A continuación se encuentra la traducción al español de pasajes seleccionados de la Traducción de José Smith de la versión del rey Santiago de la Biblia (TJS) en inglés. El Señor inspiró al profeta José Smith para que restaurara verdades en la versión bíblica del rey Santiago que se habían perdido o cambiado desde que las palabras originales fueron escritas. Esas verdades restauradas aclararon la doctrina y mejoraron la comprensión de las Escrituras.
Por motivo de que el Señor reveló a José ciertas verdades que los autores originales habían registrado en el pasado, la Traducción de José Smith es diferente a cualquier otra traducción de la Biblia que se haya hecho en el mundo. En ese sentido, la palabra traducción se emplea en un modo más amplio y en una forma diferente de la habitual, puesto que la traducción de José fue más bien una revelación que una traducción literal de un idioma a otro.
La traducción de José Smith de la versión del rey Santiago de la Biblia está relacionada o se menciona en varias secciones de Doctrina y Convenios (véanse las secciones 37, 45, 73, 76, 77, 86, 91 y 132). Además, el libro de Moisés y José Smith—Mateo son partes que corresponden a la Traducción de José Smith.
Para mayor información con respecto a la Traducción de José Smith, véase “José Smith, Traducción de (TJS)” en la Guía para el Estudio de las Escrituras.
Enseguida figura la muestra de un pasaje seleccionado de la Traducción de José Smith:
TJS, Mateo 4:1, 5–6, 8–9. Compárese con Mateo 4:1, 5–6, 8–9; cambios similares se hicieron en Lucas 4:2, 5–11
Jesús es llevado por el Espíritu y no por Satanás.
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para estar con Dios.
5 Entonces Jesús fue llevado a la santa ciudad, y el Espíritu le puso sobre el pináculo del templo.
6 Y el diablo vino a él y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
8 Y otra vez, Jesús estaba en el Espíritu, y le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.
9 Y el diablo volvió a él otra vez y le dijo: Todo esto a ti te daré, si postrado me adorares.
Esta referencia en letra negrilla es el pasaje de la traducción de José Smith de la versión del rey Santiago de la Biblia en inglés. Debido a que la traducción de José restituyó palabras del texto de la Biblia, los números de algunos de los versículos serán diferentes de los de la edición de la Biblia que use el lector.
Este pasaje correlacionado indica el pasaje de la Biblia a la que el lector debe comparar la traducción de José Smith.
Aquí se explica la doctrina que José Smith aclaró con su traducción.
Este es el texto que José Smith tradujo. (Se ha agregado letra cursiva para mostrar las diferencias que existen con la versión del rey Santiago).
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Este texto de la Biblia fue restaurado por José Smith y se ha publicado en la Perla de Gran Precio como Selecciones del Libro de Moisés.
Después del Diluvio, Noé pide a Jehová que no vuelva a maldecir la tierra.
4 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar; y dio gracias a Jehová, y se regocijó en su corazón.
5 Y Jehová habló a Noé, y le bendijo. Y Noé percibió olor grato, y dijo en su corazón:
6 Invocaré el nombre de Jehová, para que no vuelva más a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud; y él no volverá más a destruir a todo ser viviente, como ha hecho, mientras permanezca la tierra;
El hombre es responsable del derramamiento de la sangre de los animales y de los hombres; Dios establece con Noé y sus hijos el mismo convenio que hizo con Enoc.
10 Pero la sangre de toda carne que os he dado para alimento será derramada sobre la tierra, lo cual le quita la vida, y la sangre no comeréis.
11 Porque ciertamente no se derramará la sangre, sino únicamente para alimento, para preservar vuestras vidas; y la sangre de todo animal la demandaré de vuestras manos.
12 Y el que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque el hombre no derramará la sangre del hombre.
13 Porque un mandamiento doy: que el hermano de todo hombre preservará la vida del hombre, porque a mi propia imagen he hecho al hombre.
14 Y un mandamiento os doy: fructificad y multiplicaos; procread abundantemente sobre la tierra y multiplicaos en ella.
15 Y habló Dios a Noé, y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi convenio con vosotros, el cual hice con vuestro padre Enoc, concerniente a vuestros descendientes después de vosotros.
Dios pone el arco en el cielo como recordatorio de Su convenio con Enoc y con Noé. En los últimos días, la asamblea general de la Iglesia del Primogénito se unirá a los justos que estén sobre la tierra.
21 Y estará el arco en las nubes, y lo veré para acordarme del convenio sempiterno que hice con tu padre Enoc; para que, cuando los hombres guarden todos mis mandamientos, vuelva a la tierra Sion, la ciudad de Enoc que yo he tomado para mí mismo.
22 Y este es mi convenio sempiterno, que cuando tu posteridad abrace la verdad, y mire hacia arriba, entonces Sion mirará hacia abajo, y todos los cielos se estremecerán de alegría, y la tierra temblará de gozo;
23 y la asamblea general de la iglesia del Primogénito descenderá del cielo, y poseerá la tierra y tendrá un lugar hasta que venga el fin. Y este es mi convenio sempiterno, que hice con tu padre Enoc.
24 Y el arco estará en las nubes, y estableceré mi convenio contigo, el cual he hecho entre yo y tú, para todo ser viviente de toda carne que esté sobre la tierra.
25 Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del convenio que he establecido entre yo y tú; para toda carne que esté sobre la tierra.
Melquisedec bendice a Abram; se describen el ministerio de Melquisedec y los poderes y las bendiciones del Sacerdocio de Melquisedec.
25 Y Melquisedec alzó su voz y bendijo a Abram.
26 Melquisedec era un varón de fe, que hacía justicia; y cuando era niño temía a Dios, y tapaba la boca de leones y apagaba la violencia del fuego.
27 Y así, habiendo sido aprobado por Dios, fue ordenado sumo sacerdote según el orden del convenio que Dios hizo con Enoc,
28 que era según el orden del Hijo de Dios; orden que vino, no por el hombre ni por la voluntad del hombre; ni por padre ni madre; ni por principio de días ni fin de años, sino por Dios.
29 Y fue otorgado a los hombres por el llamado de su propia voz, de acuerdo con su propia voluntad, a cuantos creyeron en su nombre.
30 Pues Dios, habiendo jurado a Enoc y a su posteridad, con su propio juramento, que todo aquel que fuese ordenado según este orden y llamamiento tendría poder, por medio de la fe, para derribar montañas, para dividir los mares, para secar las aguas, para desviarlas de su curso;
31 para desafiar los ejércitos de las naciones, para dividir la tierra, para romper toda ligadura, para estar en la presencia de Dios; para hacer todas las cosas de acuerdo con su voluntad, según su mandato, para someter principados y potestades; y esto por la voluntad del Hijo de Dios que existió desde antes de la fundación del mundo.
32 Y los hombres que tenían esta fe, habiendo llegado hasta este orden de Dios, fueron trasladados y llevados al cielo.
33 Ahora, pues, Melquisedec era sacerdote de este orden; por tanto, alcanzó la paz en Salem y fue llamado el Príncipe de paz.
34 Y su pueblo hizo justicia, y alcanzó el cielo y buscó la ciudad de Enoc, la cual Dios previamente había llevado, separándola de la tierra, habiéndola reservado hasta los últimos días, o sea, el fin del mundo;
35 y ha dicho, y ha jurado con juramento, que los cielos y la tierra se han de reunir; y los hijos de Dios serán probados como por fuego.
36 Y este Melquisedec, habiendo establecido así la rectitud, fue llamado por su pueblo el rey de los cielos, o, en otras palabras, el Rey de paz.
37 Y él alzó su voz, y bendijo a Abram, siendo el sumo sacerdote y el guarda del almacén de Dios;
38 él, a quien Dios había designado para recibir los diezmos para los pobres.
39 Por lo que Abram le pagó los diezmos de todo lo que tenía, de todas las riquezas que poseía, las cuales Dios le había dado en mayor abundancia de lo que necesitaba.
40 Y aconteció que Dios bendijo a Abram y le dio riquezas, y honor y tierras por posesión perpetua, conforme al convenio que había hecho y conforme a la bendición con que Melquisedec lo había bendecido.
Abraham aprende de la Resurrección y ve en una visión el ministerio mortal de Jesús.
9 Y dijo Abram: Jehová Dios, ¿cómo me darás esta tierra por herencia perpetua?
10 Y Jehová le dijo: Aunque estuvieses muerto, ¿no podría aun así dártela?
11 Y si murieres, aún la poseerás, porque viene el día en que el Hijo del Hombre vivirá; pero, ¿cómo podrá vivir si no fuere muerto? Primero debe ser vivificado.
12 Y aconteció que Abram miró y vio los días del Hijo del Hombre, y se alegró, y su alma halló reposo y creyó a Jehová, y Jehová se lo contó por justicia.
Los del pueblo no obedecen las ordenanzas del Evangelio, incluido el bautismo. Dios explica a Abraham el convenio de la circuncisión y la edad en que los niños llegan a ser responsables.
3 Y aconteció que Abram se postró sobre su rostro, e invocó el nombre de Jehová.
4 Y Dios habló con él, diciendo: Los de mi pueblo se han desviado de mis preceptos, y no han guardado mis ordenanzas, las cuales di a sus padres;
5 y no han observado mi unción, ni la sepultura o bautismo que yo les mandé,
6 sino que se han apartado del mandamiento, y han tomado para sí el lavamiento de los niños y la sangre rociada;
7 y han dicho que la sangre del justo Abel fue derramada por los pecados; y no han sabido en qué son responsables ante mí.
8 Pero en cuanto a ti, he aquí, haré mi convenio contigo, y serás padre de muchas naciones.
9 Y hago este convenio, para que tus hijos sean conocidos entre todas las naciones. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchas naciones.
10 Y te multiplicaré en gran manera y de ti haré naciones, y reyes saldrán de ti y de tu descendencia.
11 Y estableceré el convenio de la circuncisión contigo, y será mi convenio entre yo y tú y tu descendencia después de ti, en sus generaciones; para que sepas para siempre que los niños no son responsables ante mí sino hasta la edad de ocho años.
12 Y tú cuidarás de poner por obra todos mis convenios con los cuales pacté con tus padres; y guardarás los mandamientos que te he dado a ti con mi propia boca, y seré tu Dios y el de tu descendencia después de ti.
Abraham se regocija por la profecía del nacimiento de Isaac y ora por Ismael.
23 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se regocijó, y dijo en su corazón: A hombre de cien años ha de nacer hijo, y Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz.
