí mismos que Él es Dios (Mateo 5:8; 3 Ne. 12:8; DyC 76:116–118; 93:1).
El Dios que se conoce como Jehová es el Hijo Jesucristo (Isa. 12:2; 43:11; 49:26; 1 Cor. 10:1–4; 1 Tim. 1:1; Apoc. 1:8; 2 Ne. 22:2), quien actúa bajo la dirección del Padre y está en completa armonía con Él. Todos los seres humanos son sus hermanos y hermanas, dado que Él es el mayor de los hijos espirituales de Elohim. Algunos pasajes de las Escrituras se refieren a Él con el vocablo Dios, por ejemplo, en las Escrituras dice que “Creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1), pero en realidad, el Creador fue Jesús, bajo la dirección de Dios el Padre (Juan 1:1–3, 10, 14; Heb. 1:1–2).
El Espíritu Santo también es un Dios y se le llama el Santo Espíritu, el Espíritu y el Espíritu de Dios, entre otros nombres y títulos similares. Con la ayuda del Espíritu Santo, el hombre puede conocer la voluntad de Dios el Padre y saber que Jesús es el Cristo (1 Cor. 12:3).
De acuerdo con el Nuevo Testamento, la última comida en la que Jesús participó con los Doce antes de Su arresto y crucifixión (Lucas 22:14–18). Esta última cena, en compañía de los Doce Apóstoles, tuvo lugar durante la fiesta de la Pascua (Mateo 26:17–30; Mar. 14:12–18; Lucas 22:7–13).
La época en que ahora vivimos. Los días (o la dispensación del tiempo) inmediatamente antes de la segunda venida del Señor.
Antiguamente los profetas del Señor ungían con aceite a las personas que debían desempeñar deberes especiales, tales como Aarón o los sacerdotes o los reyes que gobernarían a Israel. En la Iglesia, actualmente se efectúa la unción echando una pequeña cantidad de aceite consagrado sobre la cabeza de la persona como parte de una bendición especial. Esto solamente puede hacerse por medio de la autoridad y el poder del Sacerdocio de Melquisedec. Después de la unción, y actuando con la autoridad de ese mismo sacerdocio, se puede sellar la unción y dar una bendición especial a la persona que se esté ungiendo.
A Jesús se le llama el Cristo (vocablo griego) o el Mesías (vocablo arameo). Ambas palabras significan “el ungido”. Él es el único ungido del Padre para ser Su representante personal en todas las cosas relacionadas con la salvación del género humano.
Ser uno en pensamiento, deseo y propósito, primero con nuestro Padre Celestial y Jesucristo, y después con los demás miembros de la Iglesia.
Otro nombre de Jesucristo, que es el Hijo Unigénito del Padre (Lucas 1:26–35; Juan 1:14; 3:16; 1 Ne. 11:18–20; 2 Ne. 25:12; Alma 7:10; 12:33; Moisés 7:62).
En el Antiguo Testamento, Ur de los caldeos fue el lugar de origen de Abram (Gén. 11:27–28, 31; 15:7; Neh. 9:7; Abr. 2:1, 4).
Instrumentos que Dios preparó para ayudar al hombre a obtener revelaciones del Señor y a traducir idiomas. En el idioma hebreo estos dos vocablos significan “luces y perfecciones”. El Urim y Tumim consta de dos piedras en aros de plata que a veces se usa junto con un pectoral (DyC 17:1; JS—H 1:35, 42, 52). Esta tierra, en su condición santificada e inmortal, será un gran Urim y Tumim (DyC 130:6–9).
No sentir temor, sobre todo, no sentir temor de hacer lo que es correcto.
Falsedad o engaño; orgullo. Los vocablos vano y vanidad también pueden significar estar vacío o no tener valor.
Vigilar o estar de guardia.
Vocablo que se usa en las Escrituras con el significado de (1) cortina divisoria que separa ciertas partes del tabernáculo o del templo, (2) símbolo de la separación entre Dios y el hombre, (3) tela delgada que utilizan algunas personas para cubrirse la cara o la cabeza, o (4) un estado de olvido, producido por Dios, mediante el cual quedan borrados los recuerdos de la existencia preterrenal.
Represalia por una ofensa o un daño.