24 Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá Ismael viva rectamente delante de ti!
Lot resiste la iniquidad de Sodoma y los ángeles le protegen.
9 Y le dijeron: ¡Quítate de ahí! Y se enojaron con él.
10 Y dijeron entre sí: Este hombre vino aquí para habitar entre nosotros, y ahora quiere hacerse juez; le haremos más mal a él que a ellos.
11 Por tanto, dijeron al hombre: Tomaremos a los varones, y también a tus hijas; y haremos con ellos como bien nos parezca.
12 Y esto era conforme a la iniquidad de Sodoma.
13 Y Lot dijo: He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; permitidme, os ruego, suplicar a mis hermanos que no os las saque yo afuera; y no haréis con ellas como bien os pareciere;
14 pues Dios no justificará a su siervo en esto; por tanto, permitidme suplicar a mis hermanos, solamente esta vez, que a estos varones no hagáis nada, a fin de que tengan paz en mi casa, pues vinieron a la sombra de mi tejado.
15 Y ellos se enojaron con Lot, y se acercaron para romper la puerta; entonces los ángeles de Dios, que eran varones santos, extendieron la mano y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta.
Abraham adora al Dios sempiterno.
31 … y se levantaron Abimelec y Ficol, jefe de su ejército, y plantaron un bosque en Beerseba, e invocaron allí el nombre de Jehová; y volvieron a la tierra de los filisteos.
32 Y Abraham adoró a Dios sempiterno, y moró en la tierra de los filisteos muchos días.
Efraín y Manasés llegan a ser tribus de Israel. Así como José de antaño salvó a su familia temporalmente, sus descendientes salvarán a Israel espiritualmente en los últimos días.
5 Y ahora, tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto; he aquí, míos son, y el Dios de mis padres los bendecirá; como Rubén y Simeón serán bendecidos, porque míos son; por lo cual, por mi nombre serán llamados. (Así que fueron llamados Israel).
6 Y los que después de ellos has engendrado serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades, en las tribus; por tanto, fueron llamados las tribus de Manasés y de Efraín.
7 Y Jacob dijo a José: Cuando el Dios de mis padres se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, él me juró que me daría a mí, y a mi descendencia, la tierra por heredad perpetua.
8 Por tanto, oh hijo mío, me ha bendecido al levantarte para que me seas por siervo, salvando a mi casa de la muerte;
9 al librar a mi pueblo, tus hermanos, del hambre que era grave en la tierra; por lo cual el Dios de tus padres te bendecirá, así como al fruto de tus lomos, de modo que benditos serán sobre tus hermanos y sobre la casa de tu padre;
10 porque tú has prevalecido, y la casa de tu padre se ha inclinado ante ti, así como te fue mostrado antes que fueses vendido para Egipto por las manos de tus hermanos; por lo que tus hermanos se inclinarán ante ti, de generación en generación, ante el fruto de tus lomos para siempre;
11 porque tú serás una luz a los de mi pueblo, para librarlos de la esclavitud en los días de su cautividad; y para traerles la salvación, cuando estén completamente oprimidos por el pecado.
José profetiza en Egipto que Moisés librará a Israel de la esclavitud egipcia; de una rama de los descendientes de José que será llevada a un país lejano, donde se les recordarán los convenios del Señor; de que, en los últimos días, Dios llamará a un profeta llamado José para unir los registros de Judá con los de José; y de que Aarón será el portavoz de Moisés.
24 Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir, y voy a mis padres; y desciendo a mi sepulcro con gozo. El Dios de mi padre Jacob esté con vosotros para libraros de la aflicción en los días de vuestra esclavitud; porque Jehová me ha visitado, y he recibido la promesa de Jehová de que del fruto de mis lomos Jehová Dios levantará una rama justa de mis lomos; y a ti, a quien mi padre Jacob ha llamado Israel, te levantará a un profeta (no el Mesías que es llamado Silo); y este profeta librará a mi pueblo de Egipto en los días de tu servidumbre.
25 Y acontecerá que nuevamente serán esparcidos; y será desgajada una rama, y será llevada a un país lejano; no obstante, serán recordados en los convenios del Señor, cuando venga el Mesías; porque él se les manifestará en los últimos días, con el Espíritu de poder, y los sacará de las tinieblas a la luz; de las tinieblas ocultas, y del cautiverio a la libertad.
26 Jehová mi Dios levantará a un vidente, el que será un vidente escogido para el fruto de mis lomos.
27 Así me dice Jehová, el Dios de mis padres: Del fruto de tus lomos, levantaré a un vidente escogido y será altamente estimado entre los del fruto de tus lomos; y a él daré el mandamiento de que efectúe una obra para el fruto de tus lomos, sus hermanos.
28 Y él los llevará al conocimiento de los convenios que yo he hecho con tus padres; y él efectuará toda obra que yo le mande.
29 Y lo haré grande ante mis ojos, porque ejecutará mi obra; y será grande como aquel de quien he dicho que os levantaría para librar a mi pueblo, oh casa de Israel, de la tierra de Egipto; porque levantaré a un vidente para librar a mi pueblo de la tierra de Egipto; y se llamará Moisés. Y por este nombre él sabrá que es de tu casa, pues será criado por la hija del rey, y será llamado su hijo.
30 Y además, del fruto de tus lomos levantaré a un vidente, y a él daré poder para llevar mi palabra a los de tu descendencia; y no solamente para llevarles mi palabra, dice Jehová, sino para convencerlos de mi palabra que ya se habrá declarado entre ellos en los últimos días;
31 por lo tanto, el fruto de tus lomos escribirá, y el fruto de los lomos de Judá escribirá; y lo que escriba el fruto de tus lomos, y también lo que escriba el fruto de los lomos de Judá, crecerán juntamente para confundir las falsas doctrinas, y poner fin a las contenciones, y establecer la paz entre los del fruto de tus lomos, y llevarlos al conocimiento de sus padres en los últimos días, y también al conocimiento de mis convenios, dice Jehová.
32 Y de la debilidad él será hecho fuerte, el día en que mi obra empiece entre todo mi pueblo, para restaurarlos, a los que son de la casa de Israel, en los últimos días.
33 Y bendeciré a ese vidente, y los que traten de destruirlo serán confundidos; porque te hago esta promesa; pues te recordaré de generación en generación; y su nombre será José, y será igual que el nombre de su padre; y será semejante a ti, porque lo que Jehová lleve a efecto por su mano llevará a mi pueblo a la salvación.
34 Y Jehová juró a José que preservaría a su descendencia para siempre, diciendo: Levantaré a Moisés, y en su mano habrá una vara, y él reunirá a los de mi pueblo, y los conducirá como a rebaño, y herirá las aguas del mar Rojo con su vara.
35 Y tendrá prudencia, y escribirá la palabra de Jehová. Y no hablará muchas palabras, porque le escribiré mi ley con el dedo de mi propia mano. Y prepararé a un portavoz para él, y se llamará su nombre Aarón.
36 Y también te será hecho en los últimos días, así como he jurado. Por tanto, José dijo a sus hermanos: Dios ciertamente os visitará y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.
37 Y José confirmó muchas otras cosas a sus hermanos, e hizo jurar a los hijos de Israel, diciéndoles: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.
38 Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto; y los hijos de Israel no lo sepultaron, a fin de llevarlo y ponerlo en el sepulcro con su padre. Y así recordaron el juramento que le habían hecho.
Jehová no endurece el corazón de Faraón. En la TJS, al idioma inglés, de Éxodo 7:3, 13; 9:12; 10:1, 20, 27; 11:10; 14:4, 8, 17; todas las referencias, correctamente traducidas, indican que Faraón endureció su propio corazón.
21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano, y yo te prosperaré; pero Faraón endurecerá su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.
Cuando Jehová amenaza matar a Moisés por no haber circuncidado a su hijo, Séfora le salva la vida al efectuar ella misma la ordenanza. Moisés confiesa su pecado.
24 Y aconteció que Jehová se le apareció estando él en el camino, junto a la posada. Jehová estaba enojado con Moisés, y su mano estuvo a punto de caer sobre él, para matarlo, porque no había circuncidado a su hijo.
25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y circuncidó a su hijo, y echó el pedernal a los pies [de Moisés], diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre.
26 Y Jehová le perdonó la vida a Moisés y le dejó ir, por haber Séfora, su esposa, circuncidado al niño. Y ella dijo: Tú me eres un esposo de sangre. Y Moisés se avergonzó, y escondió su rostro de Jehová y dijo: He pecado delante de Jehová.
27 Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios; en el monte donde Dios se le había aparecido; y Aarón le besó.
Jetro es sumo sacerdote.
1 Oyó Jetro, sumo sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto.
Los asesinos no han de vivir.
18 Al asesino no dejarás que viva.
Jehová perdonará la vida a los israelitas que se arrepientan.
14 Y Jehová dijo a Moisés: Si se arrepienten del mal que han hecho, les perdonaré la vida, y me volveré del furor de mi ira; mas, he aquí, ejecutarás juicio contra todos los que no se arrepientan de este mal hoy día. Por tanto, mira que hagas esto que te he mandado, o ejecutaré todo lo que dije que iba a hacer a mi pueblo.
Ningún pecador puede ver el rostro de Dios y vivir.
20 Y además dijo a Moisés: No podrás ver mi rostro en esta ocasión, no sea que mi ira se encienda también en contra de ti y te destruya a ti y a tu pueblo; porque ningún hombre entre ellos me verá en esta ocasión, y vivirá, pues son sumamente pecadores. Y no ha habido ningún hombre pecador en ocasión alguna, ni habrá hombre pecador en ninguna ocasión que vea mi rostro y viva.
23 Después apartaré mi mano y verás mis espaldas, pero no se verá mi rostro, como en otras ocasiones, porque estoy enojado con mi pueblo Israel.
Dios escribe de nuevo la ley en tablas de piedra preparadas por Moisés, pero quita el Sacerdocio de Melquisedec y sus ordenanzas de entre los hijos de Israel. En lugar de estos, les da la ley de mandamientos carnales.
1 Y Jehová dijo a Moisés: Labra otras dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre ellas también las palabras de la ley, según se escribieron primero en las tablas que quebraste; pero no será de acuerdo con las primeras, por cuanto quitaré el sacerdocio de entre ellos; por tanto, mi santo orden y sus ordenanzas no irán delante de ellos, porque mi presencia no irá en medio de ellos, no sea que los destruya.
2 Les daré la ley, como la primera, pero será según la ley de un mandamiento carnal; porque he jurado en mi ira que no entrarán en mi presencia, en mi reposo, en los días de su peregrinación. Por tanto, haz como te he mandado; prepárate, pues, para mañana, y por la mañana sube al monte Sinaí, y allí preséntate ante mí sobre la cumbre del monte.
Jehová es uno de los nombres con que la gente del Antiguo Testamento conoce al Señor Jesucristo.
14 Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues el Señor, cuyo nombre es Jehová, Dios celoso es.
En el primer par de tablas, Dios revela el convenio sempiterno del santo sacerdocio.
2 Y escribiré en las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste, excepto las palabras del convenio sempiterno del santo sacerdocio, y las pondrás en el arca.
El espíritu malo que viene sobre Saúl no es de parte de Jehová.
14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo que no era de parte de Jehová.
15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo que no es de parte de Dios te atormenta.
16 Mande, pues, nuestro señor a tus siervos, que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo, que no es de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
23 Y aconteció que cuando el espíritu malo, que no era de parte de Dios, venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
Dios no remite el grave pecado de David.
13 Entonces David dijo a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová no ha remitido tu pecado de que no morirás.
Dios detiene al ángel para que no destruya Jerusalén.
15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla. Y extendió el ángel su mano hacia Jerusalén para destruirla; y Dios dijo al ángel: Detén tu mano, basta ya; porque mientras él destruía, Jehová vio a Israel, que se había arrepentido de aquel mal; por tanto Jehová detuvo al ángel que destruía [mientras] este estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo.
Jehová no pone espíritu de mentira en la boca de los profetas.
22 Y ahora, he aquí Jehová ha hallado espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues Jehová ha hablado el mal contra ti.
En los últimos días, los justos huirán al monte de Jehová. Cuando venga el Señor, destruirá a los malvados y redimirá a los justos.
1 En aquel día tú vendrás, oh Jehová; y pondré mi confianza en ti. Dirás a tu pueblo, porque mi oído ha oído tu voz; dirás a toda alma: Escapa a mi monte; y los justos huirán cual ave que se suelta del lazo del cazador.
2 Porque los malos tensan el arco; he aquí, disponen sus saetas sobre la cuerda, para lanzarlas en oculto a los rectos de corazón, para destruir su fundamento.
3 Pero los fundamentos de los malos serán destruidos; y, ¿qué pueden hacer?
4 Porque los ojos de Jehová, cuando venga a su santo templo, sentado en el trono de Dios en el cielo, traspasarán a los malos.
5 [He aquí] sus párpados examinarán a los hijos de los hombres, y él redimirá a los justos, y ellos serán probados. Jehová ama al justo, pero su alma aborrece al malo y al que ama la violencia.
El salmista ve la pérdida de la verdad en los últimos días y contempla con esperanza el establecimiento de Sion.
1 Dice el necio en su corazón: No hay hombre que haya visto a Dios. Pues él no se manifiesta a nosotros, por tanto, no hay Dios. He aquí, se han corrompido; han hecho obras abominables, y ninguno de ellos hace el bien.
2 Porque Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, y con su voz dijo a su siervo: Busca entre los hijos de los hombres para ver si hay algunos que entiendan a Dios. Y abrió su boca a Jehová, y dijo: He aquí, todos estos dicen que son tuyos.
3 Jehová respondió y dijo: Todos se han desviado, a una se han corrompido, no verás a ninguno de ellos que haga el bien, no, ni siquiera a uno.
4 Todos los que tienen por maestros son los que hacen iniquidad, y no hay conocimiento en ellos. Son los que devoran a mi pueblo. Comen pan y no invocan a Jehová.
5 Ellos tiemblan de espanto, porque Dios mora con la generación de los justos. Él es el consejo del pobre, porque se avergüenzan de los inicuos, y huyen para que Jehová los refugie.
6 Se avergüenzan del consejo del pobre, porque Jehová es su refugio.
7 ¡Oh, que Sion saliese de los cielos, la salvación de Israel! Oh, Jehová, ¿cuándo establecerás a Sion? Cuando Jehová haga volver de la cautividad a su pueblo, se regocijará Jacob, se alegrará Israel.
El Rey de gloria redimirá a Su pueblo en Su venida.
7 Alzad vuestras cabezas, oh vosotras, generaciones de Jacob, y alzaos vosotras; y Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla, que es el Rey de gloria, os establecerá para siempre.
8 Y él removerá los cielos, y descenderá para redimir a su pueblo; para haceros un nombre sempiterno; para estableceros sobre su roca sempiterna.
9 Alzad vuestras cabezas, oh vosotras, generaciones de Jacob; alzad vuestras cabezas, vosotras, generaciones sempiternas, y Jehová de los ejércitos, el Rey de reyes,
10 sí, el Rey de gloria vendrá a vosotros, y redimirá a los de su pueblo y los establecerá en rectitud. Selah.
Debemos orar por nuestros adversarios.
4 Y, a pesar de mi amor, son mis adversarios; mas seguiré orando por ellos.
Los mensajes predicados anteriormente en Jerusalén por profetas antiguos serán predicados en los últimos días con el Libro de Mormón, el cual “saldrá del polvo”.
1 ¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, y que las fiestas sigan su curso.
2 Mas yo pondré a Ariel en aprietos, y habrá desconsuelo y tristeza; pues Jehová me lo ha dicho así: y será para mí como Ariel.
3 Porque yo, Jehová, acamparé contra ella alrededor, y la combatiré con torres y levantaré contra ella muros de asedio.
4 Entonces será humillada; hablará desde la tierra, y su habla saldrá del polvo; y será su voz desde la tierra como la de uno que evoca a los espíritus, y su habla susurrará desde el polvo.
5 Y la muchedumbre de sus enemigos será como polvo fino; y la multitud de los despiadados como tamo que pasa; y acontecerá repentinamente, en un momento.
6 Porque por Jehová de los ejércitos serán visitados con truenos, y con terremotos y con gran ruido, con tormenta, y con tempestad y con llama de fuego consumidor.
7 Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y sus fortalezas, y los que la ponen en aprietos.
8 Sí, será para ellos como el que tiene hambre y sueña, y he aquí que come, pero cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña, y he aquí que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y su alma sedienta; sí, así será la multitud de todas las naciones que peleen contra el monte Sion.
Jehová envía Su siervo a enseñar a los que han optado por no ver ni oír la verdad; los que escuchen y obedezcan serán hechos perfectos.
19 Porque enviaré mi siervo a vosotros que sois ciegos; sí, un mensajero para abrir los ojos de los ciegos y destapar los oídos de los sordos;
20 y serán hechos perfectos no obstante su ceguera, si escuchan al mensajero, el siervo de Jehová.
21 Tú eres un pueblo que ve muchas cosas, pero no las observas. Los oídos [tienes] abiertos para oír, pero no oyes.
22 Jehová no está complacido con tal pueblo, mas por causa de su justicia, magnificará la ley y la engrandecerá.
23 Tú eres un pueblo saqueado y despojado; tus enemigos, todos ellos, te han atrapado en cavernas y te han escondido en cárceles; te han tomado como botín, y no hay quien [te] libre; como despojo, y no hay quien diga: Restituidlo.
Jehová no se arrepiente; los hombres se arrepienten.
13 Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y arrepentíos, y Jehová apartará el mal que ha hablado contra vosotros.
Jehová no se arrepiente; los hombres se arrepienten.
3 Y dijo Jehová, con respecto a Jacob: Jacob se arrepentirá de esto, por lo que no lo destruiré del todo, dice Jehová.
Los profetas predijeron que Belén sería el lugar del nacimiento del Mesías.
4 Y, habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó, diciendo: ¿Dónde está el lugar que está escrito por los profetas, en el que ha de nacer el Cristo? Porque temía en gran manera, aunque no creía en los profetas.
5 Y ellos le dijeron: Está escrito por los profetas, que él ha de nacer en Belén de Judea, pues han dicho así:
6 La palabra de Jehová vino a nosotros, diciendo: Y tú, Belén, que estás en la tierra de Judá, en ti nacerá un príncipe, que no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá el Mesías, que salvará a mi pueblo Israel.
Jesús crece y espera en el Señor antes de comenzar Su ministerio.
24 Y aconteció que Jesús creció con sus hermanos, y se fortaleció y esperó en el Señor a que llegara el tiempo de su ministerio.
25 Y servía bajo su padre, y no hablaba como los demás hombres, ni se le podía enseñar, pues no necesitaba que hombre alguno le enseñara.
26 Y pasados muchos años, se acercó la hora de su ministerio.
Los que rechazaban el mensaje de Juan el Bautista rechazaban a Cristo. Dios puede hacer del pueblo del convenio a los que no son de Israel.
34 ¿Por qué no recibís la predicación del que Dios ha enviado? Si no recibís esto en vuestros corazones, no me recibís a mí; y si no me recibís a mí, no recibís a aquel del que soy enviado a dar testimonio; y no tenéis excusa por vuestros pecados.
35 Arrepentíos, pues, y haced frutos dignos de arrepentimiento;
36 Y no penséis decir dentro de vosotros mismos: Nosotros somos los hijos de Abraham; y solo nosotros podemos engendrar descendientes para nuestro padre Abraham; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Juan el Bautista testifica que Jesús tiene poder para bautizar con el Espíritu Santo y con fuego.
38 Yo a la verdad os bautizo en agua, tras vuestro arrepentimiento; y cuando venga él de quien doy testimonio, que es más poderoso que yo, cuyo calzado yo no soy digno de llevar (o sea, cuyo lugar yo no puedo ocupar), como he dicho, a la verdad yo os bautizo antes de que él venga, para que cuando él venga, él os bautice con el Espíritu Santo y con fuego.
39 Y él es de quien daré testimonio, cuyo aventador estará en su mano, y limpiará enteramente su era, y recogerá su trigo en el alfolí; y en la plenitud de su propio tiempo, quemará la paja con fuego que nunca se apagará.
40 Así vino Juan, predicando y bautizando en el río Jordán; dando testimonio de que el que venía tras él tenía poder para bautizar con el Espíritu Santo y con fuego.
Juan bautiza a Jesús por inmersión, ve al Espíritu Santo que desciende como paloma y oye la voz del Padre.
43 Pero respondiendo Jesús, le dijo: Permite que yo sea bautizado por ti, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió.
44 Y Juan descendió al agua y lo bautizó.
45 Y Jesús, después que fue bautizado, subió inmediatamente del agua; y Juan vio, y he aquí, los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre Jesús.