En las Escrituras, con frecuencia significa el acercarse a alguien al seguirle u obedecerle, como en la frase “venid a Cristo, y perfeccionaos en él” (Moro. 10:32).
El conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser (DyC 93:24). La verdad también se refiere a la luz y revelación que se reciben de los cielos.
La existencia temporal y espiritual que se hace posible por medio del poder de Dios.
Vivir para siempre como familias en la presencia de Dios (DyC 132:19–20, 24, 55). La vida eterna es el mayor de los dones que Dios da al hombre.
La vida que tuvimos antes de nacer aquí en la tierra. Todos los hombres y las mujeres vivieron con Dios como Sus hijos espirituales antes de venir a la tierra como seres mortales. A esa vida a veces se le llama el primer estado (Abr. 3:26).
Persona autorizada por Dios para ver con los ojos espirituales las cosas que Dios ha escondido del mundo (Moisés 6:35–38); un revelador y un profeta (Mos. 8:13–16). En el Libro de Mormón, Ammón enseñó que solamente un vidente podía usar los intérpretes especiales, o sea, el Urim y Tumim (Mos. 8:13; 28:16). Un vidente conoce el pasado, el presente y el futuro. En los tiempos antiguos, a los profetas a menudo se les llamaba videntes (1 Sam. 9:9; 2 Sam. 24:11).
José Smith es el gran vidente de los últimos días (DyC 21:1; 135:3). Además, a la Primera Presidencia y al Consejo de los Doce se les sostiene como a profetas, videntes y reveladores.
Símbolo de un campo de obras espirituales. Por lo general, en las Escrituras se emplea la expresión la viña del Señor para referirse a la casa de Israel o al reino de Dios sobre la tierra, aunque a veces se utiliza para referirse a los pueblos del mundo en general.
Hombre o mujer en edad de matrimonio que nunca ha tenido relaciones sexuales. En las Escrituras, una virgen representa a veces a alguien que es moralmente limpio (Apoc. 14:4).
Integridad y excelencia moral, poder y fuerza (Lucas 8:46); castidad o pureza sexual (Moro. 9:9).
Revelación visual de algún acontecimiento, persona o cosa mediante el poder del Espíritu Santo.
Entre las visiones importantes de las que se tiene conocimiento, se encuentran las siguientes: La visión que tuvo Ezequiel de los últimos días (Ezeq. 37–39), la visión que tuvo Esteban de Jesús a la diestra de Dios (Hech. 7:55–56), la revelación que tuvo Juan acerca de los últimos días (Apoc. 4–21), la visión que tuvieron Lehi y Nefi del árbol de la vida (1 Ne. 8; 10–14), la visión que tuvo Alma, hijo, de un ángel del Señor (Mos. 27), la visión que tuvo el hermano de Jared de todos los habitantes de la tierra (Éter 3:25), la visión de las glorias (DyC 76), las visiones que se dieron a José Smith y a Oliver Cowdery en el Templo de Kirtland (DyC 110), la que tuvo Joseph F. Smith de la redención de los muertos (DyC 138), la que tuvo Moisés de Dios y Sus creaciones (Moisés 1), la que tuvo Enoc de Dios (Moisés 6–7) y la Primera Visión de José Smith (JS—H 1).
Mujer cuyo marido ha fallecido y que no se ha vuelto a casar.
Dar vida, resucitar o cambiar a una persona de manera que le es posible estar en la presencia de Dios.
Los justos seguidores de Cristo pueden llegar a contarse entre los escogidos que reciben la certeza de que serán exaltados. La vocación y elección comienza con el arrepentimiento y el bautismo, y se consuma cuando “marchan adelante, deleitándose en la palabra de Cristo, y perseverando hasta el fin” (2 Ne. 31:19–20). En las Escrituras, este proceso se llama “hacer firme vuestra vocación y elección” (2 Pe. 1:4–11; DyC 131:5–6).
En las Escrituras, este vocablo a veces significa un mensaje audible pronunciado por el Señor o por Sus mensajeros. La voz del Espíritu también puede recibirse en forma no audible, sino percibirse directamente en el corazón o la mente.
Líder de la Iglesia restaurada en sus comienzos y uno de los Tres Testigos del origen divino y de la veracidad del Libro de Mormón (DyC 14; 17–18). El Señor le dio instrucciones personales, las cuales se encuentran en Doctrina y Convenios 14 y en 30:1–4.