46 Y he aquí, oyó una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado en quien me complazco. A él oíd.
Jesús es llevado por el Espíritu y no por Satanás.
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para estar con Dios.
5 Entonces Jesús fue llevado a la santa ciudad, y el Espíritu le puso sobre el pináculo del templo.
6 Y el diablo vino a él y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
8 Y otra vez, Jesús estaba en el Espíritu, y le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.
9 Y el diablo volvió a él otra vez y le dijo: Todo esto a ti te daré, si postrado me adorares.
Jesús envía ángeles a ministrar a Juan el Bautista.
11 Ahora, pues, supo Jesús que Juan estaba preso, y envió ángeles, y, he aquí, vinieron y le ministraban.
Los profetas del Antiguo Testamento hablan de Jesús.
18 Y les dijo; Yo soy aquel de quien escribieron los profetas; venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
Jesús sana a personas de entre los que creen en Su nombre.
22 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia entre los del pueblo que creían en su nombre.
El que guarda los mandamientos y enseñe a otras personas a hacer lo mismo será salvo.
21 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y enseñe a los hombres a hacerlo así, no será salvo en el reino de los cielos. Pero cualquiera que los cumpla y enseñe estos mandamientos de la ley hasta que esta se haya cumplido, este será llamado grande y será salvo en el reino de los cielos.
El Señor no nos mete en tentación.
14 Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Si tenemos la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, todo nuestro cuerpo estará lleno de luz.
22 La luz del cuerpo es el ojo; así que, si tuvieres la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, todo tu cuerpo estará lleno de luz.
Jesús advierte a Sus discípulos de la dificultad de su obra y les promete que Él preparará el camino y que el Padre Celestial proveerá para ellos.
25 Otra vez os digo: Id por el mundo, y no os afanéis por el mundo, porque los del mundo os aborrecerán, y os perseguirán, y os echarán fuera de sus sinagogas.
26 Sin embargo, iréis de casa en casa, enseñando al pueblo; y yo iré delante de vosotros.
27 Y vuestro Padre Celestial proveerá para vosotros, las cosas que necesitéis de sustento, lo que habéis de comer; y de ropa, lo que habéis de vestir.
Debemos buscar primeramente edificar el reino de Dios.
38 Por tanto, no busquéis las cosas de este mundo, mas buscad primeramente edificar el reino de Dios, y establecer su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
No juzguéis injustamente.
1 Estas son las palabras que Jesús enseñó a sus discípulos que dijeran a la gente:
2 No juzguéis injustamente, para que no seáis juzgados; sino juzgad con justo juicio.
Jesús enseña a Sus discípulos a hacer frente a los escribas, a los fariseos, a los sacerdotes y a los levitas por motivo de la hipocresía de estos.
4 Y otra vez, les diréis, ¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
5 O, ¿cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo; y no puedes ver una viga en tu propio ojo?
6 Y Jesús dijo a sus discípulos: ¿Ves a los escribas, y a los fariseos, y a los sacerdotes y a los levitas? Ellos enseñan en sus sinagogas, pero no guardan la ley ni los mandamientos; y todos se han extraviado, y están bajo pecado.
7 Ve y diles: ¿Por qué enseñáis a los hombres la ley y los mandamientos, cuando vosotros mismos sois hijos de corrupción?
8 Diles: ¡Hipócritas!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Jesús enseña a Sus discípulos a predicar el arrepentimiento y a no dar a conocer al mundo los misterios del reino.
9 Id por el mundo, diciendo a todos: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se os ha acercado.
10 Y los misterios del reino guardaréis dentro de vosotros, porque no está bien dar lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.
11 Porque el mundo no puede recibir aquello que vosotros mismos no podéis soportar; por tanto, no les daréis vuestras perlas, no sea que se vuelvan y os despedacen.
Jesús enseña a Sus discípulos que el Padre da revelación a todos los que piden.
12 Decidles: Pedid a Dios; pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
13 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
14 Y entonces sus discípulos le dijeron: Ellos nos dirán: Nosotros somos justos, y no tenemos necesidad de que hombre alguno nos enseñe. Sabemos que Dios oyó a Moisés y a algunos de los profetas; pero a nosotros no nos oirá.
15 Y dirán: Tenemos la ley para nuestra salvación, y eso nos basta.
16 Entonces, respondiendo Jesús, dijo a sus discípulos: Así les diréis:
17 ¿Qué hombre entre vosotros, teniendo un hijo que esté fuera y le diga: Padre, abre tu casa para que yo entre y cene contigo, no le dirá: Entra, hijo mío, porque lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío?
Jesús rechaza el bautismo de los fariseos, el cual no tiene valor porque ellos no le aceptan a Él. Jesús proclama que Él es el que dio la ley de Moisés.
18 Entonces le dijeron los fariseos: ¿Por qué no queréis recibirnos con nuestro bautismo, si veis que guardamos toda la ley?
19 Mas Jesús les dijo: Vosotros no guardáis la ley. Si hubieseis guardado la ley, me habríais recibido, porque yo soy el que dio la ley.
20 No os recibo con vuestro bautismo, porque de nada os aprovecha.
21 Porque cuando ha venido lo que es nuevo, lo viejo está listo para ser desechado.
Juan el Bautista es el Elías que vendría a preparar el camino para el Salvador.
13 Pero vendrán días cuando los violentos no tendrán ningún poder; porque todos los profetas y la ley profetizaron que sería así hasta Juan.
14 Sí, todos los que han profetizado han anunciado estos días.
15 Y si queréis recibirlo, ciertamente, él era el Elías que había de venir y preparar todas las cosas.
Él que hable contra el Espíritu Santo no será perdonado.
37 Entonces vinieron algunos de los escribas y le dijeron: Maestro, está escrito que todo pecado será perdonado; pero vosotros decís: Al que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado. Y le preguntaron, diciendo: ¿Cómo puede ser esto?
38 Y él les dijo: Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, pero no lo halla; pero cuando el hombre habla contra el Espíritu Santo, entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, le halla desocupado, barrido y adornado, porque el espíritu bueno le deja abandonado a sí mismo.
Antes del fin del mundo (la destrucción de los inicuos), mensajeros enviados del cielo recogerán a los justos de entre los inicuos.
39 La siega es el fin del mundo, o sea, la destrucción de los inicuos.
40 Los segadores son los ángeles, o sea, los mensajeros enviados del cielo.
41 De manera que, como se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin de este mundo, o sea, la destrucción de los inicuos.
42 Porque en aquel día, antes de que venga el Hijo del Hombre, él enviará a sus ángeles y mensajeros del cielo.
43 Y recogerán de su reino a todos lo que causan tropiezo y a los que hacen iniquidad, y los echarán fuera, entre los inicuos, y allí será el llanto y el crujir de dientes.
44 Porque el mundo será quemado con fuego.
Jesús explica lo que significa “tomar la propia cruz”: abstenerse de toda impiedad y de todo deseo mundano, y guardar Sus mandamientos.
25 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.
26 Y ahora, para que el hombre tome su cruz, debe abstenerse de toda impiedad, y de todo deseo mundano y guardar mis mandamientos.
27 No quebrantéis mis mandamientos a fin de salvar vuestras vidas; porque todo el que quiera salvar su vida en este mundo, la perderá en el mundo venidero.
28 Y todo el que pierda su vida en este mundo, por causa de mí, la hallará en el mundo venidero.
29 Por tanto, renunciad al mundo, y salvad vuestras almas; porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?
Jesús enseña de dos Elías: uno había de preparar y el otro había de restaurar.
10 Y respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas, como lo han escrito los profetas.
11 Y os vuelvo a decir que Elías ya vino, del que se ha escrito: He aquí, enviaré a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí; y no le reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron.
12 Así también el Hijo del Hombre padecerá a manos de ellos.
13 Mas yo os digo: ¿Quién es Elías? He aquí, este es Elías, aquel a quien yo envío para preparar el camino delante de mí.
14 Los discípulos entonces entendieron que les había hablado de Juan el Bautista, y también de otro que vendría a restaurar todas las cosas, como lo han escrito los profetas.
Los niños pequeños no tienen necesidad de arrepentirse.
11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido, y para llamar a los pecadores al arrepentimiento; pero estos pequeños no tienen necesidad de arrepentirse, y yo los salvaré.
Los niños pequeños serán salvos.
13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les reprendieron, diciendo: No es necesario, porque Jesús ha dicho que los tales serán salvos.
El hombre debe arrepentirse antes de que llegue a creer en Cristo.
33 Porque el que no creyó a Juan con respecto a mí, no puede creer en mí, sin que antes se arrepienta.
Jesús declara que Él es la principal piedra del ángulo. El Evangelio se presenta a los judíos y después a los gentiles. Los malvados serán destruidos cuando Jesús vuelva.
47 Y al oír sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos.
48 Y dijeron entre sí: ¿Pensará este hombre que él solo puede asolar este gran reino? Y se enojaron con él.
49 [Pero al buscar] cómo echarle mano, temieron al pueblo, porque habían advertido que los del pueblo le tenían por profeta.
50 Y enseguida sus discípulos vinieron a él, y Jesús les dijo: ¿Os maravilláis de las palabras de la parábola que les hablé?
51 De cierto os digo, yo soy la piedra, y esos malvados me rechazan.
52 Yo soy la cabeza del ángulo. Estos judíos caerán sobre mí y serán quebrantados.
53 Y el reino de Dios será quitado de ellos, y será dado a una nación que produzca los frutos de él (o sea, a los gentiles).
54 Por tanto, sobre quien cayere esta piedra, le desmenuzará.
55 Y por tanto, cuando venga el Señor de la viña, destruirá a esos hombres miserables e inicuos, y arrendará de nuevo su viña a otros labradores, sí, en los últimos días, los cuales le paguen el fruto a su tiempo.
56 Y entonces entendieron ellos la parábola que les habló, que los gentiles también serían destruidos, cuando el Señor descendiera del cielo para reinar en su viña, la cual es la tierra y sus habitantes.
El que está en los cielos es nuestro Creador.
6 Y no llaméis creador vuestro ni vuestro Padre Celestial a nadie en la tierra; porque uno es vuestro creador y Padre Celestial, sí, el que está en los cielos.
Jesús parte primero el pan sacramental y luego lo bendice. El sacramento es en memoria del cuerpo y de la sangre de Jesús.
22 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y lo partió, y lo bendijo y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es en memoria de mi cuerpo, el cual doy en rescate por vosotros.
24 Porque esto es en memoria de mi sangre del nuevo convenio, que es derramada por cuantos crean en mi nombre, para remisión de sus pecados.
25 Y os doy un mandamiento, que cuidaréis de hacer las cosas que me habéis visto hacer, y daréis testimonio de mí aun hasta el fin.
Se describe la muerte de Judas.
3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, se arrepintió, y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente.
5 Mas ellos le dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Sean tus pecados sobre ti.
6 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó en un árbol. Y cayó al instante, y sus entrañas se derramaron, y murió.
El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo porque Él hizo el día de reposo.
26 Por tanto, el día de reposo se ha dado al hombre para día de reposar; y también para que el hombre glorifique a Dios, y no para que el hombre no coma;
27 Porque el Hijo del Hombre hizo el día de reposo, así que el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.
Jesús perdonará a todos los pecadores que se arrepientan, excepto a los que blasfemen contra el Espíritu Santo.
21 Y entonces vinieron a él ciertos hombres, acusándole y diciendo: ¿Por qué recibís a los pecadores, haciéndote a ti mismo el Hijo de Dios?
22 Él les respondió y les dijo: De cierto os digo que todos los pecados que hayan cometido los hombres, si se arrepienten, les serán perdonados; porque he venido a predicar el arrepentimiento a los hijos de los hombres.
23 Y las blasfemias con que blasfemen, les serán perdonadas a los que vengan a mí, y hagan las obras que me ven hacer.
24 Pero hay un pecado que no será perdonado. El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que está expuesto a ser talado del mundo. Y heredarán juicio eterno.
25 Y esto les dijo porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.
Jesús condena a los que rechazan a los profetas y no obedecen la ley de Moisés.
10 Bien está escrito de vosotros, por los profetas a los que habéis rechazado.
11 Ellos ciertamente testificaron de estas cosas, y su sangre será sobre vosotros.
12 No habéis guardado las ordenanzas de Dios; porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga al padre o a la madre ciertamente morirá la muerte del transgresor, como está escrito en vuestra ley; pero vosotros no guardáis la ley.
El que esté dispuesto a morir por causa de Jesús recibirá la salvación.
37 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; o sea, el que quiera salvar su vida estará dispuesto a poner su vida por causa de mí; y el que no esté dispuesto a poner su vida por causa de mí, la perderá.
38 Y el que esté dispuesto a perder su vida por causa de mí y del evangelio la salvará.
Los que se avergüenzan de Cristo no tienen parte en la primera resurrección, pero los que están dispuestos a morir por Cristo vendrán con Él en Su gloria.
42 Y no tendrán parte en esa resurrección cuando él venga.
43 Porque de cierto os digo que él vendrá; y el que ponga su vida por causa de mí y del evangelio vendrá con él, y estará vestido de su gloria en la nube, a la derecha del Hijo del Hombre.
Juan el Bautista está en el monte de la Transfiguración.
3 Y les apareció Elías con Moisés, o, en otras palabras, Juan el Bautista y Moisés, y hablaban con Jesús.
Jesús compara el cortarse una mano o un pie que nos fuere ocasión de caer con el discontinuar la compañía de personas que podrían conducirnos por mal camino.
40 Por tanto, si tu mano te hiciere tropezar, córtala; o si tu hermano te hace tropezar, y no confiesa ni renuncia, será talado. Mejor te es entrar manco en la vida, que teniendo dos manos, ir al infierno.
41 Porque mejor te es entrar en la vida sin tu hermano, que tú y tu hermano seáis echados al infierno; al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
42 Y además, si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo, porque aquel que es tu ejemplo, de acuerdo con el cual te conduces, si él llega a ser transgresor, será cortado.
43 Mejor te es entrar cojo en la vida, que teniendo dos pies, ser echado al infierno, al fuego que no puede ser apagado.
44 Por tanto, sosténgase o caiga todo hombre por sí mismo, y no por otro; o sea, no por confiar en otro.
45 Buscad a mi Padre, y será hecho en ese momento preciso lo que pidáis, si pedís con fe, creyendo que recibiréis.
46 Y si tu ojo que ve por ti, que ha sido designado para velar por ti e indicarte la luz, se vuelve transgresor y te fuere ocasión de caer, sácalo.
47 Mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos, ser echado al infierno.
48 Porque mejor es que tú mismo seas salvo, que ser echado al infierno con tu hermano, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Dios no es Dios de muertos, porque Él levanta a los muertos de sus sepulcros.
32 Por tanto, él no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; porque los levanta de sus sepulcros. Así que vosotros mucho erráis.
Jesús instituye el sacramento en memoria de Su cuerpo y de Su sangre.
20 Y mientras comían, Jesús tomó pan, y bendiciéndolo, lo partió y les dio, y dijo: Tomad y comed.
21 He aquí, esto es para que lo hagáis en memoria de mi cuerpo, porque todas las veces que hagáis esto recordaréis esta hora en que estuve con vosotros.
22 Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, y bebieron todos de ella.
23 Y les dijo: Esto es en memoria de mi sangre que por muchos es derramada, y el nuevo convenio que os doy; porque daréis testimonio de mí a todo el mundo.
24 Y siempre que realicéis esta ordenanza, me recordaréis en esta hora en que estuve con vosotros, y bebí con vosotros de esta copa, sí, la última vez en mi ministerio.
25 De cierto os digo: De esto daréis testimonio, porque no beberé más del fruto de la vid con vosotros, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
26 Y ellos se entristecieron, y lloraron por él.
En Getsemaní, aun los Doce no comprendían por entero la misión de Jesús como el Mesías.
36 Y llegaron al lugar que se llama Getsemaní, que era un huerto; y los discípulos comenzaron a afligirse y a angustiarse, y a quejarse en su corazón, preguntándose si ese era el Mesías.
37 Y Jesús, conociendo sus corazones, dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entretanto que yo oro.
38 Y llevó consigo a Pedro, y a Jacobo y a Juan, y los reprendió, y les dijo: Mi alma está muy triste, sí, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
Dos ángeles saludan a las mujeres en el sepulcro del Salvador.
3 Pero cuando miraron, vieron la piedra ya removida (que era muy grande) y a dos ángeles sentados sobre ella, cubiertos de largas ropas blancas, y se espantaron.
4 Pero los ángeles les dijeron: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron;
5 e id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
6 Y ellas, entrando en el sepulcro, vieron el lugar donde habían puesto a Jesús.
Zacarías, el padre de Juan el Bautista, desempeña deberes del sacerdocio.
8 Y mientras él ejercía el oficio de sacerdote delante de Dios, según el orden de su sacerdocio,
En el templo, los doctores de la ley escuchan a Jesús y le hacen preguntas.
46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, y estos le oían y le hacían preguntas.
Cristo vendrá tal como se ha profetizado a traer salvación a Israel y a los gentiles. En la plenitud de los tiempos, Él vendrá de nuevo a juzgar al mundo.
4 Como está escrito en el libro del profeta Isaías, y estas son las palabras, que dicen: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
5 Pues he aquí, él vendrá, como se halla escrito en el libro de los profetas, para quitar los pecados del mundo, y para traer salvación a las naciones paganas, para recoger a los que se han perdido, que son del redil de Israel;
6 sí, aun a los dispersos y atribulados; y también para preparar el camino, y hacer posible la predicación del evangelio a los gentiles;
7 y para ser una luz a todos los que se hallan en tinieblas, hasta los confines de la tierra; a fin de llevar a cabo la resurrección de los muertos, y ascender a lo alto, para morar a la diestra del Padre,
8 hasta el cumplimiento del tiempo; y serán sellados la ley y el testimonio, y nuevamente se entregarán al Padre las llaves del reino;
9 a fin de administrar justicia a todos; para descender en juicio sobre todos, y para convencer a todos los impíos de sus hechos inicuos que han cometido; y todo esto en el día en que él venga;
10 porque es un día de poder; sí, todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; y los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados;
11 y verá toda carne la salvación de Dios.
Se cuidaba de los pobres con la abundancia del tesoro. Los publicanos (cobradores de impuestos) no debían tomar más de lo establecido por la ley.
19 Porque bien lo sabes, Teófilo, que conforme a la manera de los judíos, y según la costumbre de su ley de recibir dinero en el tesoro, para que de la abundancia que se recibiese, se suministrase a los pobres, a cada uno su parte;
20 Y también los publicanos seguían esta costumbre, por lo que Juan les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
Jesús enseña que es preferible sobrellevar la persecución a contender con un enemigo.
29 Y al que te golpee en la mejilla, preséntale también la otra; o, en otras palabras, es preferible presentar la otra mejilla a injuriar a la vez. Y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 Porque es preferible que dejes que tu enemigo te quite estas cosas a que contiendas con él. De cierto os digo: Vuestro Padre Celestial que ve en secreto, traerá a juicio a ese malvado.
No vale la pena ganar las riquezas del mundo y perder la propia alma.
24 Porque todo el que quiera salvar su vida debe estar dispuesto a perderla por causa de mí; y todo el que esté dispuesto a perder su vida por causa de mí, este la salvará.
25 Pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo, y no recibe a aquel a quien Dios ha ordenado, y pierde su propia alma, y él mismo viene a ser desechado?
La plenitud de las Escrituras es la llave de la ciencia.
53 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave de la ciencia, la plenitud de las Escrituras; vosotros mismos no entrasteis en el reino, y a los que entraban se lo impedisteis.
Jesús explica que la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada.
9 Pero el que me niegue delante de los hombres será negado delante de los ángeles de Dios.
10 Ahora bien, sus discípulos entendieron que había dicho eso porque ellos habían hablado mal en contra de él delante de la gente, pues temían confesarle delante de los hombres.
11 Y discutían entre sí, diciendo: Él conoce nuestros corazones, y habla para nuestra condenación, y no seremos perdonados. Mas él les respondió y les dijo:
12 A todo aquel que diga palabra contra el Hijo del Hombre, y se arrepienta, le será perdonado; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
Jesús enseña que Sus siervos siempre deben estar preparados para Su venida.
41 Pues, he aquí, él viene a la primera vigilia de la noche, y también vendrá a la segunda vigilia, y vendrá otra vez a la tercera vigilia.
42 Y de cierto os digo: Él ya ha venido, como se ha escrito de él; y también cuando venga a la segunda vigilia, o [cuando] venga a la tercera vigilia, bienaventurados son aquellos siervos a los que, cuando él venga, los halle haciendo así;
43 porque el Señor de esos siervos se ceñirá y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.