Uno de los primeros líderes de la Iglesia restaurada y uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón. Véase “El Testimonio de Ocho Testigos” que se encuentra en las páginas introductorias del Libro de Mormón. El Señor le dio instrucciones personales, las cuales se encuentran en DyC 16 y DyC 30:5–8.
Líder de la Iglesia restaurada en sus comienzos y uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón. Véase “El Testimonio de Ocho Testigos” que se encuentra en las páginas introductorias del Libro de Mormón. También se le llamó a predicar el Evangelio (DyC 30:9–11).
Uno de los primeros líderes de la Iglesia restaurada. Fue obispo en Kirtland, Ohio (EE. UU.), y posteriormente sirvió como Obispo Presidente de la Iglesia (DyC 72:1–8; 104; 117).
Cuarto Presidente de la Iglesia después de la restauración del Evangelio mediante el profeta José Smith. Nació en 1807 y murió en 1898.
Uno de los nombres del Señor Jesucristo.
Apóstol en los comienzos de esta dispensación y el segundo Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Guio a los santos hacia el oeste de los Estados Unidos de América, desde Nauvoo, Illinois, hasta el valle del Gran Lago Salado y fue un gran colonizador en el occidente del país.
Artefacto que se coloca alrededor del cuello de los animales o de los hombres para uncirlos. El yugo de Cristo es un símbolo del discípulo de Cristo, mientras que el yugo de la esclavitud es un símbolo de la opresión.
En el Antiguo Testamento, hijo de Jacob y de Lea (Gén. 30:19–20).
Jacob bendijo a la tribu de Zabulón (Gén. 49:13), la cual se unió a Débora y a Barac para luchar contra los enemigos de Israel (Jue. 4:4–6, 10), y también se unió a Gedeón para pelear contra los madianitas (Jue. 6:33–35).
Profeta del Antiguo Testamento, contemporáneo del profeta Hageo (Esdras 5:1; 6:14), que profetizó aproximadamente en el año 520 a.C.
Este libro es notorio por sus profecías acerca del ministerio terrenal de Cristo y Su segunda venida (Zac. 9:9; 11:12–13; 12:10; 13:6). En los capítulos del 1 al 8, se habla de una serie de visiones acerca del futuro del pueblo de Dios. En los capítulos del 9 al 14, se encuentran visiones acerca del Mesías, los últimos días, la congregación de Israel, la gran guerra final y la Segunda Venida.
En el Nuevo Testamento, el padre de Juan el Bautista. Zacarías era sacerdote y oficiaba en el templo.
En el Libro de Mormón, Zarahemla se refiere a (1) un hombre que guio a la colonia de Mulek, (2) a una ciudad que llevó su nombre, (3) la tierra de Zarahemla, y (4) al pueblo que le siguió.
En el Libro de Mormón, un abogado de la ciudad de Ammoníah. Alma y Amulek percibieron, mediante el Espíritu, que Zeezrom mentía. Posteriormente se convirtió al evangelio de Cristo (Alma 11:21–46; 15:1–12).
En el Libro de Mormón, un hombre que dirigió al grupo que regresó a la tierra de Nefi; llegó a ser su rey y los gobernó con rectitud (Mos. 9–10).
Profeta de Israel en la época del Antiguo Testamento al cual se le menciona únicamente en el Libro de Mormón.
Profeta de Israel en la época del Antiguo Testamento cuyas profecías sobre la misión de Cristo se encuentran únicamente en el Libro de Mormón.
En el Libro de Mormón, el siervo de Labán que se unió a Nefi y a Lehi y viajó con ellos a la tierra de promisión (1 Ne. 4:31–38). Debido a su fidelidad, Lehi lo bendijo junto con sus hijos (2 Ne. 1:30–32). A sus descendientes se les conoció con el nombre de zoramitas (Jacob 1:13).
En el Antiguo Testamento se indica que cuando Ciro dio permiso a los judíos de volver a Palestina, Zorobabel fue nombrado gobernador o representante de la casa real judía. Su nombre persa era Sesbasar (Esdras 1:8). Participó en la reconstrucción del templo de Jerusalén (Esdras 3:2, 8; 5:2).