44 Y de cierto os digo estas cosas, para que sepáis esto, que la venida del Señor es como ladrón en la noche.
45 Y es semejante al hombre que es padre de familia, el que, si no vigila sus bienes, viene el ladrón a la hora que no sabe, y se lleva sus bienes, y los divide entre sus compañeros.
46 Y ellos dijeron entre sí: Si supiese el padre de familia a qué hora habría de venir el ladrón, velaría y no dejaría saquear su casa y sufrir la pérdida de sus bienes.
47 Y él les dijo: De cierto os digo, vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, vendrá el Hijo del Hombre.
48 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?
49 Y dijo el Señor: Hablo a aquellos a quienes el Señor pondrá de gobernantes sobre su casa, para dar a tiempo a sus hijos su ración.
50 Y dijeron ellos: ¿Quién es, pues, ese siervo fiel y prudente?
51 Y el Señor les dijo: Es aquel siervo que vigila, para dar a tiempo su ración.
52 Bienaventurado aquel siervo a quien, cuando su Señor venga, le halle haciendo así.
53 En verdad os digo que él le pondrá sobre todos sus bienes.
54 Pero el siervo malo es aquel a quien no se halle velando. Y si ese siervo no se halla velando, dirá en su corazón: Mi Señor tarda en venir, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse.
55 Vendrá el Señor de aquel siervo el día en que no espera y a la hora en que no sabe, y le castigará y pondrá su parte con los incrédulos.
56 Y aquel siervo que sabía la voluntad de su Señor y no se preparó para la venida de su Señor, ni hizo conforme a su voluntad recibirá muchos azotes.
57 Pero el que no sabía la voluntad de su Señor, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que el Señor le haya encomendado mucho, más le pedirán los hombres.
Los que conocen a Moisés y a los profetas creen en Jesús.
35 Entonces algunos de ellos vinieron a él, diciendo: Maestro Bueno, tenemos a Moisés y a los profetas, y todo el que viva por ellos, ¿no tendrá vida?
36 Y Jesús respondió, diciendo: Vosotros no conocéis a Moisés, ni a los profetas, porque si los hubieseis conocido, habrías creído en mí; pues para esto fueron escritos. Porque soy enviado para que tengáis vida. Por tanto, lo compararé a la sal que es buena;
37 pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se sazonará?
La ley y los profetas testifican de Jesús. Los fariseos buscan destruir el reino. Jesús presenta la parábola del rico y Lázaro.
16 Y le dijeron: Tenemos la ley y los profetas; pero en cuanto a este hombre, no le recibiremos para que nos gobierne, porque se hace juez sobre nosotros.
17 Entonces les dijo Jesús: La ley y los profetas testifican de mí; sí, y todos los profetas que han escrito, aun hasta Juan, han anunciado estos días.
18 Desde entonces, el reino de Dios es anunciado, y todos los que buscan la verdad se esfuerzan por entrar en él.
19 Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley.
20 ¿Y por qué enseñáis la ley, y negáis lo que está escrito; y condenáis a aquel a quien el Padre ha enviado para cumplir la ley, a fin de que todos seáis redimidos?
21 ¡Oh necios!, porque habéis dicho en vuestro corazón: No hay Dios. Y pervertís el camino recto; y el reino de los cielos padece violencia por causa de vosotros, y perseguís al manso; y en vuestra violencia procuráis destruir el reino, y os lleváis a los hijos del reino por la fuerza. ¡Ay de vosotros, adúlteros!
22 Y nuevamente le injuriaron, enfurecidos porque les había dicho que eran adúlteros.
23 Mas él continuó, diciendo: Todo el que repudia a su esposa y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la repudiada del marido comete adulterio. De cierto os digo, os compararé al hombre rico.
El reino de Dios ya ha venido.
21 Ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque, he aquí, el reino de Dios ya ha venido a vosotros.
Jesús relata la parábola de las águilas para explicar el recogimiento de Sus santos en los últimos días.
36 Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor, serán llevados?
37 Y él les dijo: Donde el cuerpo se hubiere recogido, o, en otras palabras, donde los santos se hubieren recogido, allí se juntarán también las águilas, o sea, allí será recogido el resto.
38 Esto dijo él, dando a entender el recogimiento de sus santos, y de ángeles que descenderían y recogerían al resto junto con ellos: el uno de la cama, el otro del molino y el otro del campo, dondequiera que él disponga.
39 Porque de cierto habrá nuevos cielos, y nueva tierra, en donde morará la rectitud.
40 Y no habrá cosa inmunda, porque la tierra, habiendo envejecido, así como una vestidura, habiéndose corrompido, por consiguiente desaparece, y el estrado de los pies permanece santificado, limpio de todo pecado.
El confiar en las riquezas impide a la persona entrar en el reino de Dios.
27 Y él les dijo: Es imposible que entren en el reino de Dios los que confían en las riquezas; pero es posible para Dios que entre el que abandona las cosas de este mundo.
Jesús habla de algunas señales de Su venida.
24 Y estas cosas les habló acerca de la destrucción de Jerusalén. Y entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿qué nos dices de tu venida?
25 Y él les respondió y dijo: En la generación en que se cumplan los tiempos de los gentiles, habrá señales en el sol, y en la luna y en las estrellas; y en la tierra habrá angustia de las naciones y confusión semejantes al bramido del mar y de las olas. La tierra también será sacudida, y las aguas del gran abismo;
26 desfalleciendo los hombres a causa del temor y de la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.
Todo se cumplirá cuando se cumplan los tiempos de los gentiles.
32 De cierto os digo, esta generación, la generación en que se cumplan los tiempos de los gentiles, no pasará hasta que todo esto acontezca.
Jesús pide que se perdone a los soldados romanos que le están crucificando.
35 Entonces dijo Jesús: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (refiriéndose a los soldados que le crucificaron). Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Las mujeres ven a dos ángeles en el sepulcro de Jesús.
2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro, y a dos ángeles que estaban junto a él con vestiduras resplandecientes.
3 Y, al entrar en el sepulcro, y al no hallar el cuerpo del Señor Jesús, se quedaron perplejas por esto;
4 Y se asustaron e inclinaron el rostro a tierra. Mas he aquí, los ángeles les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
El evangelio de Jesucristo se ha predicado desde el principio. Juan el Bautista es el Elías que prepara el camino para Cristo, y Jesucristo es el Elías que restaura todas las cosas y por medio de quien viene la salvación.
1 En el principio fue predicado el evangelio por medio del Hijo. Y el evangelio era el verbo, y el verbo estaba con el Hijo, y el Hijo estaba con Dios, y el Hijo era de Dios.
2 Este estaba en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4 En él estaba el evangelio, y el evangelio era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 Y la luz resplandece en el mundo, y el mundo no la percibe.
6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
7 Este vino al mundo como testigo, para dar testimonio de la luz, para dar testimonio del evangelio por medio del Hijo a todos, a fin de que los hombres creyesen por medio de él.
8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz,
9 la cual era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,
10 sí, el Hijo de Dios. Aquel que en el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no le conoció.
11 A los suyos vino, y los suyos no le recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, solo a los que creen en su nombre les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios.
13 Él nació, no de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y el mismo Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de él y clamó, diciendo: Este es aquel de quien yo decía: El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo.
16 Porque en el principio era el Verbo, sí, el Hijo, que es hecho carne y enviado a nosotros por la voluntad del Padre. Y cuantos crean en su nombre recibirán de su plenitud. Y de su plenitud recibimos todos, sí, inmortalidad y vida eterna, por medio de su gracia.
17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la vida y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 Porque la ley fue según un mandamiento carnal, para la administración de la muerte; pero el evangelio fue según el poder de una vida sin fin, por medio de Jesucristo, el Hijo Unigénito, que se halla en el seno del Padre.
19 Y a Dios nadie le vio jamás, excepto el que ha dado testimonio del Hijo, pues si no es por medio de él, nadie puede ser salvo.
20 Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres?
21 Y confesó, y no negó que él era Elías; sino que confesó, diciendo: Yo no soy el Cristo.
22 Y le preguntaron, diciendo: ¿Cómo, pues, eres tú Elías? Y él dijo: Yo no soy aquel Elías que había de restaurar todas las cosas. Y ellos le preguntaron, diciendo: ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
23 Entonces le dijeron: ¿Pues quién eres?, para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
24 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
25 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
26 Entonces le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, el que había de restaurar todas las cosas, ni el profeta?
27 Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua, mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis;
28 él es aquel de quien doy testimonio. Él es el profeta, sí, Elías, el que ha de venir después de mí, el que es antes de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia, o sea, cuyo lugar yo no puedo ocupar, porque él bautizará no solamente con agua, sino con fuego y con el Espíritu Santo.
29 Al día siguiente, vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
30 Y Juan dio testimonio de él ante la gente, diciendo: Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón que es antes de mí, porque era primero que yo, y yo le conocí, y para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
31 Y Juan dio testimonio, diciendo: Cuando fue bautizado por mí, vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma y que reposó sobre él.
32 Y yo le conocí, porque el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y que reposa sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.
33 Y yo le he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
34 Estas cosas acontecieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Cefas quiere decir “vidente” o “piedra”.
42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas, que quiere decir vidente, o sea, piedra. Y eran pescadores. Y dejándolo todo al instante, siguieron a Jesús.
Los fariseos quieren matar a Jesús. Él efectúa algunos bautismos, pero Sus discípulos efectúan más.
1 De manera que cuando los fariseos oyeron decir que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan,
2 más diligentemente buscaron un medio para matarle; pues muchos recibían a Juan como profeta, mas no creían en Jesús.
3 Esto el Señor lo sabía, aunque él no bautizaba a tantos como sus discípulos,
4 porque él se lo permitía como ejemplo, prefiriéndose los unos a los otros.
Dios promete Su Espíritu a los verdaderos creyentes.
26 Porque a los tales Dios ha prometido su Espíritu. Y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
La voluntad del Padre es que todos reciban a Jesús. Los que hagan la voluntad de Jesús serán resucitados en la resurrección de los justos.
44 Ninguno puede venir a mí, si no hace la voluntad de mi Padre que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: Que recibáis al Hijo, porque el Padre da testimonio de él; y al que reciba el testimonio, y haga la voluntad del que me envió, yo le resucitaré en la resurrección de los justos.
Jesús lava los pies de los Apóstoles para cumplir la ley de los judíos.
8 Pedro le dijo: No hay necesidad de que me laves los pies. Le respondió Jesús: Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.
9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
10 Jesús le dijo: El que se ha lavado las manos y la cabeza, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Esta era la costumbre de los judíos bajo su ley; por tanto, Jesús hizo esto para que la ley se cumpliese.
El príncipe de las tinieblas, o sea, Satanás, es de este mundo.
30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de las tinieblas, que es de este mundo, y él no tiene poder sobre mí, mas tiene poder sobre vosotros.
Los que están con Pablo en el momento de la conversión de este ven la luz, pero no oyen la voz del Señor ni le ven.
7 Y los que iban con él vieron en verdad la luz, y tuvieron miedo; pero no oyeron la voz del que le habló.
El tribuno desata a Pablo de las cadenas.
29 Así que, enseguida se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno también tuvo temor al saber que era ciudadano romano, por haberle atado y le soltó de las cadenas.
30 Y al día siguiente, queriendo saber con certeza la causa por la cual era acusado por los judíos, mandó venir a los principales de los sacerdotes y a todo el concilio; y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.
Pablo enseña que una persona no puede hacer lo malo para que venga lo bueno.
5 Y si permanecemos en nuestra injusticia y hacemos resaltar la justicia de Dios, ¿cómo osamos decir: Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre que teme a Dios).
6 De ninguna manera, porque de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?
7 Pero si por mi mentira (como lo llaman los judíos), la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aun así soy yo juzgado como pecador? ¿Y no me reciben? Porque somos calumniados;
8 algunos afirman que nosotros decimos (cuya condenación es justa): Hagamos lo malo para que venga lo bueno. Pero esto es falso.
El hombre puede ser salvo solamente por la gracia de Jesucristo y no por las obras relacionadas con la observancia de la ley de Moisés.
2 Porque si Abraham fue justificado por la ley de las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
3 Porque, ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
4 Pero al que es justificado por la ley de las obras, se le cuenta el salario no como gracia, sino como deuda.
5 Mas al que no busca ser justificado por la ley de las obras, [sino que] cree en aquel que no justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
La fe y las obras, por medio de la gracia, son necesarias para la salvación.
16 Por tanto, sois justificados por la fe y las obras, por medio de la gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para los que son de la ley, sino también para los que son de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros,
Solamente Cristo tiene poder para cambiar permanentemente el alma de los hombres para bien.
5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, que no eran conforme a la ley, actuaban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
6 Pero ahora estamos libres de la ley a la cual estábamos sujetos, habiendo muerto para la ley, de modo que sirvamos en novedad de espíritu, y no en lo viejo de la letra.
7 ¿Qué, pues, diremos? ¿La ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí el pecado, sino por la ley, y tampoco hubiera conocido la lujuria, si la ley no dijera: No codiciarás.
8 Pero el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda concupiscencia; porque sin la ley el pecado está muerto.
9 Así que, yo sin transgresión de la ley viví en un tiempo; pero venido el mandamiento de Cristo, el pecado revivió, y yo morí.
10 Y cuando no creí en el mandamiento de Cristo que vino, que era para vida, hallé que me condenaba para muerte.
11 Porque el pecado, tomando ocasión, negó el mandamiento, y me engañó; y por él yo fui muerto.
12 No obstante, hallé que la ley era santa, y que el mandamiento era santo, y justo y bueno.
13 ¿Entonces, ¿lo que es bueno vino a ser muerte para mí? No; sino que el pecado, para mostrarse como pecado por medio de lo que es bueno produjo en mí la muerte, para que, mediante el mandamiento, el pecado llegase a ser pecaminoso en extremo.
14 Porque sabemos que el mandamiento es espiritual; pero cuando me hallaba bajo la ley, yo era carnal aún, vendido a la esclavitud del pecado.
15 Pero ahora soy espiritual, porque lo que se me manda hacer, hago; y lo que se me manda no entender, no entiendo.
16 Porque lo que sé que no es recto, no quiero hacer; porque lo que es pecado, aborrezco.
17 Si no hago, pues, lo que no quiero entender, apruebo que la ley es buena, y no soy condenado.
18 De manera que ya no soy yo quien comete pecado, sino que procuro vencer el pecado que mora en mí.
19 Y yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo, sino únicamente en Cristo.
20 Porque el bien que yo habría hecho cuando estaba bajo la ley, hallo que no es bueno; por tanto, no lo hago.
21 Pero el mal que no quiero hacer bajo la ley, hallo que es bueno; eso hago.
22 Y si hago, con la ayuda de Cristo, lo que no quiero hacer bajo la ley, no estoy bajo la ley; y ya no procuro hacer el mal, sino vencer el pecado que mora en mí.
23 Así que, hallo que bajo la ley, cuando quería hacer el bien, el mal estaba en mí; porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios.
24 Y ahora veo otra ley, que es el mandamiento de Cristo, y se ha grabado en mi mente.
25 Pero mis miembros se rebelan contra la ley de mi mente, y me llevan cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
26 Y si no venzo el pecado que está en mí, y con la carne obedezco la ley del pecado, ¡miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
27 Gracias doy a Dios, por medio de Jesucristo Señor nuestro, tanto así, que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios.
Aquellos que siguen la senda de la carne no pueden agradar a Dios.
8 De modo que los que estén en pos de la carne no pueden agradar a Dios.
Jesucristo santifica a los justos en preparación para su salvación.
29 Porque al que antes conoció, también predestinó para que fuese hecho conforme a su propia imagen, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y al que predestinó, a este también llamó; y al que llamó, a este también santificó; y al que santificó, a este también glorificó.
Los que honran a las autoridades civiles engrandecen y perfeccionan su honor a Dios.
6 Pues por esto pagáis también a ellos vuestras consagraciones, porque son servidores de Dios que se dedican continuamente a esto mismo.
7 Pero primero, pagad a todos lo que debéis, de acuerdo con la costumbre: al que tributo, tributo, al que impuesto, impuesto, para que vuestras consagraciones se hagan con temor al que se debe temer, y con honra al que se debe honrar.
Pablo enseña que el matrimonio es aconsejable. Sin embargo, los que son llamados a ser misioneros sirven mejor a Dios si permanecen solteros durante su ministerio.
1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, diciendo: Bueno le sería al hombre no tocar mujer.
2 Pero yo os digo, que para evitar las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
5 No os apartéis el uno del otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en el ayuno y en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, que el hombre se quede como está a fin de que haga mayor bien.
29 Mas yo os hablo a vosotros, los que sois llamados al ministerio. Porque esto digo, hermanos: El tiempo que queda es corto, en que seréis enviados al ministerio. Resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuvieran, porque sois llamados y escogidos para efectuar la obra del Señor.
30 Y los que lloran, será como si no llorasen; y los que se regocijan, como si no se regocijasen; y los que compran, como si no poseyesen.
31 Y los que disfrutan las cosas de este mundo, como si no las disfrutasen; porque la forma actual de este mundo pasará.
32 Mas quisiera, hermanos, que magnificaseis vuestro llamamiento. Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas que son del Señor, de cómo agradar al Señor; por tanto, prevalece;
33 pero el casado se preocupa por las cosas que son del mundo, de cómo agradar a su esposa; existe, por tanto, diferencia, porque se ve impedido.
38 Así que, el que se da a sí mismo en casamiento, bien hace; y el que no se da a sí mismo en casamiento, hace mejor.
En la Resurrección, hay tres grados de gloria.
40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrestres, y cuerpos telestiales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres, y otra la de los telestiales.
Pablo aconseja a los santos no vivir según la carne.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante ya no vivimos según la carne; sí, aunque una vez vivimos según la carne, desde entonces hemos conocido a Cristo, y ya no vivimos más según la carne.
Moisés es el mediador del primer convenio, o sea, la ley. Jesucristo es el mediador del nuevo convenio.
19 Entonces, la ley fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la descendencia a quien fue hecha la promesa en la ley dada a Moisés, quien fue ordenado por medio de ángeles para ser el mediador de este primer convenio (la ley).
20 Y este mediador no era [el mediador] del nuevo convenio, [porque] hay un mediador del nuevo convenio, que es Cristo, como se ha escrito en la ley concerniente a las promesas hechas a Abraham y a su descendencia. Así es que Cristo es el mediador de la vida, porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham.
El enojo injusto es pecado.
26 ¿Podéis airaros, y no pecar? No se ponga el sol sobre vuestro enojo,
Los mandamientos de los hombres podrían tener valor en la enseñanza de cosas tales como la autodisciplina, pero ni honran a Dios, ni salvan al hombre.
21 que proceden de doctrinas y mandamientos de hombres, que os enseñan a no utilizar, ni comer, ni tocar; todas las cuales son cosas destinadas a perecer con el uso mismo?
22 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en el culto voluntario, y en humildad, y en el duro trato del cuerpo en lo que respecta a los apetitos de la carne, pero no sirven de nada para honrar a Dios.
Los justos que estén vivos a la venida del Señor no tendrán ventaja sobre los muertos justos.
15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que los que estén vivos a la venida del Señor no precederán a los que queden hasta la venida del Señor, los cuales duermen.
Satanás ocasionará la apostasía antes de que el Señor vuelva.
2 que no cambiéis fácilmente vuestro modo de pensar, ni os conturbéis por carta, salvo que la recibáis de nosotros; ni por espíritu ni por palabra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
3 No os engañe nadie de ninguna manera, porque antes vendrá la apostasía, y se manifestará el hombre de pecado, el hijo de perdición,
7 porque ya está actuando el misterio de la iniquidad; y él es el que ahora actúa, y Cristo le permite actuar, hasta que se cumpla el tiempo en que sea quitado de en medio.
8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, al que el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida.
9 Sí, el Señor, el mismo Jesús, cuya venida no se efectuará sino hasta después que venga la apostasía, por obra de Satanás con todo poder, y señales y prodigios mentirosos.
Cristo es el Unigénito Hijo y el Mediador.
4 el que quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad que se halla en Cristo Jesús, que es el Unigénito Hijo de Dios, y ha sido ordenado para ser el Mediador entre Dios y el hombre; que es un solo Dios y tiene poder sobre todos los hombres.
La Iglesia está basada en el principio fundamental de que Jesús se convirtió en un ser mortal, enseñó el Evangelio y regresó a Su Padre. Nota: El cambio sutil en los siguientes versículos pone énfasis en que la “columna y el apoyo de la verdad” es Jesucristo.
15 para que si no voy pronto, sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente.
16 Es columna y apoyo de la verdad (e indiscutiblemente, grande es el misterio de la divinidad:) Dios fue manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto por los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo y recibido arriba en gloria.
Aquellos en quienes mora la luz de la inmortalidad (el Evangelio) pueden ver a Jesús.
15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, a quien sean la honra y el poder sempiterno.
16 A quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, a quien ningún hombre puede acercarse, sino únicamente aquel en quien moran la luz y la esperanza de la inmortalidad.
Los ángeles son espíritus ministrantes.
6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios, que hace a sus ministros llama de fuego.
7 Y de los ángeles dice: Los ángeles son espíritus ministrantes.
Los que endurecen su corazón no serán salvos; los que se arrepienten entrarán en el reposo del Señor.
3 Porque entramos en el reposo los que hemos creído, de la manera que dijo: Como juré en mi ira: [Si] endurecen su corazón no entrarán en mi reposo; también he jurado: Si no endurecen su corazón, entrarán en mi reposo; aunque las obras de Dios estaban preparadas (o acabadas) desde la fundación del mundo.
Los principios de la doctrina de Cristo conducen a la perfección.
1 Por tanto, sin dejar el comienzo de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios,
2 de la doctrina de bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
3 Y seguiremos adelante hacia la perfección si Dios lo permite.
4 Porque él ha hecho imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios, y de los poderes del mundo venidero,
6 y cayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, puesto que crucifican de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a vituperio.
7 Porque viene el día en que la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa [para] aquellos que en ella moran, por los cuales es labrada, los que ahora reciben bendiciones de Dios, será purificada con fuego.
8 Porque la que produce espinos y abrojos es reprobada, y está próxima a ser maldecida; por tanto, los que no dan buenos frutos serán echados al fuego, pues su fin es ser quemados.
9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.
10 Porque Dios no es injusto, por lo que no olvidará vuestra obra [ni] el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo ministrado y ministrando aún a los santos.
Melquisedec fue sacerdote según el orden del Hijo de Dios. Todos los que reciben este sacerdocio pueden llegar a ser como el Hijo de Dios.
3 Porque este Melquisedec fue ordenado sacerdote según el orden del Hijo de Dios, orden que era sin padre, sin madre, sin genealogía, que no tiene principio de días, ni fin de vida. Y todos los que son ordenados a este sacerdocio son hechos semejantes al Hijo de Dios, permaneciendo sacerdotes para siempre.
La ley preparó a las personas para Jesús, que es el “el fiador de un mejor testamento”.
19 Porque la ley se administró sin juramento y nada perfeccionó, sino que fue solo la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
20 Y [como] este sumo sacerdote no fue sin juramento, por tanto, Jesús fue hecho el fiador de un mejor testamento.
21 (Porque en verdad los otros sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero este, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec);
Jesús se ofrece a Sí mismo como un sacrificio sin pecado por nuestros pecados.
25 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, sin mancha, limpio, apartado de los pecadores y hecho gobernante sobre los cielos;
26 y no como los otros sumos sacerdotes que cada día ofrecían sacrificios, primero por sus propios pecados, y luego por los pecados del pueblo, porque él no necesitó ofrecer sacrificio por sus propios pecados, porque no conoció pecado, sino por los pecados del pueblo. Y esto lo hizo una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
La fe es la certeza de las cosas que se esperan.
1 Ahora bien, la fe es la certeza de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven.
Los fieles que son atormentados por causa de Cristo obtienen la primera resurrección.
35 Las mujeres recibieron a sus muertos levantados a vida otra vez; mas otros fueron atormentados, no aceptando la liberación, a fin de obtener la primera resurrección.
Son las aflicciones y no las tentaciones las que nos ayudan a santificarnos.
2 Hermanos míos, tenedlo como gozo pleno cuando caigáis en muchas aflicciones;
Los miembros no deben estimar a una persona más que a otra.
1 Hermanos míos, no podéis tener la fe de nuestro Señor Jesucristo, el Señor de gloria, y hacer acepción de personas.
La fe sin obras es muerta y no puede salvar.
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
15 Pero, alguno dirá: Yo te mostraré que tengo fe sin obras; pero yo le digo: Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
16 Pues si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del sustento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, abrigaos y saciaos, pero no les da las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿de qué aprovechará tu fe a esas personas?
17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Por tanto, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta y no te salvará?
19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan; tú te has hecho como ellos, y no eres justificado.
20 ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
21 ¿No ves que las obras actuaron juntamente con su fe, y que la fe se perfeccionó por las obras?
Algunos de los espíritus encarcelados eran inicuos en los días de Noé.
20 algunos de los cuales fueron desobedientes en los días de Noé, cuando esperaba la paciencia de Dios, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El Evangelio se predica a los muertos.
6 Por esto, se predica el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el espíritu según la voluntad de Dios.
La caridad nos ayuda a evitar el pecar.
8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad evita multitud de pecados.
En los últimos días, muchas personas negarán al Señor Jesucristo. Cuando Él venga, ocurrirán muchas calamidades naturales. Si perseveramos en la rectitud, recibiremos una tierra nueva.
3 Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias.
4 Negando al Señor Jesucristo y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas deben permanecer como son, y han permanecido como son desde el principio de la creación.
5 Ellos desconocen voluntariamente que en el tiempo antiguo los cielos, y la tierra [que está] en el agua y fuera del agua fueron creados por la palabra de Dios;
6 Y por la palabra de Dios, el mundo de entonces pereció anegado en agua;
7 pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
8 Pero acerca de la venida del Señor, oh amados, no deseo que ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
9 El Señor no se tarda en cumplir su promesa ni su venida, como algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos se estremecerán, y también la tierra temblará, y los collados se derretirán, y pasarán con gran estruendo, y los elementos serán saturados [de calor abrasador], y la tierra también será saturada, y las obras corruptibles que en ella hay serán quemadas.
11 Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas, ¿qué clase de personas habéis de ser en santa conducta y en piedad,
12 esperando y preparándoos para el día de la venida del Señor, en el cual las cosas corruptibles de los cielos, siendo encendidas, serán deshechas, y los collados se derretirán con calor abrasador?
13 Pero si perseveramos, seremos preservados según su promesa. Y esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales more la justicia.
Cristo es nuestro abogado para con el Padre si nos arrepentimos.
1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; mas si alguno hubiere pecado y se hubiere arrepentido, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Todo aquel que es nacido de Dios no persiste en el pecado.
9 Todo aquel que es nacido de Dios, no persiste en el pecado, porque el Espíritu de Dios permanece en él; y no puede persistir en el pecado, porque es nacido de Dios, habiendo recibido aquel santo Espíritu de la promesa.
Solo los que creen en Dios pueden verle.
12 Nadie ha visto jamás a Dios, salvo los que creen. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Juan el Apóstol recibe las profecías en el libro del Apocalipsis. Le visitan Jesucristo y un ángel.
1 La revelación de Juan, siervo de Dios, que le fue dada por Jesucristo, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto, y que él declaró y envió por medio de su ángel a Juan su siervo,
2 quien ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto.
3 Bienaventurados los que leen, y los que oyen y entienden las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo de la venida del Señor está cerca.
4 Y este es el testimonio de Juan a los siete siervos que están encargados de las siete iglesias que están en Asia: Gracia a vosotros y paz del que es y que era y que ha de venir, que ha enviado a su ángel de delante de su trono, para testificar a los que son los siete siervos sobre las siete iglesias.
5 Por tanto, yo, Juan, el testigo fiel, doy testimonio de las cosas que el ángel me entregó, y de Jesucristo, el primogénito de los muertos, y Príncipe de los reyes de la tierra.
6 Y al que nos ama, sea la gloria; el que nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios, su Padre. A él sean gloria y dominio para siempre jamás. Amén.
7 Porque he aquí que viene en las nubes con diez millares de sus santos en el reino, vestido de la gloria de su Padre. Y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Así sea. Amén.
8 Porque él dice: Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Los inicuos son arrojados al infierno.
22 He aquí, yo la arrojo al infierno, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de sus obras.
Los que venzan al mundo mediante la obediencia a los mandamientos de Cristo en el mundo venidero regirán reinos con fe, con equidad y con justicia.
26 Y al que venciere, y guardare mis mandamientos hasta el fin, yo le daré potestad sobre muchos reinos;
27 y los regirá con la palabra de Dios; y estarán en sus manos como vasos de barro en las manos del alfarero; y él los gobernará con fe, con equidad y con justicia, como también yo la he recibido de mi Padre.
Doce siervos de Dios son enviados a toda la tierra.
6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como muerto, que tenía doce cuernos y doce ojos, los cuales son los doce siervos de Dios enviados por toda la tierra.
Juan explica los símbolos de la mujer, del hijo, de la vara de hierro, del dragón y de Miguel. La guerra que comenzó en el cielo continúa en la tierra. Téngase en cuenta el cambio en la secuencia de los versículos de la TJS.
1 Y apareció una gran señal en el cielo a semejanza de las cosas de la tierra: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
2 Y estando la mujer encinta, clamaba con dolores de parto y sufría por dar a luz.
3 Y ella dio a luz un hijo varón que había de regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.
4 Y apareció otra señal en el cielo: y he aquí, un gran dragón rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas, siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que había dado a luz, listo para devorar a su hijo después que hubiese nacido.
5 Y la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios, para que allí la sustentasen durante mil doscientos sesenta años.
6 Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles contra Miguel;
7 y el dragón no prevaleció contra Miguel, ni contra el hijo ni contra la mujer, que era la iglesia de Dios, la que había sido aliviada de sus dolores y dado a luz el reino de nuestro Dios y su Cristo.
8 Ni fue hallado más lugar en el cielo para el gran dragón, que fue lanzado fuera, la serpiente antigua, que se llama Diablo y que también se llama Satanás, quien engaña a todo el mundo; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
9 Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora han venido la salvación, y el poder, y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo;
10 porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
11 Porque ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra de su testimonio, y no amaron sus propias vidas, y conservaron el testimonio aun hasta sufrir la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.
12 Y después de estas cosas, oí otra voz que decía: ¡Ay de los moradores de la tierra, sí, y de los que habitan sobre las islas del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo gran ira, pues sabe que tiene poco tiempo.
13 Porque cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
14 Por tanto, le fueron dadas a la mujer las dos alas de la gran águila, para que huyese de la presencia de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo.
15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, a fin de hacer que fuese arrastrada por el río.
16 Pero la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había arrojado de su boca.
17 Por lo que el dragón se enfureció contra la mujer; y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Dios se vale de la palabra de Cristo para herir a las naciones.
15 Y de su boca sale la palabra de Dios, y con ella herirá a las naciones; y él las regirá con la palabra de su boca; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
21 Y los demás fueron muertos con la palabra que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.